la expresión visible de clan
Imprescindibles mediadoras entre el mundo de lo visible y el universo sagrado, también trazan y son, el puente entre los vivos y los muertos.
Con múltiples apariencias, las máscaras son la expresión visible de los espíritus del clan*6. Cada forma es dictada por el ser invisible que quiere hacerse ver. Revela su cara adentrándose en el subconsciente durante los sueños de los vivos o durante los trances que a menudo causa la ingesta de diversas plantas alucinógenas.
Las de los antepasados buscan casi siempre congraciarse y halagarlos y para ello se realizan de acuerdo a aquello que se sabe les deleitaba o reiterando los aspectos representativos del linaje*7.
Unas y otras tratan de elogiar y con ello agradarles, procurando evitarlos, pues son capaces de lo peor, causando males incurables, enfermedades de cuerpo o mente, hambrunas terribles y por supuesto la muerte.
* Nota 6: Clan, grupo formado por individuos que reconocen un ancestro común, en Gabón generalmente zoomorfos.
* Nota 7: Linaje, grupo de descendencia unilineal del cual todos los miembros se consideran descendientes. Ancestro antropomorfo.
Muhunzu
Según el Smithsonian:
“Los Vuvis o Ba’Pové se deben agrupar con los Sango dentro del bloque de afinidad del África Subsahariana. Este grupo de personas solo se encuentra en Gabón. Su idioma principal es el Buw o Bubi.
“Esta máscara se llama Moghondzi y se usa principalmente en ceremonias fúnebres”.
Asimismo, esta máscara’ de la que habla el Smithsonian, es la mas conocida de estos pueblos, Vuvi o Sango. La máscara en sí es llamada Muhunzu pero como pasa en casi toda África, dependiendo del ritual o danza, puede recibir otros nombres. En determinados rituales que representan espiritus de fallecidos, son moghondzi o noghondzi, ‘el muerto’.
Enmascarados tras ellas, en la noche, los bailarines emergen del oscuro bosque. Son los espíritus de antepasados fallecidos complacidos con los nuevos iniciados: se dice que llegan de la tierra de los muertos, la tierra de Kombe, el guardián de la ‘aldea de los muertos’.
Se cree que las máscaras representan las entidades espirituales de Kombe, el sol; Ngonde, la luna; Minanga, las estrellas y Ngadi el trueno. Desde que se conocieron y por entre quienes las habían adquirido se habían atribuido a los Vuvi o Pové, sin embargo, el antropólogo León Siroto, en 1995, presentó una máscara similar atribuyéndosela a los Sango del norte. León Siroto compara las máscaras de este tipo con las máscaras blancas que se realizan a lo largo del área del río Ogowe y sugiere una posible función con similares afinidades.
Mascaradas Bodi
Otro tipo de máscaradas son las de Bodi, tienen como función honrar a los difuntos. No suelen llevar máscara de madera sino que son de telas coloridas y fibras vegetales diversas. Son exclusivas de los Vuvi o Povè establecidos en la región de Ogooué Lolo y usadas por hombres. Se bailan normalmente de noche y durante la visita de personalidades relevantes.
Genéricamente casi todas las máscaras antropomorfas son conocidas como ‘blancas’, al estar impregnadas de arcilla con gran componente de esteatita que le da ese color blanquecino caracteristico, ‘encarnan’ antepasados legendarios a los que la muerte a liberado de sus cuerpos.
Gracias a esta envoltura vegetal que es la máscara y que materializa su presencia, estos antepasados se mantienen cerca de la sociedad, participando así en la vida del pueblo y ejerciendo su influencia durante los cultos que los ponen en escena.
Entre los Vuvis y otros grupos del centro de Gabón, las máscaras Disumba y Nzambé Kana, que veremos más adelante, representan respectivamente, a ‘la madre y el padre de la humanidad’, es decir, los antepasados primordiales, fundadores del grupo. Con las máscaras también dan cuerpo a los genios y espíritus del bosque. Maléficos y espantosos, estos monstruos vagan por los pueblos.
Máscaras de personajes caricaturizados, de animales o que representan la muerte, son la representación de entidades legendarias que alimentan historias míticas.
Con estatuillas ancestrales, o a través de estas máscaras, los ancestros son venerados.
Arte sacro de los Pové
Antes dijimos que las máscaras son sagradas, que son las personas las que participando en el ritual, se pintan adornan y arreglan, de acuerdo a la ceremonia a realizar, pero el eje es la presencia de la máscara, cada una con su rol o función concreta. Así, aúnan a la sociedad a su alrededor, sacralizando el acto y otorgando fiabilidad.
De este modo están presentes en los más importantes rituales de la vida, como en los ritos de paso y las iniciaciones, donde el ser humano entra como niño, pasa por su adolescencia y transcurre hasta su metamorfosisi en persona cabal. Honran a los fallecidos en su funeral y a los personajes relevantes en su posterior duelo. Y participando de su celebración, nunca faltan si hay un nacimiento de gemelos*8.
En un papel coercitivo, persiguen a los malos espíritus imponiendo su presencia. Y con carácter judicial, dan resolución a conflictos y persiguen juzgan y castigan, si procede, a los hechiceros que hayan realizado rituales perniciosos. Su solo nombre es el resultado de no haber llegado a un acuerdo, que la disputa supera a los ancianos y que tras el juicio vendrá la sanción y sin duda traerá desgracias para los litigantes.
Rituales y brujería
Es ese miedo, casi pánico, el que tiende a resolver disputas previamente, por lo que puede decirse que su sola posibilidad sirve para identificar a los responsables de las desgracias del pueblo. Si acusados de brujería, y es tal el grado de exigencia que difícilmente se harán denuncias sin base, los hechiceros serán multados, si reincidentes golpeados o si causantes de graves daños exiliados. Incluso antiguamente, se sabe que podían ‘desaparecer en el bosque’.
Otras máscaras participan en rituales de caza o de guerra, cuyas ceremonias procuran a los hombres poder y protección, conjurando las fuerzas del mal. Así práctican la tradición poniéndola en valor y reforzando el poder de la máscara capaz de preservar el arrojo valor y fuerza vital, antes de entrar en peligro.
Las máscaras también pueden desempeñar un papel en la protección del medio ambiente y los alimentos que este proporciona. A requerimiento de la sociedad iniciática, esta utiliza la máscara para cicunstancialmente prohibir la caza o la pesca en areas determinadas y dar tiempo a que se regeneren sin esquilamarlas.
Función de las máscaras
Y entre el numeroso grupo de máscaras, finalmente, también hay algunas que marcan el fin de las prohibiciones, sea porque la naturaleza se ha regenerado, se confirme que la epidemia ha cesado o la hambruna pasó. Y previendo un nuevo ciclo, celebran entre bailes y algarabía que de nuevo ‘el padre y la madre’ vuelven con renovadas posibilidades y abundancia.
*Nota 8: En los partos múltiples, de gemelos o trillizos, a estos niños se les considera especiales, siendo objeto de muchos ritos y creencias. Se dice que anuncian su nacimiento en sueños y que poseen poderes de curación.
En sus apariciones, no siempre públicas ni bulliciosas, las máscaras sí van siempre acompañadas de canciones y música que se adecuan a la danza. Como en toda África, máscara, traje, música, danza y canción forman un todo indisoluble. Este ‘todo’ es el éspiritu representado y su portador un mero instrumento.
Sí hay diferencias con otros países donde la misma máscara representa distintos roles en función de vestimenta o danza, pero no entre los Vuvis ni en Gabón. Ese todo indisoluble, producto de la fusión de estas diversas expresiones, transforma al portador de la máscara en un poder espiritual deshumanizado. El danzante deber ser elegido de entre los iniciados por sus compañeros. Será al que la sociedad confie la máscara. Irá absolutamente cubierto con una vestimenta hecha de rafia entretejida y hojas.
Los espíritus
Hasta tal punto debe desaparecer el hombre y dar cabida al espíritu, que el danzante debe masticar y deglutir determinadas plantas para que afectadas sus cuerdas vocales, el sonido emitido resulte sobrecogedor y antinatural.
Debe prepararse con antelación pues el espíritu requiere tal esfuerzo que debe tomar reconstituyentes previamente a su encuentro y transformación con el fin de que este se encuentre motivado y luego le permita volver. Para ello tampoco puede mantener relaciones sexuales ni ingerir determinados alimentos.
El danzante lleva consigo un envoltorio con huesos de alguno de sus muertos más intimo y reciente, para que propicie el contacto y la protección de los antepasados.
Los Vuvis como los Tsogho suman a esto, como casi todos en Gabón, practicas rituales en las que el objetivo es la abstracción y trascendencia consumiendo Iboga, la ‘madera sagrada’ , la tabernanthe iboga. Entre sus componentes esta planta tiene un alto contenido en un potente estimulante cardíaco, la ibogaína, que a su vez produce efectos alucinógenos.
Las ceremonias donde aparece la máscara están istitucionalizadas de tal manera que para su buen desarrollo se sirve de varios acólitos, que van a cara descubierta, y son los encargados y garantes de la organización y de que se respete como sagrado el encuentro entre la máscara y los no iniciados. Estos oficiantes también son responsables detraducir o interpretar para la multitud los llamativos gritos emitidos por la máscara.
la máscara d’Okukwè
Veamos una anécdota:
En la década de 1960, el etnobotánico Roger Sillans y el padre Raponda Walker contaron una historia sobre la máscara d’Okukwè, destacando el lado burlesco de la mascarada:
“Durante la noche, un iniciado entró secretamente en una plaza del pueblo llamada Okoso w’okukwè, – el habitáculo donde se vestía Okukwè -, en el cual se encontraba una máscara, una espada y un traje de fibras de rafia. En el día señalado, los jefes de clan anunciaron que Okukwé acababa de llegar.
Así que todos acudieron corriendo alborozados ante tan especial visita, tocando tambores y gritando con estruendo a la plaza donde Okukwe se había establecido. Solo los maestros estaban autorizados a entrar en la choza, quedando el gentío fuera so pena de enervar al ‘ser misterioso’ y enfrentarse a su vengaza. Este personaje era en realidad un hombre del mismo linaje que los asistentes, por lo que estaba muy al día de lo que acontecía en la aldea, pero sobre todo, de lo que sucedía de puertas adentro de cada casa. Todo, desde risas alegrías y amores, a riñas, trifulcas, llantos e infidelidades.
Okukwè
Okukwè empezó a hablar dentro de la cabaña en medio de un silencio solemne, saliendo e iniciando el camino al pueblo, interpelando amenazante, de inicio, a las mujeres infieles. Unos y otros escuchaban atónitos los sucesos acontecidos en sus casas, asombrados ante el conocimiento que de ello tenía y ofuscados porque todo el mundo había oído aquello que resultaba totalmente impropio.
Entre el asombro y la preocupación se oyó de repente un estentóreo grito gutural de Okukwè que iracundo ordenó azotar a los culpables. Incluso cogiendo su espada, echó a correr tras la multitud, golpeando a derecha e izquierda a quien quiera que se encontraba en su camino, entre aullidos Inhumanos que los iniciados ‘tradujeron’ a la temerosa multitud. Corriendo, todos se dispersaron ocultándose allá donde entendían que no les perseguiría.
Percatandose de esto, apaciguó su actitud ante los pocos que aún quedaban y que no se sentían amenazados pues habían respetado las normas y él no les había zaherido; tras lo que ya calmado, le presentaron las mejores viandas, como mandioca, plátanos y pollos para que les perdonara y concediera su favor, lo que a continuación hizo dejando claro que sabía como cobrárselos.
Caida la noche, y solo acompañado un tramo por los iniciados, volvió al bosque desde el cual a los ojos de los profanos, se suponía que había venido, lo que resultó de gran alivio para las mujeres, a las que mayoritariamente no les había gustado su visita”.
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