Economía Yoruba
Es arrogante intentar comprimir en unas pocas páginas cualquier iniciativa de cualquier pueblo. Para este como para los demás, necesitaríamos de todos los libros escritos hasta la fecha. Y si de su supervivencia trata este apartado, necesitaríamos lo antes dicho para abarcar tan solo lo relativo a su producción audiovisual.
La de Nigeria o Nollywood es la 2ªque más producción en número tiene tras la de Bolliwood y la 3ª, tras Holliwood y la de India que más dinero recauda. Si hablamos de petróleo o recursos minerales, pesqueros o de cacao, estaríamos hablando de una potencia mundial, si se les dejara en sus manos y estas fueran las indicadas.
Pero sabéis que tiendo a retrotraerme a los orígenes y aquello que sus artesanos tradicionales fueron capaces de crear, lo que no es poco.
Historia
Históricamente, los yoruba eran un pueblo evolucionado siendo de los primeros en dedicarse a la agricultura. Aunque el Territorio Yoruba se caracterizaba por el gran número de poblaciones densamente pobladas, eso no menoscababa su dedicación, abundando en el entorno a las urbes campos dedicados a la agricultura. En la economía Yoruba, la riqueza centralizada en las ciudades permitió el desarrollo de una economía de mercado compleja que alentó un amplio patrocinio de las artes.
Al menos dos tercios de la población se dedicaban exclusivamente a la agricultura. Incluso los que vivían en la ciudad, mantenían campos cercanos donde se instalaban en una choza para ocuparse del cultivo de maíz, ñame y en ocasiones hasta de cacao en función de la demanda de los mercados.
Estos cultivos se sembraban en un sistema rotativo de tres años, alternando yuca un año y otros cultivos los dos siguientes, que podían ser maíz, maní, algodón o frijoles. Al final de este ciclo de tres años, la tierra quedaba en barbecho, a veces durante siete años.
La agricultura
La agricultura se consideraba trabajo de hombres que se ocupaban de limpiar y arar los campos aunque las esposas ayudaban a plantar los ñames o recolectar el maíz, frijoles y algodón.
Pero lo que sí era dedicación básica de las mujeres era atender a la venta de los productos recolectados en los mercados. A finales del XIX se erigieron grandes haciendas que producían cacao, con mano de obra contratada.
Los hombres que servían a la justicia estaban exentos de trabajar la tierra. El otro 10% aproximadamente, de la población eran comerciantes que residían principalmente en las ciudades o artesanos con oficios que se trasmitían de generación en generación.
En sus sistemas y dentro de lo que ahora se conoce como parte del ‘derecho bantú’, los profesionales se aunaban o sindicaban en gremios, que a su vez se subdividían en algo así como ‘hermandades’ iniciáticas o religiosas, que los anglófonos transcriben como sociedades secretas, o clubes sociales, y que numerosas, los yoruba llamaban Egbe, pero que en el momento preciso se juntaban, como las asociaciones de cazadores aunados en su Egbe Ode o las de comerciantes coaligados en la Parakovi.
Incursiones de fuerzas paramilitares
Y no eran estas las únicas, las partidas de asaltantes e inestabilidad derivada de las frecuentes incursiones de pueblos interesados en apropiarse o conquistar, en aquella época los Fulani de Dan Fodio, llevo a que los Egba resistiéndose a la imposición de Oyo, diera pie a que Lisabi, alguien poco definido pero sí recordado, pusiera en pie una organización encubierta, paramilitar diríamos hoy, de granjeros conocida como Egbe Aro, y cuya función era defenderse contra los maleantes, pero sobre todo contra los Ajeles de Oyo, recaudadores de tributos, convirtiendo los bosques de Egba en territorio infranqueable.
Estas sociedades, en sus circunscripciones, resultaban un eficaz sistema para propiciar el comercio, resguardar a la sociedad y preservar los principios yoruba desde el siglo XVIII hasta principios del siglo XIX.
A los yoruba, también hoy, les gusta comerciar. En la economía Yoruba, eran comunes los grandes mercados con más de mil personas vendiendo. Las mujeres controlaban gran parte del complejo sistema mercantil, y dependían más de sí mismas que de lo que opinaran sus esposos.
Asimismo, la economía Yoruba con tejidos y alimentos quedaba en manos de las mujeres, mientras que el de carne y pescado era cosa de hombres, como la compra de cualquier producto o bien. En la actualidad las nuevas generaciones están dejando la agricultura, y solo buscan empleos de camisa y corbata.
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