Evolución de los ritos
Todo en la vida evoluciona, la adaptación es algo intrínseco a la naturaleza, creo que ya nadie duda de esa cualidad que camina con nosotros.
Pero sigue habiendo miedos y por ello quien se aprovecha sacando partido como depredador y quien lo sufre como víctima.
Algunos se iniciaron en catacumbas y ahí estuvieron durante siglos, y en menos siglos se pasó a iglesias, cada vez más fastuosas, y de estas a catedrales, siempre, se supone, intentando que los valores fueran los originales, intentando.
En África igual, solo que ahí, donde también se partió del miedo o la incertidumbre a lo desconocido, el rito Ndjembe, por ejemplo, utilizaba pieles de animales donde la piel de algún animal simbolizaba defensa contra el miedo y la de otros alimento o vestimenta; como la corteza de determinados árboles aportados a la comunidad como alimento, o apta, previo cuidadoso tratamiento para hacer determinados productos textiles, macerándola y bañándola en agua y látex del mismo árbol adecuadamente; o de vegetación temprana símbolo del nuevo tiempo; el caso era aprovechar recursos y enseñar con solo lo exterior una serie de valores, fundamentales en otras épocas. Ahora basta un taparrabos de cualquier tejido, o el pantalón de deporte que cualquier turista se haya dejado olvidado o roto.
Los binga Bongo
En el caso de la circuncisión, hoy pueden acudir los padre a una clínica o médico titulado universitario, o al tradicional. Siendo conscientes que mientras el primero garantiza la salubridad de la operación, en el otro caso los riesgos son múltiples: infecciones, hemorragias o contagios de sida por ejemplo, pero claro, eso no llega a ser lo importante para determinados padres o a veces muchachos que prefieren demostrar su coraje optando por ser operados por un médico tradicional, lo que plantea un problema real y una pregunta: ¿se debería prohibir la circuncisión?
Estos ritos concretos, con consumo de potentes tóxicos nacen entre pueblos muy primitivos como los binga*1 Bongo, que al igual que vieron cómo los elefantes o molnkèle mbèmbé, el desaparecido rinoceronte del bosque y otros herbívoros, comían y comen hojas tiernas, cortezas, raíces o maderas, no es difícil comprender que experimentando, lo prueben y coman, aprendiendo y conociendo de los efectos de cada cosa, por lo que establecen la cantidad segura que de cada una se puede ingerir. No se sabe de muertes u otro tipo de desgracia, pero es difícil creer que de haber sucedido, dada su manera de interpretar los infortunios o la muerte, hubieran mantenido su consumo.
Incluso parece ser que los maestros, establecían controles donde la cantidad fuera la adecuada y si alguien tardaba más de lo considerado normal en volver de su ‘letargo’ la familia se apresurara mediante pellizcos bien administrados a despertarlo. Nunca se oyó de casos y por si acaso, para ello estaba el recurso de los pellizcos, que sin ellos saber porqué era muy adecuado pues suponían una dispersión del alucinógeno por el cuerpo, con la consiguiente disolución y menor efecto.
el folklore
Ahora, donde el folklore parece estar por encima del antiguo recurso, implica riesgos y peligros físicos y psicológicos, derivados de ingestas incontroladas y la suma de otros diversos componentes. Esta planta, aunque digan que la dosis no es toxica, si no es regulada por un experto, los viejos maestros lo son pero nunca tratarán con un no iniciado, y no se es precavido, puede producir alteraciones profundas en la percepción de la realidad y contrariamente a lo pretendido, llevar a un mal viaje.
No solo porque pueden producir efectos tónicos, que pueden persistir incluso posteriormente con secuelas a largo plazo. También efectos físicos y mentales, que pueden producir la muerte durante el rito del Bwiti.
La planta de Iboga utilizada en esta iniciación tiene propiedades psicodisilépticas, es decir, puede dañar el cerebro de tal manera que la salud mental se vea afectada, hasta el punto de que las alucinaciones o retrogresiones persistan de por vida.
Turismo y Bwiti
De todas maneras llega a tal punto la credulidad de aquel que va convencido de que la experiencia será inolvidable, que desde hace años, se hacen determinadas prácticas rituales llamándolas Bwiti, que nunca se manifestaron ni fueron descritas y que parece que ahora prevalecen, efectuadas por algunos que se dicen maestros, que en connivencia con ciertos guías turísticos, envueltas en morbo y con él más precio, influyen hasta el extremo en que algunos como parte del ceremonial de iniciación, aceptan el golpear, o ser golpeado en el cráneo tres veces con un martillo para liberar su mente, o perforar la lengua con agujas de coser e incluso de hacer punto para liberar el pensamiento, como si en los orígenes estas herramientas las extrajeran del árbol del todo a cien, sin verificar qué se les da a probar y sin saber realmente en qué consiste, de verdad, el Bwiti, que desde luego no es nada de esto. Es como ir de Semana Santa al Kurdistán.
Todos los diferentes ritos, así como los diferentes valores, deben ser realizados, adquiridos y demostrados, para tener acceso a un estatus social privilegiado. Por ejemplo, dado que el Bwiti proporciona una visión que alimentael conocimiento, es una iniciación esencial para el individuo, porque cuanta más información proporcione esa extraordinaria visión , mejor estará considerada.
los mwiri
Los rituales no solamente les introducen en la sociedad, sino que les hace partícipes en la lucha contra la brujería, como en los ritos de protección de los mwiri utilizados también por las mujeres. Al hacerlo, los hombres muestran sus conocimientos y habilidades, que han aprendido a lo largo de su educación. La circuncisión, pone de manifiesto su virilidad y los coloca en el centro de la unidad familiar. Cuando el Bwiti entra en la fase de la ingestade Iboga provocando alucinaciones, sirve para revisar el transcurso de la vida proporcionando ‘claves para el futuro’.
La Ibogaina
No es gratis la ingesta, como no lo es la del alcohol u otras substancias de similares efectos: náuseas, vómitos, diarreas, astenia muscular, cefaleas o fatiga , se manifiestan recurrentemente si no se anda con cuidado o se abusa, deteriorando el estado físico de aquel que no sepa controlarse.
La Ibogaina, que no el Bwiti donde prima la cautela, también puede causar falta de coordinación motora, sensacion de adormecimiento de los miembros, hipotermia o hipertermia, disminución o aumento hasta la fiebre de la temperatura.
Puesto de manifiesto que no se debe tomar a la ligera, también hay que admitir que ciertos rituales y sustancias utilizadas durante ellos han sido reconocidos como preventivos o apropiados contra ciertos problemas.
Usos preventivos
Por ejemplo, la circuncisión ha resultado una medida eficaz de prevención del VIH, y aunque no es excluyente se constata que lo ha reducido. La Ibogaina, dentro del Bwiti, ciertamente produce visiones, no entro en de qué tipo o si el iniciado se sugestiona o simplemente lo manifiesta mostrando sus dotes de actor, que supongo que de todo hubo y habrá, pero no hay dudas sobre el control que ejerce sobre otras drogas y el alcohol, y su utilidad como apoyo a la abstinencia sobre estas; aunque fuera del control del Bwiti, si está mal preparada, sí puede llegar a ser causante de ciertos males e incluso la muerte. Ya hemos comentado que en Gabón no se practica ningún tipo de escisión femenina. Entre algunos pueblos practicantes del Bwiti fuera de Gabón sí puede encontrarse quien lo practique, si bien es verdad que no es obligatoria aunque sí optativa.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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