Los poblados vuvi
Las casas eran de paredes, muy bajas, hechas mediante empalizadas de helechos arborescentes y o de troncos y ramas del ‘pycnanthus angolensis’, el árbol calabó. El techo, muy pendiente, estaba formado por un armazón de bambú sobre el que colocaban hojas trenzadas de nipa, una ‘arecácea’ o palmera del manglar, sobre las que suelen poner piedras de mediano tamaño para que el viento no se lo lleve.
En la actualidad, las casas de la mayoria de los poblados son de cemento con tejados de zinc. Pero en poblados como Moka y Ureka la vivienda se sigue construyendo al estilo tradicional.
Los poblados vuvi estaban compuestos por unos veinticinco núcleos familiares. Cada familia ocupaba un conjunto de casamatas agrupadas, rodeadas por empalizadas, donde se acomodaba cada familia. Cada población vuvi era gobernada por un jefe hereditario llamado butuku, o cocorocó según la zona.
El rey de Moka, a principios del siglo XIX, promulgó una serie de normas de convivencia con las que consiguió que los vuvis se respetaran y unieran.
Pero la presión de los europeos, a los que no gustaban sus modos y costumbres y menos aún su independencia; la masiva llegada de fang, más resueltos a congeniar con el blanco en detrimento de los vuvis, consiguió ir domeñando a estos, lo que acabó resquebrajando sus costumbres y tradiciones que paulatinamente, al menos públicamente, fueron abandonando.
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