VOODOO
Orígenes históricos del Vudú
Orígenes históricos del Vudú. Esta tradición religiosa procede del valle del Nilo, por eso cuando estudiamos esta espiritualidad nos damos cuenta que sus seguidores tienen como en el valle del Nilo un solo dios, que está oculto y es insondable e huidizo llamado Mawu, cuyo significado apela al que nada ni nadie puede superar, el que está por encima de todo, Dios.
Son por tanto monoteístas.
De la misma manera que en el valle del Nilo, Mawu tiene una naturaleza dual masculina y femenina, eso le permite dotar a los seres, humanos animales o plantas con esa misma naturaleza, bien masculina o femenina
Al igual que en la visión religiosa de nuestros antepasados del valle del Nilo, dios o Mawu, es como un diamante. Es decir es único, como un diamante, pero como el diamante este tiene varias facetas con las que se manifiesta a sus criaturas y a la creación, la naturaleza, los seres, las cosas etc.
En el valle del Nilo a estas facetas del dios creador Mawu se le llama Osiris, Isis, Thot, etc y a estos los europeos les llaman dioses o deidades, no, son facetas, caras del único dios, Mawu.
Entre los seguidores de esta tradición sin embargo las facetas del creador a través de las cuales este se manifiesta se llaman Orisha como Yewe Sango, Sakpata, Legba, etc.
Esta tradición espiritual posee la misma visión del hombre que tenían nuestros antepasados en el valle del Nilo, por lo tanto para nuestros antepasados el ser humano no se compone solo de alma, cuerpo y espíritu, tres componentes, como se enseña comúnmente.
Bokonon, sacerdote adivino, con sus Jogbana, asistentes
Para nuestros antepasados a partir de la civilización faraónica, el ser humano se divide en nueve entidades ontológicas que son:
Eidjet o Shab, el cuerpo físico que se convierte en Khat, putrescible y corruptible después de la muerte
El Sahu, que es la entidad espiritual propia que envuelve el cuerpo físico
El Kahibit, la sombra unida al cuerpo físico que permanece invisible. Esta sombra se convierte en el Shout, cuando se separa del cuerpo para hacerse visible bajo el reflejo de la luz
Ba es el alma dinámica, móvil y volátil que protege a la momia e infunde aliento vital al hombre
El Ren, es el nombre usado por la persona. El nombre revela la esencia ontológica del hombre. Dar un nombre es pues algo de suma importancia. Por eso tradicionalmente y desde los albores de la humanidad los nombres no se ponen por casualidad
El Ka, es la fuerza vital trascendente, el receptáculo de la energía divina.
El Ib, no es el corazón tomado como un órgano, sino como el centro de la conciencia interna, como la cuna del pensamiento, el fundamento de las intenciones y las emociones que emanan del cuerpo físico.
El Sekhen, es la fuerza irresistible que protege y destruye al hombre.
El Akho, Akhou o Akou, es el espíritu luminoso y eterno inmortal del difunto resucitado.
BENÍN: El VUDÚ COMO RELIGIÖN
Capítulo I
Orígenes históricos del Vudú. Si más arriba hablamos de los antepasados, es a partir de aquí donde retomamos épocas más cercanas.
Es en el golfo de Benin, la parte del continente africano donde se sitúan los pueblos que tienen esa tradición espiritual, conocida en todo el mundo bajo el nombre de Vudú
Para ellos Agbaza es el cuerpo físico que se desintegra, putrescible y corruptible
Outou es la entidad espiritual personal que rodea el cuerpo físico
Ye es la sombra
Winsangu, es el alma móvil, dinámica
Jni, el nombre que revela el ser
Indon, es la fuerza vital, la fuerza de la vida trascendente, el receptáculo de la energía divina
Ai, es la conciencia íntima, la cuna del pensamiento
Honhnlon, la fuerza que protege y destruye
Se, es el espíritu inmortal imperecedero, el espíritu divino resucitado del difunto.
3 Admitiendo estos conceptos sobre el origen de esta ya aceptada religión, sería un despropósito pretender enumerar los tipos de vudú o clasificarlos de manera exhaustiva. Monseñor Robert Sastre intentó abordar la cuestión en “Les vudú dans la vie culturelle, sociale et politique du Sud Dahomey”. Honorat Aguessy hizo lo mismo en “Culturas vudú, Manifestaciones, Migraciones, Metamorfosis. Afrique, Caraïbes, Amériques”. Asumiendo estas importantes contribuciones, centraremos nuestro enfoque en el origen místico del vudú o vudús, basándonos en la forma propuesta por el padre Jacob Agossou ‘Mêdéwalé’ en “Gbêto et Gbêdoto”.
Estos conceptos tamizados o idealizados a través de los años y al paso de pueblos y regiones, se asientan finalmente en Benin conocido anteriormente como Dahomey, pequeño reino situado en el golfo de Guinea, cercado por el poderío de Nigeria en su flanco oriental y los reinos de Togo al oeste, con las cálidas aguas del océano Atlántico rompiendo a lo largo de sus playas bordeadas de palmeras.
Esta antigua colonia francesa es rica en historia colonial, siendo además el hogar de los pueblos que de Costa del Oro o de las Especias, pasó a llamarse ‘Costa de los Esclavos’. Y dentro de Benin, la ciudad de Ouidah, es el lugar del resurgimiento espiritual del Voodoo.
Este resurgir, admite a Mawu como Dios Creador que delega poderes en siete de sus hijos, a saber:
Sakpata : El hijo mayor de Mawu a quien se confió la tierra o Ayi, siendo el vudú o vodun de la tierra. Su poder es temible y aterrador. Sus atributos son el brazo portador de viruela, tijeras, una cadena y puntos negros, blancos y rojos. Sakpata tiene muchos hijos, entre ellos el vudú de la lepra, Ada Tangni, y de las llagas incurables, Sinji Aglosumato.
Xêvioso o Xêbioso: Vudú del cielo o Ji, siendo el vodun, que se manifiesta con el trueno y el relámpago. Él es el segundo hijo de Mawu y se considera un vudú de la justicia que castiga a los ladrones, los mentirosos, los delincuentes y malhechores. Sus atributos son el rayo, el hacha de doble filo, el carnero, el color rojo y el fuego. Xêvioso tiene varios hijos, incluyendo Sogbo, Aklobè y Avlékété.
Agbe: Este es el vudú del mar o To. También es conocido como Hu. Está representado por una serpiente, símbolo de todo lo que le da vida. Uno de sus poderosos hijos es Dan Toxosu que se manifiesta con el nacimiento de bebés deformes.
Gu: Este es el vudú de hierro y de la guerra. Él da al hombre sus diferentes tecnologías. Él es el vudú que no acepta la complicidad con el mal. Por lo tanto es capaz de matar a todos los cómplices en actos de infamia si se apela a él. Esto es potestad del Fon, rey o jefe, término que da nombre a la etnia mayoritaria de Benin, pero en el caso de los practicantes del vudú, también, sacerdote supremo, que imprecando Da gu, es el capacitado para impartir justicia.
Edad : Este quinto hijo de Mawu es el vudú de la agricultura y los bosques. Reina sobre los animales y las aves.
Jo: Este vudú se caracteriza por la invisibilidad. Él es el vudú del aire.
Legba: Este es el hijo menor de Mawu. Él no recibió ningún don de su padre, pues ya se había repartido todo entre sus hermanos mayores. Celoso, es quien a veces, quebranta las rígidas normas establecidas. Él es el vudú de lo impredecible, de lo que no puede ser asignado a cualquier otro. Se caracteriza por ser causante de los sucesos cotidianos imprevistos; todo lo que está más allá del bien y del mal. Junto a los hijos de Mawu, uno encuentra otros vudú, que son los protectores de los clanes e igualmente importantes. Estos son los Toxwyo: antepasados deificados del mismo nombre. Ellos mantienen un vínculo entre el mundo invisible y los seres humanos en su vida cotidiana.
Favi, muchacho en el rito de iniciación.
II capítulo
LA TEOLOGÍA EN EL VUDÚ De lo anterior, podemos clasificar el vudú de la siguiente manera: De acuerdo con la tradición vudú, hay un solo Dios supremo, que es conocido por diferentes nombres en diferentes partes del mundo. En Haití, por ejemplo, se le llama Bondye, que viene del francés ‘bon dieu’, que significa ‘buen dios’. Estos espíritus son conocidos como loa o lwa en Haití, donde los antropólogos que escriben sobre el vudú africano a menudo se refieren a ellos como espíritus o dioses. Dentro de estos espíritus, también existe una jerarquía. Hay loa muy poderosos, de entre los cuales algunos tienen sus propias ceremonias, fiestas, u otras celebraciones. También hay espíritus menores, que desempeñan diversas funciones en las diferentes regiones. Las comunidades e incluso algunas familias tienen su propio loa, como son los espíritus de los miembros de la familia o de la comunidad queridos o influyentes.
Los loa reciben su poder de Dios y de este obtienen la facultad de intercomunicación entre Él y sus fieles. Parte de la creencia vudú es que los loa se comunican con sus seguidores a través de la posesión. Los loa desplazan temporalmente el alma de su anfitrión, o medium, y toman el control de su cuerpo. Según esta creencia, el medium no puede sentir dolor o acabar lesionado mientras esté poseído.
Los loa hablan a través del medium, a menudo dando instrucciones, consejos o profecías de hechos futuros. A veces, un loa reprende a sus seguidores por no cumplir con sus deberes para con él, su familia o su comunidad. En algunas tradiciones del vudú, hay personas elegidas que tienen el privilegio de ser poseídas. En otros, el loa puede optar por poseer a cualquier persona en cualquier momento. Esta idea de que los espíritus poderosos o influyentes pueden poseer a la gente, une dos formas distintas de Voodoo. Uno existe principalmente en las partes norte y centro de la costa de África occidental. El otro se practica principalmente en Haití, así como en partes de Norteamérica y Centro y Sudamérica. Los libros que exploran una u otra forma a menudo explican la religión a través de una serie de historias o anécdotas en lugar de como un análisis sencillo. Hay varias razones para esto: El vudú es una tradición oral sin un texto sagrado primario, libro de oraciones o conjunto de rituales y creencias. En diferentes regiones, las prácticas del vudú, los nombres de los dioses y otros rasgos pueden variar considerablemente.
La religión hace uso de una gran cantidad de rituales y observancias, que afectan la vida de los seguidores en el día a día, pudiendo hacerse una amplia lista de observancias poco prácticas.
En muchos sentidos, el vudú es una religión personal. Sus seguidores tienen experiencias directas con los espíritus y loa, y estas experiencias pueden ser dramáticamente diferentes de un lugar a otro y de una persona a otra.
Después de estas investigaciones, parece importante hacer la pregunta: ¿Qué es exactamente el vudú?
III capítulo QUÉ ES EL VUDÚ Aquí, se nos abren diversas opciones: responder con lo que cree la inmensa mayoría de gente, condicionada por novelas o películas; lo que la gente ha creído ver ‘in situ’; lo que cree el adepto; lo que no cree el ilustrado turista accidental; y lo que al respecto se llega a plantear la ciencia; y eso solo como ejemplo. Las creencias religiosas, y esto lo es, se basan en la necesidad humana de dar respuesta a preguntas normalmente carentes de respuesta lógica. ¿Por qué se enfermó el niño o el ganado? ¿Por qué no llueve? ¿Por qué no para de llover? ¿Por qué mi mujer no tiene niños? ¿O qué he hecho yo para merecer esto? Y normalmente cualquier otra cosa o accidente que perturbe nuestra existencia. No somos dados a agradecer porque nos parece que a eso sí están obligados los dioses. Como mucho ese agradecimiento pasa por darnos un buen homenaje con divertimento de todo tipo asegurado, seguido de un buen banquete, en el que le ‘presentamos’ a la deidad una muestra de lo recolectado o conseguido, eso sí, bien envuelto, y ya está bien.
6 Las novelas y películas, malas normalmente, tiran del morbo al presentar esta religión, no olvidemos que lo es, como un tipo de magia donde al más infeliz se le subyuga condicionando su mente hasta convertirlo en un muerto, que vivo tan solo a nuestra voluntad, nos servirá sin pensarlo, entre otras cosas porque su mente es nuestra. A eso podemos sumar un muñeco al que podemos insertar astillas, clavos o agujas, para producir dolor en el cuerpo de alguien a quien queremos dañar porque sí, o para que recuerde que está a nuestra disposición.
Están también los que gustan de los trucos de magia. Ver cómo el ilusionista corta por la mitad con un serrucho a su exuberante ayudante, o como atraviesa con 36 espadas al amigo metido en la caja mientras este mueve brazo y pierna sin exhalar un suspiro. Y en otros casos, videos hay al efecto, en los que el ‘sacerdote’ introduce la mano en el desnudo cuerpo del ‘paciente’ arrancando de dentro de su abdomen aquel trozo de duodeno que le atormentaba o decía contenía un tumor cancerígeno, que una vez extraído y retirada la mano, cerraba y cicatrizaba la herida sin ninguna otra particularidad, ni tan siquiera gasa, y para casa. Y cómo no admirarnos de quien se come una botella de vidrio triturando los trozos entre sus dientes, o una bombilla con casquillo y filamentos incluidos.
O los incrédulos hasta de la existencia de la curvatura de la tierra, y aquí cabe el turista accidental, para los que todo es no, y entonces pensar que el que alguien pueda depositar su confianza en un ente intangible, inaudible e invisible está fuera de toda lógica existencial y que menuda ‘boutade’.
Y tras dejar respuestas incoherentes, que se hacen, y exageraciones no tan alejadas de la realidad, pasemos a las que con más coherencia, también se hacen: Realmente hay mucha buena gente que harta de infortunio, necesitan acogerse a lo insondable, por ver si en algún desconocido lugar existe respuesta a su problema. Es simplemente necesidad de resolver esos problemas de los que desconoce el origen o aun conociéndolo no encuentra la solución, y ahí, creyentes o no, estamos todos; y si esta es la religión que tengo más a mano, o de las que tengo a mano me parece más decente o eficaz pues recurro a ella.
7 Como casi todas las religiones teocráticas, esta lo es no lo olvidemos, se rigen por un código de obediencia hacia las facetas de la deidad o los espíritus, reflejado en sus ministros o sacerdotes terrenales, exactamente igual que cualquier otra. Dicha obediencia es de obligado cumplimiento porque si no es así, caerán sobre él no solo los males conocidos, sino también aquello que queda oculto, que va más allá de la imaginación, La obediencia debida, a veces con experiencias duras, no les deja exentos de realizar sacrificios de animales. Esto no tiene porqué ser necesariamente para solicitar fructíferas cosechas o ganar disputas, sino que mayoritariamente suele ser por el simple goce de resultar poseído.
Otra cosa a especificar es en qué consiste esa posesión, que en ninguna parte de África trata de subyugar a otro, sino que pasa por un estado de éxtasis comparable al que los místicos tenían en otras épocas en Europa, capaces incluso de levitar, aunque aquí y ahora no llegan a tanto y sí se surten de diversos tipos de alucinógenos, desde luego más naturales que los que producen el mismo efecto que los sintéticos y adictivos que se toman en otros civilizados mundos. Derivados de ibogaína o efedrina que a la llegada de los colonizadores mezclan con los ‘blancos’ destilados alcohólicos de los blancos.
Contrariamente a lo que la morbosa imaginación del blanco expresaba, estas gentes pretendían, y no me salgo de conclusiones tangenciales al resto de religiones, salir del paroxismo cotidiano de lo rutinario y adentrarse en lo tenido como sagrado. Eso, en todas las épocas, pasa por el ‘estaxis colectivo’, recordemos las respuestas masivas ante determinadas procesiones, Huelva, Sevilla, Madrid… o las convulsiones en iglesias en todo el continente americano, asiático y desde luego europeo. Este ‘éxtasis’ no tiene que fundamentarse en lo sexual, parece que ver un seno ya es indicativo de perversión sexual, y no hay componente de subordinación de la mujer como ser humano, aunque al desprenderse de su consciencia, como el hombre, se actúe dentro de la indisoluble parte animal de ambos. Es a voluntad, o mejor dicho, semiprivados de ella, pues la deidad no entiende de conceptos sino de la obligación de participar en los rituales con los componentes que entraña cada persona, espirituales y carnales. La realidad es, como han estudiado ilustres antropólogos de diversas especificidades, que los rituales bailados iniciado por el sacerdote, no solo atraen a las mujeres a la ‘histeria colectiva’: “rompiendo la monotonía y propiciando una euforia que conduce a los participantes a la ‘cura de lo psicosomático y mental’ mediante una locura que no deja de ser una cura a la locura”. Los pigmentos, ropajes y aspersiones realizadas sobre las o los integrantes del rito, disfrazan o enmascaran de alguna manera al participante mutándolo en alguien tan anónimo como especial.
En este punto, tras los estudios realizados, es admisible pensar que en orígen se inventara la deidad y culto para dar cabida a justificar ‘ritos’, exaltaciones colectivas, preexistentes.
Este tema, seguro que leído de corrido nos hace pensar en lo ‘incívicos’ que resultan, pero si lo comparamos en épocas similares y nos retrotraemos a ritos de nuestros civilizados antecesores, veríamos que comparados estos son ‘seres celestiales’. Pero ese apartado que sale de África y atañe a Europa, podemos abrirlo y debatirlo si a alguien le interesa.
8 IV capítulo DESVELANDO UNA INCÓGNITA No quiero dejar de lado una mera suposición personal. No hace mucho conocí de un síndrome, manifestación de una posible enfermedad, que llamaban de Cotard. Indagué en él y vi que se centraba en manifestaciones de posibles enfermos blancos, en el mundo de los blancos y tratados por especialistas blancos en ese mundo. Vi que nadie se preguntó, si ‘eso’ existía entre otras razas y ‘mundos’, comprobé que no. Que incluso no era negocio pues había otros síndromes más lucrativos, reconozco que en los últimos 25 años algo más se ha estudiado.
Es el síndrome de Cotard, al que los especialistas definen como “delirio de la no existencia”. Fue el neurólogo Jules Cotard en 1880 quien por primera atendió a una mujer que le manifestaba su carencia de determinados órganos vitales en su cuerpo y que por tanto ni sentía ni padecía. El describió este síndrome en el que la mujer llegado un punto, le comentó que era inmune a todo malestar o daño natural y por tanto inmortal.
Quienes padecen el síndrome tienden a negar todo aquello que les rodea, negando tanto su propia existencia, como la del mundo. Es el nihilismo existencial.
La intensidad del síndrome y su evolución, amplía o merma la percepción de la realidad del enfermo, en la que puede llegar a admitir, en función también de su conocimiento anatómico, de que órganos o percepciones de la realidad, hoy, tiene o carece.
“Los pacientes llegan a creer que sus órganos internos han paralizado toda función, que sus intestinos no funcionan, que su corazón no late, que no tienen nervios, ni sangre ni cerebro e incluso que se están pudriendo, llegando a presentar algunas alucinaciones olfativas que confirman su delirio, olores desagradables, como a carne en putrefacción, incluso pueden llegar a decir que tienen gusanos deslizándose sobre su piel”. Huarcaya y Podestá 2018.
Puede el afectado llegar a creer, así lo defiende, que él está muerto y que quien habla con él ‘consecuentemente’ también,
Creyéndose muerto, pero capaz de comunicarse con otros, da por supuesta su inmortalidad, y cataloga su existencia como de ‘alma en pena’. Recordemos que hablamos de un blanco y los conceptos básicos que como tal guarda en su memoria. “Se ha visto que la enfermedad aparece de forma repentina, es decir, no se relaciona con tener una condición psiquiátrica previa determinada, pero sí que se ha visto que su inicio viene asociado a una fase de ansiedad e irritabilidad. Además, si el síndrome posee una severidad intermedia, los pacientes suelen expresar por un lado sentimientos depresivos y, por otro, la sensación de la pérdida de sus capacidades de razonamiento”. Muñoz, J. 2009.
Los expertos dicen que el paciente puede llegar a poseer un nivel de negación de la realidad que incluso le puede hacer desear no existir. Y que el síndrome de Cotard en su espectro más amplio, comienza con la creencia del paciente de que parte de su cuerpo no existe y sobre todo, me imagino que por mor de algo de lucidez, de sus órganos internos.
A eso suman lo que llaman ‘síntomas accesorios’, siendo los más frecuentes la ‘analgesia’ incapacidad de sentir dolor, el ‘mutismo’ o silencio voluntario por parte del paciente, las ideas suicidas, la automutilación, y alucinaciones de todo tipo. Alguno añade que es un delirio típico de las depresiones más graves, psicóticas o delirantes, derivadas a veces de fármacos para enfermedades médicas o a tóxicos.
Young y Leafhead describen en 1995 un caso de síndrome de Cotard: “El paciente había sufrido daños cerebrales producidos por un accidente de moto. Los síntomas se dieron en el contexto de sensaciones más generales de irrealidad y de estar muerto. En enero de 1990, se le da el alta en el hospital de Edimburgo, trasladándose con su madre a Sudáfrica. Allí muestra estadios de terror creyéndose en el infierno, parece ser que por el calor, y haber muerto de septicemia y de sida, ambas cosas influenciadas en un caso por un infección tratada en el hospital y la otra por la lectura de un artículo en The Scotsman. A lo que añadía como otra causa a añadir los efectos de una sobredosis en una inyección contra la fiebre amarilla. Pensaba que se habían «apropiado del espíritu de mi madre para mostrarme el infierno», y que seguía dormido en Escocia”.
Richard Trenton Chase conocido como ‘El vampiro de Sacramento’, famoso asesino en serie norteamericano por haber matado a seis personas en un mes de las que reconoció haber bebido su sangre y consumido partes de sus cuerpos, fue diagnosticado, a posteriori, 1980, del síndrome de Cotard. Él se quejaba de que le habían extraído el hígado y le estaban robando las arterias por lo que su corazón dejaba de latir, lo que le llevaba a comer animales crudos para que su corazón siguiera latiendo. Además, decía convencido que sus huesos craneales se movían libremente transformando su cara, por lo que se afeitó la cabeza para que el pelo no impidiera la vista si esta se situaba en la coronilla o el mentón o alterara su voz, pudiendo además prever por donde iban a moverse los huesos.
Amigos, esto se ha diagnosticado como ya se ha dicho a blancos en mundo de blancos, por lo que aun con el morbo de algún caso concreto, se han dulcificado los comentarios sin entrar en las manifestaciones y acciones más crudas de los catalogados ya como enfermos de Cotard. Y tras esto me pregunto: ¿Qué pasaría si se estudiaran ‘determinados’ casos de posesión entre los africanos creyentes en estas religiones u otros rituales? Los casos de posesión relatados por aquellos misioneros que llegaron a África en el siglo XV y posteriores, hicieron famosos algunos rituales donde ellos solicitaban ayuda para mantenerse en lugares tan inhóspitos y entre gentes tan necesitadas de ser reconducidas, para lo que en los documentos que enviaban o desde los púlpitos cuando volvían, ‘explicaban’ el desenfreno y grado de depravación en que se hallaban sumidos. Y eso jamás tuvo una contrapartida, si no fue a peor pues degeneró en esclavitud que por citar un solo caso, España aunque refrendado en 1886 no abolió de facto hasta 1902, la última entre las naciones europeas. Esa lacra con que se encasilló al africano, parece que perdura, y aunque algún avispado ha convertido en medio de vida, no deja de haber quien mantiene su creencia y se sume en sus rituales y ‘posesiones’, convencido de que la providencia de su deidad le solucionará su demanda. Y dada la precariedad en la que aún se mantiene el continente africano, dudo que los expertos en psiquiatría que prestan su impagable ayuda en África, tengan tiempo para dejar cometidos más necesarios, que en ponerse a estudiar algo considerado como intrínseco en la mentalidad del africano, africano que tan poco podría pagarse un dictamen sobre la posibilidad de que su predisposición religiosa haya derivado a una enfermedad como esta. Y aunque someramente, necesitaríamos de muchos estudios como este para profundizar un poco más, pero explicados algunos conceptos sobre los rituales de posesión, volvamos a donde estábamos antes.
V capítulo TEODICEA DEL VODUN
Se puede decir que el vudú lo constituyen una clase especial de seres dependientes de Mawu. Ellos están por encima de la humanidad, pero no son Dios. Reconozcamos, junto con el experto, padre Barthélemy Adoukonou y mayoría de antropólogos y estudiosos, que la definición de vudú no es una tarea fácil, incluso para los adeptos al Vodun. Las expresiones que utiliza el Fon, sumo sacerdote, como: ‘vudú gongon, vudú d’ablu’, “el vudú es profundo, el vudú es oscuro”, lo dicen todo. Es por ello que, como Robert Sastre, dijo: “Hay que hacer referencia al contexto social y cultural que da lugar al vudú con el fin de comprender lo que el vudú es en realidad”. 10 El Xwégan jefe del clan y sacerdote supremo, camino de Ouídha. Benin 1993
Casi todos los pueblos del golfo de Benin, mantuvieron y mantienen esta tradición, ya aceptada como religión oficial. Podemos contar entre ellos a los pueblos Fon, Adja, Guam o Ewe, entre los que el término vudú en sí, no tiene ningún significado dentro de las lenguas de estos pueblos. Por lo que se estima que es un término generado posiblemente por los colonos europeos en América y trasladado a África, tras los múltiples viajes que realizaron transportando esclavos desde el siglo XVI al XVIII, fecha en la que ya se encuentran datos con ese nombre.
En vista de lo dicho anteriormente, se plantean ciertas preguntas: debido a las implicaciones prácticas que ilustran sus manifestaciones: ¿Puede el vudú asimilarse con el fetichismo o el naturalismo? ¿Qué relaciones tienen que establecerse entre el individuo y la práctica totalidad de su entorno cósmico, social y espiritual?
11 Presentando ofrendas en Haití
VI capítulo SOCIEDAD Y CULTURA NATURALISMO. FETICHISMO. ANIMISMO.
Estos pueden ser expresiones y manifestaciones naturalistas, fetichistas y animistas, pero la visión básica a retener es qué…
El argumento para el naturalismo y el fetichismo en el vudú se basa en algunos epifenómenos de su práctica. Los Vodun o Vudú, están relacionados con diferentes elementos de la argamasa del universo y se materializan a través de objetos específicos como montículos de tierra, trozos de metal o troncos de árbol, a los que los devotos rinden culto y ofrecen sacrificios.
12
Nada nos impide ver en esto desde el principio una atribución de alma y poderes, a esos objetos comunes que, como consecuencia, adquieren una importancia preponderante y aterradora. Esto plantea otras preguntas: ¿Cómo interactúa el vudú con la persona? ¿Existe algo, si no mediara el hombre, coexistiendo con el vudú? Una respuesta a estas preguntas podría ser que el vudú no es más que una estructura ética y religiosa creada para servir a la autoridad en la sociedad. Pero esto es sólo una visión limitada de la realidad del vudú.
Algunas personas erróneamente equiparan vudú con ‘fetichismo’. De hecho, algunos podrían ver el culto al vudú, como una idolatría grosera de objetos materiales o como un culto a la materia, sin ninguna consideración hacia su rica funcionalidad que ilustraremos seguidamente. Por otra parte, cabe señalar que estas opiniones erróneas se deben a los enfoques etnológicos al fenómeno vudú, que articulan su función exclusivamente en lo físico, cósmico y social absteniéndose de su interrelación religiosa. Es cierto “que es porque el hombre lo llama vudú que es vudú”. Pero en lugar de ver en ello un poder generado por la compleja interacción de los sentidos, las intenciones, los gestos y las palabras habladas, es mucho más una cuestión del apoyo antropológico que pone el vudú en un sistema simbólico, en el que debe su actuación a la mediación necesaria de lo físico, y por lo tanto de la materia en general. Por consiguiente, sería más correcto decir: “Una actitud personal de reconocimiento y aceptación de lo sagrado es necesaria para convertirse en símbolo”. El vudú pertenece a lo divino aunque para ello utilice el misterio. De este modo la sospecha es eliminada, por lo menos en cuanto a la esencial, incluso si se mantiene en las manifestaciones algo desviadas de los fenómenos vudú. La red de relaciones de las cuales el vudú es un símbolo es una prueba más de ello.
Orígenes históricos del Vudú COSMOGONÍA
Vudú y Gbe, vida y mundo La palabra Gbe, que significa vida, también significa universo. Es en esta segunda acepción en la que nos vamos a centrar ahora. El universo creado en su despliegue cósmico no es ajeno al despliegue del vudú. En las expresiones concretas de esta última, como ya vimos, hay un vudú de la tierra Sakpata, un vudú del cielo Xêvioso, un vudú del mar Agbe y vudús que representan a los antepasados Toxwyo. De hecho, todos los elementos del universo están involucrados en el fenómeno vudú. No es que la mentalidad del Sur de Benín conciba la imaginación de una cosmogénesis vudú, pues este no es el generador ni el creador del universo. Pero su relación con el todo y la naturaleza es la de mediación y protección del hombre. De hecho, su vinculación con Gbe, el universo, sólo encuentra su sentido a través de su vínculo con Gbêto, el hombre. . 14
VII capítulo ANTROPOLOGÍA Vudú y Gbeto el Hombre El hombre manifiesta su religiosidad dentro del vudú, poniéndose al servicio de su simbolismo. Y mientras practica el simbólico rito, él, acrecienta esa fe. Además, lo que los hombres llaman vudú, es lo incognoscible, el misterio, lo inefable cuando se trata de elementos naturales y es el extraordinario, el héroe, el inigualable, el poderoso cuando se trata de seres humanos. Antes de otorgar el nombre de vudú, se le conoce como nu mê Sen, ‘Lo venerable; digno de adoración’. Esto da lugar a los cultos y la impronta que dejan. Después de identificar objetivamente el vudú, el hombre se vuelve su epicentro. De ahora en adelante, ni un solo aspecto de su vida se escapa de su objeto de adoración y veneración. El Fá*1, mensajero del vudú, interviene mientras el niño está en el vientre de su madre, para identificar su destino y, si es necesario, para evitarlo. Del mismo modo, a través de todas las etapas de la vida, desde el nacimiento y a través de las diferentes situaciones existenciales, los fieles al vudú se sentirán envuelto en su omnipresencia y constantemente se beneficiarán de la mirada vigilante y protectora de su Panteón, con todas las consecuencias de esta solicitud. Pero curiosamente, y paradójicamente, el vudú no ‘acompaña’ a los fieles en la muerte, al más allá. En el funeral de un adepto, existe un rito para sacar el espíritu del vudú de los cuales él es el ‘cónyuge’, con el fin de dejarlo a su suerte. Aquí hay quizás dos significados que son importantes tener en cuenta. En primer lugar, el vudú se encarga de los vivos y no de los muertos; en segundo lugar, el vudú es esencialmente un intermediario entre el hombre y Dios, el Creador, a quien simplemente entregará cuando muera.
Como principio de mediación con el hombre, el vudú también juega un papel importante en la organización de la sociedad humana.
15 * Nota 1: Fá, es un término de los yoruba, sus vecinos en Nigeria que dentro de la religión de estos, designa su sistema de adivinación, que para nada tiene que ver con el concepto que el vudú le da, aunque tienden a mezclarlo.
IX capítulo INICIACIÓN Y EDUCACIÓN Àgbasa yiyi, ‘el acceso a la sala de estar’. Descubrir el Joto
El Àgabasa yiyi es de capital importancia en la vida de los hombres Fon*2. Es el primero de una serie de tres ritos de iniciación al Fá a través del cual pasa la gente Fon. De los tres, Àgabasa yiyi es fundamentalmente el más importante a través del cual todo el mundo tiene que pasar. Las niñas y niños pueden ser iniciados hasta el segundo grado de Fá, pero sólo los hombres pueden alcanzar el tercer grado de iniciación. La iniciación, como el Padre B. Adoukonou señala: “Representa uno de los medios esenciales inventados por los africanos para transmitir de una manera viva y existencial lo que a falta de una expresión mejor, llamaremos los parámetros fundamentales de la vida. Estas tres iniciaciones al Fá son en términos religiosos una especie de interludio entre una iniciación puramente profana y una consagración al vudú que puede ir tan lejos como una crisis de posesión”. La ceremonia del Àgabasa yiyi, no se celebra con una fecha fija o predeterminada. Pero nunca se lleva a cabo, antes de al menos tres meses lunares después del nacimiento. * Nota 2: Fon, es en Benín el grupo étnico dominante, también denomina al jefe o el sumo sacerdote.
16 . Fazún Santuario Vudú en Benin.
El propósito de Àgabasa yiyi es introducir al niño en la familia, en la ‘sala de estar’ o Àgbasa, del representante del antepasado epónimo. Es el rito de integración de un niño o de varios niños de la misma generación dentro de la comunidad familiar, donde están los vivos pero también los miembros fallecidos y los espíritus que la protegen. La consulta del Fá por el Bokonon, adivino sanador, revela quién es el Joto del niño, en otras palabras, el vudú, divinidad, o el Mexo, ancestro a veces divinizado, ‘enviado’ a la familia por el gran sacerdote. El Joto es una fuerza protectora. Es un elemento dinámico que interviene en la constitución de la personalidad del individuo. El Joto es el antepasado cuyo influjo es fundamental para el ánima del niño, ese influjo es conocido como Sê Joto o Sê mêkokanto. Sê, es el la fuerza recolectora de la tierra con la que el Dios creador da forma al cuerpo humano del recién llegado a la Tierra de los Vivos o Gbe Tomé. Él es la fuerza, la energía vital y espiritual, que modela y dirige la existencia de la persona; de ahí el título Sê, el protector, que se le otorga. El Joto es ‘Aquel que lleva a la existencia’, el colaborador directo de Mawu en la generación del hijo. Una vez que el Joto es conocido, se le da la bienvenida: Sê doo un, ‘Usted es bienvenido, oh Sê!’, y como su ‘otro yo’, y bajo su protección, es recibido a través del rito de Jono Kpikpé, el encuentro, la bienvenida al forastero. Al nuevo huésped.
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En principio, el niño no recibe el nombre de su Joto. Él sin embargo sí puede abordar este nombre de vez en cuando con el fin de recordarle que este nombre a veces puede prevalecer si la persona en cuestión es un día llamado y consagrado al culto de su Joto. “En tales casos, ese nombre ya bendecido se convierte en su único nombre real. Está formalmente prohibido, bajo severas penas, que el individuo sea llamado con otro nombre”.
18 A pesar de las ambigüedades terminológicas, que inevitablemente se encuentran en la formulación del término Joto, la idea de la reencarnación debe ser absolutamente descartada: el niño no es la reencarnación de su Joto, su ancestro. La creencia religiosa Fon sostiene que el concepto o parte, Sê, del individuo es inmortal. Cuando una persona muere y entra en el Yêsùnyimê, el mundo de los espíritus, metafísico, el Sê del individuo se remonta a Sêgbo, el Gran Se, en otras palabras, a sus orígenes, a su estado original. En su papel de Joto, es él quien impone su mano sobre la cabeza del candidato a la vida, o Alodotanumêto, ‘para resguardarlo bajo su sombra protectora’. No hay reencarnación en el sentido estricto, sino una transmisión de la personalidad. El alma individual del Joto no se encarnó en su protegido, pero el Joto transmite a esta última ‘su parte sociológica, su estatus y su papel’. Una prueba de ello es que varias personas al mismo tiempo pueden o no tener el mismo Joto.
El Sê Mêkokanto, el ancestro que mezcló su influjo en la arcilla con la que se formó el cuerpo del niño recién nacido, imprime en este su personalidad social, lo que conlleva “a inculcar el compromiso social activo que practicó durante el transcurso de su vida y que quien debe educar al niño debe mantener” … “La personalidad social, el compromiso activo y la conciencia histórica que emanó del ancestro hacia su descendiente, constituye una herencia psicológica que da sentido a su vida y coincide con las directivas mencionadas. El ancestro protector para preservar su legado se ve obligado a salvaguardar y mantener la vida de su ‘receptor’, así como actuar de manera que florezca y se desarrolle plenamente. Es de esta manera que el Sê Mêkokanto, el ancestro protector, como importante eslabón que fue de la familia, garantiza que esta prospere y crezca”.
El Jato a veces asistido en su tarea por otro antepasado o Espíritu Divino, que actúa como auxiliar Joto, o compañero del primero. Este acuerdo es plenamente coherente con el proceso de enlace de fortalecimiento, una realidad que se ve por los Fon como un valor inalienable.
Para identificar el Joto, primero hay que determinar el Du que lo desvela. Du es el conjunto de signos o figuras utilizados en el sistema de adivinación del Fá, signos que nos revelarán el Joto. A partir de entonces la revelación Du y el Joto constituyen dos componentes inseparables e intrínsecos en el destino social y religioso de la persona, así como en su proyecto vital. Mientras Joto es referencia tipológica del individuo, Du actúa como necesario y solicitado ‘embajador’ que de la bienvenida de un tercero ‘deseado’, Sêgbo, que viene como una epifanía, revelándose a través del Joto. Du es la ‘palabra del oráculo’, la voz del Supremo Ser para cada persona que llega a la vida enfrentándose a su existencia. Como la voz de Sê, Du es también la forma en que Sê traza y se muestra al hombre. Porque como dice Angoulevan: “El mundano tiene medida, pero no podemos vivir sin medida”. Du es el término que otorga temporalmente a los padres la vida así como el rumbo con el que guiar en sus primeros pasos a quién acaba de entrar en Gbêtomê, la tierra de lo vivo, y en Gbêtolê, el mundo de los hombres. Traza el camino a seguir, en otras palabras, establece las ordenanzas o leyes, Su, según las cuales tendrá que evitar la muerte que actúa tanto para sí mismo como para los demás en detrimento de la integridad de la comunidad. Hasta que un niño alcanza la edad de la razón, es la madre la garante de lo ordenado por su Du. Por lo general, son las madres quienes asumen la responsabilidad y preocupación de seguir estas ordenanzas para el resto de sus vidas, la suya y de sus hijos incluso cuando son adultos. Esta dedicación es la garantía de continuidad por un miembro relevante y respetado de la familia y de la vitalidad de esta y compromiso del grupo por mantenerlo. A través del rito Àgbasi yiyi, el individuo Fon es reconocido como un verdadero miembro de la familia, ya que su vínculo con los antepasados, fundadores vitales y místicos de la familia, está determinado por la misma. A través de su Joto, su integración con los miembros vivos de la familia se ve reforzada aún más por estar todos atados a los miembros fallecidos. El rito Agbasa tiene dos dimensiones: mientras que la posesión de un Joto confiere un estatus social a una persona, la determinación de su Du, “voz del oráculo de obligado cumplimiento”, reconoce su carácter individual. Por lo tanto hay una interacción recíproca entre el estatus social y el estado de la persona.
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Los que no han pasado por el rito del Àgbasi yiyi no tienen como personas ningún relieve ni estatus en la comunidad: “Pues ninguna palabra del oráculo les apoya en la vida”, E du é à ji. Si estos puntos de referencia, el Joto y el Du, no son conocidos por sus familias, siguen siendo desconocidos, hombres sin raíces. De ahí la pregunta ansiosa de un Fon enfrentado con otro que muestra un desequilibrio de comportamiento habitual: ¿E ka yi àgbasa n’i à? ‘¿Qué ha logrado el Àgbasi yiyi para él?’.
La misma pregunta se hace a menudo de forma espontánea por lo que respecta a la ceremonia de SunkÚnkÚn: “¿Ha cumplido él, el rito de Sunkunkun?”, E ka Kosun n’i à? . Se dice de alguien cuando se aprecia un comportamiento inusual posiblemente debido a que algo preocupa a su espíritu: à huhwê Ayi; ayi j’ayi a, “el espíritu está agitado”. Esta agitación es una manifestación de una falta interna, social y religiosa de la armonía. Se considera que no puede ser de otra manera, porque ni esa persona ni nadie son conocedores de la voluntad sublime del ‘Gran Sê’ que da sentido a su vida, la ‘palabra del oráculo’, que gobierna y dirige la vida del individuo.
Los relatos sobre la historia y los mitos, refuerzan el carácter de los jóvenes; su formación moral se basa en gran parte en los mensajes de los ejemplos recibidos, tanto de los que hablan de la ejemplaridad de los ancianos, en particular los de la historia de los ascendentes, como los mitos que relatan los hechos de los héroes.
X capítulo INICIACIÓN
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Para ellos una educación que no asuma los valores morales y religiosos como esenciales no es una educación de calidad. La convicción religiosa da sentido a la conducta y decisiones morales. La educación religiosa de los Fon, de acuerdo con Monseñor. AT Sanon, conduce al individuo a “percibir lo invisible a través de lo visible y concreto”.
El jóven Fon se enfrenta a sus responsabilidades religiosas en cuanto se aproxima a la edad de Do nu tan kan, de 12 a 13años. Sus padres le enseñan a conocer su Joto y su Du, y le repiten ciertos dichos como: Du le wê jo, bo nù le vê. “Quien nace bajo un signo, está bajo su protección” “Es nefasto para ti que hagas o comas cosas prohibidas”.
Hasta ese momento, por su corta edad, ha estado exento de cumplir lo ordenado por su Du. Su madre lo hizo mientras en su nombre. Pero de aquí en adelante, él debe tomar la responsabilidad de respetar estas ordenanzas, incluso aunque su madre lo siga haciendo por él. “La vida de una persona puede estar compartida por otra, pero no es óbice para que el interesado cumpla y acreciente su existencia”. “Si bien es cierto que andamos por los demás, también es cierto que cada uno camina por sí mismo”. “Sólo de esta manera todos vamos a llegar a la plenitud de la vida”.
Son dichos recurrentes y monótonamente repetidos.
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Agoo ma yi sogwé es la etapa que marca la adolescencia tardía, alrededor de los veinte años. A partir de este momento tiene lugar la segunda iniciación al Fá, conocida como Fá Sinsen, o adoración del Fá, o el Fá yi yi, recepción del Fá. En esta etapa de sus vidas, los niños y niñas en general están en una crisis de crecimiento. Se dice que un joven está ‘perturbado’ por el Fá. Él o ella deben ‘recibir’ y ‘venerar’ la Ley, en otras palabras, en un acto religioso público, conforman su voluntad a la del Ser Supremo, del cual Fá es el mensajero, o Fá Gbêwêndoto. La libertad juvenil se enfrenta luchando por el autocontrol, a proferir el más profundo ‘sí’ a la voluntad de Dios, Gbe, con el fin de ser más fuerte. Este será el Du, palabra del oráculo, de su adolescencia. Para cada uno y con cada uno de ellos, el Bokonon, adivino curandero, prepara el Adra, en otras palabras, ofrece el sacrificio que limpia su camino, es decir, la vida, de obstáculos, accidentes o desgracias, Adra. Se les da la Ley y la reciben, es la palabra de Mawu Gbêdoto, Dios, para cada uno, ya que definitivamente dejan la infancia para entrar en la vida adulta.
La tercera iniciación al Fá está reservada para los candidatos masculinos o Alone. Y se adhieran a él como adultos, o They. Es la puerta, aunque estrecha, a los secretos del sistema de adivinación Fá. Se llama Fá Tite, o consulta al Fá, un rito mediante el cual el hijo de Fá ‘recibe la revelación de la totalidad de su destino’. El candidato ya no es sólo aquel para el que se realiza la consulta, sino que es quien consulta por sí mismo. Huelga decir que, dado el carácter esotérico de esta iniciación en comparación con las anteriores, los no iniciados y las mujeres ni siquiera pueden asistir como espectadores. La ceremonia tiene lugar en el Fázun, el bosque o monte sagrado del Fá. Como iniciador principal el candidato tiene un Bokonon. Con las manos juntas, en una guarda los frutos secos sagrados, reza tres veces a Mawu Gbêdoto el Dios Creador, para que él envíe el Joto del Favi, o iniciado. El Bokonon presenta a Dios la tierra que servirá para el rito, junto a su protegido. Luego, bajo la protección de su Joto, el Favi manipula el cuenco del oráculo Fágbo, que contiene 36 amuletos, o Dafa, para extraer los números cabalísticos parciales del Du, signos del oráculo que escriben sobre el terreno a medida que salen y se depositan sobre la tierra. Una vez que se forma el signo, el Jogbana, o asistente del Bokonon en la ceremonia, los lee en voz alta. Luego recoge la tierra donde está escrita la inscripción Du y la coloca en un saco de tela. Esto constituye la Kpoli Favi, el signo visible del principio espiritual que está en el hombre, es decir, el signo visible de Sê.
Otra consulta se lleva a cabo para asegurarse de que la señal que surge es por el bien del Favi. Una respuesta positiva será recibida con alegría y satisfacción por todos. Una respuesta negativa conduce a una ofrenda de sacrificios para desechar a Kù, la muerte, Azon, la enfermedad, Hwe, la culpa y la citación legal, y a Gallina, la pobreza, la miseria. Al final de este sacrificio de exorcismo, el Favi toma un baño ritual en el agua que fluye. El pelo del Favi, las uñas, un pedazo de su taparrabos y todo lo que simbolice impureza serán enterrados en el bosque sagrado. Todo el mundo se vuelve a la casa del Bokonon, el ‘padre espiritual’ del Favi. 22
“Si el significado esotérico de los signos no resulta legible para el consultor, informa, por lo menos en parte, y una vez que sale del Fázun, el calvero en el bosque sagrado, antes de irse, el adivino revela, sumariamente, las peculiaridades del signo encontrado durante la consulta. Más tarde, se dará una explicación más precisa en la casa, primero por los colegas del iniciador, luego por él mismo”. A lo largo del período de iniciación, al Favi no se le permite tener relaciones sexuales, él está en un período de estrecha y especial relación con lo sagrado. La continencia sexual dispone al candidato a preservar toda su energía vital para el beneficio de su encuentro con el ‘poder divino’; que permite a la energía sagrada operar eficazmente sobre el candidato, libre de cualquier obstáculo. El levantamiento de la prohibición del sexo ocurre tres días después de haber regresado del Fázun, el bosque sagrado. Ocurre después de una consulta del Fa para asegurarse de que el Favi Du se hizo para su bien. Después de esta consulta y levantamiento de la prohibición del sexo, el Bokonon da consejos y recomendaciones al Favi. 23 Esta es una especie de tradición en la constitución de su nuevo estado. Hay un énfasis en el significado del sentido de hermandad hacia el resto de Favi y el respeto y el apego debido hacia el padre espiritual y todo los otros Bokonon.
Finalmente el Favi se viste con un nuevo taparrabos blanco volviendo a su casa. Él es un completo iniciado en cuanto al orden de las etapas reservadas al hombre común. Desde ese momento ya conoce el significado de la vida y su destino personal.
XI capítulo EL NOVICIADO El vodunsi: ‘La escuela de la vida’ El mismo día que un niño ingresa al Hun kpamè o Vudu Kpamê, recinto del vudú, o convento vudú, recordemos vudú es la Divinidad, esta se apodera del niño o niña elegido. Él o ella por lo tanto, es Vodunsi, ipso facto; y durante tres meses, será Kajèkaji, ‘una calabaza que aumenta el número de las calabazas’, un neófito. Por tanto, lo que nosotros llamamos ‘noviciado’ es el proceso por el cual se les hará llegar a ser, de hecho, lo que místicamente ya son.
Los neófitos son supervisados por el Xwégan, jefe de familia, el Kankan, maestro de la cuerda a cargo de la disciplina, entonces aparecen la Hunso y la Nagbo que son respectivamente la maestra del ‘novato’ y la esposa. El Hun kpamê, el convento, es una dura escuela de la renuncia y la resistencia. Dentro de ella, los elegidos se inician con el culto a su ‘esposa’, el vudú a lo que son consagrados para toda su vida. La iniciación al vudú es un momento particularmente importante que marca profundamente la vida del individuo. Su objetivo es conducir gradualmente al profano, de la nada, a su existencia como persona sagrada; el novicio sufre una serie de separaciones que son cada una, como una muerte a la vida profana anterior. Antes que nada, el Vodunsi debe hacer un voto solemne de absoluta discreción en lo que respecta a lo que haya visto y oído, o vaya a ver y oír en el convento. Cualquier Vodunsi que no pueda guardar silencio sobre lo que ha de permanecer en secreto y actuar con la veneración que se debe al objeto sagrado que lleva en su cabeza será un traidor. El incumplimiento de las normas de la iniciación, de la consagración y de la conducta apropiada en el ambiente profano es una infidelidad y una amenaza a la autoridad, no de los hombres, sino a la Divinidad. Exponiéndose a los efectos desagradables de su ira. Los culpables sólo pueden reparar el daño mediante el pago de una cuantiosa multa y adherirse a los ritos del Fla, el conjuro y su purificación, el Wùslasla. Ante tanto dato y precisión, no debemos perdernos ni olvidarnos de qué hablamos: de religión, de fe, de creencia y en este caso concreto del Vudú y sus normas..
En la pedagogía de la iniciación, se requiere que el neófito muestre su capacidad y resistencia durante los ensayos de formación; pues en sí mismos son una forma condensada de lo que afrentará en la vida. La formación a través de ensayos, ya es una característica del sistema educativo Fon en general, que encuentra su expresión más fuerte en el Hun kpamê. La disciplina y la tenacidad son esenciales, y el castigo corporal sirve para desarrollarlos. En este sentido, se puede decir que “el conocimiento deja marcas en el cuerpo”. Cada Vodunsi ‘almacena en su mente y hasta en su cuerpo, la palabra iniciática que se inculca por medio de gestos, actitudes, ritmos y, si es necesario, la flagelación’, las palabras y los gestos del profesor tienen que ser memorizados y reproducidos exactamente por los estudiantes. La pedagogía de la iniciación consiste en la transmisión de las palabras y los gestos, lo que requiere que se interactúe entre el grupo de iniciadores y el de los iniciandos. La mente, el corazón y el cuerpo trabajan juntos para construir el hombre o mujer total.
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Además de aprender la lengua vudú y los cantos y bailes culturales, para satisfacer las necesidades materiales del convento y del Hunnon, sumo sacerdote vudú, los jóvenes deben dedicar ciertas horas de trabajo en los campos y en tareas manuales: hacer cestas, esteras, tejer rafia… que luego se venden en los mercados locales por los sirvientes del convento. “No hay un dolce far niente en el período de iniciación; la pereza es tan odiada como la peste; Kajêkaji mo¿hwemê mlon, dicen: ‘el neófito no toma siestas’ ”.
El Vodunsi, hombre o mujer, debe demostrar madurez y ser serio en materia de religión. De esta manera contribuyen al equilibrio y orden, la integridad social, cultural y religiosa de su comunidad y gente. Antes de volver al mundo de los no iniciados, después de su iniciación y consagración, entre otras recomendaciones se les insta a cultivar un sentido de hermandad con todos los demás Vodunsi, a respetar el vudú y sentirse responsable de la tierra de sus antepasados. La ceremonia de la entrega de tierra al ex Kajêkaji es significativa a este respecto.
“Unos quince años después de que yo fuera Kajêkaji, el Vodunun reunió a todos los Vodunsi de mi año y nos dijo que él iba a encerrarnos en un retiro, Xwe xo. Nos habían exhortado a llamar con un grito estridente, ¡¡gbo!! al Vodunon, hasta llegar a nuestras casas”. Cogió un poco de tierra en la mano izquierda y con el gesto de ofrecerla, dijo: Tonye Danxome ko emi alomê nu hwi ma nu e Jê ayi gbede o “Esta es la tierra de la Danxomê que pongo en tus manos, nunca la dejes caer!”
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Orígenes históricos del Vudú SOCIOLOGÍA
De la familia o Hennu, al país o A.
Hennu designa la familia, reducida o ampliada, es la primera unidad de la organización social Es una comunidad en línea de sangre, unidos por un mismo antepasado, con reglas que prohíben desde determinados alimentos a estrictos actos morales, la familia Vodun es leal a sus cultos y divinidades. Tò es una agrupación de varias familias o varios Xwe, recintos de los padres. También están obligados a cumplir las reglas, Tosu, y huir del pecado mediante prácticas sagradas que impone el protector de vudú, el Tovodun y los sacerdotes del culto. Aquí, más que en el ámbito familiar, la influencia recíproca de la autoridad política y religiosa es evidente. Es corriente, que en el vudú prevalezca la consagración de los jefes tradicionales. Y, en general los oráculos Vodun también son irrevocables: de ahí el miedo que inspiran y la capacidad consecuente para controlar los actos sociales. De este modo, en la sociedad tradicional, un grupo social sin su vudú es frágil y abocado a desaparecer. Cabe señalar aquí que aparte de la composición étnica o interétnica de los integrantes del vudú, este es más eficiente cuando la mayoría de sus componentes son de origen extranjero.
De hecho, en vista de estos ejemplos sobre el papel funcional del vudú, no podemos sino admitir la dimensión del fenómeno: el vudú no es un fin en sí mismo, pero el conjunto de sus prácticas si conducen a un mismo fin.
26 XIII capítulo Vudú y monoteísmo Ciertos etnólogos llegaron a la conclusión de que el vudú es la ilustración perfecta de politeísmo, al identificar el vudú como un fetichismo idolátrico o un animismo supersticioso, Esta es tal vez la verdadera y única relación con el Panteón de los dioses griegos. Pero con cada analogía que se explora se ajusta cada cosa en su medida y proporción, incluso el desconocido dios al que se erigió un templo en Atenas en tiempos del apóstol Pablo, no tiene el mismo valor que el Mawu del Sur de Benin a quien allí se rinde culto, e incluso este no es invocado por todos los sacerdotes de los diversos vudú. De hecho, el fenómeno vudú tiene un único objetivo a pesar de su multiplicidad de expresiones y manifestaciones. Es la expresión del ‘homo religiosus’ a través de una cultura determinada. En el imaginario colectivo de sus creyentes, el culto rendido a las divinidades conocidas como Vudú es un atajo hacia el Dios Verdadero cuya revelación aún se está desvelando; en última instancia, es a este Dios al que se da todo el culto, el único digno de ser adorado. De hecho, en este mismo punto de vista, es el gran Dios que creó a todos los hombres y a todos estos vudú, dándoselos a los hombres como intermediarios. Hay quien ve similitudes e incluso concomitancias entre esta actitud mediadora y la que se le otorga a Jesucristo, introduciendo la idea de que la intermediación del vudú es un escalonado paso previo para la aceptación de Jesucristo como el único mediador entre Dios y el hombre. Digamos que esto está fuera de lugar: Para un creyente vudú, este es el camino y para un cristiano Cristo está más allá de modelos. Aunque es bien cierto, que muchos sincretizan ambas creencias. Reseñemos no obstante que estos no dejan de ser más que conceptos religiosos interpretados por gentes religiosas.
Aunque para definir esta creencia he puesto como idea de Dios un diamante al que se tallan facetas acrecentando cada uno el brillo de un único dios, lo que me sirve a su vez para el resto de religiones teocráticas, otros ven directamente en esto un sistema politeísta. Ni me planteo una discusión, pues allá cada cual con sus creencias. Pero me parece que el vudú, como las otras, conforma un monoteísmo poliédrico que se atribuye una relación activa con el cosmos, la naturaleza, y los seres humanos fallecidos, intermediando, como la Virgen y los Santos, ante Dios, obviando la relación directa con él. El panteísmo, Dios en todo, es más bien ‘pan en teísta’, todo en Dios. Lo que no está muy lejos de la creencia cristiana en un Dios único. 27 Iniciando la ceremonia vudú en Benin. Foto de Marilynn Windust
XIV capítulo LUCES Y SOMBRAS DEL VUDÚ No todo es santificable en cualquier religión. Y aceptando los valores sociales y éticos que encierran, todas, el vudú también, tienen lados oscuros. Veamos los dos principales.
Lo sagrado y la violencia Algunos estudiosos del vudú, lo definen como ‘dictadura de lo sagrado’, al observar determinadas prácticas en sus manifestaciones culturales y conductas morales. Lo sagrado es por lo general, lo que nos supera y en lo que en última instancia, depositamos nuestra confianza, lo que somos y tenemos, para que nos proteja y asegure la supervivencia.
Esto encierra de por sí la idea de por qué se consideraba sagrados a los soberanos, a los que incluso llegaba a deificarse. En el caso del vudú, lo sagrado asume niveles aún más aterradores. A veces, determinado vudú puede buscar venganza. Otro matar. Y otro requerir un sacrificio humano. Quien haya logrado esclavizar a un vudú para sí, previó beneplácito del pueblo, y se encuentre socialmente aislado por ello, se olvida fácilmente la gente que es alguien que habla en nombre de la divinidad. Por tanto, ejercer la violencia se convierte en algo normal y sagrado, sobre todo en la medida en que las represalias ejemplares se suelen solicitar para disuadir a aquellos que pudieran estar tentados de preguntar por qué. Esta violencia se manifiesta tanto en la mística austeridad conventual como a nivel de las prácticas ocultas complementarias. Lo que a veces se pone de manifiesto en sus actos culturales, incluso en los folclóricos. Frente a esta violencia las posibilidades humanas quedan totalmente indefensas. A veces se designan individuos susceptibles del sacrificio en los mismos conventos. A la llegada del cristianismo, las autoridades de las Iglesias cristianas, mantuvieron tensas disputas con los sacerdotes principales vudú de conventos, que se judicializaron administrativamente, dados los múltiples secuestros de catecúmenos. En comparación con los casos de violencia física, la dimensión oculta del vudú es aún más aterradora.
Vudú, brujería y magia Con la funcionalidad que del vudú se ha descrito anteriormente, se podría decir que es simplemente una religión naturalista. Sin embargo, todo el poder del fenómeno se basa en dos realidades meta-racionales, la magia y la hechicería. Son estos los que le confieren su poder, la viabilidad de sus estructuras jerárquicas y de su crédito con el pueblo. Es un universo complejo al que no se puede penetrar y salir indemne. Lo que es aún peor es el uso maléfico que se hace de su poder. Las palabras clave son Bô, encantamiento, y Azé, brujería. El primero se supone que protegerá de maleficios. Pero el que sabe cómo hacer el antídoto también ha conocido el veneno… Así el Bô también puede lanzarse contra alguien como un maleficio, o Ë bo’é. En cuanto a Azé, parece que debe haber también un conjuro de protección denominada magia blanca. Pero no hay nada más peligroso que este mundo inescrutable donde el mal toma la forma del bien e impone un código de conducta. Es precisamente esta connivencia entre el vudú y estos círculos esotéricos dañinos que encuentran en la incultura su caldo de cultivo, dado que en el vudú los rituales de culto están ampliamente mezclados con los culturales.
XV capítulo CULTO Y CULTURA Distinguir culto de cultura es condición sine qua non para cualquier intento de inculturización.
En el área cultural del sur de Benin, que es en la que nos movemos, es innegable la arraigada influencia de lo religioso en las estructuras sociales, económicas y políticas. El hoy en estas estructuras, sigue en lo básico anclado en la época de los venerables antepasados; los eventos, conmemoraciones o rituales, mantienen, casi en su más mínimo detalle, los modos y formas originales, proyectando una cierta continuidad según la voluntad del vudú. La farmacopea constituye una fuerza importante de los conventos. Cada hijo, cada familia, cada entidad sociogeográfica grande, o A, tienen su especial vudú que se impone como el área principal de la búsqueda de sentido existencial. Para entenderlo mejor, para un dominico nadie mejor que santo Domigo, para un franciscano que san Francisco o para un jesuita que san Ignacio. La sabiduría tiene como base el temor al vudú. Hasta la economía está supeditada a las decisiones que tome sobre ella el vudú. “El arte de las artes, en otras palabras, la política, está marcada por la realidad vudú”, llegan a decir. De estos diversos datos, provenientes de fuentes en la zona, se podría inferir que la religión vudú impregna el tejido social hasta el punto en que la veneración puede suplantar la cultura. Esta deducción es mucho más teórica que real pues el vudú no absorbe todo lo que es cultural. Hay una fuerte tendencia en todas las religiones a ser reemplazo de la cultura. De hecho la liturgia, no deja de ser referente de aspectos culturales, de los que se ha apropiado para desarrollar el culto, aunque los presente como signos propios, como determinadas vestimentas, colores, palabras o gestos; aquello que sirve al hombre para su comunión con lo trascendente. En el vudú, esto es muestra específica de devoción y religiosidad. Los actos esenciales de la adoración en la religión vudú son sacrificios, de propiciación o acción de gracias, con ofrendas y oraciones. Comuniones y ritos anuales de purificación completan la amplia gama de formas de culto ritual. Del impacto del vudú en la vida cultural, son muestra las obligadas prohibiciones morales y prescripciones varias o vudú Su. Para muchos, interesados en concitar el vudú y el cristianismo, deslindar el culto y la cultura es la condición primordial para un diálogo veraz entre esta cultura y el cristianismo, con el fin de iniciar un proceso de inculturización. Aunque para limar asperezas, enseguida se afirme que de ningún modo se pretende insinuar que la religión en su conjunto sea una grosera y negativa idolatría.
. 29 Indudablemente y como en todo, y donde no digo yo, hasta ellos admiten desviaciones y fallos, en encantamientos, magia, brujería, fetichismo o su capacidad para explotar los sentidos, que se utilizan sobre todo para ostentar poder. Se apropian y utilizan signos que promueven actitudes supersticiosas y mágicas, que acaban por infundir una sensación generalizada de terror y maldad en las prácticas del vodun. De ahí la perplejidad y escepticismo cuando de repente se topan con un vudú que promueve una cierta moralidad. El Hennu, el Ako, o linaje y el A, el vudú, constituyen un elemento de cohesión social. Las ceremonias particulares regularmente celebradas por cada entidad social vudú, proporcionan grandes momentos de fraternidad, a las que sus seguidores están obligados por prescripciones legales y prohibiciones específicas. Entre los componentes se establecen normas de solidaridad, en las que las disputas entre seguidores del mismo vudú se solucionan, generalmente, en el convento o en la Vodunun, casa común. Además, el vudú no tolera la trasgresión de sus prohibiciones. Esto mantiene entre los adeptos al Vodun una fidelidad permanente. El compromiso total de los exadeptos al Vodun que se han convertido al cristianismo es una prueba de ello. Por último, cabe señalar que si el vudú no se opone a las reglas de la vida conocida como Gbêsu, los acepta de manera implícita. Los Gbêsu sostienen que la destrucción de la vida o la traición entre amigos son abominables. Las características que se centraron en consecuencia, son los valores de la fraternidad, la solidaridad, la comunión y la fidelidad religiosa, sin olvidar las prohibiciones sociales a los que el vudú implícitamente dan crédito.
XVI capítulo CONCLUSIÓN Para concluir esta reseña sobre la religión tradicional vudú de Benin, cabe señalar que no es posible contarlo todo, ni incluso en sus aspectos esenciales. Sin embargo, a pesar de todos los excesos a su descrédito y como fenómeno cultural, llega a ofrecer numerosos valores. Pero el nudo gordiano sigue siendo la dificultad de otorgarle una coherencia y sentido, como el de vaciar el vudú de su magia y hechicería que resultaría beneficioso para el pueblo de Benin. Pero por el momento, esto parece una empresa utópica, hoy aún más que en el pasado. 30 De camino a Ouídah. Benin 1993
De hecho, los diecisiete años de políticas marxistas-leninistas en Benin, 1972-1989, con campañas antireligiosas y la caza de brujas, habían contribuido a la disminución de la importancia y la reducción de la influencia del vudú. Pero con la llegada de la renovación democrática desde 1990, el vudú ha recuperado la vitalidad. Entre el 28 de mayo al 1de junio 1991, un simposio de los grandes líderes del culto Vodun se celebró con el objetivo de restablecer un cierto grado de reconocimiento legal de esta religión tradicional. En 1993, se organizó un gran festival internacional que se celebró en Benin: “Ouidah 92”. Su efecto fue fomentar su renovación. En el mismo año, la visita del Papa Juan Pablo II y su encuentro con los lideres Vodun, profusamente difundido, activo a los que lo interpretaron no como un signo de diálogo, sino como la indicación de que la Iglesia, por fin reconocía que el culto vudú tiene su lugar. Esta combinación de circunstancias hace que en Benin, el vudú se esté organizando y estructurando cada vez más como una religión tradicional, con su propio día nacional festivo, el 10 de enero y una jerarquía representada a nivel nacional. En suma, para llegar a estos adeptos al Vodun, a las Iglesias evangelizadoras ya no les bastará con usar sólo la Biblia y agua bendita, sino que tendrán que ofrecer otras contrapartidas y sobre todo entenderles y escucharles antes de empezar el sermón.
31 Juan Pablo II En Ouidha saludando al Sumo Sacerdote del Vudun en 1983
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NIGERIA – VUDU – BENÍN
Lo primero recordar cómo se trazaron las fronteras. Lo segundo, cómo los siglos pasados han trazado conciencia de pertenencia en las siguientes generaciones, marcando también esas fronteras en lo cultural, diferenciándose.
33 El Vudú entre Nigeria y Benin
Desde 1997, un año después de que el gobierno decretara oficialmente el vudú como una religión, practicada por cerca del 60% de los 7,4 millones de residentes de Benin, miles de creyentes se congregaron en Ouidah, el centro histórico de culto vudú, para recibir las bendiciones del jefe vudú de la ciudad. Las celebraciones comenzaron cuando el sacerdote supremo del vudú sacrificó una cabra para honrar a los espíritus, y se caracterizaron por los numerosos cánticos, bailes, batir de tambores e ingestión de ginebra. La playa también se convirtió en una improvisada pista de carrera de caballos por unos momentos.
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La espiritualidad conocida como Vudú por tanto no proviene de Benin sino que es una herencia ancestral llegada de las orillas del Nilo en su ribera Occidental. Las ‘bases de las tradiciones originales religiosas’ conocidas como Vudú son exactamente iguales a las de los pueblos Yoruba de Nigeria. Herencia directa de las tradiciones milenarias de las riberas del gran río. Ambas religiones sin embargo difieren sustancialmente en lo místico y litúrgico en los respectivos países, siendo en determinadas zonas del continente americano donde se funden. Los, seguidores de la religión Yoruba y del Vudú, sí recurren a los Orishas para manifestar las diversas facetas del Dios Creador.
Dada la relativa cercanía entre estos pueblos, los Ewe o Fon de Benin entre otros y los Yoruba de Nigeria, es por lo que a veces nos encontramos con manifestaciones al creador designadas con el mismo nombre o guturalmente similares.
Así tenemos al Shango Yoruba nombrado de igual manera por los Ewe y Fon
Como Shango podemos citar a Legba que para los Ewe, Fon y demás es Papa Legba y es Elegbara para los Yoruba
Yemanya, Sakpata y otros, son así mismo conocidos por ambos pueblos, o el concepto Fa que para los Yoruba es Ifa, que varían en lo litúrgico, medios y modo, pero no en lo místico.
Parece que el término Mawu, también podría derivar de un antiguo vocablo Yoruba. Recordemos que estos, también fueron originarios del valle del Nilo, como acreditan fundados estudios entre los que destacan los trabajos del antropólogo Cheikh Anta Diop y que relata en su libro ‘Naciones Negras y Cultura’ o en el de Olumide Lucas en su libro ‘Religión de los Yoruba’.
Parecen refrendar también todos estos estudios que el origen de los pueblos más al este, en Benín, como los Ewe, Fon, Adja, Goun o Nago y otros. serían de descendencia y origen Yoruba y que escindidos se ubicaron en territorios no muy alejados de sus mayores.
Es por causa de la esclavitud extrema que se produjo desde el siglo XVI al XIX y de la que los pueblos del golfo de Benin fueron esenciales suministradores, que dicha tradición se instalo en el recién descubierto continente americano y se asentó en poblaciones como Brasil, Cuba, Haití el Caribe en general, las Antillas y Luisiana o Florida en USA.
Es significativo en toda África y por tanto en estas dos religiones el concepto de ‘posesión espiritual’. Donde el espíritu de un difunto en unas o de un vivo en otras, puede ‘tomar’, ‘montar’ o ‘poseer’ el cuerpo de una persona.
35 El nigeriano Egungun, por ejemplo, foto nº 35, se cree que está poseído por los espíritus de los antepasados muertos colocados sobre la tierra para guiar a los vivos debiendo ser tratados con respeto. La idea del “espíritu” aparece en muchas formas Egungun es sólo una de entre las muchas encarnaciones espirituales. 36 Egungun, en Benín y otras partes de África Occidental, comparte nombre pero se manifiesta de manera diferente como vemos en la foto nº 36.
Al tiempo en que tiene lugar este pintoresco festival en Ouidah, que implica una semana de actividad, se unen concitadas personas llegadas del resto de Benin, así como de Togo y Nigeria que descienden sobre la ciudad el último día. Los seguidores de la religión se reúnen junto con los turistas. Estos devotos, muchos cubiertos con las pieles de animales sacrificados, cantan y danzan con los lugareños mientras beben ginebra. El festival muestra a estos espíritus voodoo, pero de origen nigeriano, caminando por las calles. Cada espíritu representa la reencarnación de un miembro muerto de un clan, como en este caso del pueblo Nagu de origen yoruba, pero asentado en Benín.
Zangbeto 37
E festival cuenta con diverso tipos de espíritus Egungun como Zangbeto, que gusta de hacer trucos y magias. Los Egungun son bailarines enmascarados que representan los espíritus ancestrales de los Yoruba, un grupo étnico de Nigeria, que se cree bajan a visitar la tierra para poseer y dar orientación a los vivos. La ciudad de Ouidah es el corazón del Voodoo de Benin, y con el convencimiento de ser el lugar de nacimiento espiritual del Voodoo, Vudú, o Vudun.
Para saber sobre los distintos festivales Egungun, ir a los respectivos textos disponibles sobre los pueblos que los practican, como los Yoruba, Fon, Ewe o Ga entre otros.
38 El Papa Benedicto XVI reunido con adoradores del vudú en Ouidah. Benin. Como anteriormente lo hizo su predecesor Juan Pablo II.
Porqué el Vudú ha sido demonizado en todo el mundo?
En un primer lugar por las claramente imperantes religiones llamadas reveladoras, judaísmo, cristianismo e Islam, a las que les cuesta dar cabida a cualquier otro concepto o interpretación espiritual que no pase por sus conceptos o proselitismo.
En segundo lugar la cantidad de hombres esclavizados provenientes de África que asolados y desolados tuvieron que buscar refugio en sus creencias como medio de resistir mentalmente su situación. Lo que a su vez propició la unión entre ellos y que de esta manera se opusieran paulatinamente con más resistencia contra dicha situación, lo que produjo no pocos quebraderos de cabeza a los esclavistas colonos.
Este fue el caso por ejemplo de Haiti donde los esclavos usaron el conocimiento iniciático obtenido de esta espiritualidad en la famosa ceremonia llamada del ‘caimán de madera’ a fin de poner en marcha la revolución haitiana y liberarse
La tercera razón es el fracaso de los occidentales y sus misioneros, pese a su reiterada obstinación basada prácticamente en el mal trato y el abuso, por convertir al cristianismo a los practicantes de estas y otras creencias similares.
Este dilema de o conmigo o contra mí, es el que ha preconizado la diabolización de estas otras creencias, el llamado Vudú, o la religión Yoruba.
Vodoussis en un festival vudú 39 Es clara la influencia española en las mantillas de estas dos sacerdotisas, como lo son de su origen africano los collares de una, claramente nigerianos, a la izquierda y de Benin la de la derecha, pero asistentes como tantos otros al congreso anual en Ouidah, aunque tal vez llegadas del continente americano.
40 En las habituales ofrendas de sangre esparcida sobre los concurrentes y vertida sobre la tierra, no es usual que dejan participar en ellas a forasteros.
Aparte del sacrificio de pollos al estilo primitivo o la automutilación, el festival cuenta con el ondear de falos de madera además de la desenfrenada ingesta de ginebra. Los sacerdotes arrancan la garganta del pollo con sus dientes, rociando sangre por todas partes y avivando así el miedo a la infección de la gripe aviar. Sin inmutarse, los sacerdotes beben alegremente la sangre. .
Además, ellos matan una cabra, en honor al espíritu de la pitón asentada en el corazón de la religión vudú, a la que llaman Dangbe, que tiene su propio templo vivienda en Ouidah donde más de 400 pitones son mimadas por los devotos del culto, Legba, a la serpiente.
41 Imagen a la entrada del templo de pitones, junto al Bosque Sagrado, en Ouidah
Pitones aparte, a casi todo lo que importa se le da una categoría y nombre vudú. La votación nominal incluye la tierra, el viento, el trueno, los árboles baobab gigantes y los murciélagos vampiros: todo ello mezclado en una especial ‘sopa mágica’ virtual.
El bosque tiene una serie de estatuas de los espíritus vudú más venerados. Entre ellos a Kpassé. La leyenda cuenta que hace siglos el Rey Kpassé huyó de sus enemigos y escapó hacia el bosque donde se encontró a sí mismo en un árbol llamado Iroko. Este Bosque Sagrado en Ouidah, es donde nació y se puede ver a Abojevi. Allí en el bosque Sagrado de Abojevi se verá a Legba, con su gran erección, el dios favorito de Abojevi, al que reverenciaba por lo que es el lugar idóneo, que incluso él hubiera elegido para el templo a la pitón. Recordar que la comunidad también se llama Dangbe, comunidad de la serpiente. También se puede ver a Shangó, dios del trueno, con los cuernos y la flecha roja en la boca. Los visitantes que van a honrar a alguna de estas ‘deidades’, al final entonan: “Esperemos que nosotros también lleguemos a ver nuestro propio bosque sagrado algún día”.
Allí cerca se creó el Womad el festival inter étnico de las culturas.
42 Seguidores de Vodun, Benim. Foto de Ann Christine Woehrl
PINCELADAS En una breve visita a Benín
En Ouidah reside quien es considerado el Sumo Pontífice de la religión vudú, El Dagbo Hounon Tomadjlehoukpon II que se sienta con toda majestad en su trono, que no pasa de ser una amplia butaca de madera. Su tiara es un gorro de paja de aire playero, y todo su armiño una túnica con pantalón de tela estampada de vibrantes colores. Pero las apariencias engañan. Viene un fiel a verle y se postra ante él hasta besar el suelo con la frente. La gente le tiene por un descendiente de una estirpe divina que vino del mar. El Dagbo, decimoprimer descendiente de la suprema jerarquía, acepta como óbolo una botella de ginebra holandesa. No hay problema en visitar su casa palacio, decorada con los escudos pintados de su dinastía. En el patio hay un ara de sacrificios llena de huesos de animales. En este diminuto Vaticano de Ouidah, con suelo de arena y paredes descascarilladas por el aire caliente y salitroso, no preside San Pedro con sus llaves sino una estatua de escayola de Hévioso o Shangó, el dios del trueno, el que lleva un martillo en la mano. Aunque para ver estatuaria del vudú no hay mejor sitio que el bosque sagrado de Kpassé, en el barrio Tové. Nada más adentrarse uno en ese jardín urbano de Ouidah, empieza el estruendo. Millares de murciélagos colgados boca abajo de las ramas de los irokos y otros árboles majestuosos lamentan la irrupción a mediodía y despegan. Hay partes del cielo que se oscurecen mientras aumenta el griterío. ‘El guardián’ del bosque sagrado no ve ninguna contradicción porque los murciélagos frugívoros vuelen de día en vez de salir al atardecer en busca de frutos: “Este es un bosque sagrado. Por eso todos los seres siguen normas distintas a las normales”.
El bosque de Kpassé debe su nombre al segundo rey de Savi, localidad a 11 kilometros de Ouidah que fue capital del reino de Huéda. Se atribuye a Kpassé la fundación de Ouidah en 1550. Al morir Kpassé se metamorfoseó en un árbol, y de ahí quizá venga la sensación de intriga que produce el bosque sagrado. El capitán Jean Adjovi se hizo cargo del lugar entre 1920 y 1928, y lo fue llenando de esculturas de divinidades, a cuyos pies se celebran aún ceremonias de Vudú Gozin, y algunas duran tres lunas. Tras una puerta decorada con panteras pintadas, da la bienvenida una estatua de Legba, el dios de las encrucijadas, el infractor, representado con cuernos y un gran miembro viril. Un mero ejemplo de las esculturas de esta especie de Bomarzo beninés lleno de un gusto entre esotérico y extravagante. Dan, otra deidad del vudú, tiene tres caras: ve todo. Otra es una serpiente que se muerde la cola, el Uróboros clásico revisitado en un bosque donde tus pasos resquebrajan hojas secas mientras los murciélagos ahogan la paz con su algarabía.
Un panteón con 260 deidades. Kpassé no es un mundo tan lejano para el sentir de la cantante Angélique Kidjo, que nació en Ouidah y que ha conseguido fama mundial con su voz y su forma de sentir las raíces. Las vibraciones artísticas siguen sus propios caminos y, a veces, se cruzan.
Ahí está la emotiva versión que hizo la Kidjo en 2003 de Voodoo child, de Jimi Hendrix. O su Djin, Djin de 2007, que significa “cuando suenan las campanas anunciando el amanecer”, algo que en África está fuera por un momento del duelo y la necesidad. “No acepto un no como respuesta”, cantaba Kidjo, lo mismo que Hendrix, que simulaba ser un “niño vudú”.
Es, ya se sabe, tiempo de fusiones, y también de confusiones. Aunque el vodoun sea una religión seguida por el 17 por ciento de la población, según un recuento oficial de 2002, la mayoría en Benín, siendo cristiana o musulmana nominalmente, respeta los cultos del vudú. Sus ceremonias no faltan en sus ritos de pasaje, en su folclore y curanderismo. Cuando el comandante Mathieu Kérékou dio el golpe de Estado en 1972, el vudú quedó prohibido en Benín. En nombre de la revolución marxista leninista, que duró 17 años, muchos sacerdotes o vodounon fueron encarcelados. No era tolerable adorar serpientes, o que entrara en trance una vodoussi o sacerdotisa del vudú, ni cualesquiera rituales en público. Pero por la noche, en la casa, bajo cuerda, continuaron las ofrendas a los dioses de un vasto panteón, donde lo mismo se adora a Mami Watta, la sirena, que a los Marassa, los dioses gemelos.
Típico de algunos yovo, como llaman en Benín a los blancos, es asociar la palabra vudú con maldades como pinchar muñecas con alfileres o poner la foto de un enemigo en un frigorífico. Desde un tiempo ancestral, pongamos cuatro mil años, el vudú, una religión sin biblia ni libro mayúsculo, venera un principio de energía creativa o acé. Eso aparte de panteones tan floridos que cuentan hasta con 260 deidades, y con el juego constante de los cuatro elementos: aire, tierra, agua y fuego. Y además tienen el fa, un sutil arte de la adivinación que mueve 16 símbolos primarios, que dan combinándolos 256. Un oráculo más sofisticado, creen algunos, que los I Ching de los taoístas con solo ocho símbolos y 64 combinaciones. Al mismo tiempo un beninés tiene en cuenta que en las encrucijadas de la vida conviene una protección que puede proporcionar Legba, dios representado en infinidad de estatuas con un gran miembro viril. Es el mismo dios a quien llaman Exú en Brasil y en cuyo honor la gente echa al suelo las primeras gotas de su bebida. En Benín los sacrificios del vudú suelen ser más voluminosos. En el mercado de Dantokpa en Cotonou hay una sección de materiales mágicos, cráneos de babuinos, lagartos disecados, todo cuanto parece poseedor de fuerza oculta, de ser susceptible de constituir un talismán, o de incorporarse a un fetiche, al cual se riega con sangre de pollo o de cabrito. Y antaño, con sangre humana.
Adoradores de serpientes. En asuntos de perfil inseguro no es extraño que la rumorología se dispare. Ni siquiera se ha librado el alcalde de Cotonou, Nicéphore Soglo, un antiguo alto funcionario del Banco Mundial que enfermó al poco de ser nombrado jefe del Estado de Benín en 1991, tras el largo periodo de dictadura. Dijeron que su mal era por un embrujamiento, y el caso fue que Soglo viajó a París para curarse. Luego están los innumerables curanderos de vudú, y los guardianes de la noche o zangbetos, como si fuesen los mágos de las calles de Benín, y la gente cree en ellos por inercia, por falta de recursos o de una sanidad extendida.
Todo eso y más es moneda corriente en Ouidah, epicentro del vudú también por la importancia del culto consagrado a Dan o Dangwé, la serpiente del arco iris. El gran templo de esa deidad mayor del vudú queda frente por frente de la catedral de la Inmaculada Concepción, construida por los franceses en 1905. Dangwé tiene entre sus prerrogativas la de ser deidad de la prosperidad y del dinero.
Descendiendo a lo visible, Dangwé es una serpiente pitón, o muchas, porque todas son sagradas en su templo. Hasta un centenar de pitones reales se acogen en una capilla abovedada y ornada con frescos que, a su modo, describen una Creación. Los adoradores de las serpientes de Ouidah no dicen que una pitón ha muerto, sino que ha caído la noche. Cada siete años se celebran grandes fiestas de purificación en el templo de Dangwé, no importando que sus cúpulas de sacrificios sean de altura mucho más modesta que la del cercano campanario católico.
Richard F. Burton, cónsul inglés en Fernando Poo, en su visita a Dahomey en 1863 observó que ya no se cogía a las vírgenes por las calles en Savi para llevarlas a los conventos de Ouidah. Pero seguían con sus procesiones de serpientes y la gente de Ouidah les ofrendaba “arroz y maíz, aceite y alubias, tejidos, cauríes y otros bienes”. Marc, el actual guardián del templo de Dangwé, te conduce hasta el foso donde se amontonan decenas de pitones reales buscando un hueco para refrescarse y beber en una olla de barro. Una boa particularmente gorda y activa ha ocupado el recipiente sin miramientos y Marc ha de cogerla tirando con fuerza con sus manos para dejar sitio a las demás. “Todos los días, dice Marc, hay que traerles ratas, es su comida principal”.
Fuera del templo alguien toca la gran calabaza con ritmo de tchinkoumé y los pies se van solos. El mar, como la vida, continúa.
Maquis, las mejores delicias de Benín
Los maquis, palabra importada de Costa de Marfil, son restaurantes populares que se pueden encontrar en cualquier rincón del país. Una especialidad que no suele faltar en estos establecimientos es el agutí, un gran roedor, y a veces el mono. Entre las variaciones vegetales está el ñame pilée, que se hace machacando ese tubérculo en un mortero y asándolo. La popular gboman es una salsa elaborada con pimientos rojos y verdes, jengibre, ajo y cebolla, para acompañar pescado seco, gambas o carne. El monyo es una salsa de tomate y cebolla con pescado frito. Por las calles también se vende el waragachi, un queso con forma de bolas y color rosado, que hacen los pastores fulani, la etnia peulh, del norte del país. Mezclan en la leche látex de un arbusto, el ‘manzano de Sodoma’, o del ‘algodón de seda’, Calotropis procera. Tras una coagulación de unos veinte minutos añaden una hierba, Xylopia aethipica, pimienta negra y sal.
En los lagos de agua levemente salobre hay poblados de palafitos, como Ganvié, donde la gente va en piragua a la iglesia de los Cristianos Celestes o a un santuario de Kokou, el dios de los guerreros, el que pide en sus rituales pintarse el cuerpo y la cara con djassi, harina de maíz y aceite de palma. Entrar así en trance es lo suyo. Especialmente los esclavos de las etnias fon y yoruba fueron quienes llevaron a América los principios del vudú que se practicaba en Dahomey, el antiguo nombre de Benín, y que para ellos era una religión, y una forma de entender el mundo y la vida. De ahí viene parte del vudú de Haití, del candomblé de Brasil, del hoodoo del sur de Estados Unidos, de la santería de Cuba.
La propia palabra vudú, y sé que me repito, deriva de vodoun, que en la lengua fon de Dahomey significa lo inefable, lo ineludible. Algo a lo que no se puede uno abstraer, que tiene que ver con el mundo de los antepasados, y con su vigilancia sobre los vivos, y que en principio supera una mera superchería para sacar cuartos, o para hacer maldiciones al estilo de muñecas pinchadas con alfileres. El vudú constituía una religión ancestral, y en Benín la siguen acatando, con sus más y sus menos, la mayoría de la población.
No hay lugar más intenso en Ouidah que la Ruta de los Esclavos, una pista de tres kilómetros jalonada con estatuas de dioses del vudú. Al final, al borde del Atlántico, se alza la Puerta de No Retorno, un arco solemne que simboliza el punto de embarque de los esclavos y su despedida de la tierra natal, de las palmas cargadas de frutos de aceite rojo, y de sus raíces. Muchos estaban destinados a la muerte en la travesía. A los supervivientes les esperaba una vida de látigo y humillaciones en la plantación o en la mina americana. Y con todo, los esclavos conservaron su fe en dioses o luas de su tierra natal, y en que hay una vida tras la muerte. Egungun, el dios de los antepasados que retornan, está representado en la Puerta de No Retorno con una estatua sin ojos ni boca, recubierta de cauríes, las conchas que hasta el XIX equivalían al dinero.
En 1680 los portugueses edificaron en Ouidah un fuerte, São João Baptista de Ajuda, reconvertido en Museo de Historia. En realidad fue más que una fortaleza al uso, teniendo la virtud de simbolizar la capital de un país aparte, o mejor, de una entidad política fantasmal. Los portugueses reclamaron como propio su exiguo territorio de Ouidah, para ellos Ajuda, y no aceptaron su incorporación a Benín cuando la independencia del país en 1961, sino en 1975, cuando otros claveles habían florecido. Por supuesto, los ingleses, dominando en los Golfos de Benín y Biafra, trataron de hacerse también con la Costa de los Esclavos, desde Ghana a Nigeria. Luego cambiaron su política y se hicieron antiesclavistas, aunque a mediados del XIX aún triunfaban negreros de la calaña de Souza. Ése fue el Virrey de Ouidah en1980, según la novela de Bruce Chatwin, llevada al cine por Werner Herzog con el título de Cobra Verde de1987, y con las facciones de Klaus Kinski como protagonista.
El Vaticano de Ouidah. Muchos puntos de Ouidah evocan su pasado negrero: el barrio Blézin o de Brasil con la casa de Souza; la antigua cárcel de Zomai, que significa “sin luces”, donde encerraban a los esclavos para que perdiesen la noción del tiempo antes de ser embarcados. La espuma de las olas parece nata batida en las largas y vacías playas de Ouidah, la vieja capital de los esclavos. La resaca es traidora y aún queda la barra: “Cuidado, prestad atención a la ensenada de Benín, donde muchos fueron y pocos regresaron”, cantaban los viejos marineros. Pero la peor parte fue para los esclavos, los que salían por miles de Ouidah, rumbo a América, llevando, además de sus grilletes, los fundamentos del vudú.
Sí, hay imágenes que espeluznan pero hay ataduras peores que los grilletes y cadenas que parecen regalos extraordinarios y que resultan más dolorosas para el cuerpo y corrosivas para la mente que las que tan desagradables os parecen en este tipo de foto. A veces las disfrazamos de esperanza, lo que en realidad es peor que la realidad que se aprecia y conoce cuando te ves así ‘revestido’.
VOODOO EL VUDÚ DE HAITÍ
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Haití por muchas razones cambia su forma de culto desligándose de sus vínculos originales y desarrollando un carácter propio. El vudú creció en un medio de odio, sangre sufrimiento y tortura. El ritual que se ofrece hoy reúne, en una misma fe, a Dios, los Santos y a numerosos elementos de la liturgia cristiana como son velas, campanas, cruces y oraciones, así como el bautismo y la señal de la cruz. Al vudú se le conoce su nacimiento más antiguo en Benín antiguo Reino de Dahomey, con capital en Abomey. Los cultos vudú veneran un dios principal, el Bon Dieu; a los ancestros y a los espíritus llamados Loa. A través de un houngan o sacerdote, o una mambo, sacerdotisa, se invoca a los loa con tambores, bailes, cantos y banquetes, y el loa toma posesión de los danzantes; durante la posesión y mientras permanecen en trance realizan curaciones y proporcionan consejos.
El 30 de Noviembre es el día especial en que los haitianos rinden tributo a los muertos; el sonido de los tambores, Macumba se hace sentir en toda la isla.
44 el Vodunun junto a sus acolitas Kajêkaji,
45 Imprescindible licor blanco producido por blancos, preferiblemente ginebra.
Abajo baño ritual… en la Laguna de Santiago y sus perennes cascadas, representación de continuidad y vida eterna que les introduce en el éxtasis previo a la magia de la posesión cuya puerta de entrada parece poder ser atravesada como lo es el agua de la cascada y conectar así con el espíritu que les propicie sus necesidades de descendencia, estabilidad o fortuna.
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La importancia que tiene el Hoodoo o vudú haitiano, creemos que merece su propio estudio, que está disponible con el nombre que ellos le dan Hoodoo.
LOUISIANA VOODOO
El Vudú de Luisiana , también conocido como New Orleans Voodoo, describe un conjunto de ceremonias religiosas que se originaron a partir de las tradiciones de la diáspora africana, básicamente producida por los algodoneros que los utilizaban como esclavos en sus plantaciones. Es una amalgama folclórico cultural derivada de las religiones que estos africanos practicaban en sus países de origen y que a través del tiempo se fue implantando entre sus descendientes afroamericanos, que se desarrolló al principio en francés y español, y que derivó en el creole, una mezcla de ambos idiomas, más los propios de los africanos que allí se juntaron y que acabó por asentarse entre la población de origen africano del estado de Louisiana, en EE.UU.
Es una de las muchas encarnaciones basada en las religiones arraigadas en África Occidental con origen en cultos ancestrales originarios de Dahomey, en el Golfo de Guinea en África. Sin estar realmente convertidos al catolicismo pero no quedándoles más remedio que aparentarlo de cara a sus amos, sincretizaron sus creencias con las del catolicismo y asumieron la cultura francófona implantada en Luisiana del sur, todo ello como consecuencia del tráfico y la trata de esclavos. El Vudú de Luisiana se confunde a menudo con el haitiano y aunque tienen conceptos distintos es cierto que comparten más cosas que las que los separan, lo mismo sucede con el vudú del sur o Hoodoo. Se diferencia de otros Vodou en su énfasis sobre las Gris gris, reinas del vudú, que no comparten en otros lugares como Haití. El uso del Hoodoo sin embargo oculta una parafernalia única en el continente americano, y el llamado Li o Zombi Magnífico, el de la deidad de la serpiente. Fue a través del vudú de Louisiana que se dieron a conocer términos tales como el gris gris, un término utilizado por los Wolof, pueblo mayoritario de los actuales Senegal y Gambia. Igualmente las muñecas del vudú fueron introducidas en el léxico americano.
Reinas del vudú Durante el siglo XIX, las Reinas del Vudú se convirtieron en figuras centrales del Voodoo en los Estados Unidos. Las Reinas del Vudú presidieron reuniones ceremoniales y danzas rituales. También obtenían ingresos mediante la administración de encantos, amuletos, y polvos mágicos garantizados para curar enfermedades, conceder deseos y confundir o destruir a los enemigos. Marie Laveau, 10 septiembre 1794 a 16 junio 1881, fue una médium criolla de Louisiana, renombrada Voodoo en Nueva Orleáns, donde ya nació libre. Retrato de Marie Laveau
Una vez que la noticia de sus poderes se extendió, su fama la convirtió en la única Reina del Vudú de Nueva Orleans. Ejerció como un oráculo, llevó a cabo rituales privados detrás de su casa de campo en St. Ann Street en el barrio francés de Nueva Orleans, realizó exorcismos, y ofreció sacrificios a los espíritus. También fue una devota católica, animando a sus seguidores a asistir a la misa católica. La influencia de sus creencias católicas facilitó aún más la adopción de las prácticas católicas en el sistema de creencias del vudú. Hoy, ella es recordada por su compasión por los menos afortunados, y está considerada una de las figuras espirituales más apreciada del vudú de Luisiana. Hoy en día, miles de personas visitan la tumba de Marie Laveau para pedir favores y su tumba tiene más visitantes que la de Elvis Presley. Al otro lado de la calle, frente al cementerio, se dejan ofrendas de bizcocho a la estatua de San Expedito, pues la creencia popular asevera que estos presentes aceleran las gracias pedidas a Marie Laveau. San Expedito representa el espíritu que comunica el mundo de los vivos y el de los muertos. Marie Laveau sigue siendo una figura central del vudú de Luisiana y de la cultura de Nueva Orleans. A pesar de que aún no se la considera oficialmente santa, hay un fuerte movimiento a favor de su canonización. Muy poco se sabe sobre ella y los datos aceptados durante años dicen que Marie nació en 1794 en una plantación de un criollo francés, Charles Laveau y su amante Marquerite Darcentelin en Saint Dominique, la actual Haití, trasladándose a Nueva Orleans de niña. No hay pruebas concluyentes de que Marie en realidad naciera en 1801 en Nueva Orleáns, aunque en la investigación realizada recientemente por Ida Fandrich, esta encontró un certificado de bautismo de una Marie Laveau nacida el 10 de septiembre de 1801 en Nueva Orleáns, aunque no hay constancia y sigue siendo discutible que se trate de la misma Marie Laveau ya que era un nombre común en Nueva Orleans.
Marie fue descrita como guapa, alta y escultural con pelo negro rizado, parpadeantes ojos brillantes, piel rojiza y características ‘buenas’, lo que significaba que en ella prevalecía su ascendencia blanca en lugar de la africana. Se casó con un hombre de color, nacido libre, Jacques de París, en 1819, por lo que tendría entre 18 o 25 años en ese momento. Sin embargo Jacques desapareció poco después de su matrimonio y fue dado por muerto. Cualquiera que fuera la explicación, Mari, a partir de ese momento se hizo llamar, la Viuda París. Tras esto se instaló como peluquera, arreglando lo mismo a mujeres criollas blancas, como a mujeres de color libres, con notable eficacia.
Marie finalmente terminó viviendo con Louis Christophe Duminy de Glapion en una unión de hecho. Fandrich cree que Glapion no era un hombre libre del color como se ha repetido en varias biografías, sino un hombre blanco que intentó superar las trabas de unos y otros, pero que no consiguió ser aceptado como su marido. Aunque las habladurías cuentan que Marie y Glapion tuvieron 15 hijos, Fandrich cree que sólo tuvieron cinco, sólo dos de los cuales llegaron a la edad adulta, y que los otros niños que se le atribuyen pertenecían a su media hermana, la otra Marie Laveau. La ciudad de Nueva Orleans en los años previos a la Guerra Civil americana, tenía una sociedad interesante que la convirtió en una de las ciudades más singulares de la nación. En la jerarquía de Nueva Orleans, estaban en la cúspide los hacendados criollos franceses y sus familias que ocupaban el barrio francés, a continuación, los estadounidenses que empezaron a llegar a la ciudad después de la compra de Lousiana a los indios, que se instalaron en el distrito de Garden, y luego las nuevas generaciones de ‘couleur’, o mestizos y la gente libre de color que eran una especie de sociedad en la sombra que imitaba la estructura social de los blancos. Muchas personas libres de color incluso poseían esclavos. Las hijas de la generación de couleur, eran ofrecidas a los plantadores criollos blancos en las bolas cuarterón, donde las más hermosa eran elegidas para ser ‘placees’, término simple que en realidad quería decir ‘señoritas especiales como compañía de lujo”, en las casas abiertas en la calle North Rampart. Las madres que a su vez habían sido ‘placees’, negociaban acuerdos, exigiendo que los niños en particular, si los había, fueran educados en Francia. Este acuerdo era formalmente registrado, en previsión de que el hacendado criollo se cansara de su placee y decidiera abandonarla. La gente graba sobre la pared de su tumba tres Xs para solicitar a Marie que les conceda algún deseo Cuando su deseo ha sido concedido, vuelven y rodean las xs con un círculo. Eso, que llega a cubrir esa pared, obliga para dar cabida a más peticiones a arreglar y pintar la pared al menos dos veces al año. Las ofrendas que la gente deja, la mayoría de las veces son retiradas lejos, pues la gente trae cosas como cabezas de pollo u otras cosas poco higiénicas.
Este era el mundo que a Marie Laveau le toco vivir y aunque se había criado católica, ella se involucró en la religión que ahora conocemos como vudú. En ese momento en Nueva Orleans, era común que los Voodoo se practicaran conjuntamente con el catolicismo, de igual forma en que los antiguos celtas mantenían sus antiguas prácticas a la par que el cristianismo, ritos que se extendieron por toda Irlanda y Escocia. El Voodoo en los Estados Unidos era una combinación de varias religiones africanas, la superstición, el ritual de la sangre y el animismo. El Voodoo nació muy probablemente en Santo Domingo, hoy en día en la zona de Haití, donde los esclavos practicaban los rituales del poder de la naturaleza y veneraban a los espíritus de los muertos. El término “vudú” probablemente es una adaptación de la palabra vodun o espíritu, en el idioma del pueblo africano Fon. Para muchos esclavos, estas tradiciones eran el único medio de resistencia emocional y espiritual frente a las dificultades de la vida que tenían que soportar. Después que Toussaint L’Ouverture derrocó al Gobierno de Santo Domingo, los plantadores criollos franceses huyeron llevando a sus esclavos con ellos a Nueva Orleáns, lo que sirvió para introducir el vudú que practicaban. En los primeros días, a los esclavos se les permitía congregarse por las tardes después de sus tareas diarias.
El principal lugar de reunión para el culto vudú era Congo Square, ahora Square Beauregard, en North Rampart Street, pero estas reuniones asustaban a los ciudadanos blancos de la ciudad, que temían que las reuniones podrían conducir a un levantamiento de esclavos. Como resultado, las nuevas leyes que fueron promulgadas en 1817 prohibieron a los negros reunirse para bailar o cualquier otro propósito, excepto en domingo, y sólo en lugares que habían sido designados por el Alcalde de la Ciudad. Sin embargo, resultó que la Plaza Congo fue el lugar elegido, el mismo que habían estado utilizando y las reuniones continuaron como siempre, pero sólo en domingo. Como Harlem en la década de 1920, la Plaza Congo se convirtió en un lugar popular para los blancos y turistas, que se congregaban para ver el espectáculo.
En Nueva Orleans, el vudú era un matriarcado, donde dos terceras partes eran mujeres. En algunos momentos llegó a haber más de 40 sacerdotisas vodoussi reconocidas, pero Marie Laveau fue la reina de todas ellas. Marie había trabajado y aprendido con el famoso médico Voodoo Jean Montaigne, más conocido como Doctor John o Juan Bayou, que era entonces el más poderoso practicante de vudú en Nueva Orleans, del que aprendió cómo hacer los encantamientos más potentes, pociones y gris gris. Ella también adquirió un amplio conocimiento sobre plantas, hierbas y otros remedios naturales de curación.
La leyenda dice que María adquirió una casa en el 1020 de St. Ann Street de un padre agradecido cuyo hijo tenía problemas con la ley. Marie, cuentan, puso pimienta gris gris verde bajo la silla del juez, lo que le indujo a ser indulgente. La verdad es probablemente mucho más simple, Marie tenía una red de espías compuesta de sirvientes y esclavos que trabajaban en las casas de la elite en Nueva Orleans, a los que controlaba con el miedo. Ella también sonsacó muchas historias mientras arreglaba el pelo de las mujeres criollas que competían por sus servicios. Entonces, como ahora, las mujeres tendían a confiar los secretos sobre sus vidas a sus peluqueros. Marie utilizó esta información para el chantaje y para acrecentar la idea de que ella tenía conexión con los espíritus.
La tumbade Marie Laveau
Foto de la tumba de la reina del vudú Marie Laveau. Cosas rojas, Xs y regalos, son dejados por las personas que buscan la satisfacción de deseos, algunos son un círculo que significa que el deseo se hizo realidad.
Marie Laveau, utilizó sus confidencias secretas obtenidas en los tocadores criollos qué combinado con su propio y considerable conocimiento sobre hechizos junto con su talento, la convirtió en la mujer más poderosa de Nueva Orleans. Los blancos buscaban su ayuda en sus diversos asuntos y amoríos, mientras que los negros la vieron como su líder. Los jueces le pagaban hasta 1.000 dólares por ganar una elección, otros blancos pagaban 10 por una consulta personal o una visita. Ella ayudaba sin embargo libremente y sin cobrar a la mayoría de los negros. Visitarla para una lectura o coloquio era un distintivo social y llegó a ponerse de moda.
Como otras mujeres estrambóticas, también aprendió a cultivar la prensa. Cuando ella murió, el Times-Picayune publicó un editorial diciendo “Mucho mal muere con ella, pero no dejemos de añadir, que también una gran parte de poesía”. Incitó a público, prensa, incluso policía y otros amantes de la adrenalina a asistir a la diversión prohibida. Consiguió además hacer rentable el vudú por primera vez. Cientos de personas aseguraban haber visto a Marie hipnotizar a la serpiente gigante Zombi en las ceremonias de vudú. Ella mezclaba aspectos del catolicismo con el Voodoo, añadiendo incienso y agua bendita a la mezcla que ofrendaba a estatuas de vírgenes o santos. Se comentaba que organizaba orgías entre mujeres y hombres blancos que pagaban un alto precio por sus servicios, en sustitución de las mulatas que habían estado de moda antes de la guerra.
A pesar de su reputación como sacerdotisa vudú, Marie también seguía siendo una católica devota. Ella visitaba a los condenados a muerte en la prisión, llevándoles alimentos y granos de rezo. En 1853 la fiebre amarilla, una vez más amenazó Nueva Orleans. Un comité especial de caballeros fue encargado rápidamente para solicitar la ayuda de Laveau en nombre de todo el pueblo para intentar que remitiera la fiebre del pánico. Muchos de los que sobrevivieron a la endémica epidemia deben su supervivencia a los cuidados y preparados administrados por Laveau. En 1875 Marie Laveau anunció su retiro con el fin de concentrarse en atender a los enfermos y condenados en las prisiones de Nueva Orleáns. Algunos años después sin embargo, se trasladó a una habitación trasera de 150 St. Anne Street. Allí, bajo el cuidado de su hija mayor, Marie Laveau II, pasó un tiempo postrada en la cama, hasta que finalmente pasó al mundo de los ‘loas’, espíritus de los antepasados, el 15 de junio de 1881.
Después de su muerte, surgió el mito de que Marie se había levantado de la tumba. En realidad, se trataba de su hija Marie Laveau II, que continuó el trabajo de su madre hasta bien entrado el siglo 20. Marie Laveau II tomó gradualmente el control del negocio, lo que añadido a los muchos mitos y leyendas que rodeaban el nombre Laveau. Marie II era una mujer sorprendente con muchas de las características de su madre; ella también tenía una personalidad fuerte y dominante que utilizaba para controlar la vida de otros. Al igual que su madre, Marie II también comenzó como peluquera. Marie II continuó dirigiendo los rituales y las fiestas de la ‘Maison Blanche’ en el lago Pontchartrain, la casa que su madre había construido para las reuniones secretas del vudú y sus reuniones con la élite. Al igual que su madre, ella también hizo arreglos especiales con la policía y los medios de comunicación, que nunca allanaron sus instalaciones sin previo aviso, y cuando no, era más por guardar las apariencias y dar espectáculo que acallara a los más intransigentes.
Marie II también era experta en el uso de hierbas y otras técnicas de curación, y las personas enfermas a menudo llegaban a la casa de St Anne Street para tratamientos o curas. La mayoría de sus eficaces medicamentos combinaban el uso de productos naturales, raíces y hierbas que contenían auténticos elementos curativos, pero también empleaba otros factores, incluyendo los propios mecanismos curativos naturales del cuerpo y los poderosos efectos de la sugestión. Con este fin sus curas eran acompañadas a menudo por rituales de oración, cánticos y la quema de velas e incienso para mayor efecto.
Marie Laveau logró trascender las líneas raciales, sociales y religiosas de siglo XIX de Nueva Orleans, algo inusual en una ciudad segregada, donde los negros y los blancos no se podían mezclar con libertad después de la Guerra Civil. Se podría decir que ella elevó la práctica del vudú, de una religión local practicada por esclavos, a una forma de arte. A día de hoy, los visitantes de su tumba en el cementerio de Saint Louis nº 1 dibujan tres cruces, XXX, de su lado, con la esperanza de que su espíritu les concederá sus deseos. Hay quienes creen que Marie Laveau vuelve a la vida una vez cada año para llevar a sus fieles a la adoración en la víspera de San Juan. Otro mito dice que su fantasma se ha visto en el cementerio, siendo reconocible gracias al ‘tignon’, el pañuelo de siete nudos, que llevaba alrededor de su cuello.
Persiste la controversia sobre el lugar donde están enterradas Marie Laveau y su hija del mismo nombre. Algunos como Hauck 1996, dicen que esta última reposa en el cementerio llamado St. Louis no. 2 en una tumba que reza “Marie Laveau Tomb”. Sin embargo, esa cripta muy probablemente contiene los restos de otra reina del vudú llamada Marie, Marie Comtesse. Numerosos sitios en otros tantos cementerios se dice que son el lugar de descanso final de una u otra Marie Laveau, según Tallant 1946, p. 129, pero la principal evidencia sugiere que la tumba real es la de Laveau Glapion en San Luis N º 1. Comprende tres criptas apiladas con una ‘bóveda de recepción’, es decir, un receptáculo con los restos de los desplazados por un nuevo entierro.
Un contemporáneo de Marie II , como fue Tallant,1946, p. 126: aseguró que había estado presente cuando murió de un ataque al corazón en un baile en 1897, e insistió: “Todos esas otras historias no son ciertas. Fue enterrada en el cementerio de la calle del lavadero que llaman de San Luis nº I, y la pusieron en la misma tumba con su madre y el resto de su familia”.
La inscripción tallada de esa tumba registra el nombre, la fecha de la muerte, y la edad, 62 años de Marie II: “Marie Philomé Glapion, décédé le 11 Juin 1897, Agee De ans Soixante-deux”. Una placa de bronce colocada en la tumba anuncia, bajo el título ‘Marie Laveau’, que “Esta tumba de estilo renacimiento griego, tiene fama como lugar de enterramiento de notorias ‘Voodoo Queen’…, probablemente una referencia a las Marie originales. Una prueba que corrobora que fue enterrada ahí se encuentra en su obituario, ‘Muerte’ 1881, que señala que “Marie Laveau fue enterrado en la tumba de la familia en St. Louis Cemetery No. 1”. Guiley, 2000, afirma que: “Mientras que Marie Laveau Según los informes está enterrada aquí, ‘La bóveda no lleva su nombre’. Sin embargo, me llamó la atención el hecho de que las dos primeras líneas de la inscripción en la tumba de lectura Laveau-Glapion Famille Vve. .. París / soltera Laveau. Obviamente, ‘Vve’ es una abreviatura de Veuve, ‘viuda’; Por lo tanto, la frase se traduce, “Familia de la Viuda París, nacida Laveau”, es decir, Marie Laveau I. Tomo esto como prueba de que esta es de hecho la ‘tumba de la familia’ ”. Robert Tallant, 1946, p127, sugiere: “Probablemente hubo una vez una inscripción que marcaba la bóveda en la que la primera Marie fue enterrada, pero se ha cambiado por una marca de un entierro más tardío. Los huesos de la Viuda de París deben estar por debajo posiblemente protegidos”.
La tumba Laveau-Glapion es un punto focal para los viajes turísticos de vudú. Algunos visitantes dejan pequeños regalos en el sitio de las monedas, cuentas de Mardi Gras, velas, u otros, siguiendo la tradición de las ofrendas de vudú. Muchos siguen la costumbre de pedir un deseo en la tumba. El ritual necesario para esto ha sido descrito de diversas maneras. La versión más antigua que he encontrado, Tallant, 1946, p.127, dice que la gente daba “tres golpes en la losa y pedían un favor”, y destacó: “Siempre hay cruces a lápiz sobre la losa. El sacristán lava los cruces al poco, pero siempre vuelven a aparecer”. Una fuente más reciente aconseja combinar el ritual con una ofrenda colocada en la copa que se adjunta: “Dibuje las X, coloque su mano sobre ellas, frote un pie tres veces contra la parte inferior, lance algunas monedas de plata en la taza, y pida un deseo”, Haskins 1990. Una vez más se nos dice que los peticionarios deben “dejar las ofrendas de comida, dinero y flores, y luego pedir la ayuda de Marie después de girar alrededor tres veces, marcando una cruz con ladrillo rojo en la piedra”, según Guiley 2000, p. 216.
Aunque algunas de las marcas se hacen en negro, a partir de carbón vegetal, la mayor parte se representan en un rojo oxidado a partir de trozos de ladrillo. Una guía turística de Nueva Orleans dice de la tumba: “La familia propietaria ha pedido que esta falsa tradición destructiva debe parar, entre otras cosas porque la gente está tomando trozos de ladrillo de otras tumbas para hacer las cruces. Los practicantes del vudú responsables, que solo dejan velas, flores de plástico, perlas o las botellas de ron en torno a la parcela, deploran también la práctica, considerándola como una profanación que persigue el espíritu de Laveau away”, Cook 1999. Haciéndose eco de este punto de vista, otro guía aconseja: “En el tour de St. Louis, por favor no rayar Xs en las tumbas; no importa lo que has oído, no es una práctica de vudú real y está destruyendo tumbas frágiles”, según Herczog, 2000.
Su hija Marie Laveau II, 1827 – c 1895, también practicó el Vudú y los relatos históricos a menudo confunden a los dos. Ella y su madre tuvieron una gran influencia sobre sus múltiples seguidores multirraciales. En 1874, más de doce mil espectadores, tanto blancos como negros, se congregaron a las orillas del lago Pontchartrain para participar y observar a Marie Laveau II realizando sus ritos legendarios en la víspera de San Juan la noche del 23 al 24 de junio. Mientras Laveau II continuó reinando sobre las ceremonias de vudú efectuadas en la Maison Blanche, nunca obtuvo el mismo respeto que su madre se había ganado. Al parecer, ella carecía de la calidez y compasión de su madre, y en su lugar inspiró miedo y sumisión. Algunos afirman que Laveau II se ahogó el 11 de junio 1897 durante una gran tormenta en el lago Pontchartrain.
Creencias y prácticas
El vudú de Louisiana es un conglomerado de creencias que ha evolucionado con el tiempo y continúa adaptándose a su entorno. Como ha sido una religión conservada por la tradición oral, no tiene libro sagrado o canon pero es seguido por muchos adeptos; las creencias del vudú de Luisiana variar algo de una persona a otra. El vudú de Louisiana combina elementos de las creencias europeas y africanas aunándolo al catolicismo romano. Es una religión dinámica que se ha adaptado a esos rituales y a la cultura de Nueva Orleans.
La palabra vudú viene de la palabra vodun, el ‘espíritu’, de Dahomey, una misteriosa fuerza invisible que puede intervenir en los asuntos humanos. El culto de los espíritus continúa siendo una importante parte de las prácticas del vudú de Luisiana. Sus seguidores creen en un solo Dios, y en varios espíritus menores pero poderosos que presiden los asuntos cotidianos de la vida, tales como los que pueden acaecer a la familia, como un accidente o un juicio.
Las creencias fundamentales del vudú de Luisiana incluyen el reconocimiento de un Dios que no interfiere en las vidas de las personas y en los espíritus que presiden la vida cotidiana. Las fuerzas espirituales interceden tanto para conseguir bendiciones o solucionar dilemas como para actuar de forma maliciosa, conforman la vida diaria a través de mediar en las vidas de sus seguidores. La conexión con estos espíritus se puede lograr a través del baile, la música, el canto, o el uso de serpientes, que representan a Legba, “el espíritu Voodoo conductor esencial de todos los demás”. A diferencia de la imagen judeocristiana, la serpiente representa a Voodoo, “el conocimiento, la curación y la conexión entre el Cielo y la Tierra”. Los antepasados fallecidos también pueden intervenir en la vida de los seguidores del vudú.
Hoy en día el objetivo principal del vudú de Louisiana, es servir a los demás e influir en el resultado de los acontecimientos de la vida, a través de la conexión con la naturaleza, los espíritus y los antepasados.
Los verdaderos rituales se llevan a cabo ‘a puerta cerrada’ porque un ritual llamativo sería considerado una falta de respeto a los espíritus. Los métodos Voodoo incluyen lecturas, baños espirituales, dietas especialmente ideadas, la oración y la ceremonia personal. El Voodoo a menudo se utiliza para curar la ansiedad, las adicciones, la depresión, la soledad y otras dolencias. Su objetivo es ayudar a los hambrientos, a los pobres y los enfermos como una vez lo hizo Marie Laveau.
Como resultado de la fusión de la cultura francófona y el vudú de Luisiana, muchos espíritus del vudú se asocian con los santos cristianos que presidían el mismo dominio. Aunque las prácticas del vudú y las católicas son radicalmente diferentes, ambos, santos y espíritus actúan como mediadores con la Virgen María y Legba, presidiendo actividades específicas. Los primeros seguidores del vudú en los Estados Unidos adaptaron la imagen de los santos católicos a sus espíritus. Otras prácticas católicas adoptadas al vudú de Louisiana incluyen recitar el Ave María y el Padre Nuestro.
Supersticiones vudú y hechizos
Existen muchas supersticiones también relacionadas con la práctica del Hoodoo desarrollado dentro de la tradición vudú de Luisiana. Si bien estas supersticiones no son preferentes dentro de la fe vudú, su aparición es en parte resultado de la tradición vudú en Nueva Orleans y desde entonces han influido de forma significativa.
Caben destacar entre ellos las siguientes prácticas
· Un mechón de cabello de una niña trae buena suerte. · Si se pone una escoba tras de la puerta por la noche, la bruja no puede entrar y hacer daño. · Que en la mañana del lunes, lo primero sea que te visite una mujer, traerá mala suerte para el resto de la semana. · No pida prestado o preste sal, porque eso trae mala suerte. · Si se barre la basura fuera de la casa durante la noche se le barrerá su suerte. · No agite un mantel en la calle o patio después del anochecer o alguien de su familia morirán. · Para detener un hechizo vudú que nos hayan echado, adquirir algunas cerdas de cerdo cocinado en un ritual vudú, atar las cerdas formando un haz y llevarlas contigo en todo momento. · Si una mujer rocía un poco de sal en su casa, le dará mala suerte hasta que limpie y saque la sal y ponga pimienta sobre el umbral de la puerta. · Si una mujer quiere que su marido se mantenga alejado de otra mujer, debe ponerle un poco de su sangre en el café, y él nunca la dejará. · Si el esposo de una mujer muere y usted no quiere que ella se case de nuevo, corte todos los zapatos del marido en pequeños pedazos, tan pronto como él muera, y ella nunca volverá a casarse. · Puede proporcionar a alguien dolor de cabeza cogiéndole una foto y colocándola del revés. · Puede dañar a una persona en la manera que desee, consiguiendo un mechón de su cabello, quemando una parte y tirando el resto.
En los hechizos de vudú, el ‘curalotodo’ era muy popular entre los seguidores. La cura para todo era un hechizo vudú que podría resolver cualquier problema. Había diferentes recetas de hechizos vudú como panaceas; una receta consiste en mezclar estramonio*4, con azufre y miel. La mezcla se coloca en un vaso, que se frota contra un gato negro, y luego la mezcla se bebe lentamente. * Nota 4: Cuidado, debido a la toxicidad de esta hierba, lo mejor es ni tocarla. Estos son meros datos. La muñeca vudú es una forma de gris gris, y un ejemplo de la magia simpática. Contrariamente a la creencia popular, los muñecos vudú se utilizan generalmente para bendecir y no como maldición. El propósito de los alfileres adosados a la muñeca no es causar dolor a la persona asociada a la muñeca, sino más bien solicitar datos o favores para esa persona en nombre de la muñeca, que tradicionalmente representa un espíritu.
Muestras de preparados en el museo del Voodoo de Nueva Orleáns
El gris gris se estructura dentro de cuatro categorías: el amor; el poder y la dominación; la suerte y las finanzas; y descruzar el vudú y el espiritismo.
El vudú a acabado atrayendo ahora a muchos blancos y nativos americanos. Un sello distintivo de las Iglesias Espirituales de Nueva Orleans es honrar el espíritu del nativo americano llamado Halcón Negro, que nació y vivió en Illinois y Wisconsin, y no en África o Haití. Además, los nombres de algunas iglesias minoritarias, como la denominada, Israel Divina, traen a la mente los nombres de iglesias bautistas negras típicas, más que las católicas. La religión espiritual de Nueva Orleans es una mezcla de espiritismo, el vudú, el catolicismo y el pentecostalismo; las ‘Iglesias Espirituales’ de influencia Voodoo que sobreviven en Nueva Orleans son el resultado de una mezcla de estas y otras prácticas espirituales. Es único entre las religiones afroamericanas el uso de ‘guías espirituales’ en los servicios de adoración y en las formas de posesión ritual que practican sus adherentes.
La reina del vudú real de Nueva Orleáns, Voodoo Macambre.
El vudú fue traído a la colonia francesa de Luisiana por los exiliados haitianos después del levantamiento y posterior revolución que llevaron a acabo en Haití. Por otro lado la mayoría de los cautivos africanos llegaron a la colonia francesa de Louisiana entre 1719 y 1731, llegando directamente del actual Benin, en África occidental, trayendo con ellos sus prácticas culturales, idiomas y creencias religiosas arraigadas en el alcohol y el culto a los antepasados. Su conocimiento de hierbas, venenos y la creación ritual de encantos y amuletos, destinados a protegerse uno mismo o dañar a los demás, se convirtieron en elementos claves que junto a los aportados por los haitianos, dieron como resultado el vudú de Luisiana.
Reina del Voodoo, Lala y su marido Louie en Nueva Orleans, Louisiana en la década de 1930, el fotógrafo y la fecha me son desconocidos.
AlRose, en Storyville, escribe que: “Una asociación de damas del barrio rojo de Storyville, que se reunían con asiduidad, acordaron negarse a utilizar los servicios de Lala y otros practicantes del Voodoo”. La favorita de la dama principal era Eulalie Echo. Siempre estaban discutiendo sus servicios para curaciones y hechizos. Su verdadero nombre era Laura Hunter y ella levantó Jelly Roll Morton. Ella era su madrina…
A finales de 1970 Irma Thomas, la famosa cantante de Nueva Orleans, grabaría una canción llamada ‘Princesa Lala’, basada en Lala, la famosa Reina Vudú de Nueva Orleans, de los años 1930 a 1940 con una aproximación bastante exacta sobre las prácticas del vudú descritas en sus letras.
Robert Tallant escribió en 1946: “Si hay una sucesora al trono del Voodoo dejado por Marie Laveau, esta es sin duda Lala, ‘He tenido problemas para sobrevivir’; admitió Lala. ‘He caído un montón de veces, pero me he levantado sin daño. Una vez le dije a un juez que me dejara su anillo que quería hacerle caminar. Cuando él vio caminar cierta distancia a su anillo, dijo, Está claro que usted es una mujer que sabe lo que hace. Y me dejó ir. Verás, he estado estudiando toda mi vida…’ ”.
La ‘comunidad auxiliar’, un eufemismo para denominar a los esclavos, adquirió rápidamente una presencia fuerte en Luisiana. La colonia no era una sociedad estable cuando llegaron esos esclavos, y se permitió que la cultura africana mantuviera una posición prominente entre esa comunidad. Según un censo de 1731-1732, la proporción de esclavos africanos y los colonos europeos era de más de dos a uno. La propiedad de estos esclavos estaba concentrada en las manos de sólo unos pocos colonos blancos, lo que facilitó la preservación de la cultura africana. A diferencia de otras áreas con trata de esclavos activa, había poca disgregación en Luisiana entre las familias, la cultura y los idiomas. El acto del embargo de 1808 terminó con todas las importaciones de personal auxiliar, a Luisiana. Las autoridades promovieron el crecimiento de dicha población prohibiendo por ley la separación de familias. Se vendieron desde ese momento a los padres junto con sus hijos menores de catorce años de edad. La alta mortandad entre los esclavos llevó a los supervivientes a adoptar entre ellos un alto sentido de solidaridad. La ausencia de fragmentación entre ellos junto con el sistema de parentesco producido por el enlace creado por las dificultades de la esclavitud, dio lugar a una “comunidad coherente, funcional, bien integrada, autónoma y con esclavos más confiados”. Como resultado de la cultura africana, la espiritualidad no murió, sino que prosperó adentrándose en la cultura criolla francesa.
La práctica de hacer y usar los encantamientos y amuletos para la protección, la curación, o el daño a los demás, fue un aspecto clave para los inicios del vudú en Louisiana. El Ouanga, un encanto utilizado para envenenar a un enemigo, contenía las raíces venenosas del ‘árbol maldito’, traídas de África y preservado en las llamadas Indias Occidentales. La raíz recuperó terreno al combinarse con otros elementos, como los huesos, las uñas, las raíces, el agua bendita, velas sagradas, incienso santo, pan sagrado, o crucifijos. El administrador del ritual con frecuencia evocaba la protección de Jehová, el Dios de los cristianos, y de Jesucristo. Esta apertura de la creencia africana, permitió la adopción de las prácticas católicas en el vudú de Louisiana.
Grabado de la época, 1885, de un danza Voodoo en Congo Square
Congo Square, en Nueva Orleans, Louisiana fue el principal lugar de reunión para los primeros practicantes del vudú en el siglo XIX. Enseguida fue clausurado por temor a un levantamiento, pero luego en la década de 1840 se levantó la prohibición y volvió a permitírseles las reuniones. Desde entonces y hasta el inicio de la Guerra Civil, se mantendría como un pilar para las reuniones y los rituales del vudú. Los periódicos de Nueva Orleans comenzaron a defender a los practicantes del vudú en sus artículos, muy probablemente debido a la publicidad que les dio. En 1850, la policía arrestó a un gran grupo de mujeres blancas y negras que se habían reunido en una danza vudú. Las detenciones se dice que obedecieron al carácter indecente en que derivó el acto. Las mujeres detenidas se defendieron alegando violación de sus derechos y esto marcó un hito en la historia al ser la primera vez que un grupo de mujeres practicantes del vudú se defendieron plantando cara a la ley. Convocaron a un abogado que luchó alegando que la práctica del vudú no era nada más que una religión. Por lo tanto, las detenciones contra ellos eran injustificadas. Sin embargo, los tribunales adoptaron un giro diferente en el juicio y utilizaron la ley que prohibía a las mujeres blancas y los esclavos reunirse en cualquier manera o forma. A partir de entonces, los practicantes del vudú empezaron a dar quebraderos de cabeza a la policía. La lucha entre los bandos opuestos sólo había comenzado.
Fuente: Tallant, Robert “Vudú en Nueva Orleans”. 1994
Mi opinión.
Estos extractos que he traído aquí, provienen de los trabajos de campo, publicados y mucho más extensos, de los expertos, antropólogos e historiadores, a los que se hace referencia tanto en la bibliografía como entre los propios textos. Al no haber estado en ninguno de los lugares reseñados, ni participado ni visto en directo ninguna manifestación ni ritual ni religiosa de este tipo, pongo en valor mi total incapacidad sobre el reconocimiento de las realidades que se le atribuyen en un sentido u otro a este tema. Lo conocido como vudú, vudun, voodoo, o hoodoo.
Pero si tengo opinión al respecto. Está basada en la documentación que he buscado, recopilado, leído con fruición y desgranado, amén de alguna transmisión oral de buenos amigos conocedores in situ del tema en densas tertulias. Sumando a eso mis estudios sobre África, y amalgamado y deglutido todo me lleva a hacerme las siguientes reflexiones:
A mi parecer, lo conocido “actualmente” como vudú es la corriente de ritos y liturgia que llega a África tras la liberación de los esclavos africanos y la vuelta de algunos de ellos a sus países de origen, que no era Liberia precisamente.
Estas gentes llegaron con un conocimiento y vivencias muy distintas a las de sus pueblos de origen en África. Pero aunque posiblemente bien recibidos al principio, con afecto, ansia e incluso extasiados esos parientes y vecinos por los regalos, vestimentas y modos de los recién llegados, al final esos pocos recién llegados se encontraron con las arraigadas costumbres y la jerarquización establecida, que no les permitía sacar la cabeza como pensaban o pretendían. Dada la endémica superstición en la que el africano está tan imbuido, incluso ahora, tal vez algunos de los recién llegados vieron en ello una salida, tratando de infundir en las creencias existentes, los rituales y liturgia que tanto temor producían al otro lado del océano.
Baso en parte esta idea en la nula documentación al respecto del vudú desde el siglo XVI al XVIII, lo que sí se encuentra sobre la religión yoruba.
Brevemente; el esclavo africano recurre a sus creencias en su forzado exilio y al ver que al amo blanco esto le infunde miedo, y no es capaz de controlarlo, esos esclavos van exagerando los ritos y liturgias.
Cuando ese esclavo vuelve a su origen, se aprovecha de sus conocimientos, y también de este, el vudú, del que se llega a crear una religión oficial, admitida como tal.
Con grandes concomitancias con las creencias y religión Yoruba*5, estudiando desde sus orígenes ambos conceptos y dando por cierto que tienen un nexo común, hay un hecho incontestable; tanto antes como ahora, desde sus más humildes sacerdotes a sus grandes jerarcas, tienen buen cuidado de no mezclarse aunque mantengan cordiales relaciones. Dejan bien claro que son dos religiones distintas, Como cristianos y judíos. Siendo a nivel popular, actualmente aunque de manera confusa, que lo que mezclan de ambas religiones son básicamente ritos y modos.
Me parece que gentes llevadas hasta el extremo de su existencia, tienen pleno derecho a defenderse, a abstraerse, de los que o quien les niega el aire.
En mi opinión, tal vez errónea pero mía, las religiones son debidas al temor a lo desconocido; reconozco mi desconocimiento absoluto, quede claro, aunque curiosamente no creo en nada.
Creo que en estos casos, como sucedía en el medioevo europeo, Estos seres humanos en su exilio y en sus expoliados lugares de origen, no se les dejó otra opción. Revelarse y morir o adaptarse y sincretizar. En ambos casos, abundan los historiadores, mas de diez millones, 10.000.000, de seres humanos, murieron, por el simple hecho de tener la piel negra*5. Y a otros tantos no se les dio más opción que sincretizar todo aquello en lo que creían o dudaban.
Si nos basamos, por ejemplo en su música*5, oiríamos los ritmos cadenciosos que se les permitía cantar en los campos al llegar al Nuevo Mundo, pues el amo se percibe que esas melodías tranquilizan y con ellas aumenta el rendimiento. Al poco se les permite hacerlo en eventos para los amos y de ahí saltan a las iglesias de donde entresacan que “todos somos hermanos” y empiezan a darse cuenta de que deben y pueden, y surge el principio del gospel y subiendo el tono y el ritmo, le siguen el soul, blues, rhythm and blues, jazz…. Hasta hoy.
Es curioso escuchar lo que se cantaba en los ritos vudú al principio de las primeras grabaciones y lo que cantan hoy….. aunque no difiere mucho de ese desglose relacionado más arriba, sobre todo sacado del contesto del espectáculo total.
Obviamente todo esto da para más que estos breves párrafos, por lo que si queréis abundar me tenéis a vuestra disposición como sabéis. * Nota 5: Ver nuestros temas sobre los yoruba, la esclavitud, o la música.
Louisiana, Nueva Orleáns. Baño ritual
Marie Leveau Enmascarados Ju Ju en ritual vudú.
Bailarín en trance
Esperemos que aquellos recuerdos no sean
. imborrables, y el ser humano recuerde, siempre., que esté donde esté, sea como sea, crea en lo que crea y piense como piense, no es menos, sino que es tan necesario y útil, como necesarios y útiles somos tu y yo.
Gracias
jj Andreu
BIBLIOGRAFÍA: ORIGENES HISTORICOS DEL VUDÜ · Según Cheikh Anta Diop en: ‘Nations Négres et Culture’. · Olumide Lucas en: ‘The Religión of Yorubas’. · Jean Charles Coovi: ‘La signification du vocable Akhu en Egypte ancienne et en Afrique noire contemporaine, parutions dans la revue’. ANKH, Revue de É’gyptologie et des Civilisations Africaines. Paris 1993. · Basile Goudabla Klige: ‘Le Vudu expliqué à mon voisin du París’.
EL VUDÚ HOY COMO RELIGIÓN EN BENIN · Robert Sastre: ‘Les vudú dans la vie culturelle, sociale et politique du Sud-Dahomey’. · Honorat Agüéis: ‘Culturas vudú, Manifestaciones – Migraciones -. Metamorfosis (Afrique, Caraïbes, Amériques)’. · Mêdéwalé Jacob Agossou en: ‘Gbêto et Gbêdoto’.
BIBLIOGRAFIA
Orígenes históricos del Vudú según:
– Cheikh Anta Diop en: ‘Nations Négres et Culture’.
– Olumide Lucas en: ‘The Religión of Yorubas’.
– Coovi, Jean Charles. 1993: ‘La signification du vocable Akhu en Egypte ancienne et en Afrique noire contemporaine, parutions dans la revue’ ANKH, Revue de É’gyptologie et des Civilisations Africaines, Paris.
– Goudabla Elige, Basile: ‘Le Vudu expliqué à mon voisin du Paris’.
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– Gerber A. David – Moraska, Ewa, et alter, 1977: ‘Vudú Etnohistory’. Social Science.
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Enlaces:
http://www.cienciadelespiritu.org/wp-content/uploads/2013/11/49b-Religiones-tradicionales-africanas.pdf http://www.africafundacion.org/IMG/pdf/Bustince. Religiones tradicionales africanas -.pdf http://www.youtube.com/watch?v=e_QkYpdNhvU&feature=player_embedded #!
Créditos fotográficos:
Adam Cohn // Anja malusa // Ann Christine Woehr // Annie Leroy // Corrie De Winter // Dan Kitwood // Frederic van Walleghen// Gabin Djimasse // Hal Schneider // Hening Christoph // Jean Claude Coutausse // Jonh Mark // Kwekudee // Veera Lheto.
Angela Fisher y Carol Beckwith, antropólogas
Recopilación y documentación
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