Símbolos y enigmas religiosos
Cada diseño contiene un mito, una canción, una historia, un dicho. Encerrado en un enigmático envoltorio que desvelado, resuelve cómo solucionar la cuestión que la moraleja de dicho mito, canción, historia o dicho plantea.
- Tenemos arriba a Nzambi, Dios.
- A la izquierda a Mwalva, el Sol.
- A la derecha a Kakweji, la Luna.
- Y a Lunga, el Hombre, al sur.
Según Segundo Mario Fontinha, 1983.
Relatos antiguos
Cuentan que los antiguos, aterrados, creyeron que el sol se moría, por lo que la familia decidió recurrir a Dios, enviando a Samuto, el más sabio e intrépido de entre ellos, que fue recibido por el portero de Dios, quien les dijo:
‘Envolved el sol en un paño rojo y colocadlo en un árbol’.
Así lo hicieron, alegrándose a la mañana siguiente, de ver de nuevo brillar al sol. Lo mismo sucedió con la luna. Esta vez, Samuto, trasladó a sus familiares el consejo de que hicieran lo mismo con la luna pero utilizando un paño blanco junto con arcilla negra. Lo hicieron sin dudar colocando el envoltorio sobre otro árbol. Esa noche, la luna volvió a brillar.
Sucedió que el jefe de una aldea murió, y los habitantes también fueron a Dios. Sin embargo, crecidos por lo conseguido, arrogantemente exigieron a Samuto, que lo amenazara. Dios lo envió de vuelta, para que les dijera:
‘Haced una camilla y llevad a vuestro jefe a un agujero que se abrirá en el bosque, donde descansará. ¡Entonces conmemorad su muerte durante cinco días! Después esperad hasta que el jefe se levante de nuevo.’
Por supuesto esperaron vanamente. Así llegó la muerte al mundo.
El por qué de los Sona
El pueblo Tchokwe o Quiocos, nombre utilizado por los colonizadores portugueses desde el siglo XVII, actualmente cerca de tres millones de personas, vive predominantemente en el noreste de Angola, en la región de Lunda. Tradicionalmente cazadores, desde mediados del siglo XVII practican también la agricultura. Los tchokwe son bien conocidos por sus peculiares tallas y motivos ornamentales, que abarcan desde la ornamentación de esteras y cestas trenzadas, hierro, cerámica, calabazas grabadas y sus escarificaciones, pinturas en las paredes de las casas y dibujos de arena.
Reunidos a la tarde, tras las jornadas de trabajo o de descanso en la caza, sentados alrededor de la lumbre y calor de la hoguera, recostados sobre los frondosos árboles del entorno, gustan de pasar su tiempo en conversaciones que ilustran dibujando sobre la arena Lusona, en plural Tusona. La mayoría de estos efímeros dibujos, apenas unas horas, pertenecen a una larga tradición.
Siendo en origen un sistema contable en principio simple, el conocimiento que encierran entre los más avezados, remite a cuestiones de tal nivel que sólo ilustres matemáticos de las cátedras más solventes de las más importantes Universidades del mundo llegan a mantener.
Este conocimiento también se envuelve en juegos o se refiere a proverbios, fábulas, adivinanzas o animales, por ejemplo, que ayudan a ser memorizados, desempeñando un papel importante en la transmisión del conocimiento y la sabiduría de una generación a la siguiente.
‘Los diseños deben ejecutarse de forma fluida y continua, ya que cualquier duda o parada por parte del dibujante es interpretada por el público como un error confusión o falta de conocimiento, que lo manifiesta con irónicas sonrisas.’ Fontinha, 1983.
Los sona y los símbolos cabalísticos
Hace 25 años, cuando hice el primer trabajo sobre los tshokwe, escuché hablar de los tsona, primitivo juego con el que entendí inculcaban a los niños sistemas contables, fue entonces que me encontré casualmente con algo sorprendente y que traía de cabeza a los antropomatemáticos del momento. El hueso de Ishango.
Encontrado por el geólogo belga Jean de Heinzelin entre Uganda y la R.D. del Congo, concretamente en el lago Eduardo, cerca de las fuentes del Nilo en 1960, en lo que hoy se conoce como Parque Nacional de Virunga. En esas fechas, año 1992, estaba datado en 6.000 años de antigüedad y ya se especulaba que fuera un sistema contable. Hoy esa datación parece establecerse en el 35.000 a. C..
El hueso de Ishango, es el fémur de un babuino que presenta una serie de incisiones o muescas, al que consideran el sistema numérico más antiguo del mundo. Aparte de otras apreciaciones sobre un complejo sistema contable, donde parece apuntarse incluso algún conocimiento de lo que hoy entendemos como números primos, Alexander Marshack tras examinar el hueso de Ishango con un microscopio, concluyó que esta antigua herramienta incluye un calendario lunar de seis meses.
Claudia Zaslavsky por otra parte, sugiere que esto puede indicar que el creador del instrumento fuera una mujer, pues también parece relacionar las fases lunares con el ciclo menstrual. El hueso lleva inserto en la punta un cuarzo, como si de una herramienta para hacer marcas más precisas se tratara.
El hueso de Ishango
En el hueso se aprecian marcas agrupadas de diverso modo, de manera que en uno se observan dos grupos de 3 incisiones, lo que algunos dicen parece un sistema de multiplicación y o división de 3 por 2 o de 6 entre 2. Lo mismo pasa en otro pero con 4 y en un tercero con 5. En otro se aprecian números impares el 9. 11. 13. 17. 19. 21.
Otra columna contiene los números primos 11. 13. 17. 19., los comprendidos entre 10 y 20 que a su vez suman juntos 60 y si se suman los 2 primeros da 24 y si los dos últimos 36 siendo los tres el 60, 36 y 24 a su vez múltiplos de 2, 3, 4 y 6.
Y si los sumamos alternativamente nos dan 24. 28. 32 y 36 con las elucubraciones que al respecto puedan sacarse. Hay en la actualidad gran controversia al respecto sobre quién, porqué o para qué se hicieron esta especie de códigos de barras en dicho hueso. En la actualidad han aparecido otros 3 huesos similares distribuidos por la misma zona.
Lo anterior lo traigo a colación, porque la región donde se encontró dicho hueso, está dentro de la amplia zona de influencia de estos antiguos pueblos de los que aquí hablamos, los tshokwe, y que desde hace miles de años, tienen dentro de sus tradiciones un sistema numerológico que encierra conceptos matemáticos, pero también filosóficos y religiosos.
tusona
Los SONA, un sistema de símbolos conocido como tusona en plural y lusona en singular. No hay universidad mundial que se precie, que en su facultad de matemáticas no haya hecho un estudio minucioso de este sistema de símbolos.
Quiero no obstante resaltar que es un juego, un juego c complejo, difícil, como una ‘teoría de cuerdas dibujadas’, dicen algunos y que otros aventuran que con reflejos de la ‘teoría del espejo’, pero un juego; juego que sin duda atrapa si nos introducimos en él. En principio es muy entretenido y por ello practicado con ensimismamiento por los niños, deseosos de desentrañar lo enigmático y constructivo que llegan a desarrollar los adultos.
He escogido y ‘resumido’ lo que me ha parecido más interesante, de entre los numerosos trabajos y sin ser experto en nada, recogiendo sobre todo datos del doctor y catedrático Paulus Gerdes. Como es algo realmente complejo, aparte del resumen, pongo un enlace de uno de los trabajos de dicho profesor y experto, que no sólo lo es en matemáticas sino en todo el ámbito vital, cultural y místico de los pueblos de esta amplia zona africana.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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