figuras de pie arte Luba
Las figuras de pie son menos abundantes en el corpus del arte Luba que otras formas de escultura. La figura ofrecida en relación con la figura de Mann sugiere que puede atribuirse a uno de los notables talleres establecidos en la región de entre los ríos Luvua y Lukuga”.
Ahora, aún doliéndome, dejadme que retomemos la realidad y preguntémonos una cosa: ¿Quién ha visto la corona, cetro, trono y demás regalías de la corona española? ¿e ingleses de la británica?
¿Y quién aquí un lobo o lince que no haya sido en un zoo?
Pues ellos tampoco las regalías ni tampoco un león y mucho menos en un zoo.
Estas figuras van tras un compromiso ‘tener un buen parto’ y, como dice Neyt: “La representación de la mujer es omnipresente en el arte Luba. Es a través de la mujer que el antepasado se revela y renueva en el niño”.
Atributos de la mujer Luba
Los Luba atribuyen a la mujer poderes especiales que guarda en su cuerpo. Las tallas con prominentes senos y bellas escaras y peinados, no dejan de ser un código tácito para y sobre las mujeres.
Con delicadas pero insinuantes formas, elegantes en su porte y plagado de sentimientos sus rostros, estas tallas son fiel reflejo del destacado papel que ejercían política y espiritualmente en la sociedad Luba. Muawi hemos visto son ciertas mujeres escogidas por el espíritu del rey fallecido para ser su receptáculo reencarnado y poder transitar entre los vivos.
Son médiums, el medio del que ese espíritu real, como si de uno con múltiples facetas se tratara, se vale, para aconsejar y auxiliar a quienes son sus súbditos, sus hijos, su legado en realidad en el mundo de los vivos.
Y no olvidan y estas figuras son el mejor recuerdo, que vinieron de mujer y por la sangre real que por su cuerpo discurría, cuando le tocó, ese hasta entonces hombre adquirió el sagrado título de rey, convirtiendose en semi dios. Es por esto que la mujer solicita y espera que por la innegable importancia de su compromiso, el futuro, su hijo, llegue a este mundo cargado de bendiciones. Los elaborados peinados nos hablan de estatus, de jerarquía y del rol que se juega en la sociedad. Es un significado distintivo de pertenencia y cultura Luba. Es tal la complejidad de sus peinados que él o la especialista requiere de dilatado tiempo e incluso un armazón de mimbre o alambre, para conseguir que su obra se admire.
Christa´s Gallery
Es claro el fundamental papel que juega la mujer en cualquier sociedad, pero el énfasis con que los Luba la incorporan a su estatuaria es único y difícil de entender. Se cree que tiene mucho que ver con la añeja comprensión de que una línea veraz de sangre, es la que parte tan solo de la mujer, pues haga lo que haga su hijo es sangre de su sangre, lo que el hombre no puede decir. Por tanto es lógico pensar que puede ser este el orígen de la idea arraigada en lo más recóndito de sus mitos.
Algo queda claro, para un pueblo de escasa población, el sin número de sus obras que pueblan museos y colecciones, dan idea del enorme valor que se les otorga.
La figura a es propiedad de Christa´s Gallery. Referente a la figura b, del Museo Stanley, el profesor Christopher de Roy 1991, referencia a Cornet 1971, p. 202 a 207 y trae a colación a Maesen 1967, p. 51, y nos dicen que:
“Se han atribuido varias funciones a estas figuras; las más cuidadosamente talladas son retratos de antepasados específicos. Las figuras que a veces están menos terminadas representan vidye, espíritus, asociados con fuerzas naturales. Hermosas figuras femeninas talladas se utilizan en los ritos de iniciación de sociedades secretas. Finalmente, las figuras de poder, que se llaman mikishi mihake al este del río Lualaba, están imbuidas de poder al colocar cuernos llenos de medicina en una cavidad en la cabeza.
Aunque Cornet afirma que las figuras de poder a menudo están talladas más o menos, el agujero en la parte superior de la cabeza de esta figura lo identifica como un mikishi mihake. El gesto de la figura de sostener los senos se refiere a la fertilidad humana y es común a muchos estilos escultóricos en África. Las marcas elevadas en el estómago reproducen con precisión los patrones de escarificación que pueden servir para denotar rango. La superficie brillante y pegajosa de la figura es el resultado de aplicaciones frecuentes de aceite de palma”.
Observemos en estos detalles de la foto b, el hueco en la cabeza que tendría incrustados los cuernos con bijimba, y el prominente vientre que es anuncio de fecundidad y alegría, de lo que fueron premonición las bellas escarificaciones.
Belleza corporal
No sé cuantas palabras elogiosas, existentes en nuestro idioma, adjetivan a estas figuras, como no sé si a ti que lees te producen la inmensa emoción que a mí me impregna. No encuentro ya adjetivos suficientes, pero sí imaginación para percibirlas yendo de un lado a otro, departiendo y sonriendo, meditando y aconsejando, cuidando y queriendo, viviendo.
Elegantes, luciendo más que los luminosos hollywoodenses, y las iluminadas luminarias, pero sin poses ni postureo, sin esperar ser captadas sino a su común rutina que es aquella que al despertar las envuelve dando pie a desarrollar, a la par que el circular del sol, aquella respuesta soñada a la pregunta que ayer se quedo en duda. Y esa respuesta equivale, o aún más, al complejo sistema que ordenará claves existenciales o cómo funcionará el coche sin ruedas volante ni asientos. Pues será acertada, oportuna, y camino de la siguiente propuesta.
los tabwa
Siendo buena, en la foto de la figura no se aprecian las escarificaciones de la cara. Luce la llamada ‘cruz en la cara’ por otros pueblos como los tabwa y que no debe confundirse con la chingelyengelye de los tshokwe.
Estas marcas se componen de un medido pero pequeño ángulo con vértice en las sienes, con un lado hacia el rabillo de los ojos y el otro hacia arriba insinuando buscar el nacimiento del pelo; forma la cruz la vertical que del frontal baja hacia el caballete de la nariz y que todavía lo usan para enfatizar el punto entre los ojos que dicen es ‘la sede de la profecía’.
Las del torso y vientre, más profundas y notorias, obviamente hay más masa en esa zona y hasta ahí son precisos, delimitan su identidad sin equívocos de cara a la sociedad y a quien quiera con quien se cruce en su deambular. Si significativo es el minucioso trabajo en la persona, no lo es menos en su figuración y vemos así el peculiar peinado mabutu, o en cascada, que se atribuye a los Luba Shankadi pero que en realidad era discrecionalmente utilizado por los Luba del centro este.
Nooter Roberts
Nooter Roberts, 1991, p. 246, nos dice: “El pecho y el abdomen de la figura también están ricamente decorados con escarificación en patrones con nombres que hacen alusiones poéticas o irónicas a la vida de los Luba”. Kazadi Ntole, 1980, p. 2 y 3:
“Entre los Hemba, pueblos integrados y o influenciados por los Luba, ubicados al noreste del corazón Luba, un escultor masculino de figuras ancestrales trazó patrones e hizo incisiones en las ‘partes menos íntimas del cuerpo de una mujer joven, dejando el resto a una mujer’ que lo completara”.
A las muchachas se les iban haciendo escarificaciones según su momento de madurez, de manera que previas a su primer ciclo, se hacían las de pertenencia en las zonas de su cuerpo más expuestas al aire y sol y por tanto más endurecidas y por lo mismo menos dolorosas, pasando a las que la ya convertida en mujer lo mostraban a todos y luego su compromiso, unión, maternidades y otros méritos según los iba adquiriendo y creciendo.
De las escaras…
Son manifestaciones que hablan de un ser humano con las cualidades inherentes y tan fundamentales como necesarias, de su feminidad. Noorter Roberts afirma que ya muchas han dejado de hacerse, pero ellas no han dejado de ser. Y sí, ciertamente dolorosas, en estas marcas se traslucía un emanante y palpable erotismo, pero eran a su vez el símbolo de que aquella niña ya era mujer.
En la figura que tenemos se aprecia también el alargamiento de los labios mayores. Y refiriéndose concretamente a esta práctica Nooter Roberts 1991, p. 249, nos dice:
“Las ancianas mujeres Luba insisten en la importancia de este atributo que asegura el sentido de dignidad de la mujer y el placer erótico”.
Heusch, 1972, p. 33 a 35; y C.F. Roberts, 1986, p. 22 y 23, a su vez comentan:
“Los nombres dados a un estado tan perfeccionado o la falta de él, indican que este arte corporal representa además, por su refinamiento cultural, el logro de un estado consistente, como se define en los mitos cosmogónicos Luba”.
Inscripción Tegumentaria Tabwa
Nooter Roberts, 1990, p. 40 y 41, retoma el libro de ‘Inscripción Tegumentaria Tabwa’ de Roberts 1988 y nos dice:
“Estas diversas artes del cuerpo eran similares en su capacidad comunicativa a las formas gráficas, pinturas murales y rupestres o los tachonados con cuentas e imágenes talladas de los ‘tableros de memoria’ lukasa, y con los fenómenos significativos reconocidos o creados en la naturaleza, como las constelaciones de estrellas y rastros en las árboles de los caminos practicados por los Luba y otros pueblos del sudeste de la República Democrática del Congo”.
Kazadi Ntole
A su vez Kazadi Ntole 1980, p. 9, referenciando a D. Zahan 1975, p. 101, nos dice:
“Dichas expresiones ofrecían apoyo visual para cierta visión del mundo, importante para la religión y la economía política Luba, y, de hecho, puede decirse que se habla de un ‘lenguaje tegumentario’ ”.
Noorter Roberts 1990, p. 40, agrega:
“Es bastante posible, por ejemplo, que la figura de Stanley, de la que hablamos y vemos más arriba, sea un ejemplo de masubu. Figuras mostradas durante las últimas fases de iniciación a Mbudye, una sociedad que reforzó la ideología del gobierno sagrado Luba y su contrapeso.
Como tal, se mantendría como referencia explícita a los espíritus tutelares y ancestrales de la sociedad, pero proporcionaría una percepción visual más general sobre la realeza y se basaría en los valores sociales más íntimos, encarnados por la mujer-amante-madre-luba perfeccionada. Uno solo puede imaginar el impacto de un objeto tan bellamente logrado como la figura de Stanley, cuando esta se reveló en los dramáticos procesos de iniciación de Mbudye”.
No las respetamos, estamos acostumbrados a pisar y cruzar la raya. No nos parecen ser normas aceptadas sino advertencia de peligro. En un semáforo vemos que se frena tras pasar y pocas en la raya, no por convicción, un alto número de conductores se la salta, si no por el miedo a que venga otro y les choque.
figuras Luba con escarificaciones
El africano no es de saltarse normas, le puede su respeto al respeto, por eso la mimetización y perfección de una línea una raya, un corte en la carne, se hace con suma precisión, para trasmitir dejando claro, de qué trata la cuestión, aunque el instrumental utilizado no sea el que ‘nosotros’ consideramos adecuado.
Aunque al ver muchachas o figuras Luba, con escarificaciones que parecan idénticas, detalles en apariencia nimios, como el número o el encadenamiento hablan de cosas distintas. Hemos visto que entre los Luba el tema recurrente de sus esculturas es la mujer, pero porque según sus mitos, Vilye dicen expertos fue el primer espíritu femenino, no; según se me dijo y he visto, Vilye fue el primer espíritu y era femenino, orígen fundador del clan, de la existencia del pueblo Luba, garante de la descendencia y por tanto de la fecundidad y la necesaria fertilidad.
Las mujeres tenían encomendado y actuaban como guardianas del culto, y las esposas desempeñaban un papel fundamental, actuando como embajadoras ante otros jefes o estableciendo fructíferas alianzas mediante matrimonios.
Maesen
Hemos visto cómo, aunque casi siempre con la mujer presente, distintas figuras tienen atribuciones distintas.
Maesen 1967, p. 51, nos dice:
“Mientras las figuras que se ven terminadas con más detalle facial y corporal y detalles concretos se dedican a representar ancestros concretos, las realizadas como esbozos, sin características que las personalicen, representan un Vidye, un espíritu, asociado con las fuerzas naturales”.
Cornet 1971, p. 202 a 207:
“Hay hermosas figuras femeninas talladas que se utilizan en los ritos de iniciación de las sociedades secretas. Finalmente, las figuras de poder, que se llaman mikishi mihake al este del río Lualaba, están impregnadas de poder al colocar cuernos llenos de medicina en una cavidad en la cabeza”.
Y sumemos a esto las Mboko y las representadas en asientos, reposacabezas, portaflechas, hachas, copas y tantos objetos más.
Los Luba practicaban la circuncisión en los niños y rito de iniciación en las niñas. Y tras esto, a su tiempo, quedaban capaciatados unos y otras para adherirse a asociaciones como las de la caza, la magia y la medicina.
Colofón
Se me hace complicado. Al realizar cada párrafo, cada frase de estos estudios, se entrecruzan cantidad de datos que compulso y calibro optando por el que considero más adecuado y apropiado, y soslayo otros no por que no sean veraces, sino porque no guardan relación directa con el objeto aunque sí con el pueblo. Su elegancia sofistificación y nivel cultural es sorprendente como los es o son sus rituales. Hoy he tenido que evaluar el porqué de otra pieza solicitado por un amigo y he recordado datos de este y otros pueblos del mismo entorno; no dejo de pensar lo mismo pero he tenido que volver a leer determinados textos, que hablan de su salvajismo, de que había que reconducirlos y llevarlos por el buen camino.
Como si el camino idóneo a recorrer fuera el que la masa transita por asfaltos bien iluminados y entre macizos floridos. No, África tiene ya, y conoce por tanto, qué es una carrera asfaltada, incluso alguna iluminada, pero estas gentes y las obras que hicieron corresponden a épocas en que ni en la industriosa Europa había tales caminos sino que eran arena y polvo, como los mayoritarios que aún unen pueblos y discurren por este otro inmenso continente, en el que hasta puede que algunos no sean de tierra y polvo y haya que abrirlos cotidianamente machete en mano.
Muchos pensarán que soy partidista y para nada objetivo porque no hago más que hablar de África, error, no me conocen, lo mismo que ahora pongo énfasis en esto, lo puse y con igual pasión y dedicación a Grecia, Roma, España, India, Reino de Siam, China e Indonesia y resto de islas del Pacífico e Historia del Arte y por ese orden.
La técnica y maestría de unos, la filigrana de otros, la necesidad de defenderse de terceros, para nada, es mi opinión, es comparable con el sentido común y la dificultad que el africano tiene para demostrar sensibilidad en un objeto. Objetos bellos los hay en todas partes, objetos tan didácticos como bellos en pocos. Y simple, todos tienen almohadas, algunas como las chinas de porcelana bellamente decoradas impresionan, pero solo las africanas también ilustran.
Veamos a continuación algunos ejemplos más, en la siguiente publicación.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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