Ile Ifé
Por empezar por algún lado, decir lo primero que lo que llamamos bronce refiriéndonos al africano, difiere en alguna medida del europeo. Las proporciones son: Bronce africano de ile Ifé 85% cobre; 10% estaño; 5% oro. Bronce europeo, entre 75 a 80% cobre; 5% estaño; 3 a 5% plomo; 12 a 15% cinc.
Como imagino que los no interesados en la metalurgia africana no habréis leído mi texto de Alquimistas de África, donde explico cómo y cuándo se introdujo el hierro y el bronce en África, permitidme una breve introducción.
“La metalurgia local se manifiesta por la fundición y uso del cobre en Tigidit en el Níger, donde la presencia de hornos indican su fabricación local, así como en Guelb Moghrein en Mauritania, aunque ya en el primer milenio, y a partir de mineral de cobre autóctono.
Bronce
El bronce no es conocido en África hasta época histórica, incluido el Egipto faraónico, a pesar de usarse el cobre desde la época predinástica. Otro hecho interesante es que en determinadas zonas la aparición de la metalurgia del hierro es anterior a la del cobre y por tanto del bronce. La aparición de la metalurgia en África se remonta a los albores del 1.300 aC., y a diferencia de otros continentes, se empezó a trabajar antes el hierro que el bronce.
Parece claro que el origen de las fundiciones proviene del llamado Creciente Fértil y que a África llega a través de la península del Sinaí. Cuando siglos más tarde, en el 375 aC., Alejandro Magno llega a Egipto y funda la Alejandría que nos lega, revestido de brillante casco y peto, tachonados con medallones de bronce, no impresiona por ello, algo ya conocido, sino por su concepto táctico y social, que sí asombra por donde va.
Permitidme recordar que romanos más tarde y durante siglos; o los europeos en 1096 cuando se promulga la primera cruzada por la que los guerreros cristianos penetran en África armados y protegidos con refulgentes armaduras; como españoles, valencianos y levantinos en el XII que, llegan hasta las hoy Burkina o Nigeria huyendo de almorávides. “
la zona de Tigidit, en el Níger
Pero como dato definitorio exponer que alrededor del primer milenio antes de nuestra era se conoce de la existencia de aleaciones de cobre arsenical primero y siglos más tarde con estaño, bronces de uno u otro tipo y dureza, en la zona de Tigidit, en el Níger.
No es complicado entender, sabiendo de estos y otros numerosos datos existentes, que en África se trabaje el metal, que del hierro ya sabían de mucho antes, con el mismo método que en las otras culturas para su modelado, el de la cera perdida, que retocaban con afilados útiles metálicos a modo de cinceles y pulían con piedras de arenisca y o arena suelta.
Es el latón o bronce, de adjetivo africano, pues son aleaciones distintas a las europeas, con las que este pueblo realiza magnificas obras, propias, en figuras de todo tipo como representaciones de ancestros o altares y brazaletes, pulseras o colgantes. Pero sea cual sea su función o utilidad, sin dejar de mostrar su simbología mística y o religiosa. Es mucho lo que se sabe sobre la metalurgia en África y la de los de los yoruba en particular, como de las de muchos otros pueblos africanos.
Pero eso lo podéis encontrar más pormenorizado en el artículo sobre ‘Alquimistas de África’aparición del bronce en Edo Benín que los caballeros usaban de diversas maneras en sus corazas, cubriéndose de pies a cabeza, parece probar que la metalurgia estaba al servicio de todo tipo de uso, una vez que esas armaduras, sin duda alguna, eran de fabricación local.
Desde temprano se ha hecho todo el esfuerzo para fabricar esos accesorios con otro material que no sea el hierro, debido al clima, manteniendo la misma forma, y preocupándose en hacerlos seguros y protectores. Es por eso que esas armaduras han demostrado, al final del período histórico de Benín, ser elementos puramente decorativos.
Técnica de moldear bronce de Ifé
La técnica de moldear el bronce por el proceso de cera perdida, responsable de las bellas obras de arte de Ife y Benín, fue compartida entre la región atlántica del Golfo de Guinea y la antigua Meroë. La orfebrería, la fabricación de filigrana de oro, y la manipulación del cobre, estaño y de las aleaciones metálicas, habían sido bastante difundidas durante el África prehistórica.
Las repetidas victorias de los guerreros de Nubia contra las legiones romanas de Cornelius Gallus en agosto del año 29 aC., puede darnos una idea de lo que era el nivel tecnológico de ese país en ese período.Egipto conoce plenamente el ‘Eneolítico’, es decir, la utilización metalúrgica del cobre, que muy posiblemente llegó al valle del Nilo, y en consecuencia al continente africano, a través de la península de Sinaí desde el Creciente Fértil, Mesopotamia y Persia, como se ha dicho.
Recordemos que muchos de los caballeros medievales, que sucumbieron bajo sus armaduras en el camino de la Tierra Santa, durante las cruzadas, no soportaron el calor y los rigores del clima.
Parece, poco probable la invención independiente de la metalurgia en Egipto, por falta de recursos o incentivos, aun cuando sabemos de técnicas afines como las utilizadas ya por los ‘badarienses’ para la obtención de un subproducto de la calcinación de fragmentos de azurita, carbonato de cobre azul, y de malaquita, carbonato de cobre verde, cuya utilidad aprendieron tempranamente para preservar sus ojos de la reverberación solar. Esta se obtenía fundiendo uno u otro carbonato sobre las piedras del hogar mediante carbón de madera.
perlas de esteatita
El esmaltelogrado fue utilizado asimismo para decorar perlas de esteatita, con magníficas obras y paso previo al llamado cristal africano. No es de extrañar que en este ambiente se difundiera muy pronto el uso del cobre autóctono, aunque limitado a pequeños objetos obtenidos mediante la técnica de martillado, que precede a otras, posiblemente importado desde Anatolia.
Estas hicieron realidad el conocimiento del bronce en todo el Creciente Fértil a la vez que de un extremo a otro del Mediterráneo, y la transmisión al África de unas operaciones de fabricación que en un principio requerían concretos comportamientos rituales.
Es posible que junto a tales conocimientos se presente el Megalitismo en sus primeras manifestaciones, que pronto se difunde por numerosas regiones africanas, cuando ya desde el Asia occidental empiezan a llegar los primeros barruntos del hierro, que los asirios exportarán a Egipto, de donde llega remontando el Nilo a Meroë antigua capital del reino sudanés de Kush.Desde aquí se expande al resto del continente africano, a la vez que el conocimiento de su metalurgia.
el hierro
No se descarta que el hierro pudiera llegar al Sahara llevado por nómadas, o incluso que fuese reinventado localmente. Los primeros africanos que al parecer utilizaron la metalurgia al sur del Sahara fueron melanodermos artífices de la cultura nigeriana de Nok, que se manifestó entre el 600 aC. al 200 dC.
La Cultura Nok fue desvelada en 1943, a raíz de reanudarse la explotación de una vieja mina de estaño y dio ocasión, al arqueólogo inglés Bernard Fagg, de identificar un particular complejo cultural que se manifestaba a lo largo de unos 500 kilómetros de este a oeste y 300 kilómetros de norte a sur durante el último período pluvial, y que se caracterizó por un extraordinario arte en terracota, a la vez naturalista y dinámico, del que se encontrarán notables muestras en Jemaa, Wamba y Nok, que se desarrolló en el seno del ámbito nigeriano sin aparente influencia exterior, en un entorno en el que conviven agricultores y cazadores que practican el culto a los antepasados, que hacen gala de un realismo figurativo que no volverá a manifestarse hasta la emergencia, milenio y medio después, del arte de Ife y Benin.
A Isaac Adeagbo Akinjogbin de la Universidad Obafemi Awolowo, de Ile Ife, Nigeria, le parece innegable que la unificación del país de los yorubas, realizada en el siglo X bajo la férula de los partidarios de Oduduwa, se debió en gran parte a la superioridad que les dio el dominio de la metalurgia. En tiempos de la dinastía de Odudawa, cada reino poseía tantas fundiciones y forjas como necesitaba para asegurar su autosuficiencia.
Las técnicas siderúrgicas
Adeagbo dice también que:
“En los siglos XVII y XVIII, cuando la trata transatlántica de esclavos estaba en su apogeo, los yoruba seguían prefiriendo el hierro que ellos mismos producían y, desde un punto de vista religioso, consideraban que el metal importado era ‘sordo’ e impuro. “
Las técnicas siderúrgicas, que llegaron a ser elementos integrantes de la espiritualidad y del bienestar material de los pueblos africanos, se han perpetuado hasta nuestros días”.
Ya sabemos algo sobre el bronce, ahora veamos qué hacen con él, y otros elementos, los distintos pueblos que componen los yoruba.
A Ifè, el Ooni Oba Ogunwusi lo llamó: Ilẹ Ifẹ que significa ‘expandir la tierra’.
Popularmente es conocida como: Ile Ifẹ que significa ‘expandir el hogar’.
- Los Binis la llaman: Uhẹ.
- Los Itsekiri Yoruba: Ufẹ. El significado de ambos es similar, ‘expandirse’.
Suzanne Preston Blier
Suzanne Preston Blier en su ‘Art and Risk in Ancient Yoruba: Ife History, Power, and Identity, C. 1300’, hace referencia al libro de 1352 de Ibn Battûta, firmando Yoûfi, ‘Voyages to Asia and Africa’ del que a su vez ella, en la p. 410, dice:
“La descripción de Battûta de Yoûfi describe Ifẹ como un país en el que ‘Ningún hombre blanco puede entrar… porque los negros lo matarán antes de que llegue”
“… es coherente con la primacía ritual asociada desde hace mucho tiempo con Ifẹ, debido quizás a su fuerza mercantil, derivada de las cuentas de vidrio, hierro y textiles probablemente. Entre estos últimos elementos parece haber habido no solo algodón y tela de rafia, sino también textiles de seda elaborados a partir de gusanos locales. Esto último sugiere que en los siglos XII al XV, Ifẹ era parte de la famosa ruta de la seda Este Oeste”.
En otro relatose dice: “Odudua convirtió, a la ciudad de Ile Ifẹ, en el corazón de la realeza yoruba y la sede de los ooni, que eran la cabeza religiosa de todo el pueblo yoruba”.
Y sobre esto se crea otro mito o epopeya, que sin duda tiene bases consistentes:
“Hubo una guerra civil violenta entre los partidarios de Obatala, un icono y deidad, y los de Odudua, deidad opuesta de un nuevo grupo dinástico.
Al final de esta guerra, el rey Obalufón II reinó, atribuyéndosele la negociación de paz entre las partes enemistadas. Para ayudar a reunir a la gente, el rey Obalufón II desarrolló un nuevo plan de ciudad para Ifẹ, renovando o creando nuevos templos que honraban a los ancestros de los jefes de las dos partes enemistadas, que supervisó personalmente. Se cree que el antiguo arte de Ifẹ probablemente formaba parte de los objetos de honra y mobiliario de dichos templos”.
Obatala y Odudua
Parece claro que Obatala y Odudua aunque deificados, lo fueron por sus actos pero eran personajes de carne y hueso que defendían los interese de sus respectivos clanes, y que los historiadores y expertos entre otros datos se apoyan en las obras que vamos a ver.
La máscara de la foto nº 40, de cobre y de 29,5 cm de altura, sostienen la mayoría de expertos y como los demás se callan deben tener razón, representa al rey Obalufón II, al que también se conoce por Alaiyemore. Es el personaje al que se atribuye la paz y el mecenazgo de las artes al honrar con la realización de máscaras o cabezas como esta a todos los contendientes, aunando y garantizando así un futuro mejor a su pueblo.
Esta máscara permaneció tras su realización y rituales en el palacio real, de donde no salió hasta principios del siglo XX que pasó a las colecciones de la Comisión Nacional de Monumentos y Museos de Nigeria, en Lagos.
Adesoji Aderemi, oni o rey de Ifẹ, que no olvidemoses el antiguo centro religioso de los Yoruba en el suroeste de Nigeria, lo identificó como Obalufón II lo que manifestó haciéndolo público en 1937 en la revista ‘Gaceta de Nigeria’.
el ooni de Ife
Adesoji Aderemi, el ooni, no solo identificó la máscara sino que arguyó que fue un legendario gobernante de Ifẹ a quien se le atribuye la investigación de cómo realizar la fundición de esas cabezas a partir del cobre en Ifẹ. El rey dijo que esta máscara de tamaño natural se había guardado en un altar en la sala Omirin del palacio real en Ifẹ siempre, desde su fabricación. Ekpo Eyo y Frank Willett manifiestan a su vez que:
“Es una fundición casi perfecta con un noventa y nueve por ciento de cobre puro, técnicamente irreprochable y una de las más bellas y técnicamente mejor realizada de todas las obras de la antigua Ifẹ”.
Ellos mismos fecharon la máscara entre el siglo XII al XV d.C. Al igual que el resto de las cabezas de cobre y latón relacionadas con Ifẹ.
La máscara de Obalufon es una obra de extraordinario naturalismo, que muestra sorprendente precisión fisionómica, solo rota por la forma almendrada de los ojos y la ubicación y estilización de las orejas característicos del estilo Ifẹ.
El naturalismo de este trabajo se ve reforzado por sus proporciones, que guardan con precisión un tamaño real y por el hecho de que se quisiera naturalizar más aún colocando en los agujeros que aparecen en la zona de la boca y mentón pelo imitando una barba, lo que indica sensatez y estatus en todo África, o el velo que cubre al Oni cuando este se muestra en público, al que no se puede ver la cara y menos hablar comer o beber.
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