los ajogun
La dicotomía eterna entre el bien y el mal, hace que los humanos necesiten de alguien que abogue para que la lucha entre ambos poderes al menos les llegue mermada. De un lado, para los yoruba, están los que procuran el bien, los orishas, o dioses como Shango, del trueno; Ogun, del hierro y la guerra; e Ifa, de la adivinación; confrontados, están los poderes del mal, los ajogun o dioses maléficos como Iku, la muerte y Arun, la enfermedad, y como mediador entre ambos o ‘abogado del diablo’ está Eshu.
El ‘Ásatrú’ nórdico, mitifica al wagnerizado y cinéfilo Loki como el Diablo cristiano, prueba de que nadie escapa ni al norte ni sur de reconocer los dos poderes.
Eshu es la contraparte de ambos, capaz de relacionarse tanto con los ajogun como con los orisha, estableciendo vínculos entre ambos. Por eso y al igual que a Loki, a veces se le ha identificado equivocadamente, con el diablo cristiano. La malevolencia de los ajogun se aplaca si se hacen sacrificios a Eshu, pudiendo decirse que una buena definición que le aluda, sería la de dios del Destino.
Asamblea de Eshus
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Eshu es el nombre más común con el que es conocido, pero puede recibir otros confundiéndosele con otras deidades pero siendo la misma, como Legba, Elegba o Eleggua,en algunas regiones incluso creen que es Ogun, pero los que rinden culto a este en otras regiones, dicen que es una de las argucias que utiliza, para ‘embaucar’ a los humanos.
* 12 Nota : Los africanos no ven a su dios como ‘parte’ de un todo normalmente el bien, sino que sí es un todo por lo que Eshu sería la parte maléfica de ese todo.
- 155 Estas piezas son conocidas como ‘Asamblea de Eshus’. Propiedad del The Newark Museum en Newark, New Jersey y exhibida en el High Museum of Art en Atlanta, Georgia, en 2007 comisariada por Carol Thompson, Fred y Rita Richman Curadora de Arte Africano en el High Museum of Art y Christa Clarke, conservadora de las artes de África en el Museo de Newark, con un ensayo del Dr. Babatunde Lawal, profesor de historia del arte en la Virginia Commonwealth University. Pieza que figura en la portada del catalogo como: “Chaleco de baile con figuras Èsù, del siglo XIX al XX, región de Ìgbómìnà, Nigeria. Madera, conchas, cuero, pigmento. Medidas: 78,10 x 25,4 x 14 cm.
- 156 Asamblea de Eshus. Propiedad del Museo de Arte Hood, Dartmouth College, Hanover, New Hampshire, EE. UU. Que dice: “Figuras que representan aEshu-Elegba de los pueblos yoruba de Igbomina*14, Nigeria. Siglo XIX. Madera, conchas, piel y fibra . Esta obra de arte es de dominio público porque el artista murió hace más de 70 años”.
Igbomina
* Nota 14: Igbomina es un término confuso, que se refiere a un grupo de personas situadas a caballo de los estados de Kwara y Osun que dicen tener un ancestro común, Fagbamila Ajagunnla Orangun Ile Ila, y dialecto propio y que desde tiempos remotos reclaman reconocimiento. Igbomina dicen que proviene de ‘Ogbo mi mo na’ u ‘Ogbo mo na’, que significa ‘Mi espada, ogbo, indica las direcciones’. Según el mito, Ogbo es un antiguo machete con poder mágico que puede indicar direcciones: algo similar a la brújula. Fue entregado por Oduduwa, el antiguo ancestro yoruba, a su hijo, Fagbamila. Al igual que sus otros hijos, Fagbamila también fue expulsado de ile ife teniendo que buscar un nuevo horizonte. Igbomina fue el resultado de su viaje épico.
Deidad Èṣù Alawana
Èṣù, como escriben en algunas regiones, es el Hermes y o Mercurio africano. Es emisario, jefe de protocolo y uno de los Odd o dioses guerreros. Digamos que èṣù, en minúscula, significa ‘esfera’, lo que no tiene límite, el movimiento permanente. En mayúsculas es aquel que aúna Aiyé, nuestro mundo, con Òrún aquello que está más allá del cielo, la región donde moran los Òrìsà.
Èṣù Alawana es dios de la ubicuidad, aunque gusta de ausentarse en lo más oscuro del bosque o inhóspito de la sabana está en todas partes. Es jefe de los Egun, con quienes mantiene todo tipo de acuerdos y el más jóven de los Elegguá y compañero asiduo de Ogún. Gran hechicero dominador de ataduras y cadenas está capacitado para liberar de cárceles y encierros, lo que se le solicita rogándoselo a través del caparazón de una tortuga. Y aunque representa la desesperanza y el infortunio.
Èsù rige la comunicación, la palabra, las encrucijadas de caminos y las opciones de vida, el comercio, el trabajo y las manifestaciones de lo malévolo. Pero siempre dispuesto a desafiar a quien le impida ser protector y benevolente y fiel servidor de Ifa.
Creo que ya son suficientes las aptitudes que hemos revisado y a las que debemos poner fin sabiendo que cada creyente le adjudica una.
Otra faceta de Eshu es la de “valedor de Ifa, del que es comprometido compañero. Ifa es la potencia de 4, es el 16, número místico por excelencia, y el 256, número de los caminos que conducen a Allegguá, siendo cada uno Eshu”.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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