Ruaango
En la cultura vuvi, hay una escala del agravio que exige de concretos desagravios: Ruaango, que es el que se deben dos personas que se hayan ofendido mutuamente o una que haya faltado a otra.
O vëdula, el que debe realizar la persona que haya emitido o uba, o e bëta, injurias o maledicencias, que debe necesariamente llevar a cabo este ritual específico de desagravio.
Del mismo modo debe ofrecer este rito de desagravio, quien hubiera sido irreverente de palabra o hecho con un espíritu. O ngura, es el ritual que se debe a la naturaleza cuando se piense que ha sido agraviada, por ejemplo limpiando de impurezas y restaurando aquel lugar donde haya caído un rayo, o donde se haya cometido un asesinato o matado a alguien.
En cualquiera de estos tipos de desagravio y conciliación, existen en cada caso oficiantes autorizados, que ejecutan la ceremonia adecuadamente de la manera que indica la tradición.
la ceremonia de conciliación
A tal transgresión corresponde la respuesta pertinente, estando lo complejo de esta, directamente relacionado con aquella. Generalmente, la sanción espiritual requerirá de un desagravio más complejo.
Ahora bien, referente a la naturaleza, o ngura, la ceremonia de conciliación debe realizarla un o una vö ëlo ël o o vö ëlo ël aam, sacerdotes, aunque el espíritu puede nominar a uno de sus acólitos, e lodji. Cuando se trata del ruaango, puede ser un anciano, vödjö völölö, un adaptado, e lodji, o una autoridad, vö itta, quienes están capacitados, en cada caso, para lograr que el ritual correspondiente sea exitoso.
Si es a nivel familiar, puede también intervenir el jefe de la familia el ë chue ë riooe. En estos actos era habitual que acudieran todos estos personajes, además del interesado, sin que se generara conflicto alguno.
e tobelo ri’mmo
La reconciliación en la sociedad vuvi no es un acto de arrogancia ni pretende humillar al transgresor. Es algo inherente a la vida para que transcurra en paz y armonía. El actor principal, el redimido, se ve de repente abrazado y reconocido por su paso, pero sobre todo respetado, e tobelo ri’mmo. Se espera de él que con determinación, retome la actitud consecuente que nunca debió perder.
Entre los vuvi, optar a un cargo, requiere invariablemente de un proceso de conciliación del aspirante, lo que avala su capacidad y le otorga un plus de legitimidad, a chit’erojala a logo vi o l’eria.
Visitando al rey de Rebola y su familia, Santa Isabel, ahora Malabo. Fernando Póo, ahora Bioko |
Su sistema sucesorio es matriarcal, el linaje se remonta por línea materna. De ahí la importancia dada a engendrar niñas porque ellas perpetúan la familia. Las niñas son consideradas como los ojos de la casa.
Y como hemos visto, antiguamente si no se tenían se raptaban.
ceremonia de aceptación
Los varones de la aldea, en la pubertad, entre los 16 o 17 años, pasaban por una ceremonia de aceptación en la que adquirían la categoría de edad núbil, y…
“tan pronto como una niña llega a ser capaz, edad que sitúan sobre los catorce o quince años, el padre hace saber a su pretendiente, que puede ir por ella cuando le plazca”.
“Un divorcio forzado tiene lugar cuando los difuntos de la familia, o morimó, manifiestan y revelan a la mojiammo o profeta tribal, normalmente una mujer, que un hombre y una mujer, unidos en matrimonio legalmente, no pueden continuar la cohabitación. Se les obliga a una separación perpetua y absoluta, con la amenaza de una muerte segura de uno o ambos cónyuges si no se divorcian en el momento en que la mojiammo ha preestablecido”.
La mujer podía obtener ‘libertad de repudio’, divorcio, pero el marido en esta o cualquier otra circunstancia la de echarla de la casa.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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