Función de los ritos
Sea cual sea el rito y el pueblo que lo efectúe, todos tratan básicamente de inculcar los valores y despertar las utilidades de cada persona en función de su condición y sexo. Si es una mujer, esta deberá aprender las reglas sociales y comprender sus metas como mujer y persona.
En un primer estadio la niña aprenderá a comportarse, cuidar a los más pequeños, saber donde está el agua recogerla e incluso potabilizarla; pasará después a aprender las labores de la casa, cocinar limpiar e incluso hacer de ella un hogar adornándola; posteriormente sabrá cuáles serán sus obligaciones como mujer y futura esposa, aprender agricultura y como ayudar a construir su cabaña.
Tras esto irá al mercado primero acompañada y luego por su mano y con su mercancía, con el tiempo podrá ser elegida como personage relevante y sentarse en las reuniones de ancianos.
En determinadas zonas podrá acceder a integrante del rito a Mami Wata, diosa que vino de más allá del mar, por lo que necesitará de una habitación para inciensos y ungüentos, polvo de esteatita blanca, figuras y útiles para flores, pues debe embellecer el habitáculo donde colocar una mesa con un espejo, en el que la diosa le permita ver lo insondable y místico.

Rito a Mami Wata
Será su sacerdotisa, en un ritual muy difundido entre los pueblos costeros de todo el gran Golfo de Nigeria, que en su interior contiene los de Biafra y Benin, y cuya enorme influencia trasciende, tierra adentro, penetrando a través de las numerosas vías fluviales que lo irrigan.
En otros procesos, aprenderá sobre sanación, de los derivados de minerales, plantas y su maceración y en el ritual Mwiri expulsará el mal espíritu del paciente que le llevarán, demostrando estar preparada para este cometido en este ritual que es de protección. Los varones sin embargo difieren de estos cometidos y se les enseñan normas sociales y reglas sobre el respeto, saber escuchar, que él es integrante de una comunidad y que sin ella no es nada y a su vez es parte fundamental del todo demostrando coraje y entrega, conocimientos sobre la caza y o pesca, la agricultura, la navegación, cómo orientarse y defenderse y en definitiva ser un individuo adaptado y predispuesto a ser el último si así se le solicita o el primero si así se le requiere.
la clarividencia y la magia
Hay cuestiones comunes pues aunque Mami Wata necesita de feminidad, e introduce a las mujeres en el devenir de la clarividencia y la magia, no excluye a los hombres. En otros rituales se prepara a ambos para llevar a cabo un buen matrimonio y propiciar la fertilidad.
Ciertamente ellos toman en serio sus compromisos y los sellan con rituales, nosotros gustamos de caras ceremonias donde el compromiso cerrado por la mañana, se rompe sin despeinarse por la noche, a pesar de lo costoso del alquiler del chaqué, traje de novia, iglesia, flores, limusina y banquete con copas y charanga. Ellos se juramentan para cumplir lo establecido, y sus máscaras y estatuillas refrendan su pertenencia a una sociedad que atestigua que no son seres corrientes.
Como en cualquier parte el color adquiere significado concreto y en los ritos de los pueblos de Gabón tienen un porqué. Pueden mostrarse en prendas de vestir o adornos, sobre la cabeza u hombros. El blanco usado por los iniciados tiene dos significados. Durante los ritos de iniciación, el blanco es a menudo el color de la primera fase, es decir, la lucha contra la muerte. Pero en lo que respecta a la brujería, el blanco es un símbolo de limpieza. Luego está el rojo, que es el color de la sangre y la vida. El color negro es el color de la noche, el sufrimiento, la prueba, pero a veces también el misterio.

el rito Bwiti

El verde del follaje, por último, es el color y vestido o aditamento de los iniciados, durante la etapa en que tras el despertar, celebran la victoria sobre la muerte, entre los Mitsogho y Myéné.

Ritos de paso según el sexo
Algunos ritos datan de siglos de antigüedad sin que esté claro su origen. Otros se adaptaron por presiones colonialistas o desaparecieron, aparentemente, en esas épocas oscuras, para resurgir en el siglo XX. Puede que cambiaran modos pero no el propósito, que sigue siendo integrar a las nuevas generaciones en la sociedad como nuevos componentes preparados mediante los rituales iniciáticos. En ellos los adolescentes se inician pasando pruebas que pueden parecer absurdas, duras e incluso a veces violentas y no sólo en el aspecto físico, sino también en el mental, a los que se sobreponen con total entusiasmo, dedicación, sumisión y compromiso.
Estos ritos de paso son diferentes según el sexo del iniciado.
Hemos visto los muchos pueblos que hay en Gabón pero nos centraremos en dos de ellos, los Myénéy Mitsogho, cuyas prácticassiguen los demás.
También hemos visto que el Ndjembe es el rito de paso que garantiza la transición de la niña al estatus de mujer, entre los grupos étnicos myé, que agrupa a todos.
El Ndjembe
El Ndjembe para ser preciso ‘no’ es un rito. Es ante todo una tradición, pero también es un período de capacitación, similar en todo a una iniciación, tanto espiritual como física. Se ha llegado a asociar con actividades de carácter mágico e incluso demoníaco a veces, que propicia que las iniciadas puedan comunicarse con los espíritus y el más allá, accediendo al futuro o aclarando hechos oscuros, lo que les otorga un carácter que infunde respeto. Es un ceremonial practicado por mujeres únicamente, donde todos los hombres quedan excluidos.
El Ndjembe es e incluye obligadamente en su liturgia una danza, que las iniciadas efectúan en secreto, aunque en contadas ocasiones en que el acontecimiento lo exige también en algún acto público. Este ritual se prolonga entre dos o tres semanas, durante las cuales las aspirantes se enclaustran. La dirección queda en manos y bajo la responsabilidad de la sacerdotisa principal o ‘Madre espiritual’.
Vuelvo a reiterar la dificultad de aislar o contextualizar a los Vuvis sin cohesionarlos a los Tsogho, pues en el fondo son uno aunque hemos visto que en parte existen sutiles diferencias, no en lo concerniente a los modos o practicas rituales, entre otros, donde siguen los mismos criterios y maneras.
Sabemos que ambos practican desde muy antiguo el rito de circuncisión o Mwiri y que el Bwiti tiene origen en los binga o pigmeos del centro de Gabón que parece lo practicaban desde hace milenios y que durante el siglo XIX trasmiten a los Tsogho,que lo difunden, pasando desde entonces a ser el ritual más importante.
Ellos cuando van a practicarlo, literalmente dicen que van a ‘hablar Bwiti’, que es en esencia cantar al unísono una especie de salmodias bailando rítmicamente.
los binga o pigmeos Bongo
Si el Njembe es femenino el Bwiti lo es masculino. Pero no equivoquemos, son más que ritos de paso puberal, aunque en ambos hay espacio para dar esos pasos a la edad adulta y en ambos casos tienen como colofón el Eboga, el momento concreto de la consunción de Iboga de igual manera que hacen los adultos. También se ha dicho que a las niñas no se las practica ningún tipo de escisión, aunque sí de circuncisión a los niños en el ceremonial Donge de la sociedad Mwiri. El Bwiti hemos visto que tiene origen en los binga o pigmeos Bongo, los del subgrupo Baka cercanos a los Tsogho, son los que a estos lo muestran.
El Bwiti es la manera en que concebían su conexión espiritual con la naturaleza, la del cazador recolector que respeta a quien le da de comer. Imitando a los seres con quienes convivían, poderosos animales respetados y que les respetaban, comían aquello que veían consumir a estos enormes y poderosos vecinos, elementos de árboles concretos que antes de ir a cazar, les otorgaban energía y clarividencia para adelantarse a los pasos del animal a abatir. Consumían al igual que los animales, hojas, cortezas, raíces o madera.
bo-hete
Durante milenios, parece ser que era cotidiana su ingesta, lo que dotó tras sucesivas generaciones de una particular sensibilidad a estos elementos, lo que hace que necesiten dosis muy bajas. El principio de Bwiti como ya hemos visto, está contenido en la raíz misma de la palabra bo-hete ‘emancipar’, ‘liberar’ literalmente ‘dispersar un fluido fuera del recipiente’.
Los binga o pigmeos, conciben al hombre como una creación de las fuerzas invisibles, siendo el cuerpo el claustro o recipiente del que debe escapar para alcanzar la libertad, la emancipación. El propósito de este ritual es permitir que el neófito obtenga profundas y especiales visiones a través de la deglución de la corteza de la raíz del arbusto iboga.

la iboga
El iniciado, dependiendo de la dosis de iboga que hubiera consumido, podía reaccionar de dos maneras diferentes. Si la dosis equivalía a lamer el polvo adherido a la yema de un dedo, dosis baja, la iboga incrementaba la percepción, siendo especialmente útil para aquellos primeros binga o pigmeos cuyos cazadores percibían de manera privilegiada los latidos del bosque; esta ingesta, bastaba además para conseguir un efecto estimulante que les mantenía despiertos durante varios días.
Si la dosis era más alta, podía producir nauseas vómitos y un estado de astenia muscular, que dejaban tan exhausto al individuo que casi en trance, se veía asaltado por continuas visiones en una semiinconsciencia que le permitía ‘ver en el bosque’ como si de un médium se tratara. Estado que los iniciados buscaban y deseaban, aún con el desagrado al malestar que les provocaba y el temor a algo peor.
La iniciación al Bwiti
La superior ingesta, llevaba a estados comatosos, donde la pretensión era ‘abrirse’ y la persona ‘regresaba’ con la sensación de haber ‘pasado al otro lado’, haber visto de cara a la muerte. La iniciación al Bwiti, que comporta la ingesta de iboga, es por consiguiente una temeraria prueba física, que los maestros saben administrar, pero de la que el iniciado vuelve cansado, dolorido por las arcadas y la tensión muscular y en general deprimido porque le esperan otras experiencias similares nada alagüeñas. Aunque al final el efecto adictivo, hace que no puedan prescindir de ello. En castellano diríamos que: ‘Sarna con gusto no pica’.
Y ellos: ‘Acepté el reto, acepté el rito, tomé del árbol y se me trastornó la vida’. ‘No se trata de controlar nada, si no confías demasiado en ti, si tratas de controlarte durante la iniciación, no verás nada, no, no te concentres, ¡Es el dejarte ir lo que te deja ir!’.

Edika
Todo lo que comienza tiene un final y un fin. Hemos visto cual es el fin, ahora veamos cómo se finaliza toda esta parafernalia que se encierra en una realidad actual que en parte y mayoritariamente, se efectúa con un claro propósito comercial y que en privado ellos viven con toda intensidad. Ciertamente es fácil adivinar que todas las fotos que dejan hacer, con gran carga de dramatismo o calidad técnica e incluso artística, nada tienen que ver con esa privacidad y que excepto en alguna, muy muy antigua, no se atisba un verismo de la realidad.
En la actualidad, algo han cambiado las cosas, o eso parece escuchando a quienes han ido y pasado por la prueba. Y aunque el interés sea indudable, no estoy muy seguro que quien tanto respeta sus costumbres, acceda a realizar la ceremonia real, para alguien con el que nada tiene en común, so pena que sea por alardear si sale en alguna foto o recibir algún tipo de beneficio. Precisando un poco esta situación, paso a transcribir lo que se me ha contado.
Tras los rituales previos y la ingesta de la ‘madera sagrada’ llega Edika, la ‘protección’. Edika es la última evaluación donde se incluye el proceso final repartiendo sustancias diversas a modo de antídotos, a aquellos que la iboga no ha permitido regresar o aún están a mitad de camino; a ello se suman los parabienes de los asistentes, o la conexión que se crea con el grupo con quienes se ha convivido en este largo ceremonial que ya será permanente, sacrificando un animal que no sólo será una salvaguarda del iniciado, sino la rúbrica de esa hermandad creada entre el grupo.
el neófito
En teoría, Edika se realiza al término de la iniciación, aunque a veces, las dudas del bandzi, el neófito, pueden hacer que transcurran varios días hasta que se convenza y confíe, dedicándose ya el grupo a terminar de preparar la fiesta. Las arcadas y vómitos producidos por la iboga ingerida, se da por seguro que han limpiado las paredes de intestinos y mente dejándolos liberados, esta idea de que los vómitos actúen como depurativo no solo fisiológico sino también mental, hace que Edika se conciba a modo de antídoto, contra los posibles efectos que temporal o cíclicamente se pudieran presentar.
Es la panacea que gracias al aceite de palma y un extracto de moabi, otro arbusto ahora casi en extinción por esta causa, aliviará y protegerá los revueltos estomago e intestinos.
Los componentes y la formulación parece que fue obra del clan Masango, la ‘gente de la fronda’, los hermanos de las plantas. Es sabido el profundo conocimiento que tiene el pueblo gabonés sobre las plantas y cómo sacarles partido, pero los que desde tiempos inmemoriales habitan el bosque son sin duda grandes expertos.
Edika por esto se convierte en una comunión ritual, el ágape que ayudará al bandzi a enderezar cuerpo y mente y así entender mejor lo revelado, a cuestionarse cuestionando, para encontrar el camino donde encontrarse.
Marie Go, de la que tantos detalles he extraído sobre este tema nos dice:
“El Bwiti al igual que una misa con su intróito comunión y despedida, presenta tiempos distintos, entre los que destacan dos cuyos rituales y técnicas difieren significativamente: Misoko y Disumba.
Las ngangas
Primero, los ‘ojos’ de Bwiti Misoko en lenguaje tsogho, es un culto a la consulta, cuyo propósito es esencialmente terapéutico. Se presentan entre tres o cinco maderas, –trozos del arbusto–, algunas frutas, granos de calabaza, cacahuetes, aceites y un sacrificio. Las ngangas durante el Bwiti Misoko visten collares y ropa de baile. El propósito de este ritual es gestionar y resolver los problemas de la vida cotidiana. Por lo tanto, cualquier persona convencida de ser atacada por la mala suerte, sea porque la maldad la golpee o que sus muertos no la dejan en paz, será transportada al mundo invisible por la asistente de nganga y para resolver sus dificultades.
En segunda parte, está la Disumba de Bwiti, que lleva el nombre de la mujer antepasada del Bwiti de los Mitsogho, –y con ellos de los Vuvis-. La Disumba se habría desarrollado más abiertamente que el Misoko, cambiando constantemente, de acuerdo con las revelaciones de los nganga, curanderos divinos, y las tradiciones étnicas o cristianas que integró de inmediato.
rito Disumba
El propósito del rito Disumba es llevar al postulante desde el principio más allá de los problemas que él conoce, para permitirle concebir su esencia más allá de la existencia, en comunión con la Luz Creativa. Es una experiencia que podría llevar, según el Bwiti, a conocer vidas anteriores o futuras, al Creador e incluso a los fundamentos mismos del Universo. Durante el primer día del rito Disumba, hay una purificación del cuerpo: es un día dedicado al cuidado, con eméticos. Todo un día para vomitar.
El segundo día está dedicado a la limpieza completa del espacio donde tendrá lugar la iniciación. La limpieza de estos lugares sagrados por el futuro iniciado es de gran importancia, atestigua la conciencia que demostrará en el rito. Esto también asegura que ningún elemento extraño perturbará las visiones del comedor de madera. Luego está el baño ritual, que asocian al ‘bautismo’. El iniciado debe primero confesar sus faltas pasadas en voz alta antes de entrar al río. Se le dan un puñado de hojas de iboga”.
Marie Go misma nos relata expresiones de iniciados, directamente vividas:
“Cada vez que escribía algo en mi corazón, tenía que cortar una hoja por la mitad y tirar un trozo al agua, así que todo se fue al lecho del río con la corriente”. Luego lo lavan y le piden que vaya y venga entre las piernas del maestro bajo el agua. En la Disumba de Mitsogho, la tradición más antigua, el futuro iniciado pasa a través de una abertura en un arbusto que está parado en el río. Por lo tanto, simbólicamente pasa a través de la puerta angosta anunciando su renacimiento. El maestro de la iniciación coloca sobre una hoja de mbongo un trocito de resina de okoumé al que prende fuego, con este acto se pretende representar la piragua con la que se inicia el viaje de iniciación.
“Esta sábana tiene realmente la forma de una canoa, flota muy bien sin volcar, y una vez que la llama está encendida, debe pasar entre las piernas del maestro iniciador, quien está de pie ante usted en el agua, y dejarla en el agua, en el lecho del río, sin encallar, ni a la derecha ni a la izquierda”.
bautismo
Luego se da paso al bautismo:
Los oficiantes, primero buscarán la enorme vaina roja que se encuentra en la parte superior de un árbol del bosque secundario al que llaman kombo kombo, literalmente jefe jefe, el ‘doble jefe’. De alguna manera, esta vaina roja se asemeja a un pequeño bastón con el que los asistentes golpean la cabeza del iniciado hasta abrirlo, tras lo que el nganga da una flor al bandzi, que la tiene que tragar sin masticar.
“¡Ah! Comer esta flor es una cosa sagrada, tiene una especie de suavidad que te llena. Sientes que es una flor que entra en ti causando un gran efecto”.
Finalmente, se saca al iniciado del río, sentándose en la orilla frente a una antorcha de okoumé, donde se le da el primer bocado de madera sagrada, previamente prensado en bolas.
“La iboga fresca llena la boca. La primera es menos amarga que la siguiente”.
Se inicia la música donde los instrumentos cogen protagonismo; el arpa, dulce y palpitante y la sonora trompa llaman a los seguidores a acercarse a la casamata. Se incorporan todos entre esperanzados y nerviosos alejándose del rio en fila, llevan una vela encendida, y van atravesando el cementerio para acercase al santuario.
En el interior del santuario el iniciado se sitúa a la derecha, el lugar de las mujeres. Es un pequeño habitáculo que semeja en esta ocasión el útero materno, siendo la entrada la puerta ‘al nacimiento’. Tumbado sobre una estera, a su alrededor dispone de una pequeña barca en la que hay un loro de madera y una vela. Así, comienza el ‘viaje’ del iniciado. Un viaje que la Disumba y la ‘madera sagrada’se encargaran de llevar a buen transito.
Misoko y Disumba
Entre Misoko y Disumba se observan diferencias.
En Disumba es muy superior la ingesta y no se consume del mismo modo. Se preparan tiras estrechas y cortas con las que se hacen bolas y tras ensalivarlas en la boca se tragan. Tras su consunción y el tiempo que necesite, el iniciado puede irse libremente.
En Misoko la madera se ha tenido secando al sol, como una ofrenda para que este la fortalezca, pero también la reseca lo que se aprovecha para trocearla y pulverizarla, tras lo que se ingiere pinzandola con los dedos o impregnando un plátano que se consume a la par. El iniciado o banzi, no se puede levantar, mucho menos marcharse, lo que hace el viaje, realmente diferente.
Conclusión
El ser humano es rico desde el momento que nace y no deja de acumular riqueza hasta el ultimo día de su vida. El problema es que no todos saben administrala.
Nada más ponerse en pie, su fantasía le lleva a ser, Tarzán, Pepa Pig o Bob Esponja juntos, por ejemplo. Habla con los perros de la tv., aunque sabe que no con el que de verdad tiene o se cruza. Después, la frustación le vuelve cauto o iracundo pero aprende a adaptarse, entonces su mente vuela con Batman, trepa como Spiderman o resuelve como Catwoman. Entre medias aparece cariño, que es el nombre que le dan los adultos a eso que siente cuando su madre o padre abuelos hermanos o mejor amiga amigo, le provoca el verlos.
Al poco, llegan los sentimientos de perdida y dependiendo de la imaginación que le echó, llega el duelo, esa sensación de haber perdido aquel aquella o aquello que ya no tiene y que antes era fundamental. Pero ya con zapato de tacón o corbata, sigue pensando que su cuento fantástico es viable una y otra vez, aunque le cambie el principio, el final, el o la protagonista y el partenaire, el caso es que él se creó un equipo, siempre leal y solidario del que siempre es líder indiscutible. Y así evoluciona. Evolucionamos.
Evolucionamos allí donde estemos asentados, pero allí donde estemos asentados, todo depende de las circunstancias pues no es lo mismo ir a la escuela en el coche de mama que hacerlo a pie con o sin zapatos y tras casi dos horas de camino; ni tener como mascota un móvil o una tablet que una vaca o colobo; tomar antes de comer un vermút en el Cebo del Urban, que esperar la torta de maíz o el plato de arroz hervido de donde hoy también comerá mi hermano el mayor, que no ha podido ir al instituto.
Espero os haya sido útil y pedir como siempre que si apreciais errores o aportar datos, no dudéis en comentarlo, pues se trata de hacer entre todos, las cosas bien.
Gracias.
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Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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