Muñecas como ayuda a la concepción
Durante las ceremonias de escisión, a las niñas se les da un trozo de tallo de mijo, más tarde sustituido por una mazorca de maíz con el penacho peinado en trenza. Las chicas muestran sus muñecas a las mujeres adultas que salmodian un, “Que Dios te dé muchos hijos”.
Silk Noose 1964: 28,29. 2ª, comenta: “Esta muñeca se realiza en la parte posterior del compuesto, y después de la ceremonia de escisión se coloca en la choza hasta que los jóvenes se casan con la muchacha. En la noche anterior a la boda ella la entrega a su hermana menor”.
Aunque muchas de las muñecas son juguetes que ayudan a la educación de la niña, otras, adquieren mayor importancia para las mujeres adultas.
Lallemand señala que: “Cuando una mujer deja el complejo o residencia de su padre por la casa de su nuevo marido, se dilata el tiempo de ejecución de la figura de madera el tiempo que pasa desde su salida hasta el mes siguiente a su primera experiencia sexual conyugal, lo que augura el compromiso de que la mujer quedará embarazada”.
Biiga
Una mujer que no ha sido capaz de concebir un hijo después de un período razonable, dará todas las atenciones maternales habituales normales a su Biiga, nombre dado a sus muñecas, de madera, incluso hasta el punto de alimentarlo, lavarlo, vestirlo y llevarlo en público sujeto en su peculiar portabebes, como si de verdad lo fuera y estuviera vinculado a su futuro bebé como para propiciarlo. Si, por el poder asociativo de sus acciones, da a luz una niña, ella proporcionara una especial atención a su muñeca.
Tan pronto como su ombligo, el resto de cordón umbilical de su primer hijo, merma, la Biiga de madera es lavada y ungida con manteca de Karité y se coloca en una alfombra junto a la madre, seguido poco después por el recién nacido. Las primeras gotas de la leche de la madre se ofrecen a la muñeca, y antes de que el recién nacido se sitúe en la espalda de su madre por primera vez, la figura de madera es colocada allí por última vez.
Funciones de las muñecas de madera
Lallemand, 1973: 240 y 241, y dice: “El muñeco de madera tiene dos funciones principales, una es el Biiga yisa, ‘llamar al niño’, pedirle que venga y que permite al alma del niño entrar en el mundo de sus padres y otra, la Gidga ti da biiga lebera mí, ‘para evitar que el niño regrese’, asegurarse que el niño permanecerá con su madre y su clan y no volverá al mundo de los espíritus ancestrales”.
Y desde Yale reafirman:
“Tras muchas investigaciones y no faciles averiguaciones, en nuestra opinión se puede decir que se confirman las conclusiones de Lallemand, dejando claro que cuando una mujer prodiga atención a su muñeca de madera, esperanzada en concebir lo antes posible un hijo, envía a su vez un mensaje dirigido a los antepasados de su patriclan, o a los Kinkirsi, sing. Kinkirga, espíritus o genios, que habitan en el monte o árboles grandes, de los alrededores de la residencia o compuesto.
Ellos creen que los Kinkirsi, se asemejan a pequeños seres humanos, que los Kinkirsi son de un rojo brillante, y malévolos, y son especialmente temidos por todos los grupos Mossi, que frecuentemente ofrecen sacrificios para obtener su protección.
Los Mossi también atribuyen a estos espíritus la facultad de propiciar la fertilidad de las mujeres. Ellos creen que es un o una Kinkirga quien lleva a la mujer a quedar en estado, por tanto, si por sí misma no es capaz, ella, su esposo o ambos, deben ofrecer un sacrificio a un Kinkirga para que venga en su ayuda. Debido a que estos espíritus se cree que siempre viajan de dos en dos, se les hace responsables del nacimiento de gemelos, que también reciben el apelativo no de gemelos, sino de Kinkirsi”.
los Kinkirsi
Según Mangin, 1921: 81…
“Dado el temor que les producen estos seres, los Kinkirsi y dado que por esa sintonía los gemelos les producen el mismo recelo, igual que puede suceder cuando los gemelos son de distinto sexo, estos Kinkirsi pueden unirse en matrimonio y tener como los gemelos, descendencia. Estos matrimonios, además, tienen muchas posibilidades de gestar gemelos, razón por la cual a los gemelos se les da ese nombre y se les dedica y ofrece a ellos, se considera que estos espíritus viven en los gemelos. Es cierto que el nacimiento de gemelos avergonzaba profundamente a la madre, y en el pasado, muchas veces, se mataba a ambos y solo un gran estatus o preeminencia de esa madre le permitía que sólo uno fuera asesinado”.
Todo eso hace que las mujeres Mossi no quieran tener gemelos, además asocian los nacimientos múltiples a los animales con sus numerosas camadas. Sin embargo, debido a que los Kinkirsi son responsables del nacimiento de gemelos, dan por muy probable que cualquier mujer que recurra a ellos, tiene una gran probabilidad de parir gemelos. Los Mossi, sin embargo, niegan esto. La mujer Mossi parece estar enfrentada a un dilema similar al que se enfrentan las mujeres occidentales que toman medicamentos para la fertilidad como ayuda para la concepción y de ese modo asumen el riesgo que esto conlleva de tener trillizos.
En contraposición, hay muchas mujeres Mossi que afirman que el muñeco de madera que una mujer utiliza para señalar su deseo de un hijo, no representa ni a los espíritus de los antepasados ni a los Kinkirsi.
Muñecas como auxiliares de fertilidad
Entendiendo que las muñecas pueden ser empleadas como auxiliares de fertilidad de las mujeres que han tenido dificultades para concebir, y por ello las sucesivas aplicaciones de aceite vegetal con que las ungen y honran, hace que adquieran una lustrosa patina oscura y brillante, no deja de ser cierto que la mayoría son utilizadas por las niñas como juguetes. Pocos padres dan importancia real a la forma en que la niña trata a la muñeca, y es un error poner demasiado énfasis en el simbolismo asociado a la mayoría de estos juguetes.
Estas muñecas son uno de los mejores ejemplos estéticos de la sorprendente y bella estilización que sobre la figura humana, hacen los hábiles escultores Mossi.
Las muñecas Mossi
Los herreros son los encargados y autorizados a realizar las máscaras, figuras y objetos de ritual misticoreligioso, pero a su vez y dada su habilidad también el resto de útiles tallados en madera.
Las muñecas Mossi son talladas por los herreros durante la estación seca, cuando el artesano tiene más tiempo libre dado el parón de los trabajos agrícolas y escasez de demanda de aperos. Estas, las efectúan fuera de la herrería en su complejo residencial, luego son transportadas de un mercado local a otro, y a veces a distantes mercados importantes, pero siempre el vendedor certifica su procedencia, dado que algunos de estos artículos provenientes de determinados artesanos tienen marchamo de eficacia.
También pueden ser tallados bajo pedido personal o especial. Es frecuente ver una docena de figuras o más a la vez en algunos mercados, realizadas por herreros que producen grandes cantidades en su tiempo libre. En dichos mercados a fecha del 2016, los precios de las muñecas van de 30 a 150 CFA y si se paga en euros o dólares entre uno y tres, dependiendo de su tamaño, dado el efecto turista y haberse mercantilizado con ese fin; aunque estas copias son fáciles de identificar pues aparte de verse hechas en serie y todas idénticas, no muestran pátina del uso ni el lustre de las unciones de aceite y se presentan como a ronchones y mates, a pesar de los botes de betún de zapatos o de Judea, que algunos gastan en ellas.
Similitudes estéticas en las muñecas de Burkina
Es curioso observar las notables similitudes formales entre las muñecas de los Mossi, las Ma Akua ba de los Ashanti y las muñecas hechas por los Bagirmi cerca del lago Chad, tan alejados entre sí. Los Nakomse se dice que han emigrado de la zona del lago Chad al oeste, hasta Dagomba, donde parece ser entraron en contacto con los Ashanti. Tal vez los muñecos de estos tres pueblos a pesar de la distancia entre si, comparten orígenes comunes.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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