Escuela de Iniciación Poro
Escuela de Iniciación Poro. Después de la circuncisión viene la iniciación adicional en el Poro, una especie de especialización. Se dice que la duración de un período es, teóricamente, de cuatro años, alternando con un receso de tres años, durante los cuales la escuela Sande, la de las chicas, está en su ‘ciclo’.
El curso de Sande es seguido a su vez, teóricamente de nuevo, por un período de descanso de tres años. En la práctica, hay mucha variación entre los diferentes pueblos. El último ciclo en la región Pandamai de Gbunde terminó en 1923, después de que la escuela hubiera estado en sesión continua durante seis años.
El Sande había estado en sesión un año cuando estuvimos allí a fines de abril de 1928, y continuaría por un año más. Después de que terminara esta sesión, iba a haber una nueva para los chicos. Cuando la gente decide que ha llegado el momento de una nueva sesión, los ancianos se acercan al jefe del clan y a otros que hacen los arreglos preliminares. Sigue un concilio, y se fija el tiempo para la apertura.
Ajustando a los Candidatos
Es opcional el lugar al que puede asistir un niño siempre y cuando su ‘padrino’, quien lo costea en todo o parte, esté de acuerdo; nada lo impide. Si un niño o niña por alguna razón se encuentra en un lugar donde se va a abrir una escuela, es muy probable que se le envíe a ella si los padres o patrocinadores están de acuerdo.
Por ejemplo, sucedió que una niña Gbande estaba de visita en Pandamai, Gbunde, cuando la escuela de niñas estaba a punto de abrirse. Como los líderes del culto insistieron y sus padres consintieron, fue admitida a pesar de las protestas del jefe y otros dignatarios locales que, por alguna razón, se opusieron a que esta ‘extraña’ entrara en su Bosque.
El tiempo que un niño debe pasar en la escuela también varía. En la escuela de Pandamai mencionada anteriormente, por ejemplo, algunos permanecieron durante todo el ciclo, mientras que otros, los hijos de Zo muy jóvenes, estuvieron solo unos pocos días.
Pandamai
Gentes de Gbunde de Pandamai a Monrovia habían estado allí solo un año, un intérprete de Loma había estado en su Bosque local dos años, como su padre. Algunos entran cuando el ciclo está a punto de terminar, justo a tiempo para recibir las “marcas del diablo”.
Los padres temerosos, o aquellos que no desean que sus hijos pasen por todo el penoso entrenamiento, por lo general se las arreglan para que la asistencia de sus hijos se limite a un período corto, tal vez sólo unos pocos meses, pagando por ello a los encargados del Arbusto. Según un intérprete de Loma, que era un Zo, es costumbre en su clan que los niños mayores entren de cuatro a seis meses antes que los menores.
Se solía esperar para abrir la escuela a tener recolectada la cosecha de arroz y que hubiera entrado la estación seca, entre finales de octubre a inicios de noviembre. Sin duda el mejor momento para prestar atención a los críos, pues había cesado la actividad en el campo.
Si bien se suponía era voluntario entrar y que los niños esperaban con alegría y ansia el momento en que serían considerados verdaderos miembros del pueblo, era mucho el temor que les infundía la escuela.
el Gran Diablo
Lo que no era de extrañar dado todo lo que habían oído susurrar sobre el Gran Diablo y la recepción que les había preparado. Uno puede imaginar las sensaciones y la conversación entre estos muchachos mientras esperaban, temblando, el momento en que ellos también serían ‘atrapados’ si antes no eran llevados al Bosque por sus padres o padrinos.
Los niños más pequeños fabrican con madera armas de juguete, cada uno imitando la que cree mejor le servirá. Juegan con ellas a “matar al diablo”, discutiendo mientras tanto cómo y cuándo hacerlo. Algunos fabrican pequeñas kinjas, sillas similares a parihuelas, en los que llevar a “ese diablo” a casa después de haberlo matado.
Otros fabrican marcos con el propósito de poner sus pedazos en ellos después de haberlo desmembrado. Estos los ‘envían’ a un hermano por haber sido capturado y llevado al Bosque. Los transeúntes que los ven bromeando suelen preguntar: “Bueno, ¿qué pieza me tocará cuando lo hayas cortado?” Pero ¡ay! de sus imaginarias hazañas.
Una mañana se despiertan y descubren que en la noche alguien ha entrado en la casa y se ha llevado todas sus armas. Mientras en la casa se ‘discute’ sobre quién habrá sido, alguien entra y dice qué ha visto dónde están, por lo que con gran revuelo se aprestan a ir enardecidos por la rabia de los chiquillos.
Poro del Bosque
La tropa es conducida ante la valla exterior de acceso al Poro del Bosque, donde rotas, se observan todas las armas que los chiquillos del pueblo habían hecho. Y que por supuesto los diablos han sido quienes entraron, las cogieron, rompieron y colocaron allí. Esos mismos diablos con quienes en nada tienen que enfrentarse.
En el norte del País Kpelle, se podían ver durante bastante tiempo, varias de estas interesantes cercas así decoradas con colecciones de estas armas para matar demonios.
Al ser motivo de orgullo la valentía y aunque la procesión vaya por dentro, la mayoría de niños entran con el coraje que da la infantil inconsciencia. Pero eso sirve a la impulsora familia a seguir manteniendo el que ningún hijo suyo, no solo no se haya negado, sino que ni siquiera ha dudado nunca.
Aunque nunca se sabrá cuantas lagrimas ha costado esto, sí se reconoce que muchas más que las de los que por las buenas, admiten que el miedo es libre y que no es cómo se empiezan sino cómo se terminan las cosas.
En Mano, suelen ser las mujeres de la familia quienes acompañan al niño hasta donde se permite llegar. Avanzará arropado por el brazo de su madre a la que verá pues va un paso por delante, ataviada como nunca antes ha visto, con apenas ropa pero sí numerosas ristras de cuentas, con sus mejores delante, e hileras de caracoles Achatina, que a duras penas permiten ver su cara y piel, impregnada de arcilla blanca, la misma que se entrevé en sus tobillos sobre los que también cuelgan innumerables aros de metal o bruñido hierro formando tobilleras, similares a las muñequeras que lo hacen en sus brazos.
Schwab
Schwab p. 82 cuenta:
“Una vez vimos a una anciana con una pistola de juguete con la que hacía una gran pantomima disparándole al diablo. Lo había usado en varias ocasiones anteriores y ahora lo usaba porque iba su nieto”.
Este era un importante momento en cualquier comunidad. Era un grupo de sus muchachos que daban un paso, primer paso de su corta vida, que sabían produciría trascendentes cambios que como siempre forjarían historias que casi también como siempre, redundarían en beneficio de todos.
Cuando un grupo de muchachos iniciaba ese camino, era por lo que todo el pueblo se regocijaba, y las veredas de ese camino se llenaban de hombres, mujeres y niños que desfilaban en paralelo yendo y viniendo durante horas. Cantando y bailando todo el camino desde el pueblo hasta la barrera del Bosque, deteniéndose en la casa de cualquier amigo para darle la buena noticia y recibir el regalo de felicitarse mutuamente.
tabú
Es lógico pensar que percibirían la sensación de que todo ese regocijo ceremonial, si no miedo, encubriría mucha ansiedad, y no solo pero sí más en las madres. Era tabú llorar. Por lo que se absorberían las lágrimas, se cambiaría el rictus forzando la sonrisa y así todo el mundo se mostraría alegre y ansioso por darles a los chicos la mejor despedida.
Poco después de esto, el Gran Diablo y sus asistentes vagan por el campo con el fin de capturar a los indecisos. Incluso entran en las casas en las que saben, o creen, que se esconde un presunto al que o está muy claro, o sí o sí arrastran hasta la arboleda.
Cada vez que se atrapa a un niño tan desafortunado, el Gran Diablo hace sonar su silbo como señal de advertencia. A una madre se le puede advertir que el diablo se llevará a su hijo. A veces los padres se confabulan con los cazadores para facilitar la captura de su hijo.
Se le puede decir al niño que vaya a cierto lugar en el camino, desde donde lo llevan al Bosque. Una vez más, un diablo hablará en el Bosque; al minuto hablará otro en el pueblo.
Un hombre que está sentado hablando con la madre en la choza, al oír esto, arrebata al niño del lado de la madre por la fuerza. El chico se resiste, pero es inútil.
“Al día siguiente matan un perro y le envían las entrañas a la madre diciéndole: “Aquí está tu hijo al que el diablo se comió anoche.
Entrada e Iniciación Poro
Es prácticamente imprescindible que todos los hombres sean miembros del Poro, porque de lo contrario no pueden adquirir posición social. El novicio es patrocinado con mayor frecuencia por su padre, pero a veces por un tío, ya sea materno o paterno, que puede y está dispuesto a financiar a su sobrino. En Mano un tío materno es el padrino habitual.
Dondequiera que el Poro esté muy desarrollado, el rito de la circuncisión es algo meramente preliminar. La iniciación en la “ley y el orden de la virilidad” continúa al finalizar el Poro propiamente dicho. Al entrar en el Bosque del Poro, el niño Gbunde, Loma o Mano comienza el rito de renacimiento a la iniciación en la religión y el orden superior de su pueblo, al final del cual puede ver al Gran Diablo mismo y saber que es un hombre y no un espíritu.
En Loma a veces hay un preludio a los ritos de iniciación. Un niño pequeño, bajo la supuesta influencia de una ‘bruja’, baila con dejadez en lo alto de un delgado poste, que en secreto, se ha erigido en el poblado la noche anterior. Encima del elevado poste hay una tela y una cuerda por la que el niño desciende cuando ha pasado, enganchando un dedo índice sobre la cuerda para estabilizarse y sostenerse.
Accidentes en iniciación Poro
Si el niño se cae, por lo general muere. Se culpa del accidente a alguien que lo ha embrujado. Cuando va a bailar, los hombres traen un tambor que ha sido ahuecado en un enorme tronco, aunque solo se ve un pequeño agujero. Nadie sabe quién ahuecó el tronco; todos están invitados a mirarlo y ver que no es un tambor ordinario. Se supone que es obra de la magia. Este tambor se toca mientras el niño baila.
El grueso tronco y delgado poste con la tela encima están todos en su lugar al amanecer. Nadie sabe cómo llegaron allí. De hecho, han sido creados por el Zo, “protegidos por una ‘medicina’ muy fuerte”.
El primer paso que se da en las ceremonias de iniciación varía en las diferentes regiones. En Mano los candidatos, tanto los voluntarios como los ‘atrapados’, pueden ser reunidos y llevados ante una cercado de valla alta, erigida al lado o antes de la entrada a la arboleda de Poro.
Fuera de este cercado, los no iniciados y las mujeres se reúnen a un lado, los Zo y sus auxiliares en otro lugar aparte, los candidatos cerca de la valla.
El jefe Zo
El jefe Zo elige a siete niños, a los que uno a uno parece empalar con su lanza y arrojarlo al suelo. La audiencia ve que la lanza está ensangrentada cuando “entra en el costado del niño justo por encima del hígado*.
* Nota: Estos 7 niños son los predestinados a Zo, que han sido previamente protegidos por una tela grande que a su vez envuelve un cogollo de col de palma en el que se clava la lanza, que también rompe una vejiga llena de sangre de pollo.
Auxiliado en la lanza y bien agarrado a ella el niño, es levantado por encima de la cabeza del Zo y pasado por encima de la valla. El público escucha al niño caer al suelo, dentro del cercado, con un ruido sordo*.
*Los asociados del otro lado del cercado atrapan al niño y simultáneamente sueltan un gran tronco para producir un ruido sordo. En realidad el niño está ileso.
Esta actuación de lanza no es habitual en los últimos días*. Con mayor frecuencia, el padrino lleva al novicio a través de la abertura en la cerca de entrada de la arboleda”.
*sobre 1920
En Gbunde
En Gbunde, el siguiente procedimiento nos fue descrito por dos personas, ambas miembros del culto y que se habían convertido al cristianismoUna vez dentro de la arboleda, el tembloroso candidato es detenido por uno de los asistentes, de la clase de mensajeros, del Gran Diablo.
Este diablo comienza haciendo de corrido todo tipo de preguntas sin sentido, pensadas para confundir y desconcertar al muchacho, de modo que ni tiempo tenga para centrarse y pensar y menos para responder a ninguna. Estas preguntas a veces fallan en su objetivo cuando se presenta uno de los jóvenes más maduros, que en lugar de confundirse, puede dar respuestas descaradas. A este se le propina una paliza sonora, más ruido que daños.
Después del interrogatorio, que no ha pasado, el patrocinador del chico debe ‘comprarlo’ libre de la prueba de la pregunta. Este pago al diablo suele ser una nuez de cola roja y una blanca, un gallo rojo y un paño nativo*”.
* Este proceso inquisitivo es casi idéntico al que describe Alldridge que hacen en las iniciaciones similares los Mende. Alldridge, 1901, págs. 126 y sigs.
americano-liberiano
Un soldado americano-liberiano nos informó que cuando él y su superior, un capitán de la fuerza fronteriza, fueron nombrados miembros honorarios del culto, cada uno tuvo que pagar a este diablo diez nueces de cola blancas y diez rojas, un gallo rojo y 7 £. en efectivo.
Una vez que se ha pagado la ‘libertad’ del novicio, debe “luchar contra el diablo”. Este último agarra al desprevenido niño, iniciándose entre los dos un forcejeo en que sin saber bien cómo, el sudoroso novicio finalmente gana y se le permite pasar a través de la segunda barrera.
Aquí es recibido con mucho griterío, golpes de tambores y bailes por los miembros del culto reunidos, y es puesto al cuidado de uno de los Zo a cargo de la escuela. Este Zo lo lleva ante el Gran Diablo. En Mano, aseguran que los candidatos de cada día se le presentan juntos, no individualmente.
Al verlo, o verlos, el Gran Diablo dice:
“Veo muchas cosas que nunca vi antes. Tragaré todas”.
Acto seguido, los asistentes de los “diablos escarificadores” cogen al niño, lo arrojan al suelo y lo sujetan. Estos Zo comienzan su tarea de escarificado frotando ‘medicina’ sobre la piel para mitigar el dolor. Las marcas de Poro o Polo pale en Loma, se hacen con una navaja y un instrumento curvo que tiene un gancho por cada hilera a cortar. El número de líneas, así como su posición, varían en cada etnia. Los Mano parecen preferir sus marcas en el pecho.
escarificaciones
Asimismo, en Gbunde, algunos tenían el suyo en el costado o en la parte posterior. Un individuo en Gbunde tenía cinco hileras que bajaban por el pecho hasta el ombligo, desde ahí cuatro líneas horizontales a cada lado alrededor de la parte baja de la espalda, luego cinco más verticales por la espalda hasta el cuello. Esta es probablemente la escara correcta o completa. En general, las hileras de escarificaciones son iguales para los individuos de cada etnia.
De esta manera, es posible que los miembros del culto digan a qué pueblo pertenece un hombre y también a qué pueblo o grupo pertenecía el Bosque en que fue iniciado. Posteriormente se van agregando otras escaras según vaya el individuo siendo iniciado en grados superiores. Así, aquellos que han alcanzado el mismo grado pueden reconocerse entre sí.
Se dice que esta escarificación la hacen los dientes del Gran Diablo al tragar o ‘comer’*a los novicios. Desde ese momento, el Gran Diablo “lo lleva en su vientre”. Está embarazado, por así decirlo, hasta el final del ciclo escolar, cuando los que aún están vivos sean ‘llevados’ por él. Se dice que los que mueren, lo que no es raro dado lo largo y extremo del curso, “se quedan en su vientre” pues no puede parirlos vomitarlos ni sacarlos de nuevo.
el ciclo del Poro
Algunas de las muertes son efecto directo de infecciones producto de la escarificación; otras a la exposición al sol, debilidad por falta de alimento, excesiva disciplina o accidentes, entre otras causas.
* Nota : Recordemos cómo en el ciclo del Poro en la “arboleda del Bosque”, el gran diablo “engulle o traga” a los iniciados para luego ‘renacerlos’ dejando la marca de sus dientes, recordad el dibujo de Harley del “diablo Dandai”, en sus cuerpos. En las fotos de los hombres no se aprecian bien pero están, son las marcas que de sus hombros bajan por el plexo hasta unirse por el esternón con las del ombligo. Estas,verticales y de cortos queloides, son las del renacer y como las dejaría un gran cocodrilo al morderles o sacarles por su hocico. Las horizontales son las tribales en si.
las marcas del diablo
Si en teoría, todos los miembros de Poro “deben tener las marcas del diablo”, parece ser opcional en Gbunde. No había controversia alguna en el pueblo por esto, y como ejemplos tomamos los de Schwab, p.284, que dice:
“Nuestro propio informante no había sido escarificado. Otro hombre que nos presentó, de unos treinta años, del pueblo de Daisaba, no tenía escarificaciones visibles. Ni Koto, el jefe de Pandamai, ni muchos otros que vimos allí. El Rev. Sr. Dwalu confirmó su declaración en el sentido de que nunca habían sido marcados.
Según algunos de estos hombres, un patrocinador que se opone a que sus candidatos sean marcados le paga al diablo llamado Bala fimi dos nueces de cola, un ave y de diez a veinte paquetes de ‘hierros o peniques’ Kisi, de veinte unidades cada uno. Otros se liberan de la obligación pagándole las dos nueces de cola, un ave y “siete veces siete fajos de hierros”.
tradición Gbunde
Con respecto al origen de estas marcas Poro, existe una tradición Gbunde según la cual cierta vez, “muy, muy lejana”, un hombre rico tenía tantos esclavos y sirvientes a su alrededor que tenía constantemente dificultades para reconocer a los suyos. Así que se le ocurrió la idea de hacer escarificar a cada uno de cierta manera. Los líderes de las sectas luego adoptaron la idea para sus propios fines.
También está el cuento popular del Gran Diablo tragándose la araña y luego pariéndola con las marcas de los dientes del diablo en su cuerpo.
Con las marcas de los dientes del diablo en su cuerpo, aún frescas, el neófito se predispone al siguiente paso en la iniciación, “comer la medicina del diablo”. Esta también es una ‘comida’ figurativa más que literal, según nos dicen tanto en Gbunde, Loma, Mano come en Ge.
Esta medicina es la Mâ ge, la máscara del Gran Diablo. A la que se ponen unas gotas de sangre que broten de las heridas de cicatrización del neófito. En Gbunde, a quienes no han sido escarificados, se les extrae la sangre pinchándoles en la muñeca con algo parecido a una aguja, aunque en época “muy, muy lejana” se hacía con una larga espina.
la Mâ ge
En el mismo momento y “usando ideas perversas” el muchacho hace un juramento sobre Mâ ge, la ‘medicina’, de que nunca revelará nada sobre el culto. De una manera vívida se le imbuye cómo la medicina lo ‘atrapará’ si alguna vez lo hace.
Durante este trasunto iniciático, el nuevo miembro “entra en una estrecha relación con la ‘medicina’ y se convierte en su hijo”. Ahora es miembro del culto, un Ke nai en Loma,
“alguien que ha jurado y puede jurar por el nombre del Gran Diablo”.
Tan pronto como sus heridas hayan sanado lo suficiente, “podrá comenzar sus estudios.
En Gbunde, después de haber prestado juramento, se consulta al oráculo de la cola si la ‘medicina’ “está de acuerdo en aceptar al candidato” o no. Cinco de las nueces, partidas por la mitad, se lanzan hacia arriba y se anota la posición que asumen después de caer. Si dan una respuesta favorable, una de las nueces es ‘dada’ a la medicina. Para este propósito, la nuez se parte en dos, una parte se coloca sobre la medicina y la otra es masticada por el Zo.
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