Excavación de Wunmonijie
Vemos en ella cinco cabezas de diversas aleaciones de metal encontradas en la excavación arqueológica de Wunmonijie, en la zona de Ile Ifẹ. La foto parece corresponder al primer grupo de piezas encontrado en esta zona específica y muestra las cabezas in situ y tal cual aparecieron.
Los yoruba dividen el cuerpo de una manera similar a la nuestra en tres partes principales:
Cabeza, tronco y piernas. Manteniendo los brazos en posturas miméticas o simplemente caídos a los costados.
Muchas de las esculturas de Ifẹ con el cuerpo completo muestran grandes cabezas, cuya proporción es de más o menos 1 a 4, y no de lo conceptuado como clásico en Europa que es de 1 a 7 ½.
Y a esto los expertos le dan una respuesta casi unánime:
“… la cabeza es un símbolo de ego y destino, orí; personalidad, wú; naturaleza esencial, iwà; y autoridad, àse.
Hay varias teorías sobre las marcas que se ven en algunas de estas cabezas. Las líneas verticales en estas cabezas, parecen hacer referencia a la realeza de Ifẹ, así como a otras élites, y en general a la idea de identidad”.
Cabeza Ooni
Esta es la primera de las cinco cabezas que se ven en la foto nº 41, de lo encontrado en la zona de Wunmonijie mirando de izquierda a derecha. Se observan agujeros para fijar la corona o el cabello y la barba o el velo, y agujeros en el cuello que se piensa servían para sujetar un maniquí o cuerpo de madera, tejidos u otros adornos. Es peculiar que presente en su aleación de cobre un 1% de oro, también que fuera robada en 1993 aunque posteriormente se encontrara y fuera devuelta.
Dos fotos para la misma cabeza, que es la segunda situada, mirando desde la izquierda la foto 41. Foto 43 y 44. |
La creencia en casi toda África es que la inteligencia, sentido común y valores, a lo que los yoruba llaman Àse, la autoridad, se encuentra en la cabeza. Es por lo que a todo aquel que se representaba, normalmente personas importantes o parientes, se les hicieran figuras o esculturas en que se tendía a hacer cabezas en realidad de tamaño natural, pero en cuerpos bastante más pequeños, lo que nos hace ver que la cabeza es desmesurada.
Y en estas obras de Ife, vemos esta peculiaridad donde el poder manifiesto de la persona y su energía vital el Àse, se encierra en esas cabezas y por otra parte, se les representan con una media sonrisa o gesto de placidez pero con la boca cerrada para que su discurso no se vanagloriara y recreciera, sino que quedara en términos donde la sensatez imperara. Parece que no quisieron idealizar a personas concretas, sino que la pretensión era idealizar el cargo de rey.
el barrio de Wunmonije
Esta cabeza, también encontrada en el barrio de Wunmonije, de aleación de cobre, muestra como característica peculiar la desmesura de su cuello, largo en exceso y su peso, que es el mayor de entre todas con 9 kg.
45 y 46 Dos perspectivas de la tercera cabeza de las de la foto 41 |
Esta cabeza de las fotos 45 y 46 recuperada en Wunmonije, de tamaño natural, las pruebas dan que está hecha de cobre, sin aleación con otros metales. Tiene rastros de pintura blanca y negra en el iris de los ojos acentuando la mirada. Así como simulando un antifaz, los ojos están circundados con pigmento rojo y residuos de negro.
También en el cuello se ven gruesos trazos de pigmento rojo. No hay evidencias en ningún sentido de cuándo fueron pintadas, si desde su orígen o a posteriori para su utilización en algún tipo de ceremonia o ritual. Sí hay sin embargo alguna teoría sobre para qué las utilizaban, de las que tres prevalecen en mi opinión.
Una es de Eyo y Willet 1980, p. 93, que dicen:
“Fueron utilizadas en las segundas ceremonias fúnebres durante el entierro, algún tiempo después de los funerales del Rey. La cabeza llevaba la corona del Rey muerto y estaba unida a un cuerpo de madera por los agujeros de su cuello. Con el ritual se incidía y demostraba que, aunque el Rey estaba muerto, el organigrama continuaba y mantenía su poder”.
Drewal
Drewal, 1989, p. 67, sin embargo, muestra otra idea que expone diciendo:
“Deduzco que se usaron en ritos anuales de renovación y purificación y deben entenderse como altares adornados con cuentas que llevaba el gobernante sobre la cabeza”.
Suzanne Preston Blier, profesora de estudios africanos y afroamericanos en Harvard, maneja otra posibilidad de por qué:
“Una de las cabezas tiene líneas negras y rojas alrededor de los ojos, y se dice que esa decoración identifica a alguien que ‘realmente puede ver’, es decir, una persona con acceso único al poder sobrenatural que le otorga a uno una visión espiritualmente cargada”.
Fotos 47 48 y 49 correspondientes a la misma cabeza, quinta de la foto 41. |
La foto nº 49, la última de estas tres, es obra de William Bascom realizada en 1951.
Esta cabeza, que vemos desde tres posiciones distintas es la quinta de las cabezas de bronce recuperadas en el barrio de Wunmonijie en Ifẹ. Se conserva en el Museo Phoebe A. Hearst. Nº rg. 15-31246. Donación de Berta Bascom.
Al margen de una cuidadosa limpieza, se han conseguido restaurar algunos daños, pero se han dejado los que necesitarían de una reconstrucción mecánica que desvirtuarían en alguna medida la factura de esta, o de las otras piezas que se han encontrado. En esta se aprecian abolladuras en la parte superior de la cabeza, puntazos de lo que podría ser un pico en la mejilla derecha y un gran golpe que no solo ha abollado la mejilla izquierda sino que incluso la ha horadado.
Preston Blier
Preston Blier dice al respecto:
“Estas dieciséis cabezas de tamaño natural parecen haber sido creadas como parte de la tregua que Obalufon II estableció entre los residentes asediados en Ife. Una de las cabezas, refiriéndose en concreto a esta del nº 50, de hecho es muy similar a la Máscara de Obalufon, tanto como para representar al mismo individuo. Frank Willett, en 1967, p. 26 y 27, quien publicó fotografías de muchas de las cabezas de metal de tamaño natural en su monografía sobre Ife, sugiere que estas obras tenían importantes funciones en los actos fúnebres de la realeza, en las que cada una se exhibía con una corona y túnicas de oficio, en el curso de las ceremonias posteriores a la muerte de cada gobernante.
Willett propone además que las cabezas fueron encargadas como esculturas conmemorativas, o ako, que se mantuvo en una tradición posterior de Ife y Yoruba con obras de madera tallada, como en las figuras efigie de ako utilizadas en conmemoración de cazadores fallecidos.
Esta teoría, que identifica el corpus o grupo de cabezas de fundición de tamaño natural como las efigies de los sucesivos gobernantes de la ciudad estado de Ife, sin embargo, se basa en una idea ahora desacreditada en gran medida; ver para eso a Lawal 2005, p.503 ff.
Conjeturas
Para quien:
‘Las obras fueron realizadas por distintos artistas durante varios cientos de años, duración de los reinados de dieciséis monarcas’. Estas dieciséis cabezas de tamaño natural parecen haber sido creadas como parte de la tregua que Obalufon II estableció entre los residentes de Ife”.
Esta última conjetura parece un poco ‘descabellada’, perdóneseme el calificativo, porque dada la similitud reflejada en la manera de hacer las facciones; un mismo estilo general y que los metales y métodos de fundición son prácticamente idénticos, a lo que debe sumarse el que las cabezas aparecieran a la vez aunque en dos grupos y que su estado de conservación refleja que estuvieron enterradas juntas durante el mismo tiempo y circunstancias; y que tan solo por los arañazos y golpes que recibieron en el descubrimiento se encuentran diferencias; hace pensar que son de una misma época, y si no factura de la misma mano, sí del mismo concepto.
Willett 1997, p. 28, data mediante termoluminiscencia de los núcleos de arcilla extraídos de dos de las cabezas de tamaño natural del barrio de Wunmonije que indican un período similar en ambas y estimado entre el 1221 al 1369 ce. La foto nº 51es de Kilian Hannes. |
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