264 a: Veranda del palacio de Ogaga en Ikere. b: Detalle de la pieza central en la que Olowe recreó la entronización del rey Arnolfini por su ‘primera esposa’, con su adenla y atributos, ambientando la escena en época de la IV dinastía. En la que Arnolfini toma el carácter del faraón egipcio Micerino o Menkaura y a su mujercon los tocados de la mismísimo Nefertiti Akhenaton, idealizando a sus pies a sus tres hijas. Trabajo que terminó en 1938.
Con este trabajo quiso hacer ver la importancia de las relaciones personales, las conexiones familiares y los roles de los miembros de la familia en la sociedad africana.
Obras de madera de Olowe de Ise
Puertas, decir primero que todas las observaciones están hechas sobre las fotos que veis. Prácticamente todo lo que de madera se utiliza en la costrución de los palacios Yorubas a inicios del siglo XX, pasa de una u otra manera por las manos de Olowe de Ise o alguno de sus ilustres colegas o aventajados discípulos. Si los postes permiten una visión tridimensional pudiendo rodearlos para percibir cada detalle, los encargos de las puertas podría pensarse que resultaban un problema dado que se perdía esa versatilidad de lo tridimensional.
Pues no!. Unos y otros atacan los encargos recopilando tablones suficientemente anchos como para hacer ‘volar’ las figuras que quieren hacer relevantes, no se advierten en las formas elementos encolados o superpuestos, de forma que a su imaginación, como siempre, suman aquellas actitudes sociales que quieren resaltar, y sí ‘escribiendo’ relatos en las hojas de las puertas, como testimonios descriptivos de los sistemas de convivencia de sus paisanos, de peculiaridades y curiosidades o alegorías a sus creencias. Siempre con una insuperable habilidad técnica y criterio objetivo de crítica, o simplemente, reflejando a la gente en sus quehaceres cotidianos.
Descripción
- 266: En el primer cuadrante, recolectores del fruto de la palma subidos a la copa trabajan, siendo el del medio quien muestra orgulloso un racimo de nueces; mientras, en el suelo, uno recoge, otro carga y tres más están preparados con sus lazos de cuerda, incluso el último lleva su cuchillo adaptado para cortar los racimos. En el siguiente cuadrante, El Rey es atendido por su primera esposa, observese el diferente peinado, y las otras ayudan. En el tercero, los trabajadores se dirigen a entregar sus frutos, los de menor tamaño no son niños, simplemente no son jefes de cuadrilla. En el cuarto, dos hombres llevan el producto limpio que previamente dos mujeres han descascarado con la ayuda de una tercera que acarrea agua.
- 267: Claramente alusiva a Eshu, cuyas multiples facetas se ven a la izquierda a lo largo de la puerta. Arriba encabeza una comitiva el rey, con su adenla en la que destaca el pájaro. Le siguen los músicos rituales y ya abajo la reina, véase su peinado, y el resto de esposas en su tradicional gesto de sujetarse los senos, las dos del final, muestran su juventud y belleza enseñando sus dientes. El relato continua mostrando al rey hablando con su esposa, atendido por otra, mientras corretea un niño. Prosiguen los tamborilelos rituales encabezados por el parlante o idakka. Termina esta clara connotación mística con las recurrentes cabezas cuyos ojos picotean los pajaros.
influencia colonial
- 268: Con gran influencia colonial, vemos que está divida en tres segmentos verticales; el 1º de la izquierda con escenas rituales, donde vemos un hombre con pantalón y camisa tirando de una cabra posiblemente para un sacrificio, le sigue un adivino; una pareja donde él, con salakov, nos muestran a su hijo; y dos escenas similares más. En el 2º segmento las cabezas alusivas a Eshu. En el 3º vemos músicos; el rey con su esposa y dos funcionarios, uno colonial; le siguen la reina, ved el peinado, y la cohorte de esposas; a continuación mujeres con sus hijos e incluso una embarazada; el relato lo terminan hombres, uno claramente colonial, abrazandose y con muestras de alegría. Dado que la puerta es la de un palacio de Ikere, es una glorificación al rey y su conexión con Eshu.
- 269: Clara alusiónal poder del Creador, Olodumare, que puede encargar a Orunmila, dios entre otras cosas de la sabiduría, que los pajaros cieguen a los humanos como hemos visto otras veces.
Bamidele Areogun
270: Puerta tallada por Bamidele Areogun. Dividida en 5 ‘retablogramas’, parece querer explicar un relato entre hogareño y épico. En el 1º vemos montado a caballo un rey guerrero, sus atributos le otorgan ambas facultades, armado con arco lleva a un prisionero atado a su caballo por delante; por detrás, un soldado lanza en mano, parece resguardar al rey que habla a un súbdito sentado que parece apuntar lo que dice, en cada esquina una mujer arrodillada contempla la escena.
En el 2º el rey, tal vez otro pues lleva distinta adenla o corona, se puede ‘leer’ de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo, que con los correajes cruzados de combate habla con su reina mientras toca un músico, debajo la reina muele grano junto a otra esposa; a la derecha tres tamborileros tañen sus instrumentos mientras otres tres personajes armados se situan por debajo. En el 3º el rey a caballo observa cómo su mujer le presenta a un niño, músicos , instructores y mujeres participan en la escena; a la derecha, un rey parecido al primero, parece observar mientras un individuo debajo lleva una carga que bien podría ser un niño.
Estética
El 4º parece una escena hogareña, el rey, de frente, aparece empuñando la espada sin sacarla de la funda, escena típica que encierra tanta sabiduría como poder; a la izquierda, dándole la espalda, la reina genuflexa con un niño a la espalda presenta una ofrenda. Arriba, en dos escenas, se le ve agasajado de distinta manera por la reina en una y por otra mujer, arrodilladas. A la derecha, una mujer importante, tal vez su madre, observa la escena. En el 5º y último, una mujer, tal vez la reina por el tocado, situada en posición genuflexa sobre una cariátide, juega con un niño, les observa el rey situado sobre un rulo llevando un pay pay, a la derecha el rey es obsequiado por su esposa genuflesa.
el estilo de Olowe de Ise
272: Puerta que se ha tallado con el estilo de Olowe de Ise. Reconociendo lo arriesgado de intentar la maestria de Olowe, haciendo ‘volar’ los distintos personajes, es obvia la habilidad del vaciado, tampoco sé si los personajes están adheridos por piezas aparte o tallados en el mismo tablón, tal vez, y reitero que son apreciaciones realizadas sobre la visualización de estas fotos, le falte a este desconocido artista ese sutil toque que Olowe es capaz de dar a las caras de sus figuras.
Por lo demás los motivos se han vuelto recurrentes a los expresados por los maestros anteriores, a lo que el artista de esta le ha añadido ese aspecto fantasmagórico o subliminal, escesivo a mi parecer, del añil.
el Botero Yoruba
273: También me es desconocido el autor de esta puerta. Está encuandrada en los parámetros de la talla de los artesanos yoruba, aunque al compararla con las vistas hasta ahora nos resulte plana pero no exenta de trabajo. Le llamaría, salvando distancias, el ‘Botero Yoruba’, recordando al que yo conocí en sus inicios.
En sus tres cuadrantes, observamos en el 1º un personaje sentado que parece acicalar a un músico; un motorista fumando en pipa lleva en el sillín posterior a un personaje portando un bol y en el carenado delantero a otro blandiendo un cuchillo dispuesto a cercenar algo que no llego a distiguir, sí parece a punto de atropellar a un perro, termina la comitiva otro porteador. En el 2º dos músicos encuadran al rey en su caballo que lleva lanza en la izquierda y sujeta algo indefinible en la derecha, la reina delante del caballa le presenta un niño.
El 3º muestra al rey en el centro, entre dos postes de su veranda, que muestran sus atribuciones y a cada lado, mirándole, dos esposas sentadas con sus hijos a la espalda, le entegan aves símbolo del poder femenino, cierra el conjunto un soldadao armado a cada estremo.
Olowe de Ise el artista
La fama no se regala, se gana demostrando conocimiento, talento, entusiasmo, habilidad, trabajo. Y este hombre le unió a eso pasión. Sí, vuelvo mediante una obra de gracia inconmensurable, al extraordinario artista que fue Olowe de Ise, creo que él, con esta obra, merece cerrar, a fin de cuentas para eso es una puerta, este apartado. Sin olvidar, que tras cualquier puerta también puede estar el tesoro ese que siempre andamos buscando.
Esta excepcional puerta, de dos hojas con techo, es tal vez su obra más compleja. Nada se aplicó, todo está tallado en bloques compactos. Con sorna y crítica visión de la época que vivió, relata como siempre el día a día, tras día a día, cuya monotonía convirtió en un libro visual, un ‘cómic’, que cambia a cada mirada, por muy fugaz que esta sea.
Permitidme explicaros lo que yo veo. Hay una serie de personajes, todos africanos, que visten de dos modos contrapuestos; unos con camisa amarilla y pantalón verde, y otros a la contra, con camisa verde y pantalón amarillo. En mi opinión, los primeros, de amarillo y verde, son sirvientes del rey, frente a estos hay un hombre a caballo vestido de amarillo y verde, es un funcionario colonial al que siguen dos porteadores cada uno vestido a la contra del otro.
los colonizadores frente a la realeza
Abajo vemos en toda su magnificencia, respaldado por su esposa principal, al Rey, sentado en su sitial y con su vestimenta y corona tradicional todo de amarillo. Enfrente, orgulloso y pretencioso, véase la cara y gesto, al oficial colonial, claramente un blanco, llevado en andas por dos hombres con pantalón verde. Tres mujeres con sus niños a la espalda blandiendo cuchillos cermoniales están bajo el rey, sus peinados relatan su posición, enfrente guardias coloniales bien armados.
Tras esto, en línea con el rey, tres hombres con barba y gorros diversos se enfrentan a prisioneros, vestidos como tales y esposados que llevan a su vez unas cargas en la cabeza, similares a las de munición de la época. En los paneles de abajo un hombre con pantalón amarillo conduce a una pareja esposada, él con pantalón verde, hacia un pelotón que viste de verde y con algo similar a un casco.
Es la lucha por el control, la hegemonía que va perdiendo el rey ante el mayor poder militar de los colonizadores, donde la justicia, hasta entonces bajo el dictamen de los ancianos y refrendada por el rey, ya no se vale de pruebas, cada uno aporta las suyas, pues queda bajo jurisdicción de burócratas al servicio exclusivo de los intereses de la potencia colonizadora.
Ya sí. Terminemos de hablar de las creacciones de madera con algo también fundamental para cualquier pueblo, ‘La Música’ y en África, primordial, sus tambores.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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