Sureste de Liberia
La inestabilidad casi perenne que se ha dado y da en el sureste de Liberia, dificultó la aproximación de aquellos que andaban detrás de observar, o al menos encontrar, datos que sirvieran para comprender cómo se desenvolvía el día a día, y entre ellos los de los diversos procesos de sus cultos.
Si por un lado, en otros tiempos, la dificultad estribaba en la comunicación, pues no se encontraban intérpretes, y después fue la crisis política y la inseguridad de ella derivada; antes y ahora, por otro, tal vez sea la renuencia de la gente a comentar algo sobre sus cultos y hermandades la dificultad insalvable. Se puede decir que el Poro, en sus conceptos básicos, siempre ha estado presente en esta región, aunque con las imposiciones que el momento requería según sus propios objetivos y puntos de vista.
No está claro cómo se introdujo una versión propia del Poro entre los pueblos del sureste, ni si fue antes su culto o la hermandad, sí que en dialecto Webo o SemiGrebo fue el Kwi a yunu o simplemente Kwi o ‘espíritu’ como popularmente es conocido. Johnston le nombra Kwi iru y lo traduce como “hijos de los espíritus difuntos”. Sus miembros son conocidos como Kioi mjunu la “gente Kwi”.
El Kwi
En Tiê lo llaman Blô Kwi, “tierra Kwi” es decir, el Kwi de o para toda la tierra. Lo que aunque sin confirmar, parece tener gran connotación con el término Poro que a su vez quiere decir ‘suelo’ o ‘tierra’.
Creen que este culto o asociación tuvo origen en los SemiGrebos extendiéndose a Sapâ y luego a Tiê. Similar al Gran Diablo del Poro y capaz de volar entre matorrales como él, está Ya Kwi o Kwi Ba. Y así como el Gran Diablo, tiene la habilidad de volar a través de los matorrales, y su voz es un “tambor que brama”. Cuando viaja, se despeja en secreto un camino a través del monte por donde va a ‘volar’.
Como lo hace con mucha rapidez y por la noche, deja que su vibrante voz se escuche a intervalos. Al igual que el Gran Diablo, tiene una autoridad incuestionable. Antiguamente se decía que las personas que no seguían sus órdenes o le desobedecían, morían. “Pero en estos días sólo se pagan cuatro aves y una gran cuenco de arroz”.
Tiene dos auxiliares, uno que manipula el instrumento con que habla e interpreta lo que dice, y el Siah, que es al que se acude para requerir su presencia cuando oficialmente se le necesite y viceversa, quien avisa cuando él quiere acudir a algún acto al que quiere dar carácter oficial.
Las mujeres no pueden mirarlo. Cuando se escuche su voz, deben esconderse. Entre los Tiê, si una mujer viera al Kwi o descubriera alguno de sus secretos, y eso se supiera, tendría que morir.
la Zaba
Se dice que el culto o asociación tiene una rama en cada pueblo. Su distintivo es la cortina de folíolos de rafia, como la Zaba del norte y como en el norte su objetivo principal es el exterminio de brujas y magos. Johnston, 1906b, vol. 2, p.1068, dice:
“Si, por ejemplo, ocurre una enfermedad, se puede solicitar el Ya Kwi *el experto en ‘medicinas’ similar al ‘Zo sanguijuela’ del norte. Si se entera de un caso de enfermedad y no se le llama, él puede enviar a su auxiliar o encargar a un iniciado a que investiguen el asunto. Si no se diera con la causa de la enfermedad, o se sospecha que el origen puede encerrar algo misterioso, se puede achacar a brujería.
Después de la consulta, se permiten dos días para la observación. Si la persona enferma no se cura en este tiempo, el Ya Kwi se hace cargo del asunto. Cuando alguien concreto es sospechoso, debe ser juzgado por ordalía para probar su inocencia, a menos que se confiese culpable.
Cuando no se sospeche de nadie, la indagación y el registro deben hacerse con la ayuda de medicinas o adivinación. Es de todo punto necesario encontrar a la bruja o brujas que han provocado la enfermedad y matarlas. De lo contrario, alguien más morirá de la misma manera.
las prácticas supersticiosas
En relación con las prácticas supersticiosas, las ceremonias y el uso de ‘medicinas’, podemos decir que esto o aquello “debe hacerse”, o “es necesario”, o que hacer o no hacer algo “signifique desgracia”.
Lo que se pretende decir es que por supuesto, la gente cree que así obtendrán ciertos resultados y actúa de acuerdo con sus creencias. También debe recordarse que no tienen por necesario que exista una fórmula infalible para cada necesidad o individuo en cada pueblo y o situación; por descontado, hay usos y costumbres para cada persona y lugar.
Quienes interpretan creen o difunden que esto o aquello lo hacen siempre todos los miembros de una determinada tribu o clan, son como esos que ven el bosque pero no son capaces de apreciar árboles, matorrales y flores”.
Ayodeji Olukoju en “Cultura y costumbres de Liberia” de 2006, hace un examen del lugar que ocupa el Poro, sus cultos y cofradías, en la Liberia actual.
Y dice:
“La cultura religiosa liberiana se caracteriza por una predisposición al secreto, encapsulado en el concepto de Ifa mo “no hable” y una creencia arraigada en la intervención de fuerzas misteriosas en los asuntos humanos. Tanto los liberianos de élite como los que no lo son, suelen atribuir los sucesos incongruentes, a las actividad de poderes y fuerzas secretas”.
Fin del Poro en Liberia
Los adscritos como miembros en función de su poder, podían decidir sobre la guerra y la paz, la administración de justicia, la ejecución de las penas, el precio de mercado de los productos y la organización de las festividades públicas. Influían también en la resolución de los problemas entre comunidades, y si ejercían en la cumbre en regiones o a nivel nacional.
Asimismo, los miembros de la hermandad, en función de su poder económico y o material y su edad, si anciano pero fuerte más nivel, llegaban a competir entre sí por quién ocupaba más alto rango. Los cabildos del Poro eran el control y contrapeso al poder de los caciques, presidentes o reyes.
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