Economía
Aunque lo he comentado antes, tal vez a vuelapluma, quiero en este apartado volver a comentar su carencia de hierro y conocimientos para su manufactura. Ya hemos visto que cambiaban cualquier cosa por adquirir útiles o restos de este metal. Hasta la llegada de colonos, ya en el XVIII, no empiezan trabajar el campo con aperos de este metal, y sus otras herramientas y armas, siguieron siendo de madera hasta bien avanzado el siglo XIX.
Creo que también es importante de cuando en cuando, recordar que hablamos de los vuvis de Guinea Ecuatorial pero no del país, en el que son minoritarios en número y relegados por cuestiones políticas y raciales por la etnia dominante fang.


El ñame
Cada jefe de familia, con esta al completo, preparaban una parcela de tierra, del tamaño adecuado a lo que se pretendía plantar, y la cercaban, para intentar impedir el acceso a los animales y delimitar su propiedad. La malanga y el ñame, fueron los primeros cultivos de los vuvis y la base de su dieta alimenticia.
Todo el mundo contribuía a su siembra y cultivo. Los hombres y las mujeres, los hijos adultos y los niños pequeños participaban en la agricultura, aunque para la malanga, se reservaba su plantación y cultivo exclusivamente a las mujeres. Más tarde, esta se dividía entre los hombres adultos, en diferentes tamaños, según sus posibilidades y necesidades.

el cacao
Es sabido y fue muy reconocido, el cacao que produjo el país durante el período colonial español que se plantaba recolectaba y manufacturaba en Sampaka, entre otras haciendas, parece que ahora esos cultivos como los de plátanos, están medio abandonados pues todo el que puede opta a colocarse o estar cerca de las expectantes explotaciones petrolíferas. Eso no implica el reconocer el magnífico trabajo que aportaron los vuvis, mujeres y hombres, y la sintonía con aquellos colonos europeos.
Búfalos, ciervos, antílopes, puerco espines, pangolines, y pescado son algunas de las principales proteínas consumidas por los vuvis. Los vuvis conocían bien los pastos preferidos por los antílopes y ciervos, y sabían cuándo, en el crepúsculo, los animales pastaban. Al amanecer le llaman opa, y esaha es el anochecer.
Caza
El etnógrafo Aymemi relata:
“Los vuvis llegan temprano, al amanecer, ocultos detrás de un arbusto, un tronco, o en la parte superior de un árbol, esperan pacientemente; entonces, cuando la bestia se sentía más tranquila, ella sentiría un cruel dardo lanzado por uno de estos salvajes, entrando en su cuerpo“.
Antiguamente, en las cacerías, utilizaban unos dardos que llamaban, bechika o mechika; distintos tipos de trampas, riparu, ekaso, sibèttèbèttè, boholo llamadas así en el norte y rinchi, siara, epeu, moholo al sur; y la flecha boatcho, o moancho. El nombre general dado a la caza era ebeba o ebema, y aunque solían cazar de forma individual, el resultado era compartido por todo el grupo, reunido en un lugar preparado del pueblo.
“Es ampliamente conocido que las flechas o dardos de los vuvis, son de madera, sin punta de hierro, y que arrojan con la mano simplemente, sin usar arcos”.

la malanga
Los hombres vuvi eran los principales responsables de la caza y la pesca, de levantar y construir los poblados, de la fabricación de armas y extraer el aceite de palma. Las mujeres fabricaban ollas, canastas tejidas de fibras, hacían las tareas del hogar, la cocina, eran las encargadas de la siembra y el cultivo de la malanga, ayudaban a sus maridos con sus tareas y además acudir al mercado. Comían en platos de madera, aunque también usaban conchas de grandes caracoles de tierra y de mar como platos.
“Ellos aprendieron a utilizar las cáscaras secas y duras de la fruta del árbol bobama, para hacer prácticos y económicos vasos”.
En las ceremonias de siembra y recolección de los agricultores vuvi, todavía se mantienen antiguas costumbres. Una de las celebraciones más famosas del país es el abira que se cree limpia la comunidad del mal y se suele realizar previo a la siembra. La danza balélé se lleva a cabo especialmente por todos los ribereños y en Bioko alrededor de la Navidad. Al pueblo vuvi también le gusta bailar alrededor de una fogata mientras suena el xilófono. Es el antiguo ritual y celebración de las ‘tetas grandes’, la malanga, tras la recolección de este tubérculo.

Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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