Arte y cultura
En páginas de más arriba he comentado que no realizaban obras artísticas como acostumbramos a ver en otros pueblos africanos. Tal vez el que sus ‘hermanos de Gabón’, sí hagan personales y hermosas tallas y máscaras, o que otros grupos de la isla, como los Igbo que en ella viven y sobre todo los fang, confundan.
Pero de unos y otros hablaremos en sus estudios correspondientes. Ellos se limitan a realizar unas campanas de madera, sobre todo a partir del XIX y desde muy antiguo sus preciosas pulseras y otros adornos. De las pulseras y abalorios ya hemos hablado, de las campanas comentar que su primitiva idea era, al igual que tantos otros pueblos con los que se cruzaron, como los yaúndes que quedaron en el ahora Camerún o con los que cohabitan, aunque a disgusto, como los fang, que las hacen de madera o hierro, sean para concitar a los espíritus ancestrales.

Pero vivir, ya es un arte si sabemos como comunicar y socializarnos. Aunque a esto se le llame también:

El folklore entre los vuvi
El folklore entre los vuvi, como tal, concepto universal, se sale de lo cotidiano para tomar el tiempo por un tiempo y romper con esa cotidianidad, para trasladar a las gentes, de los problemas o trabajos habituales, a otros mundos, donde todo es posible o al menos distinto, si se mantienen los preceptos que los ancestros marcaron. Es tiempo de fiesta en definitiva y como tal a celebrar.
Es curioso, he encontrado buen número de fotos de grupos bailando, donde el pie de foto los declara vuvis, cuando en realidad no lo son, en mi opinión; no soy sólo el que dice que no producían tallas y dado lo mal que se llevaban, y aún hoy, con los fang, está claro que los tambores que en ellas se ven, típicos de esta última etnia no son algo usual en los vuvis; también he visto bailarinas apuntadas como vuvis, cuando lucen en sus antebrazos máscaras de las conocidas como de pasaporte claramente fang.
No obstante es fácil equivocarse, pues dado el origen continental común, comparten casi idénticos gustos estéticos, en sus escasas vestimentas tocados y abalorios, pues además, aquí, todos se nutren del mismo armario común.
Tradiciones
Dado que no creo que ellos tuvieran cámaras fotográficas, tampoco creo fueran los que las hicieran, tuvieran ni titularan. Aunque claro está, repito que lo más normal es que yo sea el equivocado.
No solamente son extraordinarios los días de fiesta, sino también los de duelo. Los primeros celebran sobre todo los frutos concedidos, la recolección, la primavera que trae las crías de los animales, salvajes y de corral; o cómo no, el nacimiento de un nuevo miembro de la familia. Los segundos, el día que se celebran las honras a los ancestros o el desenlace final de alguien que ayer estaba vivo. Mismas causas mismas respuestas, aún expresadas de maneras distintas por el ser humano allá donde esté.

Se origina en tradiciones que se muestran en cantos o bailes de alegría o dolor según dichas circunstancias. En la foto, vemos un grupo de muchachas cada una con un brote o plantón, dispuestas a lo que creo es la preparación del campo de una nueva esposa, donde sus más cercanas, en un lúdico esparcimiento bailan y cantan mientras trasplantan los futuros árboles de los que se va a abastecer.
Fábulas
También en fábulas donde conductas humanas se ponen en boca de animales del bosque con su moraleja pertinente; en relatos populares donde brujas y hechiceros intentan con medios sibilinos atraer a niños, o no tan jóvenes, pero que en su maldad la astucia a veces ingenua, visto desde aquí y ahora, o el afecto y voluntad de los mayores llevan al castigo a los malvados. A lo que suman debatir o criticar los sucesos relevantes acaecidos desde la anterior reunión. Mucho por tanto con qué entretener y compartir con niños, muchachos o adultos, siempre ávidos y expectantes.

Aymemí
Sus cuentos y fábulas tienen la impronta de cómo entretener pero a la vez enseñar, como no podía ser de otra manera, pero mejor relatar aquí algunas de ellas:
“La primera historia, ‘La Serpiente y el Cangrejo’, fue transcrita por el padre Aymemí. Las siguientes tres historias: ‘¿Por qué los monos no tiene casas?’, ‘¿Por qué los perros corren tras los huesos?’, y ‘¿Como el pulgar llego a estar separados de los otros dedos?’, son distintas fábulas recopiladas en un libro maravilloso, en español, llamado ‘Cuentos bubis de Guinea Ecuatorial’, Escrito por Jacint Creus, Antonia Brunat y Pilar Carulla, trabajando con el centro de cooperación Hispano-Guineano del Centro Cultural en Malabo. Fue Impreso en 1992, siendo la culminación de seis años de trabajo”.
La serpiente y el cangrejo
Erase una vez que los vecinos de la selva estaban sufriendo una dura escasez de alimentos. Tan profunda era su hambre que comenzaron a atacarse para devorarse entre sí. Entre ellos había una serpiente negra, Mappa, y un cangrejo de río, Iteke. Un día Mappa le dijo a Iteke:
“A pesar del hambre que estamos pasando y viendo como nuestros vecinos se atacan y devoran entre sí, pienso que no quisiera hacerte daño, pues siempre hemos sido buenos vecinos y tenido una buena armonía. Por ello se me ha ocurrido un sistema en el que ninguno de los dos moriríamos y nos serviría para subsistir”
Iteke le respondió: “Muy bien, explícamelo”
Mappa continuó:
“Como tu tienes muchas patas, me imagino que sin mucho problema, podrías desprenderte de alguna mientras solucionamos estos momentos tan críticos”
A Iteke no le pareció mal la propuesta y aceptó. Poco a poco fue desprendiéndose paulatinamente de sus patas, hasta que un día se dio cuenta de que ya solo le quedaban sus dos grandes pinzas, por lo que le sugirió a Mappa:
“Podías tu prescindir de una parte de tu cola y así poder mantenernos”
Mappa respondio:
“No puedo prescindir de ninguna parte de mi cola pues eso sería igual que si me suicidara”
Iteke nada le dijo pero no la creyó. De manera que cuando Mappa dormía le cerceno una parte de la cola y la cocinó. Tras ello invitó a Mappa a comer, pero Mappa le contestó:
“Amigo, no puedo comer, no me encuentro bien”
Iteke le respondió:
“Pero como. Te comiste todas mis patas y ahora por un pequeño trocito de tu cola te sientes enferma?”
Mappa le dijo:
“No se, pero no puedo ni moverme”
Iteke salió a buscar leña para calentarse y volvió cargado a la casa. Llamó a su amigo para que le ayudara a descargar pero Mappa no le respondió. Iteke arrojo la leña al suelo y comenzó a mover los enseres y recipientes buscando a Moppa. Tras largo rato rebuscando, encontró por fin a Moppa acurrucado detrás de una columna, muerto.
Ikete triste comenzó a cantar: “Ah! Mappa, Mappa, yo intenté que subsistiéramos y comimos todas mis patas, pero con un solo trocito de tu cola te moriste”. Tras ello y sumido en su desventura, regreso a su casa en el río.

Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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