Religión
Los Pende tienen tres nombres para referirse a Dios: Nzambi, Kalunga y Mawese. Nzambi, es el más reciente y el mismo que utilizan el conjunto de pueblos que se aúnan en el Reino Kongo, tal vez por estar influenciados por la cristianización de este Reino, sea por lo que se vieron obligados como muchos otros pueblos de los Congo y Angola, a lo que contribuyó tal vez la fuerza de las armas extranjeras y el temor a las imposiciones de los blancos.
Kalunga, es el otro término que también hace referencia a Dios, pero también da nombre a la morada de los muertos. Mawese es el otro vocablo que utilizan los Pende Occidentales dicen al respecto:
“Nuestros muertos se fueron a Mawese; es él quien mostró a nuestros antepasados las costumbres que nos han trasmitido y depositado en el hamba, el objeto o rito legado por los antepasados a través del cual uno entra en comunicación con los espíritus guardianes y los hace favorables”.
Vemos, que esta palabra conlleva las mismas referencias que la anterior, aunando el concepto dios con el de morada o mundo de los espíritus.
Cosmogonía
Para los Pende, Dios es el Creador Universal, el Gran Hacedor; Él es el Gran Jefe, pero al igual que en el resto de pueblos africanos es alguien Omnímodo pero lejano y al que mejor dejar en paz y no molestar; para interceder, se valen de los ancestros, sus mejores interlocutores.
Los ancestros que son sus amos inmediatos, implicados en todos los actos de la vida, porque todo les pertenece. Uno no comparte una nuez de cola o una calabaza de vino de palma sin reservar una pequeña parte para ellos, ya sea lanzada o vertida en el suelo mientras dice: “Esto es para ti”. El individuo pende creía tener el dominio del poder genético, que le permitía conquistar el tiempo y la muerte, y a su vez, también dominar el entorno.
El Djigo, entre sus atribuciones, era señor de este control que además se extendía a las estrellas. En realidad, concebían al jefe como ‘Creador Cosmogónico’, entendiendo que el tiempo, la muerte, el entorno circundante, las estrellas y el cosmos en general eran entes vivos, dependientes de él.
El Djigo
Pero ante esta idea que parece otorgar al jefe poder absoluto, no era tal, si fallaba o se le declaraba inhábil por cualquier suceso inapropiado, a criterio de la mayoría, era primero y durante un día vilipendiado públicamente para terminar siendo ejecutado. La ejecución solía ser mediante decapitación, pero podía ser estrangulado o quemado vivo.
El jefe era elegido de entre los hombres pertenecientes al linaje fundador de la familia, pueblo, distrito o región y aunque no podía negarse, no era algo siempre asumible, sino que comportaba tales riesgos que a veces el elegido, atribulado, se negaba y huía. Aún a sabiendas que no se aceptaba la renuncia, alguno prefería correr el riesgo e intentaba refugiarse en otros pueblos, pero se le perseguía hasta ser encontrado vivo o muerto.
Si vivo, el hombre era golpeado sin piedad e insultado agriamente, hasta el punto que si el elegido era un hombre anciano o débil, que pudiera correr riesgo vital antes de finalizar el castigo, corría su suerte el miembro de su familia más cercano y fuerte, hasta su fin.
los Pende Occidentales
Entre los Pende Occidentales, era habitual que antes de que muriera a palos, aunque ya moribundo, se le estrangulara acelerando su fin. Como podemos pensar, no era siempre halagüeño el ser nombrado jefe, a veces conllevaba riesgos aterradores. La colonización cuando se asentó, prohibió tales prácticas.
Las bases de su creencia y conocimientos se encerraban en la iniciación, que no es otra que los rituales de Mukanda, que al poco de su comienzo daba pasoa la circuncisión. Y aquí se producía otro hecho curioso que afectaba a la jefatura y quedaba envuelto en el misterio: el jefe no podía acercarse a las máscaras, que se consideraban, y aún lo son, una manifestación de la circuncisión.
Él, como las mujeres y los niños, solo podían verlas desde lejos. Argüían los pende que el jefe es ‘como una mujer’ o que había sido transformado en una mujer por la investidura. Sin embargo, el área del baile ritual estába situada cerca de la cabaña de los jefes, pero permanecía vacía, y la puerta debía permanecer abierta para que las mujeres no fueran amenazadas con esterilidad.
Creencias
Esta prohibición parece traicionar un antagonismo entre el poder de los jefes y el rito de la circuncisión. El primero encarna la fecundidad, los valores parentales y los enlaces diacrónicos. El segundo es la expresión de una solidaridad que es sincrónica con las clases de edad. La modestia que al niño pende habían inculcado en su entorno familiar, se veía duramente atacada durante los ritos de circuncisión mediante repitadas alusiones a los órganos sexuales del padre y la madre de cada candidato, alusiones consideradas intolerables en la vida cotidiana.
Los misioneros cristianos habían decretado que los pende no podían someter a sus hijos a tales ritos y, dado que la mayoría de ellos se habían hecho cristianos, las ceremonias de circuncisión habían dejado de celebrarse en la región mucho antes de mediados del siglo veinte.
Habrá que reiterar que su principal culto lo dedican a Mvumbi, los antepasados, sus espíritus, a los que aplacan a través de diversos rituales y ofrendas. El jefe de familia, el djigo, descendiente del linaje de los antepasados, los myumbi o mvumbi, se ocupa también de las funciones religiosas, es responsable de cuidar los santuarios y apaciguar a los espíritus, que a su vez le protegen como garante de la fertilidad y fecundidad del poblado. Los pende reconocen que los espíritus pueden ser buenos o malos, dependiendo de la manera en que murieron.
los antepasados
Además, cuando los antepasados son desatendidos o abandonados causarán males y perjuicios a la familia, con resultados que ellos intuyen catastróficos. El resultado puede ser enfermedad o dificultades, las cuales requieren una visita al adivino local para determinar la mejor manera de apaciguar a los espíritus. A través del adivino, el espíritu a veces exigirá que se encargue una escultura de madera a la que se le harán ofrendas.
A los antepasados se les honra, sobre todo durante las celebraciones, con máscaras minganji, que he visto escritas como minyawi, munyangui y muyuyangui, creo que erróneamente aunque estén en importantes libros, que simbolizan el poder de los antepasados, en los santuarios kibulu*10, situados dentro de los de los compuestos o chozas de los jefes, o en el linde del bosque: estos son pequeños edificios cuadrados rodeados de empalizadas y con techos inclinados.
Algunas veces encima del techo hay una estatua de la mujer del jefe, también llamada Kibulu, lo sagrado. Las puertas pilares y postes suelen llevar tallas en altorrelieve, con máscaras y figuras de antepasados. Los Pende también fabrican objetos rituales o útiles tales como sillas, taburetes, bastones de mando, máscaras en miniatura, flautas con cuernos, silbatos, tambores, armas, azuelas, copas, morteros e instrumentos de adivinación, que veremos en el apartado ARTE.
regla matrilineal
Se rijen hereditaria y dinásticamente por regla matrilineal y el parentesco es el fundamento principal de la estructura social y las relaciones derivadas. Tradicionalmente veneran a los mvumbi o antepasados realizándoles rituales y ofrendas ya que en función de sus honras y dedicación, depende el éxito o fracaso de sus actividades cotidianas.
*Nota 10: No es la primera vez que se interpreta, me imagino que con base aunque no lo expliquen los expertos, un término, en este caso Kibulu, ‘lo sagrado’ como parte o como un todo, lo es el santuario, el habitáculo o altar, la figura u objeto que contiene o está depositado, o el recinto en su conjunto, lo que vemos en este caso en la casa del jefe, con la figura materna origen del clan, puesta en la cumbrera de la techumbre, todo ello y cada cosa, es Kibulu. Fotografía de Leon de Sousberghe. Cortesía del Eliot Elisofon Archive, Museo Nacional de Arte Africano, Instituto Smithsoniano.
Economía
Como todos, se vieron obligados a dedicarse a la ‘trata’. Aparte de eso, los Pende son principalmente agricultores, siendo sus cultivos más importantes, mijo, maíz, plátano y cacahuete. Las mujeres hacen la mayoría del trabajo de la granja y son las responsable de la comercialización de sus productos en los mercados locales. Los hombres ayudan al desbroce y limpieza de los campos y contribuyen a la dieta familiar con la caza ocasional y la pesca en los numerosos ríos locales.
Los Pende tienen buena reputación como artesanos entre sus vecinos; los Tchokwe les atribuyen la fundición de minerales y los primeros hornos y por su parte los Kuba el arte de la cerámica.
Deja una respuesta