Y qué tiene esto que ver con el Poro y Sande o Bundu? | Lo mismo que esto |
La pretensión es trasmitir cómo es el país por el que transitaban habitualmente las gentes de las que a continuación vamos a hablar. Todo es un enorme parapeto natural verde. Por donde se podía encontrar uno a todo tipo de ser vivo, conocido o no, pues en la penumbra de tan densas sombras todo era imprevisible, misterioso e incluso para muchos mágico…
…y para otros, aterrador, hasta el punto de negarse a vagar por él.
Fotos de Thomas Joshua Alldridge de 1879 realizadas en Sierra Leona de donde ostentaba el cargo de Delegado del Gobierno Británico.
Introducción
Preámbulo Todo lo que podemos expresar nos ha sido facilitado por gentes que estuvieron en una u otra época en los lugares y con las gentes de las que hablamos. El propósito es conocer desde los orígenes, para lo que hemos escogido a aquellos que primero llegaron y más tiempo estuvieron, como Alexander G. Laing; Sir Harry Johnston; j.T. Alldridge; Westerman; T.W. Northcote; Harley o G.W. Schwab, entre otros, que cubrieron un lapsus temporal que iniciaron casi a mediados del s. XIX.
Los que ahora están, también tienen qué decir hoy. Ni aquellos ni estos pasaban por ahí, ni eran solo misioneros, algunos eran y son médicos o expertos en temas humanos o de la Naturaleza, como zoólogos, botánicos, etnógrafos, antropólogos, o delegados gubernamentales, y como tales, miembros relevantes de importantes universidades. De ellos son por tanto los datos y precisiones, limitándonos a intentar mostrarlos en un relato asequible y espero que ameno.
Las gentes de esta región tan limitada orográficamente, no solo concuerdan en medios y modos de vida, también en conceptos metafísicos comunes. Por un lado, se plantean las incógnitas sobre la vida y el porqué de la muerte; de la existencia de un omnipotente ser creador y su relación con los humanos; la servidumbre y utilidad para el humano de todo aquello que físicamente percibe.
entorno místico
Por otro, los devaneos que rompen las rutinas los achacan a que al igual que alguien bueno muere y su espíritu debe deambular por algún lado, pues me acuerdo de él, de igual modo sucede con el que fue malévolo, por lo que esos espíritus de lo conocido y de lo desconocido, son artífices de tales rupturas de la rutina. Para ello necesitan de sistemas que despierten y agraden a quienes gratifican y de trabas y controles a quienes les dañen, a cuyos modos nosotros llamamos cultos.
Por tanto en ese entorno místico, no solo están los espíritus buenos y malos, sino que invisibles o visibles a su voluntad, se manifiestan anomalías, tótems y fuerzas ocultas como la brujería y la magia, utilizando para ello cualquier cosa sea animada o inanimada.
Para motivar o desmotivar estas actitudes es por lo que se valen de ceremonias y rituales, que a su vez se determinan por sociedades o individuos prevalentes, que a su vez se apoyan en el uso de juramentos, ordalías, oráculos o adivinación, y de innumerables ‘medicinas’* que creen necesarias para ayudar en las diversas empresas de la vida. *
Nota: Ya se ha dicho anteriormente que ‘medicina’ es un término con el que se engloban todos los preparados: ungüentos emplastes pomadas o pócimas; amuletos de madera, metal, rafia, plumas u otros elementos orgánicos o inorgánicos; e incluso los rituales no litúrgicos, pero más numerosos, que deban realizar para algo puntual.
los Mandingo
Como también se ha dicho, la procedencia de todos estos conceptos tiene una clara influencia del norte, trasmitida por los Mandingo. En el sureste, influidos tanto tiempo por todo lo foráneo llegado a la costa, sería de extrañar que algo de lo trasmitido no cuajara y pasara a formar parte del acervo cultural nativo.
Schwab p. 267, asevera:
“Sobre todos estos asuntos, nuestra información es tan escasa e inadecuada que somos reacios incluso a intentar tratarlos. Se debe entender que como haríamos nosotros, cada persona integrante de una tribu es reticente a comentar sus pensamientos, sentimientos o experiencias más íntimas. Lo hará sólo cuando su corazón esté inflamado de amistad y estima, y sienta:
“Aquí hay una persona que comprende y puede apreciar; que conoce nuestra lengua y costumbres; que es incluso como uno de nosotros”. Entonces, un día, en un estado de ánimo confidencial, revelará su alma. Fácilmente se puede entender lo desesperante que fue nuestra tarea de intentar llegar a los hechos por medio de intérpretes. Ellos mismos no entendían lo suficiente el idioma inglés para comprender nuestras preguntas, incluso si aquellos que tenían suficiente conocimiento de nuestro idioma hubieran estado dispuestos a compartirlo. Algunas de las lagunas que no conseguíamos conocer, nos fueron llenadas por otros misioneros que encontramos en el camino”.
Westermann, 1921, págs. 175 dice:
“Para un miembro de la tribu Kpelle, la religión no es una esfera aparte o irrelevante del resto de las actividades de la vida; más bien está al mismo nivel que éstas, trabajando a través de las mismas premisas y esforzándose por los mismos fines que en sus otras actividades.
Su mundo del ser no se separa en un reino sagrado y otro profano, sino que es una unidad en el sentido de que no conoce una diferencia esencial entre lo profano y lo religioso. Todas sus actividades están dirigidas a la promoción de su existencia; a mantener a distancia aquello que, según sus experiencias diarias, pueda causarle daño.
Para nosotros, los medios utilizables para este fin se separan en naturales y sobrenaturales, pero en el concepto de miembro de la tribu no existe tal demarcación…” ”
“sociedades secretas”
Acotando lo dicho por Westermann, parece mentira que un siglo más tarde, siglo de la tecnología y posibilidad total de inmersión en el conocimiento, se siga pensando y se den, en ‘nuestro mundo’, los mismos pensamientos y actitudes, mayoritariamente.
T.J. Alldridge 1895 p. 124, por otra parte, inicia su información diciendo:
“Antes del establecimiento de la ley británica en el Protectorado, el gobierno sobre los nativos lo ejercían las sociedades secretas.
Estas sociedades siguen teniendo gran importancia y enorme fuerza tanto para el bien como para el mal”. “Hayan tenido los mejores principio y educados por misioneros, las gentes siguen imbuidas de la creencia en la funcionalidad invisible y su larga mano en la ‘medicina’ fetichista.
Difícil es encontrar un nativo que de una u otra forma no sea dependiente de estas supersticiones. ‘Medicina’ es un término que aterra en toda esta parte. Nada vale la palabra, solo si va acompañada de ciertos ritos misteriosos, en que la materia vegetal preparada por quien sabe y en secreto, juega su papel de manera destacada. La larga mano alcanzaba en aquellos tiempos y lugar distancias de hasta veinte millas, afectando a los destinatarios como si estuvieran presentes y hubieran tomado los preparados mágicos”.
Iniciados…
Iniciados, adeptos o gente común, no necesitaban de juramento ni obligación para guardar silencio, el miedo, esa era la infranqueable barrera a saltarse el silencio, no fuera que la ‘medicina’ actuara en ellos.
Veamos cómo eran sus cultos, siendo conscientes que es en ellos donde realmente centraban su espiritualidad y por ello, temerosos de que lo del más allá descubriera que no lo hacían, sí se mostraran como eran expresándose libremente. Conviene precisar que el trabajo, el que fuera, y las rutinas diarias, requerían también de centrarse en lo físico y dar solución a los problemas que en esas actividades se les plantearan, dando a veces rienda suelta a otras actitudes.
Al tener las mismas creencias, también lo eran en si las ceremonias y rituales de los cultos, aunque claro está con la impronta propia de cada pueblo e incluso clan.
Las hermandades más importantes, conocidas en estos países, son los Poro, los Bundu y los Yassi.
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