La Hermandad Yassi
La Hermandad Yassi estaba instalada tanto entre los países Sherbro como Mende. En realidad la opinión se decanta en que era un brazo del Bundu y en paralelo del Poro. Y esto lo remarca el que aun diciendo ser una hermandad de mujeres, no solo se permitía, sino que incluso se solicitaba la intervención de hombres de la “orden social” Poro en reuniones puntuales solicitadas por ellas.
De hecho, bajo ciertas condiciones, era incluso imperativo que fueran iniciados en los misterios que la rodean antes de que se les permitiera entrar en la “casa Yassi” con el propósito de estar bajo la influencia y el tratamiento de la ‘medicina Yassi’, para quedar inmunizados.
“Todas las mujeres Yassi también deben ser mujeres Bundu, aunque las mujeres Bundu no tienen por qué pertenecer necesariamente a Yassi”.
La líder principal de la orden es Mama Behku; la sigue en importancia Yamama; tras esta están las Kambehs que se ocupan de diversos aspectos: Kambeh Mambu, Kambeh Kehwai, Kambeh Maba y Kambeh Mama. Esta última es también la portadora de la espada.
Hay afiliados tres hombres tamborileros, que tocan un largo tambor de madera, llamado Kereh.
la casa Yassi
Se distinguían por su profusión característica de manchas, distintivo exterior de la orden Yassi; todo debía estar manchado, la casa Yassi, los Kambehs, la espada, el tambor, todo debía estar manchado, excepto los fetiches Minsereh tallados en madera que debían estar completamente tintados de negro.
Las manchas se realizaban con los tintes habituales como carbón vegetal, caolín, hematita, jugos de plantas y si quería decolorarse orín; se impregnaban aleatoriamente sobre lo que fuera.
Las imágenes Minsereh f:151 representaban mujeres y encarnaban suma importancia en su papel funcional como fetiches; ya que era a su través, como intermediarias, que se proporcionaban los datos relativos al asunto que hubiera que tratar. El santuario fetiche Yassi siempre se encuentra dentro de un Fakai, poblado, que todos reconocían por las manchas de colores pintadas sobre ella. Al contrario que en el Bundu que es un lugar secreto en el monte.
No se sabe que usaran alguna vestimenta que las distinguiera; por el contrario sí se sabe que en ciertas ceremonias optaban por no llevar nada que las cubriera, salvo cuerdas de cuentas en la cintura.
Se cita un ejemplo:
“Durante un fallecimiento debían guardarse respetuosamente los rituales prescritos. Hubo el caso de una mujer Yassi: su cuerpo fue cubierto por un paño de algodón y depositado sobre una estera, que las mujeres de la orden desplazaron alrededor de la casa, bailando y cantando al son del largo tambor de madera y el shake shake de las sehguras agitadas por las mujeres. Encabezaba la procesión Kambeh Mama, que mientras las otras seguían bailando, se situaba frente al cadáver señalándolo con la espada desnuda, otra Kambeh portaba la medicina Yassi en un cuerno. Ninguna de las mujeres usaba ropa, simplemente llevaban numerosas sartas de cuentas alrededor de sus cinturas”.
Las Kambehs
Las Kambehs, llevaban la frente, espalda y hombros impregnados de manchas de colores*f: 134-136
Cuando en la mañana caía el sol sobre las cabezas, las 9 allí, era el momento de realizar el ritual fúnebre, siempre y cuando hubiera transcurrido una noche, el tiempo intermedio lo usaban cantando, bailando y recordando hechos con la difunta, y dentro de la manchada casa fetiche Yassi. A esas alturas todas las mujeres se encontrarían aún más desnudas pues las cuentas al moverse habrían cortado los hilos deshaciendo las sartas y se habrían desparramado por el suelo.
Después de bailar el cuerpo alrededor de la casa, se llevaba adentro, y se seleccionaba a algunas de las mujeres que tomaron parte en el baile para preparar cierto brebaje medicinal llamado Saweh, que aparentemente consistía en hojas que se sumergieron en agua y se maceraron en un cuenco de madera. Se matan una o dos aves y se sumergen en este líquido empapando sus plumas, luego se rocía el líquido sobre todas las casas y gentes ‘no’ Yassi del poblado, usando las aves para asperjar el líquido de sus empapadas plumas, con la intención de que el espíritu de la difunta no moleste a nadie, y evitar que la medicina Yassi que llevó la Kambeh Mama tenga efectos nocivos sobre ellos.
hombres Poro
Terminada por las mujeres esta parte de la ceremonia, era a hombres Poro a quienes se entregaba el cuerpo, para que le efectuaran una disección extrayéndole el hígado con el que averiguar si la difunta tuvo relación con la brujería. Tras abrir el cuerpo y extraer el hígado este se depositaba sobre un balde o cuenco con agua. Si flotaba se consideraba un signo indudable de inocencia, entonces se pronunciaba el Kundinteh la corroboración literal de que tenía el “vientre limpio”. En este caso, se le mostraba absoluto respeto, y adquiría el derecho de que su familia la pudiera enterrar en el pueblo.
Hacer la disección requería que previamente se avisara a la gente del pueblo para que lo abandonara y se alejara. Se hacía en el Bosque Poro del pueblo; y si se dictaminaba Kundinteh, un Demonio Poro llamado Bahum, que debía estar siempre presente en esos momentos, vocearía Kundinteh de manera peculiar y se anunciaría a la par con el Kereh que la difunta había superado la inspección.
Entonces formarían la comitiva de regreso al pueblo, entre los duelos de las mujeres, unos de alegría porque su difunta condiscípula ha superado la prueba y estará para ayudarlas y otros por su pérdida real. Llegados al pueblo, cesa el duelo y se abren paso la alegría, el baile, el canto y la diversión durante casi una semana.
Saweh
Para enterrar el cadáver, antes se le rociaría con el mismo Saweh que se utilizó sobre el pueblo y la gente, para a continuación envolverlo con los paños que parientesy amigas de la difunta hubieran proporcionado. El entierro en sí es cosa de hombres.
Es tradicional lamentar una muerte, se trata de juntarse y recordar hechos compartidos con la o él difunto, suele comenzar cuando el sol lleva un tiempo desaparecido, terminando cuando emerge el día. Si alguien por cualquier causa no pudo asistir en ese momento, puede solicitar a alguien que se le una para ‘lamentarse’ en cualquier momento, pero nunca solo.
Sí. Podía darse el caso de que la disección demostrara que la difunta no estaba limpia, pues su hígado no había flotado, se hundía. Entonces un Diablo Poro voceaba incoherente, nadie podía atreverse a llorar. Prevalecía el silencio; no se bailaba, ni cantaba pues lo descubierto era una infame lacra para la familia. El cuerpo simplemente era enterrado desnudo en el monte.
el fetiche Yassi
Dentro de la casa Yassi, una choza normal de barro; lo sagrado: los Minsereh y la ‘medicina’, quedaban en conjunción en un mismo lugar, ocultos tras unas esteras de rafia de palma. Cuando la Yamama o Kambeh necesitaba consultar el fetiche Yassi, para entrar en la casa santuario debía vestir una saya y un pañuelo blancos, este cubriendo la cabeza. Pero una vez dentro debía desprenderse de todo pues no se permitía llevar nada en presencia de lo sagrado.
Al salir, debía volver a cubrirse con lo que llevó, para luego con el Minsereh sujeto por la cintura caminar arrodillada hacia atrás tocando la estera con su frente. Esto debía repetirlo dos veces para a la tercera girarse hacia la gente y poner el Minsereh mirando hacia ella. Al tener sostenida la figura por la cintura, esta podía bascular a uno u otro lado.
Situada, agradecía al fetiche el permitirla poder hacerle unas preguntas, pasando a continuación a hacerlas. Parece que lo normal era de inicio vincular si la demanda tenía que ver con el fetiche, pues quien solicitó su colaboración a la Yamama, era un hombre presuntamente enfermo por el fetiche Yassi, por lo que preguntaba: “¿Este hombre, nos vio haciendo ‘medicina Yassi’?”
Aquí por lo general parece que le figura se balanceaba y si su corazón “estaba frío”, es decir se apoyaba sobre el pecho de la mujer, era una respuesta favorable pues indicaba que el hombre no las vio.
Pero si era al contrario, la figura permanecía inmóvil. Entonces volvía a preguntar: “¿Lo atrapó el Yassi?” Y si la figura permanecía inmóvil las respuestas consiguientes eran “Si” “Su mal se debe a la medicina Yassi?” “¿Morirá?” La inmutable figura redundaba en su afirmación.
la medicina Yassi
Nadie critica ni fabula ni reniega. Las decisiones no son discutibles, se aceptan sin murmullo, desgana, “ni muestra de dolor” La creencia en el poder del fetiche Yassi y su materialización, los Minsereh, son incuestionables. Infalibles.
El Minsereh debía ungirse con la ‘medicina’ Yassi para activar su poder, realizar sus funciones y poder manifestarse. Después de la unción se colocaba al lado de la ‘medicina’ para que se comunicara con ella. Entonces hizo soñar a Yamama; al despertar, la imagen debía volver a ser ungida antes de retirarla de la presencia de la medicina, y la Yamama no debía volver a hablarla sin antes volver a ungirla; después podría hacerlo e invocar su poder e influencia para prevenir cualquier albur inminente, bueno o malo, que pudiera sobrevenir.
Todos los hombres si eran del Poro podían entrar en la casa Yassi, pero si no eran de esta hermandad y furtivamente entraran, el diablo Poro los atrapará, los llevará al Bosque Poro y los obligará a convertirse en miembros. La casa Yassi era también una especie de hospital para toda persona de cualquier sexo, que pagara, y se sintiera afectada por el fetiche. La medicina fetiche Yassi estaba disponible todo el año, menos en el mes de julio, en que las continuas fiestas concitaban a toda la población. Durante ese mes, era mejor no ponerse malo y si en tratamiento curarse antes pues era imposible obtener tratamiento Yassi, por lo que no quedaba más remedio si era imprescindible acudir a otros medios.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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