Leyenda sobre migración de los Ewe
El renombrado erudito, poeta y escritor Kofi Anyidoho en 2003: 3, resumió una de las versiones más famosas de las narraciones orales sobre la migración Ewe, de una manera muy animada, diciendo:
“La tradición oral de su historia cuenta que los Ewe en Ghana, en sus viajes migratorios a sus hogares actuales, probablemente el paso más importante que dieron en el futuro tuvieron que hacerlo ‘caminando hacia atrás’. Narran con harta frecuencia que para escapar de la tiranía del rey Agokoli y de la ciudad amurallada de Notsie, en la actual Togo, los Dogbos, como se los llamaba entonces, tuvieron que salir de noche a través de una apertura secreta en la gran pared y luego avanzar hacia la libertad caminando hacia atrás durante una distancia considerable de Agokoli”.
En esta tradición oral generalmente conocida como xotutu, los Ewe se remontan a su establecimiento original que ubican en el estado de Oyo en Nigeria Occidental. Se piensa que emigraron a su hogar actual desde Notsie, en Togo, en algún momento a finales del siglo XVII. Se cree que la migración fue más producto de una huida que por un cambio de régimen en la ciudad. A su llegada a Notsie, reinaba el cazador, Adela Atogble, que los recibió con deferencia; pero después de su muerte, el sucesor, Agorkoli I, trató opresivamente a los Ewe llegados de Ghana.
Agorkoli I
El rey asignó los más comprometidos trabajos a los Ewe; obligándoles a construir bajo el ardiente sol las casas y la muralla de la ciudad con un peculiar adobe, compuesto de barro entremezclado con pedazos de vidrio, trozos de cerámica y espinas, que debían amasar con manos y pies, con las consiguientes heridas, siendo severamente castigados si no cumplían estrictamente el trabajo encomendado cada día.
Otra tarea asignada, era realizar ‘una larga cuerda’ hecha exclusivamente de arcilla, algo a todas luces imposible que se conocía por conllevar un estricto castigo.
La idea parece que tenía origen árabe, y se utilizaba sobre todo para tener controlados a los grupos de indisciplinados o perturbadores. Pero tras enterarse, Togbui Tegli, un anciano Ewe, se atrevió educadamente a preguntar a Agorkoli de esta manera: “Xoxoawo nue wogbea yeyeabwo do”.
Que traducido dice: “Déjanos ver una para hacértela igual”.
Tegli
Enfureciendo sobremanera al rey, hasta llegar al extremo de exacerbar su crueldad a tal punto que ordenó dar muerte a todos los ancianos, temeroso de la autonomía que proclamaban propugnando su independencia.
Tras esta reacción del rey todos los ancianos intentaron esconderse y entre los que lo consiguieron también estaba el avispado Tegli, al que se le ocurrió un extravagante plan de escape. Ideó una artimaña consistente en que no se rompiera la rutina. Como si nada pasara, las mujeres, como siempre, acudían a un lugar recóndito de la muralla a lavarse cotidianamente, lo que hacían en privado; en el mismo lugar lavaban la ropa en una más de sus actividades; y entre lavado y tendido, humedecían, al principio como siempre solía suceder, pero en cuanto podían y durante días incidían acrecentando la humedad en un mismo punto concreto, empapando el mismo tramo de pared de adobe con todo el agua que podían.
Cuando vieron que el muro estaba lo suficientemente empapado, se reunieron todos y Tegli entregó la Adekpui o ‘Espada de la Liberación’ a Togbui Asor un aguerrido y fuerte líder Ewe, que enarbolándola perforó la pared mientras Tegli convocando a los dioses proclamó:
“O Mawuga Kitikata, vuvo na mi ne miadogo, azo adzo”
“Oh gran Dios Kitikata, abre un hueco para que nosotros pasemos a través”
la huida de todos los Ewe
Las mujeres, los niños y las personas mayores que aún quedaban escaparon por la abertura. Y con mucha astucia, tras cada grupo, se situaban de frente hombres más jóvenes para despistar tapando al resto, alineados junto con los que tocaban los tambores que redoblaban el sonido para simular que permanecían en el mismo sitio sin moverse, pero caminando aunque hacia atrás, para que por la dirección de sus pasos pareciera que llegaban en vez de irse, con lo que el ingenioso y astuto plan culminó con la huida de todos los Ewe.
Algunos expertos creen que es una historia recurrente sobre los conflictos entre poderes y o generaciones, ya sea entre el rey y los ancianos o entre padres e hijos, que se difunde ampliamente en las narraciones orales de África Occidental. Afirman, Paulme 1976, y Görög-Karady 1995.
las narrativas árabes y de África Occidental
De manera similar, el encargo de la ‘cuerda de arcilla’ es común en las narrativas árabes y de África Occidental. Gayibor 1984: 31, y Pazzi 1973: 24.
En la narración xotutu sobre Notsie, tales temas son específicos, focalizados y sobre todo debatidos: el episodio en el que el rey Agokoli ordena matar a los ancianos pone de relieve el conflicto político entre la monarquía y la Amega, el consejo de ancianos; en un sistema en el que el rey, líder espiritual y político, solía estar apartado y entre otras cosas no podía ser visto en público, siendo el Amega, el consejo de ancianos, el poder que el pueblo veía y que se comunicaba e interactuaba con la gente.
Asumido de los sistemas Akan, el rey era dios en la tierra, a la que no podía pisar, tampoco podía ser visto, y sus ayudantes por ejemplo no lo podían tocar ni hablar ni verle comer entre otros muchos tabús, por lo que las trasmisiones del Amega, no era raro que estuvieran mediatizadas.
Y según Greene 2002, p. 1035:
“Un joven y tonto Agokoli busca deshacerse del conflictivo consejo de sus mayores al ordenar que todos sean ejecutados. Sus súbditos Ewe, sin embargo, tienen éxito salvando a unos pocos de la muerte. Y son los ancianos quienes exitosamente sacan a los Ewe de Notsie y escapan”.
la narrativa de Notsie
Si la solución ofrecida en la narrativa de Notsie reafirma la autoridad de los mayores, otras historias ofrecen un discurso más ambiguo sobre la ancianidad. Por ejemplo, una versión recopilada por Gayibor.-1984: 27, relata que uno de los ancianos se emborrachó durante una celebración y reveló el truco llevado a cabo por la gente Ewe para inducir a Agokoli a matar a su propio hijo.
Según Sandra Greene, el tema de la autoridad de las personas mayores cobra especial importancia cuando los cambios sociales, políticos y económicos durante el colonialismo, ponían en peligro el sistema social basado en la tradición y sabiduría recibida desde la antigüedad, trasmitida por sus más cercanos representantes.
“La resistencia a este cambio en la cultura de la autoridad, que se da en el área tomó varias formas, pero quizás la más interesante fue la popularidad de las narrativas que reforzaron la autoridad de los ancianos”. Greene 2002: 1034.
el período colonial en las migración ewe
Desde el período colonial ha tenido lugar una intensa interacción entre las versiones xotutu orales y escritas. Según los investigadores Gayibor en 1989, Sandra Greene y Birgit Meyer en Greene 2002, los misioneros alemanes activos en el área desde 1847, importante dato pues imperaba el estricto rigor del luteranismo en aquella época, promovieron no solo la estandarización lingüística basada en el lenguaje de los Anlo Ewe, sino también la idea de un origen común de todos los Ewes en la ciudad de Notsie.
Las versiones de xotutu que identificaban a Notsie como el ‘hogar primigenio’ se conocían en el área de Anlo, actual Ghana sudoriental, y se aceptaron generalmente, ya que se utilizaron para reconstruir los desplazamientos migratorios de los Ewe, buscando sus orígenes e historia en las escuelas misioneras.
Una de las primeras versiones recopiladas sobre la migración fue ofrecida en traducción francesa por el sacerdote ghanés Henry Kwakume en 1951.
La creencia de que Notsie era el ‘hogar primigenio’ de los Ewe se fortaleció aún más por los movimientos políticos y religiosos, Gayibor 1989: 212; y Greene 2002: 1035.
Los movimientos nacionalistas Ewe, antes de la independencia, preconizaban su origen común, buscando que todos los pueblos de habla ewe, fueran incluidos como una de las naciones que se crearía después del final de la colonización europea. Un momento importante para la difusión de tales puntos de vista fue la manifestación organizada en Notsie en 1956, con motivo del primer Festival de Agbogbo, festival que hace referencia al ‘muro de Notsie’, cuando las autoridades de todas las áreas de habla ewese reunieron, decidiendo armonizar sus narrativas históricas.
éxodo de Notsie
Por otro lado, siguiendo a Greene, 2002: 1035 y 36:
“La popularidad de la narración sobre Notsie se acrecentó aún más durante el período colonial, como resultado de los esfuerzos locales para dar sentido a sus propias tradiciones, imbricándolas con las narrativas bíblicas introducidas por la Misión de Bremen. En lugar de abrazar la idea de que eran los hijos de Ham que se habían desviado del camino de Dios y que necesitaban la mano guía de los misioneros para llevarlos de nuevo al camino de la rectitud, muchos de entre los Ewe asociaron su éxodo de Notsie con el de los judíos escapando de Egipto. Los Ewe no eran paganos, habían sido uno con los israelitas”.
En lo que se apoya y refuerza Greene mencionando una serie de autores que favorecieron esta interpretación, como Mamattah 1979 y Fianu 1986.
Todas estas narraciones sobre la migración, ya sean trasmitidas oralmente o por escrito, dan forma y transmiten el conocimiento de la tierra y la comunidad Ewe, cristalizando procesos históricos de identificación a través de migraciones, asentamientos, interacciones e interpretaciones cruzadas entre diferentes grupos.
El poder de las narrativas de migración Ewe como medio para negociar y crear identidad aún es perceptible en los tiempos actuales. Un ejemplo es la recreación del viaje de migración en Hogbetsotso, que explicamos más adelante.
el Dr. Datey Kumodzie
La entrevista con el Dr. Datey Kumodzie ilustra las nuevas formas en que los xotutu se activan y negocian en este presente mundo tan globalizado.
La socialización en estos territorios esta interconectada y no hay pueblo que no comparta normas comunes. Es cierto que alguna actitud que en la antigüedad podía tener algún sentido, ha perdido por completo ese sentido desde hace mucho pero sobre todo ahora.
Entre gentes para las que la tradición es parte de la religión, les es difícil dar pasos adelante y los Ewe no son una excepción.
Entre ellos, la separación ideológica entre los géneros y la mayor calificación otorgada a los hombres se ve reforzada por el condicionamiento social.
Ser hombre se asocia con todo lo bueno, lo recto, lo racional y lo correcto en lugar de lo imperfecto, que se atribuye a las mujeres a las que se cree además que poseen atributos opuestos y negativos. Los hombres tienen prioridad en todos los rituales del ciclo de vida. Se procura que niños y niñas jueguen por separado y en distintos juegos, esperando que se comporten de manera diferente desde una edad temprana.
Con frecuencia, los bebés son consentidos, pero los niños mayores pueden ser castigados severamente. El abuso infantil por ambos sexos es más común que el abuso del cónyuge, pero ninguno es común.
siglo XXI
Las madres crían a las niñas para que se hagan cargo de las responsabilidades del hogar y de los hermanos menores, mientras que a los niños varones se les encomiendan a los padres, privándoles de contacto con los niños más pequeños y no se les capacita en tareas domésticas, que se consideran trabajo de mujeres.
En muchos casos, aún ahora a inicio del siglo XXI, prevalece la dedicación domestica de las niñas sobre el valor que significa su escolarización, perjudicando su acceso a niveles superiores, al igual que quedarse embarazada conlleva la expulsión de la escuela, lo que no se aplica a los niños que tienen hijos. La dominación masculina es evidente hasta en la asignación de espacio, otorgándosele a los niños, derecho a una habitación propia, mientras que se espera que las niñas compartan el espacio con sus hermanas y u otros niños.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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