El proceso del Biri
Terminada la instrucción y antes de iniciar las ceremonias de salida era fundamental realizar las Biri, Bari o escaras, estas se hacían con un gancho y un cuchillo, las heridas se untaban y frotaban con aceite de palma. Según se iban cicatrizando se cogía un puñado de maíz tierno a modo de estropajo, y se frotaba para que los queloides se liberaran de costras. A cada tramo de escara el escarificador decía: Opon “para siempre”.
A lo que el escarificado contestaba: O! Una especie de Sí, o Vale! Es su confirmación de que han pasado el ciclo, un diploma impreso en la piel. El proceso del Biri podía durar tres días, y semanas que se curaran del todo las heridas.
Antes de que los niños dejaran el Bosque, realizaban una ceremonia de confirmación, siempre en noche de luna llena, la de Gafe yonlegbe, el momento de “golpear el vientre del Gafe”, que se los ha comido a todos, tras la que los renace regurgitándolos.
Se verán por tanto las Biri rosadas, pues son recientes las heridas, como lo es un bebé al nacer; y se verá con más nitidez que son semejantes a las heridas que se producirían si se tirara de las piernas de un niño al que un cocodrilo estuviera tragándose.
los Seki
Era el momento de coger las ropas viejas de los chicos y desecharlas; desnudos por tanto, los Seki los arrastraban por el pueblo entre golpes simulados. Gafe esperaba en el Bosque, mientras la gente clamaba en falsete: Batilinge siane “Danos nuestros hijos son del pueblo”.
A lo que el Gafe respondía: O! mone, mone, mone “Oooh! problema…”.
Tras esto los niños eran paseados por el pueblo sentados a horcajadas sobre los hombros de sus parientes varones. Poco después, los Seki seguían al Gafe hasta el Bosque, arrancando arbustos y rompiendo ramas, representando los esfuerzos del Gafe por evitar que su cometido tuviera fin.
Una pequeña palmera o Gafe, su símbolo, era arrastrada al pueblo para luego llevarla al Bosque. Antes del amanecer, los Bangan los chicos ‘pre iniciados’, eran llevados a la Banganeba, la choza que sería su cubículo temporal, tras lo que los niños se lavaban con el agua que antes habían llevado las mujeres, sus cabezas habían sido afeitadas en el Bosque, antes de que el vientre del Gafe fuera ‘golpeado’ para facilitar el simulacro de su renacer.
Ninguna mujer podía verlos hasta que les creciera el pelo, por eso todos los muchachos se cubrían con gorros de estera tejida o paños viejos adaptados, pues eran muy jóvenes y delicadas por ello sus cabezas.
la Banganeba
Dormían en la Banganeba tres noches, luego ya se podían vestir para ser trasladados al Birri, la casa de justicia donde se les impartían conceptos de equidad.La estancia en el Birri duraba tres días y sus noches.Podían salir acompañados de un Suki pero cualquier conversación la hacían a través de él. Antes de salir recibían su nombre definitivo, el del Poro, a través de la voz de una mujer*, por lo normal su madre u otra familiar directa.
Como colofón y despedida el Suki se expresaba refrendando la actuación del Gafe, para luego, a caballo de la línea que delimitaba el Bosque, del bosque, poner un pie en cada lado y tomar uno a uno a cada niño de la mano; cada niño ponía un pie sobre el que Suki mantenía en el Bosque, que lo izaba y trasladaba al otro lado con su pie diciendo: Ô pon ô, algo así como “lo hiciste”.
Este joven que acababa de salir del Bosque Poro, era ya un Si mo, iniciado.
*Un recién nacido recibía un nombre con alguna intención pero pasajero, era tras hacerle las escaras rituales a ambos lados de su columna vertebral y ser circuncidado, como un bautismo, y salir del Poro que recibía su nombre definitivo.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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