mpu
El mpu especie de ‘solideo’ a veces bellamente tejido con rafia anudada o fibra de hoja de piña, lo era porque su destino era la cabeza de los jefes en el momento de su investidura o por las mujeres nobles que fueran a dar a luz a futuros gobernantes. Otros atributos de la figura están asociados con la integridad y perfección, la belleza, y el alto rango.
El cordón sobre el pecho sirve para resaltar los senos y la feminidad. La escarificación era vista como erótica y hermosa y aseguraba la madurez física siendo promesa de concepción. Los dientes cincelados también era algo considerado hermoso. El experto Ezio Basani, 1981, atribuye al que él llama Maestro de Briey la figura del Tervuren inventariada con el nº 24662, y seis más que él ha examinado. Aunque reconoce que se necesita de más investigación para definir, atribuir y datar fehacientemente dichas figuras.
Un niño pfemba
El niño que se representa, suele parecer un adulto, y no es casual pues se trata de hacer notar que será fuerte, inteligente, viril. Atributos imprescindibles para un varón y más si se aspira a que sea un futuro líder. Leo Bittremieux, sacerdote y etnógrafo, en una carta de 1939 al Museo de África en Tervuren, escribió que:
“Phemba alude a lo que ‘da potencia a los niños’. Un niño pfemba*17 es un niño n’kisi ‘concebido mágicamente’, un frágil emisario del mundo espiritual. A veces el niño carece de expresión y está en posición supina, percibiéndolo como muerto, pero como algunos de los bebés amamantan o tocan el pecho de su madre, hay dos posibilidades distintas o el concepto muerte ofrece una definición inusual.
En alguna figura, el niño mantiene el pene erecto mientras toca el pecho de la madre. El gesto podría ser una referencia a la fertilidad, metafóricamente se refiriere a las semillas de la creación o a la creencia de que los que mueren renacerán. Por lo tanto, la muerte, o el mundo espiritual, no se puede separar de la vida en las creencias de los Kongo”.
Bittremieux
Bittremieux pensaba que phemba derivaba de kivemba, que significa transmitir o expulsar, como semillas de posibles hijos que se acumulan en un hombre o mujer.
Por lo que según Maesen 1960, pl. 1. y van Geluqw 1978, 147–50:
“En lugar de representar a una mujer y un niño en particular, o incluso a un concepto específico como la maternidad, este tipo de imagen Yombe puede expresar la idea general de fertilidad y creatividad aplicable a todas las personas, sean hombres o mujeres ”.
sociedad matriarcal
Imposibilitado de hablar de lo que entendemos como arte cuando estas obras de lo que hablan es de expectativas, de vida y del día a día, permitidme que explique un poco más en que consiste esa vida, día y expectativas.
Desde una perspectiva sociológica, esta figura femenina representa a la mujer como un miembro social fundamental de esta sociedad matriarcal, permite que el clan continúe existiendo. Ella es la base de la familia, asegurando su estabilidad entre otras cosas educando a los niños lo que no es banal en ninguna cultura, por eso ninguno de estos aspectos se puede olvidar, todos se tienen en cuenta durante el matrimonio, que se llevan a cabo dentro de un marco estricto y codificado, sujeto a cultos y rituales precisos.
Así, la sociedad Lemba, presente en las culturas kongo, regula el comportamiento de hombres y mujeres en el contexto del matrimonio y la familia. Los miembros de esta cultura debían cumplir ciertas condiciones, como tener un matrimonio estable y poseer suficiente fortuna. Además del aspecto social, este papel fundamental de las mujeres en la sociedad kongo se puede vincular al poder del jefe, el mfumu mpu. Abundando en esto, Alisa LaGamma, 2015,16., afirma que estas estatuas pertenecen a la categoría de ‘figura de poder de los Kongo’.
LaGamma
LaGamma, 2015: 161., nos dice:
“El escrutinio de las esculturas hace evidente que sus autores mostraron, de manera perspicaz, la relación humana por excelencia como metáfora de la dinámica del poder entre este mundo y el de los antepasados; entre los fundadores del clan y sus descendientes; y entre las madres y su progenie. Esta imagen se basa en la profunda conexión de una madre y su bebé dependiente, como un manifiesto de la idea kongo del dembongo bantú, o riqueza en las personas”.
Y en la página 183, agrega:
“Entre la cuenca del río Yombe de Chiloango, Mpemba*16 es la madre y fundadora del clan. Un peinado distintivo que es su prerrogativa se conoce como mphemba. En consecuencia, la mujer sentada puede entenderse como la generatriz del clan y la segunda figura que representa a sus descendientes. Los términos phemba y pfemba*17se usan en relación con las figuras de maternidad de la región de Mayombe y un paquete asociado de materia potente utilizado en la iniciación de Lemba. Lo que puede parecer, en una base visual, que un bebé muerto llorado por su madre podría ser un simbi, o niño espiritual del reino ancestral.
Estas representaciones pueden haber sido concebidas para combinar el imperativo de la maternidad con las preocupaciones del liderazgo local para aumentar los grupos de parentesco a través de la procreación y las alianzas políticas”.
Notas
* Nota 16: La doctora LaGamma, tal vez entre quien más sabe del tema, da a Mpemba la misma función que otros damos a phemba, no sé si cuestión de fonética. Sí creo importante resaltar que hay una región en el centro este del Reino Kongo que se llama del mismo modo, Mpemba.
* Nota 17: Remitiéndose a Bittremieux, sucede lo mismo con estos dos términos, que ella diferencia, aludiendo a cambiar el fonema, que sonaría igual, para aclarar que se habla de dos cosas distintas, lo físico y lo espiritual. Prefiero no reinterpretarlo por si alguien recurre a los textos originales de ambas personas que no se confundan, aunque si advertir que para los francófonos y prácticamente resto de europeos pfemba seria phemba lemba.
manifestaciones phemba
La prestigiosa doctora claramente nos dice que estas manifestaciones, phemba, a su componente estético aúnan la prestación o función principal del porqué se realizan que no es otro que servir de emblema de un trasfondo espiritual, phemba lemba, que por serlo, obliga a una adecuada actuación en lo social y político. Se ha desconocido a los artistas africanos hasta que en 1935 Hans Himmelheber identificó a diecinueve artistas de Costa de Marfil que enumera en su innovador libro Negerkünstler, Artistas Negros.
Posteriormente, en 1937, Frans Olbrechts historiador belga, afirma, y se acepta, que ciertas piezas son obra de un artista hemba del siglo XIX, al que desconociendo su nombre le da el de su entorno, ‘El Maestro de Buli’. Más allá de esto, poco se ha adelantado aunque el interés por identificar autores o talleres, a la manera europea, se ha vuelto entre algunos expertos prioritario, buscando estilos o contextos que pudieran ser atribuibles, a veces más por conveniencia, por falta de confirmación real del nombre o ubicación precisa del artista.
N’kisi del Reino Kongo
No está claro, desde luego esta figura exhibida en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, en Leiden, es una ‘Figura de Poder’ conceptuada como N’kisi, del Reino Kongo, pueblo Vili, zona de la Costa de Loango.
En una exposición dijo un visitante, y piensan muchos: “Osea que un día estaban a lo suyo, y al día siguiente todos católicos? Es extraño. Algo no se nos está diciendo”.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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