Escarificación en África
Roberts y Roberts 1996, nos dicen:
“La escarificación y otras operaciones de perfeccionar el cuerpo, a menudo comienzan durante la iniciación de las niñas. En el pasado la escarificación era mucho más elaborada en las sociedades africanas que ahora, pero todavía se practican algunas formas. Las escarificaciones sobre la piel configuran dibujos a modo de mapas sobre la piel y hace que el cuerpo pase a ser una superficie a ‘leer’ por la mirada de los demás.
La memoria se inscribe sobre la superficie del cuerpo a través de la escarificación, y la persona emerge tras tales lecturas”. Vogel 1988, por su parte afirma: “Para los Baulé de Costa de Marfil, que practican profusamente la escarificación es una marca de la civilización que diferencia a la gente de la ‘naturaleza en bruto’ ”.
Faris 1988, a su vez y refiriéndose a las niñas Nuba de Sudán nos dice: “Reciben la escarificación como una necesidad de belleza, señalando ya a su vez su preparación y capacidad reproductiva”.
La belleza en África
La belleza en África por tanto consideran que no es innata, sino que debe ser creada, y tras la pubertad, al menos mejorada.
Escarificación viene del vocablo inglés, ‘scar’, cicatriz, y es una técnica conocida de antiguo por diversos pueblos tanto en África, como en Australia y América, donde, como hemos visto, tenían como objetivo identificarse, mostrar haber finalizado ritos como el de paso, por interés estético, simbólico, o como muestra de respeto o luto por un fallecido. En algunas culturas se significaba al líder o al guerrero victorioso.
En origen las incisiones se hacían con espinas, por general las de la commiphora o bdellium, o con cañas que afilaban, pasando luego a instrumentos de hierro que fueron perfeccionando hasta hacer cuchillos exclusivos para este fin, aunque algunos como los Bubi de Guinea Ecuatorial, ante su carencia de hierro, utilizaban lascas afiladas de piedra.
Fuera cual fuera el material, intentaban efectuar cortes con cierta profundidad que al cicatrizar dejaran abultados rebordes de color más cárdeno que el normal de la piel.
Los rituales de pasaje a la vida adulta
En raras ocasiones se inician siendo adulto el hombre, como el que se da en alguna isla del Pacífico y África, imitando las escamas de los cocodrilos su animal tótem y siguiendo a la par el ciclo vital del animal, con la pretensión de adquirir la fuerza y resistencia de estos saurios.
Los rituales de pasaje a la vida adulta, que en este caso es dilatado, son obligatorios y quien se niegue no podrá formar parte activa de la tribu, ni adquirir el estatus de adulto. Este es exclusivo para los hombres y se practica con un trozo de bambú afilado, con el que realizan cortes profundos, es tan agresiva que suele causar problemas a quienes se la practican.
Curiosamente, y esto es genérico, el africano piensa que la escarificación le otorga el peldaño que les sitúa a la cabeza del orden natural, por encima de cualquier animal o cosa, aunque paradójicamente, algunas de las marcas se hacen precisamente reflejando las características del animal que los individuos admiran y tienen como tótem y que pretenden adquirir a través del ritual de paso que concluye con la escarificación.
La escarificación en las etnias africanas
Es muy complicado explicar algo característico de un pueblo sin conocer al pueblo, sería difícil entender determinadas marcas, sin saber si sus ciclos son lunares, casi todos por otra parte, o si su ancestro resultó herido en una batalla y de ahí parte la ‘marca’, por lo que remito a los interesados a leer los textos de los diversos pueblos, disponibles, donde encontrar específicamente el apartado de escarificaciones con la explicación de porqué y donde se hacen cada una.
Pasemos de todos modos a ver algunos ejemplos: En Etiopía, aun practican la escarificación como parte del ritual de paso a la edad adulta tanto de hombres como para mujeres, sobre los 16 años a los varones y 17 a las mujeres. Se practican en la zona de la espalda, los hombros y el pecho.
Más concretamente, entre el pueblo Karo, que vive al sur del valle del Omo, en Etiopía, las escarificaciones se practican por diferentes motivos en hombres y mujeres. En los hombres, estas cicatrices son la muestra de su valor en combate, ya que dan testimonio de la cantidad de enemigos que han matado.
En cambio, las mujeres del pueblo se practican la escarificación con fines estéticos sobre el pecho, con un redundante sentido erótico, ya que dichas cicatrices se consideran de gran sensualidad y belleza. Aquel miembro que se niegue a participar del ritual deberá sufrir la prohibición de practicar ciertas actividades comunales.
significado
Para los Béssoribè, al igual que para el resto del grupo Bátammaribè de la República de Benín, al suroeste de África, las escarificaciones adquieren un significado mucho más profundo y forman parte de una tradición milenaria.
Ellos dicen, y no son los únicos, que los bebés nacen sin acabar porque la piel lisa no determina su procedencia y por tanto no es tan bella como la del que sí deja entrever sus orígenes.
Por eso, cuando el niño o niña ya habla y tiene sus incisivos, se le practican decenas de pequeños cortes en la cara simbolizando que el bebé ha sido destetado, ha dejado de ser un simple recipiente para ser ya un niño. Los padres consideran esta práctica como un paso vital para complacer a los espíritus de sus ancestros y conseguir así que protejan a su hijo.
Cuando estos chicos Bátammaribè se acercan a la etapa adulta, sobre los 15 años, se someten a un ritual en el que reciben más de 100 incisiones en el abdomen para probar su coraje. Al enfrentarse al dolor que producen las heridas demuestran su hombría y valor, de este modo, su valentía les merece el respeto de toda la tribu.
Las chicas a su vez, previo a su primer embarazo, se someten a un ritual en el que se practican incisiones verticales en las nalgas, creyendo así garantizarse el que no haya complicaciones durante el embarazo y el parto.
Escaras de los Batammaribè
“Al llegar al Alima nos encontramos con los BaTeke cuyas escaras en la frente y mejillas sorprendieron a Noël pues para que quedaran así de remarcadas debían llegar hasta el hueso incluso arañándolo”.
Este dato lo comenta Pierre de Brazza en 1875 antes de comenzar su travesía por el Ogooué. Noël Ballay era el médico que le acompañaba.
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