Introducción
Sigamos con los yorubas pero retomemos tiempos antiguos. Sobre la figura de latón de la foto 70, B. Lawal nos dice:
“…representa una mujer sentada, está lejos de ser el retrato de una persona conocida. Más bien, la imagen es una idealización de una figura que muestra a la ‘Diosa de la Tierra’, ìlé, en el simbólico rol de Ìná Àyé ‘La Madre y Proveedora del Mundo’ en su advocación de Onílé ‘Dueña de la Casa’. Junto a una figura de hombre, representa los aspectos masculinos y femeninos de la naturaleza, cuya interacción asegura la perpetuación de la vida en la tierra”.
La palabra àwòrán normalmente se refiere a cualquier representación naturalista, esté expresada en dos o tres dimensiones.
“De ahí la oración por una futura madre:
Kí Òrìsà yá onà ire ko ni. Que lo que Òrìsà, Obatalá, nos trae nuevo sea una hermosa obra de arte’. Lo que implica que la procreación, aun respetando su aspecto biológico, tiene una dimensión artística. Y de esta manera: el cuerpo del ser humano es la obra de Obatalá, es ère, una escultura, a la que èmí, el alma, da vida.
En otras palabras, que el cuerpo o ara, posibilita que el espíritu se manifieste, permitiendo a un individuo tener ìwá,existencia física en el mundo de lo visible. Ìwà denota no solamente el hecho de ser, sino también aquello que distingue las cualidades o carácter de una persona.
Obatalá
Para un Yoruba una obra de arte es Onà, es decir, la encarnación de las habilidades creativas, lo que asocia a Obatalá con su dedicación arquetípica, como deidad de la creatividad y mecenazgo del artista yoruba. El proceso de creación de una obra de arte se llama onàyíyá, literalmente, onà, arte, y yiyá, creación o fabricación, un término imbricado en la oración antes mencionada por una futura madre. Yiyá deriva de la raíz del verbo yá, es decir, crear, hacer.
El hecho de que el cuerpo femenino sea el medio utilizado por Obatalá para crear, ha llevado a algunos a traducir Iyá, la palabra yoruba para madre, como ‘alguien mediante quien se forma otra vida’ o el cuerpo ‘donde somos creados’. El término jora denota la sorprendente semejanza entre un niño y cualquiera de sus padres o miembros de su familia.
Por lo tanto, una representación naturalista se llama àyájora, contracción de à, acto de; yá, para crear; jo, parecido y ara, cuerpo físico del sujeto.
àróyá
Es decir, el objetivo principal del artista es capturar la semblanza del individuo, como en el retrato de Obalufón uno de los antiguos reyes u Ooni de Ifè. Otro concepto de representación, por otra parte, se llama àróyá,una contracción de à, actuar de; ró, pensar o imaginar, y yá, a crear, para felicitar la realización de memoria.
Por ejemplo, la mujer sentada de la foto 70 está lejos de ser el retrato de alguien conocido. Más bien, la imagen es una idealización: una figura para altar con atribución de ‘Diosa de la Tierra’ o Ilè, en el simbólico rol de ‘Madre y cuidadora del mundo’ o Ìyá Àyé, en su acepción, por tanto, de Onile o ‘Dueña de la Casa’.
Así mismo, las dos pequeñas figuras en sus manos representan, los aspectos masculinos y femeninos de la naturaleza, cuya interacción asegura la perpetuación de la vida en la tierra”.
El énfasis aquí no está tanto en la observación empírica como en el uso de la percepción mental para visualizar y dar forma material a una idea. El equivalente literario de àróyá, la imaginación conceptual, es Àròfò, la poesía oral, una forma acortada de à, acto de; rò, pensar o imaginar; y fò, cantar recitar o declamar.
el estilo escultórico yoruba
A pesar de que existen variaciones individuales y regionales, y al igual que el idioma yoruba tiene subdialectos, el estilo escultórico yoruba, evidente especialmente en madera pero también en piedra y marfil, se distingue por figuras estilizadas de pie, de rodillas, o montadas a caballo, con grandes cabezas, elaborados tipos de peinados, y rasgos faciales sobresalientes.
A través del sistema de aprendizaje, los jóvenes artistas se capacitan para crear imágenes en el subestilo característico de una determinada región, así como para dominar e interpretar la iconografía convencional o àsà, dictadas desde la antigüedad. Aunque gran parte de las funciones artísticas de los Yoruba se encardinan en un contexto religioso estabilizando estas convenciones e imponiendo limitaciones a transgredir los cánones en exceso, en una justa medida es aceptable cierta dosis de creatividad, dando paso a innovaciones e incorporar nuevos elementos en tiempo y lugar.
Un aprendiz se gradúa después de demostrar suficiente ìmó dominio de lo establecido como sagrado; ìmòóse, competencia técnica; y ojú onà, ojo artístico literalmente, en la práctica un profesional.
Ojú onà
Ojú onà puede definirse como ‘consciencia para diseñar’, o la cognición visual que permite a un artista seleccionar imágenes de su experiencia diaria y procesarlas en esquemas o plantillas, dentro de los parámetros del estilo yoruba, que luego se almacenan en la memoria pictórica, para recuperarlos y modificarlos cuando sea necesario para expresar una idea.
Como resultado, un bien entrenado artista no tiene necesidad de un modelo vivo para realizar un boceto y representar a un sujeto en particular. Un tallador, por ejemplo, comienza por mirar fijamente la madera, mientras evoca el esquema más idóneo de su memoria pictórica”.
Àwòrán, por lo tanto, es un término que significa mucho más que esa imagen que nos recuerda al personaje.
También alude al proceso creativo, especialmente al del artista capaz de visualizarlo previamente, en el àwò, en la materia prima que escogerá y en la percepción que guarda en su memoria pictórica; irántí, necesaria para visualizar y objetivar al sujeto.
Proceso de creativo
A partir de entonces, el tallador proyecta el esquema en la madera en función de sus herramientas, siguiendo un procedimiento establecido:
- a.- sísá, por bloques, usando una gran azuela para delimitar la masa y volumen y perfilar las imágenes, enfatizando ya la o las cabezas.
- b.- onàlílé, siguiendo las formulas preestablecidas, usando un azadón más pequeño para ir definiendo las imágenes.
- c.- àlétúnlé, precisar, utilizando cinceles y cuchillos para definir mejor las partes que lo componen.
- d.- dídán, alisar, utilizando cuchillos y hojas abrasivas para eliminar marcas de herramientas y bordes ásperos.
- e.- fínfín, incidiendo, usando un escoplo o pequeño cuchillo para acentuar rasgos faciales y ciertas partes del cuerpo; cortar patrones y crear diseños de superficie.
El modelado en arcilla, para fundir más tarde dicho modelo en latón o bronce, sigue un procedimiento similar, aunque las diferencias en el material, las herramientas, y la técnica, invariablemente produce diferentes resultados.
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