El relato oral de los vuvis
El relato oral. Los habitantes de la zona, que ahora conocemos como Gabón, excepto lo relatado por occidentales antes de 1960, no tienen como país una historia. Tampoco los pueblos estaban interesados en darse a conocer entre la duda, no exenta de temor, de si era conveniente. Sus dudas tenían fundamento.
Otra cosa es esa ancestral y global ilusión del humano por preservar sus orígenes y trasmitir sus conocimientos. Y estos pueblos al igual que aquellos y esos otros, mantienen vivas sus tradiciones y recuerdos gracias a los ancianos que reúnen a los niños al anochecer, para entretenerles y asombrarles narrándoles historias que les muevan a ser mejores y sobre todo útiles a su sociedad, o los alabados Mbóm, similares a nuestros trashumantes juglares o bardos, que de pueblo en pueblo y en este caso, les emboban y dejan con la boca abierta, y no sólo a los niños o jóvenes, sino también a los adultos, relatando e ilustrando el episodio épico del Muett. De este relato hablaremos más adelante y aparte, pues es compartido por todos.
Cultura ritos y tradiciones
Cultura ritos y tradiciones, se han transmitido ancestralmente gracias a la palabra, alcanzando el rango de arte. Estos Mbóm o ‘maestros de la palabra’ son como los ‘griots’, la ‘memoria viva de África’.
Ocupan un lugar importante en el pueblo donde son respetados y admirados y como pasa con los herreros su dedicación es trasmitida de padres a hijos. Son como nuestros ‘cómicos de la legua’, al mismo tiempo narradores, historiadores, bailarines y músicos. Varias son las maneras que utilizan para expresarse.
La canción es tal vez la más demandada y usada, de hecho es cantando que explican las costumbres y los valores de su gente, acompañados normalmente por algún instrumento musical. La declamación histórica es otra importante manera de transmisión oral. Como en cada caso está ligada al entorno y gentes donde se produjo, se recrea por y para los descendientes y normalmente contado a los jóvenes por los ancianos.
El mito, esa fábula envuelta en mágicos episodios donde la moraleja final reafirma de una manera u otra el valor de los fundamentos de sus reglas y compromisos sociales, tiene su base en dos paradigmas ‘¿Quién creó el mundo? ¿Y cuál es el lugar del hombre en este mundo? ‘, como nos pregunta el profesor D.Zahan en su libro ‘Religion, spiritualité et pensée africaines’.
El mito
El mito es por tanto lo que se ocupa de explicar o preguntarse sobre los misterios de lo sobrenatural, no como la historia que aún exagerando o mermando, sí está basada en episodios verídicos. Pero aún escapándose al razonamiento, el respeto por la palabra expresada, máxime en pensamientos que requieren de asimilación y profunda reflexión, en la tradicional
África estos relatos son la palabra con valor, ‘seria’, de la cual uno no se atreve a dudar. Estas disquisiciones no están abiertas al pueblo o gentes en general, sino que se circunscriben a personas pertenecientes a ese círculo privilegiado y preparado para discernir sobre este tipo de información.
moungongo bwiti
Imprescindibles los monocordes y ancestrales sonidos, moungongo bwiti, que emanan de los instrumentos preparados para que la danza conduzca a la abstracción.
Otro canal importante de trasmisión oral son los proverbios, que tanto circulan y se sacan a colación en África, y que los ancianos recitan reiteradamente a los jóvenes tras lo que asimilados por estos, a continuación gustan de enhebrarlo a un cuento con el que explicar mejor su significado, para pasar después a discutirlo.
Hemos dicho siempre que para entender a otros, debemos ponernos en sus zapatos. Y si no tienen? Pues en sus ojos, pero hagamos ambos esfuerzos aunque nos duelan. El africano tiene en su tradición oral, todo lo que nosotros en nuestras bibliotecas nacionales. Ellos ven en la escritura el mundo occidental, pero mantienen sus conocimientos, de todo tipo, en esa trasmisión que aún hoy, que internet deambula por todas partes cual bardo juglar o griot, o en esos ancianos que por la tarde se reúnen a la luz de la lumbre o los mbóm, nuestros ‘cómicos de la legua’, que decíamos arriba, juglares o bardos que se decía antes, itinerantes ambulantes monologuistas, ahora, de tv en tv radio o garitos que antes fueron teatros, que narran jocosa o críticamente los sucesos cotidianos y que para las gentes de las que aquí hablamos son Mbóm Muett.
Conclusión
Ciertamente la trasmisión oral a través de los siglos puede distorsionarse de mil maneras y por diversas circunstancias, pero las epopeyas llegan en África exclusivamente por ese medio aunque lo que ahora llegue sea cuestionable o lo veamos como irreal, sabiendo que a todo se tienen que añadir buenas dosis de sentido común y voluntad, tiempo y esfuerzo, por aclararlo o aclararnos.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
Deja una respuesta