Introducción
Hemos hablado de que la primera implatación de un taller de talla se instauró en el Antiguo u Old Oyo, y aunque se ha citado al profesor, Dtr. David Ajamu Aremu, no es el único que participa de esa idea sino que está aceptada hasta el punto que los especialistas del MET, por ejemplo, citan lo siguiente:
“La afinidad estilística entre las bandejas de Isale Oyo y las bandejas de otras partes del Territorio Yoruba , respaldan la creencia de que algunos asentamientos yoruba se establecieron a partir de Old Oyo. El saqueo del Antiguo Oyo por los Fulani y la consiguiente dispersión yoruba hacia la Bahía de Benín también podría haber dado lugar a la difusión de los talladores y los patrones de talla Yoruba al igual que con su cosmología”.
Olowe de Ise
Olowe de Ise nació alrededor de 1875 en Efon Alaiye, localidad del este del Territorio Yoruba que en tiempo antiguo fue reino y después famosa por ser uno de los centros donde se reunió la élite de los artistas talladores. Parece que siendo aún jóven, Olowe se mudó a Ise como sirvirente del rey o Arinjale, actuando de mensajero de la corte.
No se conocen datos de cómo se introdujo en los talleres ni de su aprendizaje, aunque es obvio que alguien le acogería como discípulo enseñándole la técnica y los cánones que encierra la iconografía yoruba, aunque sus más cercanos mantenían que era autodidacta.
Los postes tallados de la veranda del palacio de su Arinjele muestran sin duda su maestría, que le fue permitiendo darse a conocer a otros reyes y nobles, así como a los ricos comerciantes acrecentando su nombre, de manera que las demandas de postes, puertas, tambores y toda clase de objetos que le encargaban o hacía por gusto le reproteron fama y dinero.
los palacios de Ogoga e Ikere
“Estuvo durante 5 años en los palacios de Ogoga e Ikere tallando verandas. Durante la vida de Olowe, sus obras fueron exhibidas tanto dentro como fuera del continente africano. En 1924, un par de puertas talladas para el palacio de Ikere fueron exhibidas en Londres y adquiridas por el Museo Británico. Desde entonces, la brillantez artística de Olowe fue reconocida y sus obras se han extendido a colecciones de todo el mundo”.
En las fotos 257 a y b, vemosla figura de una mujer en posición genuflexa que soporta a unhombre a caballo. El MET, donde se exhibe este y el poste 258 que se muestra a su lado, nos dice:
“ Olowe talló al menos otros dos postes escalonados similares a este. En el arte yoruba, las figuras a caballo generalmente representan reyes, guerreros o cazadores. En esta representación, un guerrero montado lleva las herramientas de su profesión, a saber, una lanza en la mano izquierda y una pistola en la derecha.
Destaca la cabeza del guerrero con ojos prominentes y barba. Las características como el chaleco del guerrero, la silla de montar y el hocico del diminuto caballo se articulan a través de una superficie profusamente tallada y texturizada de motivos lineales. Mientras que la parte superior de la composición se ve comprimida, la inferior crea un ambientación de mayor soltura.
Morfología
El nivel inferior presenta tres figuras: una femenina a la que flanquean dos porteadores que llevan loque parecen ser barriles de pólvora. Las tres figuras de este pasaje inferior repiten el mismo gesto de brazos levantados que sostienen una carga que descansa sobre la coronilla de la cabeza. Esta yuxtaposición de niveles se acentúa aún más por la manera en que se alinéan.
En cada uno de sus otros puestos de veranda de dos niveles, Olowe siguió las convenciones de simetría y frontalidad; aquí, sin embargo, rompe, para crear una forma cada vez más compleja. Mientras el jinete mira directamente hacia adelante, la cariátide lo hace girada en sentido contrario a las agujas de reloj, presentando una visión de tres cuartos.
La figura del porteador más grande, con una mano en el bolsillo del pantalón, aparece en línea con el guerrero montado, mientras que solo se ve la parte trasera del porteador más pequeño. Cuando la escultura se ve desde la parte posterior, el porteador más pequeño es visible de perfil, y las espaldas del jinete y la mujer quedan alineadas.
el precursor del arte de la talla
Este énfasis en la asimetría contribuye a crear una sensación de movimiento dinámico, en especial cuando se mira girando a su alrededor. Originalamente, la mayoría de los postes de la veranda estaban pintados, pero ahora solo quedan vestigios del vibrante rojo, blanco e índigo que se usaron para cubrir la figura. La superficie de esta escultura ahora está inpregnada de una pátina parduzca”.
Si como ya se ha dicho, en Old Oyo, Are Lagbayi, conocido también como Abogunde o Ajibogunde fue el precursor del arte de la talla, está claro que Olowe de Ise, fue el gran espejo donde las generaciones de finales del XIX y del XX se fijaron. Su indiscutible maestría técnica y su escuela, particular manera de interpretar los conceptos yoruba, se divulgaron, precisamente a través de la escuela taller que Olowe instaló y del que no solo salieron numerosos jóvenes artistas africanos, sino también algunos europeos y americanos.
Como maestro, se ocupó de supervisar, pulir y dirigir las habilidades de sus alumnos, e incluso después de su instrucción y ya algunos instalados en sus propios talleres, llegaban a consultarle soluciones para llevar a cabo sus encargos.
la primera década del siglo XX
Como en cualquier taller del mundo y época, los interesados en aprender sobre trabajos artísticos, la hacen ingresando como aprendices. Los yoruba también. Y es claro que alguien enseñó a Olowe, aunque se desconozca quién y cómo.
Esto en realidad se debe a que a él empezó a conocérsele en la primera década del siglo XX entre sus congéneres y años más tarde por algún que otro europeo, impresionado precisamente por su postes y puertas, visibles en espacios públicos como lo son los palacios de gobernantes o las casas de acaudalados comerciantes, dado que las piezas más pequeñas estaban en manos particulares siendo por tanto más difíciles de ver.
Esta falta de conocimiento sobre quién había ejecutado tan notables trabajos, como sucedía con otros importantes artistas, se debía a la falta de interés del europeo, convencido de que lo que veía, no tenía entidad como para compararlo con cualquier retablo antiguo u obra moderna de los artistas europeos. Es pasada la primera décadada del siglo XX, cuando ya un buen número de esas y otras importantes obras habían salido de África, que se prestó atención por los expertos y académicos a conocer la autoría de dichas obras.
Arte Africano en facultades europeas
En las facultades de arte de gran parte del mundo, en las que al igual que se estudia el arte mesopotámico, egipcio, griego, romano, o el gótico, barroco o renacimiento europeo; a los maestos primitivos, impresionistas, expresionistas o… y el arte asiático, se ha dado cabida con gran aceptación al llamado, por mi mal llamado, Arte Africano.En nuestro país aún estamos en ello, a pesar del compromiso firmado y publicado.
En esas facultades, se han especializado, con gran solvencia, expertos en pueblos y materiales concretos, abriendo el campo a especialistas de innumerables ramas, dado que sus obras están encardinadas en peculiares conceptos que poco tienen que ver con los nuestros y nuestra manera de interpretar el arte; aunque realmente, como casi cualquier ser humano, tendemos a evaluar su valor por medio del dinero, la mayoría perciba estas obras de igual manera que un cuadro que pende colgado de una pared, o la escultura que adorna el rincón de la casa; y si algo ha costado como un Pollock, Picasso o Pissarro, pues a presumir aunque no se sepa qué se está viendo y, tristemente, hablo como percepción general en nuestro país, aunque me consta quién sabe disfrutar tanto de la obra como de su significado y porqué.
Descripción de Olowe de Ise
Estos estudiosos son los que han puesto en valor a los pocos geniales artesanos cuyos nombres nos pueden sonar, entre los que está Olowe, del que han llegado a identificar unas cincuenta obras. Su excepcional talento como maestro escultor era bien conocido dentro y más allá de la región en la que trabajaba. Hasta el punto que sus coetáneos yorubas le dedicaron loas expuestas en los oriki, esas odas laudatorias con que se celebran hechos o el talento de individuos concretos, reconociéndoles su importancia dentro de la sociedad. En su largo oriki, entre otras cosas a Olowe le describen así:
“Solo él es capaz de tallar la dura madera de Iroko como si se tratara de una calabaza. Si visitas el palacio de Ogoga. El de Owo. O el de Ukiti. Verás que su trabajo está ahí. Si mencionas el nombre de Olowe en Ogbagi, enseguida alabarán sus obras. Como en el palacio de Deji. Olowe también trabajó en Ogotun donde su león tallado rugía. Lo llevaron a Inglaterra. Lo hizo con sus manos”.
Postes de Olowe de Ise
Las fotos 259 – 260 – 261 y 262. corresponden a postes realizados por Olowe, en diversos palacios no especificados en la documentación que he podido consultar y que en la actualidad se encuentran, aunque no se exhiben, en el museo de Brooklyn. El Museo da la misma información técnica a todos los postes que ha continuación muestro, como:
“Postes de un palacio, posiblemente delEstado de Ekiti. Finales siglo XIX a principios del XX. Madera pigmento. Medidas: 162,6 x 23,5 x 15,2 cm. Donación de Allen A. Davis al Museo de Brooklyn. Nº rg: 82.154.1 y 82.154.2
1938 Esta monumental obra fue parte de una serie de soportes arquitectónicos tallados, diseñados para el patio exterior de un palacio yoruba. Fue encargado por un rey al maestro escultor más famoso en la historia del arte yoruba, Olowe de Ise”.
262 b
262 b:
“Poste para una casa de madera tallada con figuras, pintado de ocres, y compuesto en la parte superior por una figura femenina sentada que sostiene a un niño. Lleva un collar, tapones*20 para los oídos y una falda, y está sentada en una plataforma circular. Debajo hay una figura ecuestre, que viste una casaca con bandolera cruzada, brazaletes y sostiene el mango de un espantamoscas en su mano izquierda. Su tocado está pintado de azul. Cuelga un batidor sobre su hombro izquierdo. Está sentado en una silla de montar. El caballo lleva brida y estribos. Condición: hay una antigua ruptura a través del cuello de la figura femenina que ha sido reparada, pero el área aún está débil y debe manejarse con cuidado. Hay partes erosionadas en todo el poste devidos al desgaste del tiempo. Al jinete le falta el brazo derecho”.
* Nota nº 20: Esos ‘tapones’, en mi opinión, son los ‘pendientes’ de puntas de colmillos de marfil insertados en los lóbulos de las orejas que hemos visto en otras piezas.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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