el tráfico de esclavos
Los tshokwe, por la presionante demanda y desde antes de estar constituidos como pueblo unido, participaron activamente en el tráfico de esclavos. Practicaban la captura de enemigos o criminales propios, además de los prisioneros que hacían durante las incursiones de ataque a sus vecinos.
Los dedicaban a la esclavitud vendiéndolos al mejor postor, que al principio eran los árabes del norte que los vendían a su vez a las cortes europeas y luego a los europeos que los enviaban al Nuevo Mundo. Esto les proporcionó grandes beneficios que les permitieron armarse con los primeros fusiles de chispa que se vieron por la zona, proporcionados por los ovimbundu.
La versatilidad del porqué de la esclavitud entre estos pueblos, y en todo África, nos obligaría a un denso tratado sobre el tema, baste ahora precisar que tan aberrante aptitud, propiciada por potencias extranjeras y sus colonos, y muy arraigada entre este conjunto de pueblos, hizo que durara hasta bien entrado el siglo XX.
Economía
Aparte de esto, los hombres dominaban perfectamente el arte de la caza, y eran los únicos entre las etnias del Kasai que cazaban elefantes, primero por su carne, luego, a partir de 1858, por el marfil. Para ello contaban con una asociación cerrada de cazadores, llamada Yanga o Uyanga que también desempeñaba un papel importante en la vida de la etnia.
El muchacho aprendía y practicaba todas las técnicas relacionadas con la caza a lo que se sumaban los adultos organizando pruebas de resistencia, además y junto a otras sociedades masculinas, brindaban a sus miembros el privilegio de funerales con gran pompa.
La caza por tanto era una ayuda complementaria a la dieta tshokwe, de forma que esta y la recolección de caucho, eran sus principales actividades junto con la miel y la cera que vendían a las etnias costeras. Ellos también se ocupaban de la tala, quema y roturación de los campos, que tras las cosechas, dejaban en barbecho durante dos años.
siglo XIX
Las mujeres tshokwe y los cautivos, en el período anterior a la ocupación colonial de finales del siglo XIX, aunque la tierra era poco fértil, se encargaban de los trabajos agrícolas; cultivaban mandioca, yuca, ñame, cacahuete, tabaco y cáñamo, así como algunas cantidades de maíz para la fabricación de cerveza. También se encargaban de criar ganado doméstico como ovejas, cabras, cerdos y pollos.
Los artesanos se ocupaban, y aún durante el dominio portugués, del arte del hierro, de la pintura, la escultura y la fabricación de muebles como sillas, bancos, mesas, etc., y de la técnica del trenzado de cestería, fabricando esteras, cestos, graneros para los cereales, etc.
“El artesanado estaba muy perfeccionado, sobre todo el de hierro, el de cobre o el de tejidos de palma u otros trenzados. Los herreros tshokwe estaban organizados en sociedades secretas en las que era difícil entrar”.
Documento CEA 1975, p.149-150.
“Los herreros, tejedores, tallistas, pintores y diseñadores de los sona, pertenecían a la élite social”.
Nos dice Fontinha, 1983, p.44.
la productividad agrícola
El alto nivel de la artesanía en hierro, no sólo permitió un aumento de la productividad agrícola, sino que contribuyó también, a través de la mejora de las armas que fabricaban, a potenciar su poder militar y de la efectividad en la caza.
“Todo esto les permitió establecer un importante comercio con los pueblos vecinos a los que vendían tejidos, marfil, muebles, trenzados, útiles o instrumentos”.
Según CEA, 1975, p.150.
Redinha, 1953; Lima, 1956; Cf. Bastin, 1961, 1982; Fontinha & Videira, 1963; Falgayrettes, 1988; Fontinha, 1983; Hauenstein, 1988, se reafirman en que:
“La penetración y la ocupación colonial y por consiguiente el aumento del comercio de esclavos y la intensificación de las guerras, frenó el desarrollo de la productividad. Esto propició el declive cultural durante el que muchos conocimientos se perdieron”.
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