Escaras en Senegal y Gambia
Senegal y Gambia están habitados por gran diversidad de pueblos que no siempre están relacionados. Se podría decir que al sur, la meseta de Futa Djalon sirve de frontera natural que divide toda la región, no solo estos paises. Aunque dentro de ellos se encuentran en cualquier lugar, sobre todo por arriba están los Wolof, Serer o los Lebu entre otros.
Los Fulah, dispersos por todas partes, crearon sin embargo a principios del siglo XVIII el Reino Fulah de Futa Djalon que perduró hasta entrado el siglo XX aunque oficialmente 1898 marque su fin. Esto se debió a la riqueza que las minas de oro y diamantes aportaban y que áun se mantienen.
Por debajo de Casamance y en su rica zona boscosa a modo de frontera y adentrándose en Guinea Bissau se encuentran los pueblos antedichos, así como los Diola, Bassari, Mandingo y otros menores como los Balanta, Manjak o Papel entre otros. Hablaremos de todos en los diferentes apartados pero no en este porque aunque los hemos visto, y veremos, en escaras en el torso, exceptuando a los Fulani son escasas las fotos en que se vea a otros con escaras faciales.
Una cosa debo aclarar, tiendo a poner fotos antiguas, cuanto más mejor, buscamos porqués. Las que parecen más modernas de esta región, no así en el África del este, o no presentan, salvo raras excepciones, marcas más allá de las tribales, o están particularmente adaptadas y es una opinión que ya explicaré más adelante. Veamos lo poco que he encontrado.
Mujeres Fulah de Cayer y en Senegal Fotos General Fortier |
Terenga
Ellos dicen que Senegal esTerenga la tierra de la hospitalidad. Y aunque orgullosos son amables.
El africano en general, muestra a primera vista sus posesiones. En sus abalorios, como pulseras, tobilleras, collares o pendientes; tocados, en función de lo empinados o adornados; o riqueza de los vestidos, suelen indicar cual es su patrimonio y posibilidades; pero curiosamente es en el pelo donde son capaces muchos pueblos de hacer ver a quien lo sepa leer, cuánto terreno tienen y de él, cuánto sembrado y cuánto en barbecho, e incluso parce ser que incluso los sembrados de qué lo están; por lo que realmente las escalas sociales quedan marcadas de una manera similar a las castas; pero eso lo iremos viendo más adelante. Con esta manera directa de indicar sus posibilidades, su instinto social de entenderse como parte de un todo hace que aunque el orgullo de unos rechace la ayuda, el orgullo de los otros hace que esta les llegue.
Y esto viene a colación por las dos muchachas que vemos arriba.
El aparente recato, que entendería el colono o misionero, de la mujer Fulah, con su en teoría púdico vestido, nos dice que una vez identificado su pueblo, dedicado fundamentalmente al ganado, pertenece a una familia de grandes recursos, desde luego no es una pastora; sus collares, aunque al no ver el color de las cuentas aventuremos, por lo irregulares posiblemente sean o cornalinas, o las típicas ágatas que recogen de los ríos y que para nada les resultan baratas, como no debe ser vanal la moneda que cuelga de su rizo izquierdo.
escaras faciales
Y hablando de rizos, sigamos aventurando, los que le caen por los temporales hasta el borde del cuello, se supone que es la tierra trabajada, labrada y por tanto ahuecada, mientras que la especie de moño, ya lo más liso que se puede, es el del barbecho, aurduo trabajo anunciado a quien con ella se quiera casar; esto sería si no fuera Fulah a los que poco importa la tierra, si no es para que pazcan sus vacas, por lo que invirtamos la moneda tierra, por la moneda vaca, y el barbecho por las vacas preñadas, pero no lo olvidemos, pues en su apartado correspondiente lo volveremos a ver.
Pero hablamos de escaras faciales, y ella cumple los requisitos; mal, pero se aprecia la marca de clan que le corre por el perfil de la nariz, también lleva remarcadas las cejas, pero su posición la muestra en esa que le corre por el mentón y se alarga hasta la barbilla, lo que da pie a pensar que se une a la que viene por el otro lado, es el ¡no va más, señores! pues no es un corto surco de dos dedos.
Respecto a la muchacha Coniagui, no es que sea más liberal o pobre, simplemente va más cómoda pues mientras la Fulah se mueve por territorios más altos, aunque solo sean tres o cutrocientos metros más, allá eso se nota, y nuestra amiga Coniagui gusta mas de las fértiles tierras, ella sí, de los valles que forman los ríos, o de los litorales costeros.
Coniagui
Agacharse a recoger, sembrar o textar el terreno, necesita de libertad de movimiento y de poco impedimento que se pueda enredar, eso no quiere decir que desdeñe los collares y que no procure estar al mayor de los niveles, aunque no podamos adivinar qué lleva. Y en su pelo, no lo dudéis, ella indica cuánto y en qué condiciones está su terreno.
Lástima no poder palpar el hilado y tejido de su pareo, pues nos indicaría algo más de su posición, que no el dibujo, sin duda colorido, que guarda el estilo y gusto de los suyos y con los últimos retoques a los casi inmutables diseños. Y sus escaras? .
Pues ahí están. Las de la cara, tribales y de clan, casi imperceptibles en la foto, son con sus diferencias las que ya en casi toda África Occidental llaman pèlè, una serie de surcosque por debajo del lacrimal atraviesan el pómulo y corren por la mejilla. Pero sin duda, y aquí ella también las muestra, son fundamentales las que aparecen por encima del pareo cercando el ombligo perdiendose huidizas por otro prometedor territorio, nos dice que aún no tiene, pero esta dispuesta ya a tener hijos, como vimos en escaras del torso. Sin duda todos saben quién es.
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