Pueblo Asante o Ashanti

Esta foto de principios del siglo XX, es un excepcional documento gráfico, que muestra a un Rey, tomado por ellos como casi Dios, con todos los atributos que para ellos así lo clasifican, en un entonces rico y próspero país al que la colonización europea lleva a ese triste estado, que aquí se refleja.
Los Asante son uno de los varios pueblos con origen Akan. Aunque con autonomía propia, todos los de este orígen estaban supeditados a una jeraraquía Akan común.
Los devaneos historicos, por necesidad de cualquier tipo, llevaron a que en algún momento alguno de estos pueblos tuvieran mayor influencia y poder que la matríz común. No es un vocablo, el de matríz, elegido al azar, pues entre sus características hay tres que les imprimen su peculiar carácter.
La principal, a mi entender, es la del matriarcado, que ellos elevan a efectos prácticos que no figurativos. Admiten la figura del varón como un emblema, hay un rey, pero en sus consejos de ancianos, con capacidad de inhabilitar al rey, también hay mujeres. En todos los estamentos. La linea de descendencia hereditaria es matrilinial, toda realación jerarquica, social o económica, parte de la vía materna. El comercio, de cualquier tipo, queda en manos de mujeres. Si el poder y el comercio está en manos de mujeres, no le queda al hombre mas que el uso de la fuerza, en lo que como se verá, en este pueblo y tambien en los otros del grupo, esto les entretiene durante siglos y con cierta solvencia aunque desigual resultado.
El otro concepto es el de dónde ‘reside’ su concepto de dios, que no el de dios, que es similar al que todos compartimos, sino vuelvo a insitir el de su residencia o lugar de descanso, que no es otro que el conocido como Escabel o Taburete Dorado el Sika Dwa Kofi. Esa es la casa o residencia donde se acomoda el alma, vitalidad y unión de los Asante, por tanto es su máximo símbolo como pueblo. El original, tras diversos avatares, se guarda en un santuario. Aparte, cada jefe tuvo y tiene uno, donde residen los espíritus de sus ancestros, tambien guardados en santuarios; pero no son el sagrado Taburete Dorado.
Y el tercero es su concepto sobre el oro. El oro es un bien, sí, pues les proporciona, dada el ansia por conseguirlo de los foráneos del norte y europeos, bienes de todo tipo; y transacionan con él sabiendo lo que pueden conseguir; pero no es esto lo primordial sino que realmente para ellos es otra manifestación de dios y la mejor manera que este tiene para hacerse ver. Él les da todo aquello que necesitan venga de las manos que vengan, pero es cierto que llevan joyas o útiles que manifiestan su fervor por su deidad, sean báculos, escudos, pipas, espadas, manillas, tobilleras o sandalias; no es un alarde de riqueza, lo que entiende así el occidental desde que llegó hasta ahora, sino que lo recaman trabajan y muestran en cualquier parte que sea bien visible, para hacer que se note, fuera de toda duda su veneración y fervor; lo que también demuestran con su buen hacer los artesanos.
Esto, que puede parecernos estrambótico, no deja de ser algo similar a los sagrarios, custodias, calices, casullas, patenas, báculos o anillos, que tan cerca tenemos, de oro o de plata como poco. Porque, ¿qué son estos útiles cristianos y con qué concepto se hicieron hacen y mantienen? Es como si cualquier dios de cualquier creencia religiosa necesitara o tuviera su fundamento en la riqueza material, cual si de prepotente señor feudal o presidente de multinacional se tratara. La apariencia parece que sí importa.
Los Asante, actualmente, están situados en el centro de Ghana, a unos 300, trescientos kms., de la costa y siguen siendo uno de los más importantes componentes del grupo étnico Akan. Los Asante crearon y desarrollaron el Imperio Ashanti en 1670, aunque ya dos siglos antes, los navegantes portugueses en su llegada en 1471, habían encontrado un reino bien estructurado y consolidado, llegando a adquirir gran preponderancia e influencia. Kumasi o Kumase, según la potencia colonizadora todo termina en i o en e, es la capital asante, fue fundada sobre 1680, a finales del siglo XVII, por el Asantehene, o rey, Osei Kofi Tutu I, apoyado por su principal aliado y consejero el omán, Okomfoo Anokye; más adelante especificaremos la creación del Imperio y la de su capital Kumase, o Kumasi, con más profundidad.
En 1750, tras las guerras llevadas a cabo por Osei Tutu y su sucesor Opoku Ware, el territorio conquistado iba desde las riberas del Lago Volta hasta el Golfo de Guinea y equivalía a la actual Ghana, lo que necesitaba de una estructura y logística compleja, que permitiera mantener la unión de la Confederación Asante y de su autoridad central.
Pertenecen al grupo lingüístico Twi.
Creo que conviene insistir y aclarar en que los asante siempre vivieron y viven en la hoy conocida como Ghana, cuya capital es Accra, antigua ciudad costera y a su vez un importante puerto. Ghana ahora es un joven país que fue colonia británica hasta 1957, llamándose anteriormente y por razones obvias Costa del Oro. Y que la capital asante es Kumase que fue tan importante poblacionalmente como la nacional y ubicada en el interior a unos 249 kilometros una de otra.

El Imperio Asante fue uno de entre una serie de reinos a lo largo de la costa, incluyendo los de Dahomey, Benín y Oyo. Entre los siglos XVI y XVII, los primeros líderes del matriclan Oyoko migraron en etapas sucesivas desde Asantemanso, su territorio de orígen, y fundaron Kwaman, ciudad conocida ahora como Kumase. Asantemanso fue un gran asentamiento desde el que los miembros de los diversos clanes akan se dispersaron tras sus disputas internas, de las que surgieron las nuevas poblaciones que unidas, constituyeron la nación asante o Asanteman, que incluia la Región Brong Ahafo, la Región Central, la Región Oriental, la Gran Región de Ghana y la Región Occidental de la actual Ghana. Los descendientes de los líderes fundadores de esos asentamientos, son en la actualidad los que ocupan la jefatura, simbolizada aún en sus taburetes, de los diversos cacicazgos asante o aman, en singular omán. La leyenda cuenta, que reunidos los Omán principales, el sacerdote, consejero y fiel aliado de Osei Tutu, Okonfoo Anokye, extrae del cielo el Taburete Dorado o Sika Dwa Kofi, que es y representa el alma, fuerza y unión de los Asante. Tras esto y a pesar de que hasta ese momento era uno más de entre los Omán donde estaban incluso los no pertenecientes al clan Oyoko, Osei Tutu es reconocido líder indiscutible de la alianza.
El Imperio Asante, también llamado Ashanti sobre todo en terminología inglesa, fue un imperio o reino Akan ubicado en lo que hoy es Ghana desde 1680 hasta 1957. Controlando la costa, tuvieron la oportunidad de ser los primeros en conseguir armas de fuego, cambiándolas por esclavos y oro, así como alimentos y agua para avituallamiento, u otras mercancías como aceite de palma con los que comerciar. Combinado con una estrategia efectiva, crearon un imperio que se extendía desde el centro de Ghana hasta la frontera con la actual Costa de Marfil.
Debido a su destreza militar, riqueza, su peculiar arquitectura, así como su sofisticado sistema jerárquico y la cultura de imperio, el Reino Ashanti ha sido ampliamente estudiado y tiene más historiografías de autores europeos, principalmente británicos, que casi cualquier otra cultura indígena del África subsahariana.
A partir de finales del siglo XVII, el rey Asante Osei Tutu, c.1695 a 1717, y el omán o jefe de linaje Okomfoo Anokye establecieron el Reino Asante, con el Taburete de Oro como único símbolo de unión. Osei Tutu supervisó una expansión territorial asante masiva, conformando un poderoso ejército mediante la introducción de una nueva organización y convirtiendo a un indisciplinado ejército real en una máquina de combate efectiva.
En 1701, el ejército Asante derrota y conquista el Reino Denkyra tras la batalla de Feyiase, consiguiendo acceso al Golfo de Guinea y al comercio costero en el Océano Atlántico, con los europeos y principalmente con los holandeses. La Confederación Asante se consolida bajo el matriclan de Oyoko que se instaura como el clan real con sede en Kumasi. Hoy en día, el Reino Asante sobrevive como un estado tradicional que al se previo al estado nacional creado tras la descolonización, está protegido constitucionalmente, adherido y dependiente de la República de Ghana. El actual Asantehene o Rey Asante es Otumfuo Osei Tutu II.
Se afirma, que sobre 1700, Boa Amponsen, el rey denkyra, observando los preparativos de los asante y previendo su intención de secesionarse, minusvalorándolos, se habría reído y manifestado con estos términos: Osa nti na eyinom aka won ho abom yi. Osa nti. Osa enti fo!!, “Sólo la guerra a conseguido unir a estas gente. La guerra. Sólo la guerra!!”
Como vemos, la derivación desde osan ti a asan ti y asante tampoco es de tanto recorrido.
Parece claro que asante se deriva de dos palabras, asa que significa ‘guerra’ y nti que significa ‘debido a’. La variante del nombre ashanti, proviene de informes británicos que transcribieron asante como lo escucharon pronunciar, as hanti.
La separación silábica se eliminó posteriormente y el nombre Ashanti se mantuvo, con varias ortografías que incluyeron Ashantee como común a principios del siglo XX. Una teoría alternativa es que el nombre se deriva de la palabra de origen hindi, shanti, que significa paz, cuyo opuesto es a shanti, guerra.
Su gobierno es piramidal, estando en esa cúspide el rey, debajo los omán o jefes supremos de cada matriclan, quienes forman la Confederación de Consejo Ashanti; cada omán a su vez preside a los jefes de distrito, este a un Consejo de Distrito de Ancianos y estos a los subjefes o jefes comunales. Aún así en cada poblado, como decíamos, hay un jefe asesorado por uno de los ancianos, varones o mujeres, de cada núcleo familiar. Tras las guerras que Osei Tutu y Opoku Ware, los dos primeros asantehene, llevaron a cabo reunificando el territorio y conquistando otros, los asante en 1750, controlaban un territorio similar a la actual Ghana; el término controlar equivalía a una compleja organización que permitiera mantener la autoridad central y la fundamental unión de todos los componentes de la Confederación Asante.
La idea de límite y frontera en el Reino Asante precolonial, nos lleva previamente a los orígenes del Reino Asante. A través de sus tradiciones y los trabajos arqueológicos, se observa que entre diversos elementos, es el concepto de ciudad lo que juega el papel principal para la creación de la Confederación Asante.
Tienen bien delimitados los conceptos de bosque y pueblo, como enclave urbano; el primero es un entorno hostil, que para convertirlo en productivo y sostenible, requiere de tiempo y exhaustiva mano de obra. La aldea, pueblo o ciudad, es algo que partiendo de un punto central escogido desde el principio por el clan fundador, va degradándose hacia la periferia, por lo que en sus representaciones destacan el centro de esa periferia, y en su conjunto, indica el grado de organización territorial del reino.
Esto, por su interés, se explicará con más detalle más adelante.

En la foto el Asanthene o rey Otumfuo Osei Agyeman Prempeh II, presidiendo una asamblea de la Confederación de Consejo Ashanti. Original de Magnun Photos.
Aunque más abajo se relatarán con más profusión las diversas batallas mantenidas con los ingleses, creo que en este previo es conveniente resaltar que los Asante se opusieron con toda intensidad a las pretensiones de los europeos, principalmente los británicos, de conquistarlos. Los Asante limitaron la influencia británica en su región, aunque estos ya tenían controladas las regiones circundantes. Los Asante fueron descritos como un pueblo organizado y feroz cuyo rey: “Podía reunir 200.000 guerreros que no se dejaban intimidars por los lejanos disparos de francotiradores o las pistolas de 7 libras”.
El Asante fue uno de los pocos estados africanos que opuso una seria resistencia a los colonizadores europeos. De manera que entre 1823 y 1896, Gran Bretaña mantuvo cuatro guerras contra los reyes Asante, las llamadas Guerras Anglo-Asanthi; tras la última, fue capturado su Rey el Asantehehne Premphe I, al que desterraron a las Seychelles.
En 1900 tuvo lugar la última guerra, conocida como la del Sika dwa Kofi o “del taburete de oro real”, esta batalla, en la que los africanos sufrieron un definitivo revés, propició el que en 1901, la Confederación Asante y el gobierno británico, firmaran un acuerdo de creación de un protectorado británico. En 1902, la administración británica suspendió las actividades del Asantehene en Kumasi, la capital Asante anexada ya al imperio británico; sin embargo, los Asante aun mantenían un alto grado de autonomía pues no les era fácil a los ingleses controlar no ya la costa, su interés prioritario, sino todo el interior; además, a los Asante, tampoco les interesaba demasiado ceder gratuitamente todo el control a unas autoridades coloniales con las que hasta esa fecha solo habían tenido conflictos y batallas. En 1926, los británicos permitieron la repatriación del Rey Asante o Asantehene, Prempeh I, permitiéndole adoptar el título de Kumasehene algo así como alcalde honorifico de Kumasi, pero no el de Ashanti Asantehene, que era realmente el que le hubiera reconocido de nuevo como Rey Asante. Debido sin embargo a la situación creada tras la primera guerra mundial donde los ingleses habían participado activamente, y que se veía previsible otra nueva confrontación que necesitaría de todos los recursos y hombres disponibles, en 1935, los británicos decidieron otorgar una especie de autonomía, disfrazada como soberanía de autogobierno asante o “Autonomous Region Kindong of Ashanti”, término que los lugareños trasmutaron finalmente en Reino Asante, lo que conllevó el reinstaurar el título de Ashanti Asantehene.
Actualmente el poder político de los asante está repartido entre el actual rey Asantehene Osei Tutu II y la representación en el congreso dentro del partido NPP, ambos poderes mantuvieron su declaración de integración con Ghana, donde los Asante siguen siendo influyentes.
ARTE
Las regalías Los artesanos Akan en general, producen gran cantidad de objetos manufacturados para la exclusiva utilización de la realeza, siendo particularmente propiedad del rey sus tejidos, estatuas y su taburete, que se guardan junto a potes o vasijas de metal, conjuntamente con amuletos y otros útiles, todos ellos cargados de poderes ancestrales. Al conjunto de estos objetos se le conoce como regalía real.



Los artesanos Ashanti han influenciado con su saber hacer, a todas las etnias y pueblos del resto de Gahna e incluso en los vecinos del oeste, Costa de Marfil y del este, como Togo o Benín.
No se conoce más que una máscara que sea realmente propia, que solo utilizan los pueblos del norte, que curiosamente se realiza sobre la marcha y en cada caso, y que está compuesta de fibras vegetales y hojarasca, sobre la que emergen dos cuernos de carnero. Es una mimetización de Dios, su dios, y por eso, como muchos otros pueblos de la floresta en África Occidental, antes de la salida del sol, le representan vistiendo a un individuo completamente con hojas y fibras vegetales recién cortadas, que queman y destruyen al ocaso. Nunca se conoce al individuo situado tras dicha máscara.
Las máscaras que en la actualidad se ven en colecciones o mercados, incluida la nuestra, son una introducción posterior, derivada de una demanda colonial u occidental para satisfacer mercados, que producto de una necesidad o idealización étnica.
De entre sus tallas, escasas las representativas, destacan y son muy conocidas sus muñecas, conocidas como Akwaba, con su peculiar cabeza plana y circular sobre un cilindro mínimo a modo de cuerpo. Estas muñecas, consagradas por los sacerdotes, están consideradas como portadoras de la fecundidad y muy solicitadas por mujeres estériles, siendo tratadas como si de niños reales se trataran. A veces, las de la nobleza, ostentaban distintos emblemas similares a los de los contrapesos, realizados con pequeñas ‘perlas’ o granos de cristal, como espadas solicitando varones o aves si niñas. Estas muñecas o Akwaba, que hubieran cumplido su función eran conservadas sobre los altares familiares.
. Akwaba
Tienen otras representaciones de mujeres en diferentes posturas, con una concepción más naturalista, con las que ilustran enseñanzas, moralejas o fábulas. Las denominan Mmoatia, las figuras “cuento de hadas”.
. Mmoatia
Sus vecinos Fanti y Bono, que respectivamente están situados al sur y al norte de ellos, utilizan similares muñecas pero con la peculiaridad de que las Fanti tienen la cabeza rectangular muy elongada en su vertical y las de los Bono, similares, tiene el perfil triangular o trapezoidal, en vez de plano.


Crean unas bellas maternidades que llaman Esi mansa, guardadas como tesoros reales o bien como autel, objeto sagrado, particular. Con ellas refuerzan los lazos familiares y la conexión con sus ancestros. Básicamente son mujeres sentadas generalmente amamantando a su infante. Normalmente se representan sentadas sobre un taburete real como si de una reina de verdad se tratara.
. Esi Mansa
Se encontraron cierto número de cabezas de terracota que se dataron entre los siglos XVI al XVIII y que se piensa fueron utilizadas en rituales fúnebres de jefes. Tal vez como hacían sus vecinos Anyi que las hacían en representación de los nobles, esposas o esclavos que se enterraban junto al rey. Algunas informaciones defienden la idea de que en una primera época, a la muerte del rey, se ejecutaba y decapitaba a sus colaboradores más cercanos para que le acompañaran en ‘su viaje’, es posteriormente que se recurre a una representación colocando en su lugar estas cabezas de terracota. Sea cual fuere su utilidad, lo cierto es que estas pequeñas cabezas de terracota se encontraron depositadas sobre los túmulos funerarios, reproduciendo rasgos que determinaban ser personajes concretos y diferentes. Estas estatuas se procesionaban por todo el poblado en los aniversarios de su muerte y se reproducían si se deterioraban. Estaban situadas sobre la tumba del difunto sirviendo de enseña de su ubicación concreta. Cuando no quedaban restos del cadáver se colocaban encima de altares donde seguían recibiendo ofrendas y libaciones. Recibían el nombre de Mma, que parece significaba “residencia del espíritu”.

Como siempre en esta zona, el resto de pueblos sigue esa corriente y se observan cierto número de cabezas de este tipo entre otros pueblos, siendo tal vez la más importante la de los Fanti de la subetnia Fomena Adauze, con cabezas más redondeadas, en contraposición por ejemplo a las de los Kwahu, con formas más planas, que recuerdan a las Akwaba.
. Mma Asante Mma Fanti
Mma Kwahu
Estamos viendo aquí determinados objetos que podemos definir como artísticos, pero que en realidad como en todo África tienen funciones muy concretas. Son objetos creado para regalías, como los báculos que presentan en su cúspide animales totémicos u otros simbolos inherentes a su propietario; asientos con carácter sagrado como residencia de Dios o de espiritus; funerarios; fetiches en encrucijadas de caminos o solicitando fertilidad entre otros; hermosos recipientes para medicinas o tabacos; armas como espadas o escudos pero con clara función simbólica, ritual o ceremonial; pipas para tabaco; instrumentos musicales; espantamoscas y abanicos; sandalias, cofres, llaves, cerraduras; sus famosos contrapesos, sus notables tejidos o sus sillas. De todo esto presume el asante por el gusto de lo refinado y bien hecho, pero vuelvo a insistir, no como objeto artistisco ‘per sé’, sino con clara utilidad y función, por lo que nos los encontraremos en cada apartado propio, aunque hagamos aquí una intromisión trasmutando el término arte por el concepto más amplio de cultura, pues cultura que no arte son, por muy artísticos que nos parezcan al verlos desde nuestra perspectiva y visión. Y aclarar que cuando en el mercadeo se habla de piezas de Museo, nunca están en museos de arte sino de Antropología.
Armas
Muchos tipos diferentes de armas reflejan las funciones prácticas y simbólicas que se asocian con ellas pero inutiles como objetos para la lucha. La propiedad del armamento era un símbolo importante de la virilidad e indicaba la riqueza y el estatus social de un individuo. Arcos y flechas decorativos son relativamente raros, pero no los escudos grandes o ekyem. Muchos de los escudos muestran con realismo las campanas crotales, de llamada a los espíritus, en el anverso y, en el reverso, inagenes de colas de elefante o flechas cruzadas entre otros.


Las espadas 0 afena, proporcionan otro ejemplo de un tipo de arma más con funciones espirituales que prácticas. Hay varios tipos distintos de ‘espada de estado’ que normalmente se encuentran en las insignias de un jefe de alto rango. La más importante de las espadas ceremoniales sin duda es la keteanofena, literalmente ‘espada con filo de almohada para dormir’ que son reverenciadas y pasadas de un jefe akan a su sucesor. Estas espadas se subdividen principalmente en dos tipos: las akrafena y las bosomfena. Akrafena, o ‘espadas del alma’, se usan como su nombre sugiere en rituales bastante restringidos, a menudo privados, para la purificación del alma del jefe, mientras que las espadas bosomfena desempeñan un papel más variado y público.
La división de estas espadas en dos grupos encarna y representa dos elementos espirituales distintos. Aquellos llevados a la derecha del jefe, akrafena, representan su alma o fuerza vital, el kra, y son lavados, junto con otros elementos de la indumentaria, como parte de la ceremonia anual de limpieza del alma, el Odwira. Las espadas llevadas a la izquierda del jefe, las bosomfena, representan su ego, espíritu o personalidad, el sunsum, que hereda de su padre. Las bosomfena a su vez también adquieren otra connotación o utilidad más común es nsuaefena, literalmente ‘espadas de juramento’, que refleja el hecho del uso que les da el jefe al prestar con ellas juramento en la ceremonia de su investidura o cuando los jefes menores las exhiben en la celebración anual de la recolección o del Yam, o ñame, que marca el comienzo de un nuevo ciclo agrícola.
Un tercer tipo de espada menos común, conocida como la espada de la monarquía o espada larga, afenatene, tiene una doble o triple hoja y varias empuñaduras recubiertas de oro que brotan de un único y fino eje. Bowdich 1819, 312 nos dice: “Estas espadas se colocan en la parte superior cerca del jefe cuando está sentado en el estrado dentro del palacio”. Las espadas keteanofena de la división akrafena pueden distinguirse de las del grupo bosomfena debido a que a gusto del propietario, suelen presentar en sus vainas y empuñaduras de piel grandes ornamentos de oro fundido, abosodee, como cabezas de animales, cocodrilos o serpientes enroscadas suspendidas de la empuñadura. Estos ornamentos, están asociados con proverbios específicos, o representar el ntoro o filiación del propietario.
Oware o tableros de juego, nombre que le dan en su idioma, el Twi, no son numerosos a pesar del hecho de que el juego en sí se juega de diversas maneras tanto por hombres, mujeres y niños en todo el África subsahariana. No se sabe cuándo este juego se generalizó en la Costa del Oro, pero Thomas Bowdich ilustró a dos hombres jugando al ‘worra’ en la corte del rey Asante durante su estancia en Kumase en 1817. La presencia de tableros de juego en oro se puede explicar por el hecho de que el oware combina elementos de azar y habilidad que también determinan el éxito de un individuo en el comercio y la vida. Muchos tableros oware forrados de oro se asemejan estéticamente a los taburetes tradicionales.
Taasen, las pipas para fumar de uso común y taa las relevantes de alargada caña, son habituales. La práctica de fumar tabaco se extendió desde Senegambia y el oeste de Sudán, a la región de Costa del Oro durante principios del siglo XVII y los holandeses la introdujeron de forma independiente en el área de Accra alrededor de 1640, según Ozanne 1971, 54. Fumar tabaco en pipa era algo común entre adultos de ambos sexos, tanto nobles como plebeyos, aunque los primeros gustaban de exhibir su estatus en las procesiones de las ceremonias públicas, con pipas fundidas en ricos metales como oro o plata. En el siglo XIX, las cazoletas de estas pipas Akan presentaban variados diseños abstractos y representativos.
Los instrumentos musicales tienen una amplia variedad de formas y tamaños. Entre los más comunes estan las tubas de soplado lateral o akoben, realizados a partir de los colmillos de elefante, que probablemente fueron introducidos desde el oeste de Sudán o el norte de África. Los colmillos de elefante están estrechamente asociados con la jefatura y dan lugar a una serie de proverbios que están asociados con su importancia en la guerra y al hecho de que solo los vencedores tienen derecho a hacerlos sonar. Durante las apariciones públicas, la llegada del jefe siempre está precedida por una cohorte de músicos que caminan delante y detrás de él tocando estas tubas de elefante y tambores. Estos músicos repiten frases en sus instrumentos que imitan de cerca el lenguaje tonal Twi. Las frases proclaman elogios al jefe recordando sus logros para el pueblo; creen que este sonido también puede ser escuchado por ancestros y espíritus.
De este modo, las tubas y los tambores se utilizan para comunicarse con los vivos y los muertos, reuniendo así a todos los miembros de la comunidad alrededor del jefe en ocasiones significativas. Algunos tambores importantes y tubas de marfil, tenían cráneos y mandíbulas humanas, mmogye, adosados, esta práctica, la de acoplar estos cráneos parece tenía dos funciones, una era que estos restos pertenencian a enemigos relevantes y con el sonido les recordaban quién era el vencedor, ese miedo ancestral a la venganza desde ‘el otro lado’; la otra, al ser lo que eran y estar huecos, que resonaran aún mas y según la habilidad del batidor con tonos especiales, para que los presentes tuvieran conciencia de a quién se dirijían las alabanzas.
La costumbre de adornar los instrumentos que se utilizaron para comunicar mensajes importantes a la sociedad en general, también enfatiza la importancia cultural que se atribuía a escuchar y hablar.
Otros instrumentos musicales, como el laúd, conocido como sankuo, también aparece ocasionalmente. Sankuo puede haber sido introducido en la región Akan por mercaderes Dyula y comerciantes del norte y son similares al bala de los Songhay. Gongs, cascabeles y crótalos, pequeños platillos cóncavos redondos con una hendidura en la parte inferior, también son utilizadas. Las campanas crótalo originales entre los akan, provenían del caparazón de la tortuga vacio al que se le incorporaba un badajo. Los anterirores, comúnmente se cosían a la ropa, se unían a escudos o se usaban como joyas junto con otros abalorios de metal fundido y amuletos. Esta evidencia apunta a la posibilidad de que estas campanas tuvieran más una función como amuleto que decorativo.
Papa y bodua, abanicos y espantamoscas. Los objetos de alto estatus como espantamoscas, bodua y abanicos o papa, son artículos de necesidad básica para ahuyentar moscas y otros insectos y airearse, dada la humedad y calor ambiental de la selva tropical donde viven. Bodua, eran largos elementos que, en realidad, eran colas de caballo blanco, utilizados por hombres adultos de cierta relevancia. Los de cola de elefante, sika mmera, sin embargo, estaban restringidos a jefes y prominentes ciudadanos varones que habían acumulado suficiente riqueza. El elefante, un símbolo obvio de poder, era sinónimo de realeza y quien matara a uno debía entregar sus colmillos, cola y orejas al Asantehene. Tradicionalmente, las orejas se usaban como pieles de tambor, los colmillos se convertían en tubas sopladas lateralmente y la cola en un abatidor de moscas. Los abanicos de forma ovalada y cuadrada constituyen otro objeto de alto estatus utilizado por ambos sexos de alto rango. Estos abanicos a menudo se construían a partir de marcos de mimbre entretejido que se envolvían en costosos y suntuosos textiles.
Los asistentes reales, con parasoles enormes, proporcionaban a la élite refugio contra el sol mientras otros, agitando rítmicamente enormes abanicos prporcionaban un ambiente más fresco y agradable.
Los fetiches. Si las akwa ba son muñecas a las que se solicita fertilidad y bonanza para la vida de los niños hay otras muñecas que podríamos denominar fetiches, no porque se distingan unas de otras, sino que la función que se les da de principio, o adquieren partiendo de una de las anteriores, les confiere tal función. Pueden solicitar concretamente mejoras en enfermedades o si la mujer no ha concebido y está deseosa pues sabe que puede quedar relegada o peor aún repudiada, recurrirá a medios extremos como lo es recurrir a fuerzas desconocidas.
Se pueden observar en la foto, la peculiar muñeca cargada de materias que piensa le concederán lo deseado, asi como el amuleto colgado del cuello, similar al cri cri islámico, y que seguro que en la sura oculta en su interior también insistirá en su desesperada petición. Estas muñecas reciben el nombre de akua mma.
Veremos más adelante otro tipo de fetiches similares aunque con distintos requerimientos o como el que solicita claridad en las encrucijadas de caminos.
Mpaboa, las sandalias distintivas reales estaban hechas de tiras de cuero curtido y teñido. El trabajo de cuero decorativo estuvo fuertemente asociado con los comerciantes Dyula y Hausa que vivían en la región de la sabana del norte y es probable que las sandalias fueran uno de los artículos comerciales que introdujeron en la Costa del Oro. Las sandalias a menudo tenían patrones decorativos insertados en ambos lados de las plantas y en algunos casos se añadían diseños amuéticos y pasajes del Corán para proteger al usuario del mal. El calzado de este tipo estaba restringido a la elite y los jefes ricos de la sociedad akan, ahora se pueden ver en oro. . Adaka eran pequeños cofres portátiles para el dinero relativamente comunes. La popularidad de este tipo de pequeños y seguros cofres se puede explicar por el hecho en sí. Se convirtieron rápidamente en símbolos de riqueza y estatus para los jefes akan y los ricos comerciantes asante que guardaban su polvo de oro y joyas en ellos. Estos cofres de dinero se originaron en Francia, Alemania y Flandes y estaban hechos de madera o cuero reforzado en el exterior con bandas de hierro y pernos de bronce. . Safoa son en twi las llaves y cerraduras. Las que se ven en museos, muestran piezas planas de metal muy elaboradas,que protegen la bocallave o tirador del cajón y junto a los candados algunos datan del siglo XVI. Varían en formas y tamaños y, dado el número que ha sobrevivido en los tiempos modernos, debe haber sido además una forma popular de peso de oro. Los mismos motivos también se encuentran como parte de los esquemas decorativos de los recipientes kuduo y fueron ensartados como elementos compuestos en pulseras, collares, rodilleras y tobilleras. La presencia de estos motivos en una gama de diferentes objetos asociados con el almacenamiento seguro de la riqueza indica un deseo simbólico de protección física y espiritual. Según Jean Barbot 1678-9: “Observé por primera vez la exhibición pública de racimos masivos de llaves de estilo europeo, algunas de las cuales estaban fundidas en plata y oro, como un medio para anunciar la riqueza casi infinita de los jefes individuales. Dichas exhibiciones me confirmaron que el portador de las llaves era el custodio de los objetos de estado y sus secretos, y tenía acceso ilimitado a áreas discretas y restringidas que estaban asociadas con poderes políticos, sociales y espirituales. Como tal, destacaron sus servicios como facilitador y mediador en estos reinos”. . Utensilios y herramientas domésticas, como hachas, azuelas, azadas, fuelles y macetas deben haber sido las opciones preferidas si se puede tomar el número de ejemplos de supervivencia para representar su popularidad. Estos artículos tenían una importancia práctica y simbólica ya que fueron creados por artesanos que transformaron materiales naturales como el mineral de metal, la arcilla y la madera en productos que podrían utilizarse para construir estructuras, cocinar alimentos y cultivar la tierra. La oposición definitoria más importante que ordenaba los conceptos en la Costa del Oro se basaba en la separación de l0 cultural de la natural, como afirman McLeod 1981, 28, Platvoet 1985, 174-200, o McCaskie 1995, 75. Esta distinción encontró expresión física en la división del espacio entre áreas habitadas y deshabitadas, dando lugar a otras distinciones cualitativas, como la pureza y la limpieza, opuestas radicalmente entre todos los Akan a la suciedad y la contaminación. . Sempón es el termino twi asante concreto que no el génerico akan, que denomina a lo concerniente con las artes funerarias, que incluyen cerámica ritual, o abusua kuruwa, cabezas de terracota nsodia, las tradicionales pipas ebua y los diversos paños usados durante este tiempo y de los que más abajo se especifica. Los objetos personales de uso cotidiano, taburetes, artículos de tocador, reliquias familiares y pertenencias del difunto, también pueden incluirse como bienes funerarios y presentarse en el momento del entierro. Y que encontraremos de nuevo a continuación y con imágenes en su apartado correspondiente.
Asientos
Los taburetes tradicionales y las sillas de estilo europeo con respaldo y brazos son relativamente comunes.
Dwa, taburetes. Robert Sutherland Rattray en 1927 nos deja el regalo en sus textos, de cómo en la sociedad akan a modo de un virtual bautismo, se daba nombre y presentaba socialmente al niño, sobre su primer taburete el nkomma dwa, al poco de que comenzara a gatear. Estos primeros asientos de los bebés van siendo reemplazados paulatinamente por otros que van marcando etapas importantes en sus vidas, como la pubertad, el matrimonio o la maternidad paternidad. Los pilares centrales de los taburetes se tallaban aleatoriamente, bien figurativamento o abstractos, en una amplia variedad de diseños diferentes, pero que se asociaban a los proverbios que se dedicaban al propietario. Como resultado de la estrecha asociación que existía entre un individuo y su propiedad personal, se creía que su alma se apegaba cada vez más a su asiento durante el curso de su vida. Después de que el propietario hubiera muerto, sus parientes maternos podían elegir ‘ennegrecer’ el taburete del difunto frotándolo con hollín y sosteniéndolo sobre un fuego para transformarlo en un santuario para el culto ancestral o nkonnwa tuntum. El taburete más famoso de este tipo, el Sika Dwa Kofi el ‘Taburete de Oro nacido un viernes’ funciona de manera similar ya que constituye el santuario del alma colectiva o Sunsum del pueblo Asante. Por lo tanto, por muy especiales y artísticos que nos parezcan a nosotros, en realidad, para ellos, los taburetes dorados, lisos y ennegrecidos transmiten significados culturales a través de sus formas, color, funciones y contextos de visualización.
A principios del siglo XIX, se observa que recurren a utilizar al menos tres tipos básicos de sillas de estilo europeo. Son conocidas como asipim , ‘me mantengo firme’, akonkromfi , ‘mantis religiosa’ y hwedom , ‘frente al campo o el enemigo’. Fueron documentadas como utilizadas por los jefes y otros funcionarios de alto rango durante importantes recepciones y ceremonias estatales, según relatan Bowdich 1819; y Dupuis 1824. – Asipim es el más común de los tres, es algo más bajo, sin brazos y con un respaldo ligeramente inclinado. – Hwedom son las grandes sillas de color negro. – Akonkromfi tiene brazos curvos e intrincados respaldos labrados tallados en composiciones geométricas o curvilíneas. Los tres tipos de silla tienen marcos decorados con tachuelas de bronce y remates de latón de fundición local en los montantes y parecen derivar de prototipos españoles o portugueses del siglo XVII. Véase Cole y Ross 1977, 141-2, McLeod 1981, 120.

. Sika Dwa Kofi, foto del original Akonkromfi
Sus asientos, Dwa, taburetes de los que más adelante hacemos una explicación más detallada incluyendo sus valores místico políticos, son taburetes que presentan un peculiar estilo curvo, asentado sobre un pilar, que suele evocar refranes o proverbios con los que se muestre la sabiduría del propietario, pues estos se crean de cara a la entronización. Están decorados con abalorios, tachuelas y en ocasiones nielados con hilos de metal. En ocasiones muy precisas y cuando el jefe había sido realmente importante, su taburete se colocaba sobre un altar tras su muerte, a fin de preservar su memoria y que le sirviera de lugar de descanso a su espíritu.
Las Akonkromfi o sillas ‘mantis religiosa’, son las utilizadas por los jefes u otros funcionarios de alto rango durante ocasiones muy solemnes, como recepciones importantes o ceremonias estatales. Robert S. Rattray en 1927 y refrenda Fiona Sheales del British Museum nos dicen: “Las sillas Mantis Religiosas o Akonkomfri, están inspiradas en los modelos europeos, tienen brazos y respaldos curvos, e intrincados labrados tallados representativos, con composiciones geométricas o curvilíneas. Eran objetos del máximo prestigio pero carecían de cualquier connotación espiritual, que sí encerraban sus taburetes tradicionales.”
La conocida habilidad y laboriosidad de sus artesanos y su cercanía a la costa, hace que influenciados por los europeos que se habían instalado en la costa, muchos de los cuales habían participado anteriormente en las caravanas transaharianas, donde habían contemplado objetos metálicos procedentes del Imperio Malí, se pusieran a fabricar objetos metálicos, básicamente contrapesos y abalorios de oro, fundidos a la cera perdida, dotados de la impronta de los malienses pero con las características decoraciones y formas geométricas propias. Hay una primera época que abarca desde el 1400 al 1720, en que estos no suelen sobrepasar de los 7 a los 10 cms. Ya en un segundo periodo y desde esa época hasta 1930 se observan otros contrapesos y estatuillas con formas de animales y figuras que nos hablan de sus proverbios o de la cotidianidad de sus gentes. En estudio aparte, se podrán ver la diversidad de sus formas y la influencia de las épocas y sus valores de cambio.


Así mismo realizaban preciosos recipientes de metal llamados forowa o kudwo, donde se guardaban tanto las joyas más representativas, como los collares o amuletos de ceremonias religiosas. Estos útiles fueron también posteriormente utilizados como tabaqueras o para guardar medicinas.


La manufactura de su prodigiosa joyería en oro, con sortijas, collares y brazaletes adornados con motivos geométricos o zooformes, son exhibidos durante las grandes ceremonias y acontecimientos, de la que los jefes hacen gala en las grandes ocasiones.

Los elaborados peinados de las mujeres, llevaron a producir unos hermosos peines que los padres ofrecían a sus hijas casaderas, con alusiones que ilustraban los deseos y bendiciones que requería tan importante momento.




Además de lo mencionado son famosos sus paños, Kente, originalmente de corteza de árbol o fibras vegetales y posteriormente de algodón laboriosamente trabajado; cada patrón representa el estatus social, el clan, una consigna o el sexo de quien lo lleva. Aún hoy en día, en ceremonias importantes, se puede encontrar alguno que no sea de tejido de algodón.
El kente es una tela ceremonial tejida a mano, en telar de pedal horizontal. Las tiras, que miden aproximadamente 11 cms. de ancho se cosen juntas para conseguir grandes piezas de ropa. Estos presentan variedad de colores, tamaños y diseños, y se usan durante importantes eventos sociales y religiosos. En un contexto cultural total, el kente es más importante que una simple tela. Es una representación visual de la historia, la filosofía, la ética, la literatura oral, los valores morales, el código social de conducta, las creencias religiosas, el pensamiento político y los principios estéticos. El término kente tiene sus raíces en la palabra kenten, que significa cesta. Los primeros tejedores de kente usaron fibras de rafia para tejer telas que parecían kenten, cesta, y por lo tanto estos artesanos son conocidos como Kenten Ntoma.
El nombre original de la tela asante fue nsaduaso o nwontoma, que significa “una tela tejida a mano en telar” y todavía esos términos se utilizan hoy por los tejedores asante y los ancianos. Sin embargo, el término kente es hoy el más popular y utilizado dentro y fuera de Ghana.


El kente mmeeda, genéricamente atribuido a los que se colocan tras los nuevos jerarcas en su nombramiento o incluso estos los pueden llevar puestos, hablan o simbolizan de ‘algo que no ha sucedido antes’.
Ciertamente en los últimos tiempos son casi exclusivos de estas ceremonias e individuos, pero en la antigüedad, se les atribuía poderes de adivinación y llevados por los que se atribuían estos poderes.
El tejido conocido como adinkra, es básicamente el kente de duelo y lógicamente utilizado en los funerales; no es hasta el siglo XIX que es identificada su función por los occidentales, pero es lógico pensar que su utilización es muy anterior. Tradicionalmente suele ser de color rojo y o negro y estampaban los grafismos con un trozo de calabaza previamente tallado con ellos o decorados elegidos y empapado en pigmentos vegetales. Cada uno de los símbolos estampados en la tela tiene un significado específico, a menudo refiriéndose a los proverbios y los acontecimientos históricos. Hablaremos más adelante y con más profundidad sobre ellos.

Con la llegada de la colonización su factura tiende a fabricarlos también en colores claros para utilizarlos en determinados festivales.
En la actualidad el adinkra ha llegado a ser usado como traje formal o incluso como cotidiano, y realizado en colores variados.
En los últimos años, la tela ha llegado a indicar la identidad del usuario como una persona asante y como alguien que prefiere la vestimenta tradicional en lugar de la occidental.
Tejedor en su telar
La cerámica, otra de sus habilidades, es realizada por mujeres, pasándose el conocimiento de la técnica de madres a hijas; utilizan variados pigmentos para colorearlas, realizando diversos formatos.
. Foto de Roberth Sutherland Rattray de 1921
Hacen algún tipo de talla en madera pero son más reconocidos y respetados como fundidores de metal y por su ampulosa joyería en oro.
Asantehene Opoku Ware II. Foto de Frank Fournier
Quiero volver a recordar a los interesados, que sobre los contrapesos de oro y los kente y adrinka hay trabajos exclusivos disponibles. Y que en el texto que sigue se explican en su apartado correspondiente diversos objetos mencionados aquí.
SOCIEDAD Para los Asante la familia y el clan de la madre, son lo más importante. Un niño se dice que heredará el alma o el espíritu, Ntoro, del padre, recibiendo de la madre la carne y hueso, Mogya, lo que le relaciona mas estrechamente con el clan de la madre. Ntoro es uno de los cuatro elementos humanos. En esta sociedad matrilineal, el ntoro se transmite por vía patrilineal y define la consanguinidad patriláteralmente. Induce rasgos de carácter y define alternativamente nombres generacionales dentro de la misma agrupación ntoro. A la muerte del individuo, se une a su grupo ntoro y espera la reencarnación en un individuo masculino del mismo ntoro. Kra u okra, en plural akra, es la ‘esencia’ o ‘alma’ de un individuo. Este componente de la persona es inculcado al nacer por Nyame, el ser supremo akan. Se establecen formando grandes núcleos familiares, donde cada núcleo habilita una casa o choza alrededor de un gran patio común. Formando a veces grandes poblados.

El cabeza de familia y por tanto jefe, suele ser tras la muerte del anterior, el hermano mayor que viva allí, aunque ceremonialmente es elegido y apoyado por los ancianos; todos los niños residentes le llaman padre y por tanto padre es para todos, ejerciendo su autoridad sin discusiones. Es el encargado de llevar todas las cuentas, pero se preocupa personalmente de pagar los gastos originados por la enseñanza de los niños, que comienza entre los ocho y nueve años. Además de los conocimientos comunes impartidos a todos, a cada niño y a voluntad de los padres y ya supervisado por estos, se les enseña algún tipo de destreza o labor, entre otros el uso de los fontomfrom o “tambores que hablan”, de lo que se encarga el hermano de la madre. Estos tambores aparte de ser trasmisores de noticias, sirven para el aprendizaje de su lengua y en los ritos y ceremonias, algunas de máxima importancia, siendo fundamentales dentro de esos actos y sin los cuales no se pueden llevar a cabo. A las niñas se les enseñan habilidades higiénicas, imprescindibles, domésticas y de laboreo en el campo, pues son las encargadas de los sembrados y del aprovisionamiento, fundamental, del agua. El matrimonio es muy importante, pues dada la aceptada poligámia, un hombre puede acceder a una mujer siempre y cuando se le considere capacitado para mantener generosamente a todos los integrantes de su familia, por lo que la convivencia común tiene que estar bien establecida y consensuada.

Lo estricto de sus reglas morales hace que las mujeres no puedan casarse sin el consentimiento previo de ambos padres. Muchas mujeres a pesar de esos consentimientos previos y de la libertad que se les otorga, no tienen relaciones con su hombre, hasta que no están cumplidos todos los ritos del matrimonio. El divorcio, aunque aprobado, es muy raro dentro de la cultura Asante, pues es un deber de los padres de ambos conyugues el preservar ese matrimonio y se ven obligados también de armonizar en los conflictos.
RELIGIÓN La religión Asante es una mezcla de creencias en poderes espirituales y sobrenaturales. Creen que las plantas, los árboles y los animales tienen alma. Creen en entes del bosque, como hadas, brujas o monstruos. Dentro de esa variedad de creencias y fundamental, es la que implica a los antepasados y sus espíritus. El Ser Supremo es Nyame, y los dioses mayores, Abosom, considerados hijos de Nyame y poseedores de parte de su tumi, poder.
Practican muchos ritos, pare el matrimonio antes mencionado, el nacimiento, la pubertad y la muerte entre otros.

El Asantehene Kwau Nkwatia, sentado junto a sus asistentes que sostenienen sus akrafena, espadas y otros simbolos reales, en Kumasi. En foto datada en 1880. Se pueden observar, colgando, los ricos tejidos de su regalía.
El Taburete de Oro o Sika Dwa Kofi encarna el Sumsum o alma del pueblo Asante, lo ostenta el rey, es sagrado y su máximo emblema, estando sumamente protegido y solo expuesto en contadas ocasiones. Nunca nadie se ha sentado en él, ni ha estado en contacto directo con el suelo desde que “llegó”, y cuando se recoge y guarda siempre se deposita sobre una piel de leopardo. Representa a los antepasados, el bienestar general y a la nación Asante.
En 1886, ante un conflicto que les causó numerosos daños y sacrificios y viendo su seguridad amenazada, en lugar de recurrir a una guerra en la que temían ser derrotados y ante el riesgo de perder el taburete, prefirieron entregar a su rey Prempeh I, para que fuera deportado. Consideraron que la pérdida de un rey es un daño menor en comparación con la pérdida de su Taburete de Oro.
MITOS “Los hombres vivían con Dios, pero un día las mujeres, molestas con su constante presencia, le pidieron que se alejase, cosa que hizo ofendido, dejando al mundo en poder de los espíritus”. Tiempo después, lo Invisible, envió una cabra con un mensaje: “Existe algo que se llama muerte, owu, un día esta os matará a alguno de vosotros, sin embargo no os perderéis por completo y vendréis junto a mí en el cielo”.
Partió la cabra pero encontró una mata y se paró a comer. Percibiéndolo Dios, envió un segundo mensajero, el cordero. Este llegó rápido pero olvidó el mensaje, modificando el sentido de la mortalidad, no obstante habiendo llegado el primero con su recado comunicó lo que pensaba a los hombres. Cuando al fin llegó la cabra, nadie la creyó, pues ya habían aceptado la palabra del cordero” El animal rápido es portador de la muerte, el lento de la vida. – D. Zahan. Religión, spiritualité et pensé africaines. pag.74.
Ananse, la araña, es un astuto personaje no solo para los Asante o el África Occidental, pues los Zande, del Sudán, relatan un cuento parecido aunque ellos la llaman Ture. Ananse pues, le pregunta al dios del cielo Onyankopon o Nyame, si le dona o acaso vende, las historias y leyendas que le hacen tan famoso y Dios le pregunta: “¿Que te hace pensar qué puedas sacar tu conociendo mis memorias? Si se las he negado a los más poderosos, cómo no a ti, que eres insignificante” Pero Anansi insiste y le dice que le ponga un precio. Entonces Onyankopon le dice que le traiga a Onini, la pitón, a Osebo, el leopardo, a Mmboro, el enjambre de avispas y a Mmoatia el espíritu. Criaturas que a todas luces parecen imposibles de ser atrapadas por ella. Pero Anansi ayudado por su esposa, consigue atrapar a todos ellos e incluye a su madre en el lote. El Dios del cielo, impresionado, le da su bendición, cede sus historias y le nombra su portavoz. Desde entonces todos los relatos antiguos son, ‘Historias de la araña’. Ananse destaca entre los personajes míticos Asante; pues se dice es hijo de Nyame, Dios y esposo de Asase Ya, diosa de la tierra y la fertilidad. Ananse, más conocido como ‘La Araña’, es un intermediario entre Nyame y los seres vivos de la tierra. Él es el responsable de traer la lluvia, pero también a su vez de controlar los límites de los ríos y océanos durante las inundaciones tras la época de lluvia. Ananse, a veces, es considerado como el creador del sol, de la luna y de las estrellas, así como quién instituyó la sucesión del día y de la noche. También se cree que él creó el primer hombre, a quien Nyame insufló la vida. Se dice que él enseñó a la humanidad cómo sembrar el grano y cómo utilizar herramientas en los campos. Su carácter de astuto, habilidoso y dominador de todo tipo de tretas y trucos hace de él uno de los personajes más populares de la mitología asante. Se hizo nombrar como el primer rey de los seres humanos e intentó casarse con una hija de Nyame, por quien fue rechazado. Ananse tiene que ver con los rituales que se efectúan, a la salida de los cazadores, cuando se penetra en el bosque o simplemente en el interior de las casas, donde se mira, aprecia y consulta la forma y urdimbre de las telas de araña.

Foto de dos jefes asante de alto rango con sus recién adquiridos fusiles de chispa. Abajo sobre dos dignatarios sus Taburetes. Entre ellos se pueden observar a su okra y a portadores de la akrafena o espada ritual, incluso a la izquierda uno con una doble y los tambores parlantes fontamfrom.
ORÍGENES Desde hace décadas, se sabe que el hombre ocupa desde tiempos inmemoriales la región central de la actual Ghana, cuna de la civilización akan, al menos desde el mesolítico. En el neolítico, a mediados del segundo milenio aC., se encuentran restos de sociedades agricolas como los buobini, kintampo y ntereso, y las excavaciones han mostrado la presencia de escorias y otros residuos de fundiciones de hierro, que datan de principios del primer milenio antes de nuestra era. Merrick Posnansky menciona un mito recogido en la región de Begho y en los estados vecinos de Bono, Manso y Wechi, que habla de que los ancestros iniciadores de la cultura Kintampo, surgieron de las cuevas y subterraneos del suelo. Estas leyendas han sido refrendadas por los trabajos arqueológicos llevados a cabo en dichos sitios, aunque queda pendiente certificar si estos restos corresponden realmente a los primeros akan, sobre lo que no hay un consenso entre los arqueólogos y de lo que Posnansky piensa que no.
Recientemente y siguiendo tradiciones orales que sí hablan del origen asante, Peter y Amma Shinnie, han realizado excavaciones en sitios como Asantemanso, Anyinam, Esiease y Adansemanso asociados a la historia asante. Rechazando como ‘fantasiosas hipótesis de incrédulos autores europeos’, las que sitúan el origen de los akan en el norte, sorprendidos por la sofistificación de su cultura y socializacón, y de los que de sus trabajos, extraigo este comentario: « Lo que encontramos en las muestras del carbono 14 nos dieron suficientes dataciones, que dejan claro que hace mucho tiempo que la gente vivía en Asantemanso. Las datas muestran que desde el año 1000 aC., hasta hoy, los asante o personas que vivían en ese área, compartieron una historia mucho mas dilatada de lo que hasta ahora se pensaba. En cualquier caso, los datos arqueológicos destacan dos puntos importantes, como son la edad de asentamiento en la región y la presencia de grandes ‘centros urbanos’ densamente poblados como el de Asantemanso ». Si Adansi es considerada la cuna de la civilización Akan, el sitio de Asantemanso es visto por los akan como el de la nación Asante.
Rattray en 1929, señalaba que las gentes de clanes akan del bosque no se encontraban entre los que provenían de la sabana, poniendo como ejemplo a los Bron de Takyman, que él describe como Bron puros, autenticos. Es algo recurrente entre las tradiciones orales de los clanes fundadores de la Confederación Asante, que confirman esta antigua segregacion en los centros urbanos : « … sus divisiones exógamas parecen basadas en un modelo completamnete diferente. En Takyman uno no pregunta « ¿Pertenece usted al odioso, nefasto o mal encarado clan de…? ¿En qué calle, abrono, vive ? »
Allí, tales divisiones exogámicas parecen existir tan sólo en los pueblos y ciudades ».
Pero no sólo se produce esto en Takyman, también localidades como Wenchi, Mampón, Kumawu, Asantemanso o Kumase, ciudades estado que la tradición oral nombra como las primeras de los akan, manifiestan esta situación. Además, muchos de ellos no están en el país Bron pero sí se encuentran entre los miembros fundadores de la Confederación Asante como Asantemanso, Wenchi, Mampon o Kumawu. La organización en calles o vecindarios no es una prerrogativa de los Bron y podría tener origen en un sistema matrilineal. De hecho, este modelo de organización urbana se remonta a un tiempo histórico que precede al surgimiento de la Confederación; lo que equivale a definirlo como previo a la creaccón de Kumase y la asunción del poder por el clan Oyoko. Esto, que puede resultar una conclusión precipitada, topa con la reiteración de varias tradiciones orales por encima de datos de otro tipo que lo confirmen, lo que puede sugerir que sea cierto o que la pretensión dede el inicio fuera facilitar la unión de las diferentes ciudades bajo el liderazgo de Kumase. Tampoco hay confirmación arqueológica o de otro tipo, aunque la mayoría de autores atribuyen la cualidad de ciudades estado a estos enclaves, aceptando lo afirmado por el historiador ghanés Adu Boahen sin plantearse otra alternativa. Lo que dificulta tal información es precisar qué entendía Adu Boahen como ciudad estado y la genealogía de la palabra que para esto utiliza, omán, en plural aman, en idioma twi asante: palabra polisémica pues lo mismo significa ‘nación, estado, que pueblo’, de tal manera que asanteman, asante+oman, lo mismo puede significar pueblo asante que Nación Asante. Los antiguos territorios como Mampón, Kokofu o Juaben son el Amanto o estado antiguo, y el término aman nnum o aman piesie nnum, significa los cinco antepasados primigenios, engloba a los cinco estados asante originales, a saber : Bakwai, Juaben, Kokofu, Mampón y Nsuta. Aclarar que el término ciudad estado resulta de la simbíosis de urbe o ciudad, más entidad política. El reino de los Asante ha dado lugar a elaboradas teorías y discusiones sobre la cuestión del origen del estado en el África subsahariana y los factores que habrían favorecido su implantación. Una de las cuestiones más importantes fue comprender cómo una sociedad tipo linaje matrilineal podría haber generado un poder estatal centralizado. Es preciso volver a Rattray, porque sin duda es el primero en haber destacado las relaciones aparentemente paradójicas entre la territorialidad y la esfera del parentesco. Rattray defiende que : « Es la familia y no el rey, clan, tribu o individuo, quien está en el corazón del sistema social Asante. La familia se había expandido formando el clan, que a su vez se había sumado al resto de familias-clanes formando la tribu y esta al final se subordinaba a un único jefe, el rey, creando el concepto de nación »
Hoy en día esto se cuestiona y se argumenta que tal vez a quedado desactualizado no aceptando que sólo sea una perspectiva evolutiva. Pero continuando con Rattray, él dice que : « Las normas que impone el jefe de familia, o fie wura, prohibiciones, restricciones u obligaciones morales, paulatinamente se convierten en leyes y deberes, ampliamente aceptados y observados por los distintos grupos territoriales ».
Esta idea deja clara la culminación de un proceso evolutivo enraizado en la familia; la costumbre que rige el buen funcionamiento de la familia se extrapola adecuadamente al Estado, el Omán que la impone como ley.
En un principio la zona estaba poblada por grupos territoriales independientes entre sí, dominados en conjunto por el Reino Denkyra, hasta que en 1701 estos pierden su hegemonía en la batalla de Feyiase. Sólo grupos como los de Essumegya, Juaben, Kumawu, Kumase, Mampon y Offinso tenían entidad suficiente como para ser considerados Amanto, pueblos, formados por grupos consolidados de clanes.
Esta sensacion de sentido común que nos da lo relatado hasta aquí, y tan similar a lo que sucedía en cualquier otro lugar del mundo por la misma época, queda acrecentada por la actuación de los asante tras su triunfo en la batalla de Feyiase y el control del poder por Oyoko, por lo que Rattray quiere reafirmar esto diciendo que: « …el rey mantenía la misma relación con el gran Amanhene, el jefe o rey de un conjunto de amantos, ya que previamente se había tenido que enfrentar y convencer a sus subjefes, con estos subjefes a los jefes de aldea, con los jefes de aldea a los jefes de familia, mientras la familia inquiere a sus respectivos jefes familiares »
Está bien documentado que entre los siglos XIV al XVIII, individuos del pueblo akan se establecieron en esta región por causa del oro encontrado, hoy son cerca de 16, dieciséis millones de akan. De la matríz akan, surgieron grupos como los akuapem, akyé, anyi, aowin, asante, baulé, ebrié, fante y kwahu entre otros. Es un pueblo de idioma propio, el akan aunque esta dividido en varios dialectos, algunos de ellos son: abron, agona, ahafo, akyem bosome, akuapem, asante, asen, basa, dankyira, fante y kwawu. Siendo que dentro de estos, los dialectos asante y akuapem son conocidos como twi.
Pero la historia del esplendor de este pueblo empieza durante los siglos XV y XVI con la llegada de varios comerciantes al país Akan que llegaban procedentes del imperio Songhay y otros de las ciudades Hausa.
Songhay era un imperio que estaba instalado en la hoy República de Malí y las ciudades Hausa estaban ubicadas en la actual Nigeria. Lo que atraía a muchos de estos comerciantes, eran las noticias sobre la cantidad de oro encontrada en la región. Hasta los europeos escucharon hablar de esta zona y es por esto que denominaron lo que es hoy Ghana , Togo y Benín como Costa del Oro. Tanto que los portugueses no perdieron tiempo y en 1482 se instalan en estas costas, para hacer negocios con este pueblo. En esta época del apogeo como gran nación de los Akan, rica en el mineral amarillo, los grandes dignatarios usaban el oro para comprar esclavos a los comerciantes africanos e incluso a los europeos. Fue por medio del trabajo de estos hombres que la producción de las minas de oro aumentó, así como aumentó la zona cultivable, debido a los trabajos de limpieza de los bosques y desbrozado de campos, realizados por estos esclavos.
Uno de los expertos en el asunto de la historia y cronología de los akan, el profesor Ivor Wilks sugiere que cuando los europeos empiezan a dominarlos para usarlos como esclavos, es cuando los akan pasan a tener una cultura de caza y recolección. Los extranjeros no valoraron los favores comerciales y los ventajosos tratos que tuvieron anteriormente con este pueblo, y en cuanto fue posible entraron en acción y los dominaron, instalando un importante puerto y convirtiendose ellos en los principales proveedores de esclavos. De comerciantes de oro, los akan pasaron a cultivar productos agrícolas para mantenerse, como plátano, ñame y arroz. Y más tarde, productos agrícolas provenientes de las Américas como el maíz y la yuca.
El cambio de trabajo de los akan, propició un rápido crecimiento de la población que acudía como mano de obra agrícola. En contrapartida, la situación y el desarreglo causado por la influencia externa, motivó la creación de varios estados libres en el territorio de la nación en ese siglo. Pero los que tenían el poder en las manos no permitieron esto, los comerciantes de oro y los productores, agrupados, avanzaron armados, conquistando estos pequeños estados y anexionándolos al suyo. Por ejemplo en el siglo XVI el antiguo imperio tenía 38 pequeños estados, pero la ambición de los aman, plural de omán, los jefes de clan de algunas ciudades en el siglo XVII, limitó esto a un mínimo grupo de estados que se fueron aglutinando y en el siglo XVIII ya era nuevamente un nuevo y único reino, el reino Asante. La anexión de los estados en el siglo XVI empieza con el levantamiento armado del estado Denkyira entre 1650 y 1670 en busca del oro del estado Akan. Las guerras entre ambos bandos llevaron a muchos de los akan a huir refugiándose en los bosques, temerosos de que los grupos armados invadieran, saquearan y pusieran todo debajo de su escabel. Dentro de estos refugiados y entre otros, estaba el clan asante de Oyoko que habían fundado y asentado en Kumase. Dentro de su avance, los guerreros Denkyira, llegan a Kumase donde topan con este pequeño estado. Los Oyoko, viendo su indefensión y antes de hacer una afrenta a los enemigos, se dan por vencidos y aceptan un acuerdo de tregua. De manera que pagan tributo, y cierran un acuerdo donde un alto miembro de la élite asante, se desplace “como invitado” a vivir en la corte de Denkyira como sirviente, el jefe Kumase escoge a su sobrino Osei Tutu. Osei Tutu, de recio carácter, desempeñó su papel en la corte de Denkyira, con tal eficiencia, que gana la confianza de sus captores, hasta el punto en que ocupa el puesto de general en el ejército de sus amos desempeñándose con gran eficacia; eso, hasta un momento en que se niega a entregar los botines de guerra dado que entre ellos se encuentran cautivos akan. Para evitar represalias, huye a su antiguo estado, a Kumase y cuando su tío, el jefe de Kumase muere, cerca del año de 1680, Osei Tutu, su sobrino, es elegido jefe y sucesor. Estratégicamente y antes de sufrir un ataque de los enemigos, Osei Tutu extiende su autoridad y mando en un radio de 80 km alrededor de Kumase, sometiendo bajo su mando, a todas las comunidades independientes, al término de esto desafía el poder de los Denkyira. En estas guerras de 1699 hasta 1701 entre las dos grandes y poderosas naciones, los Denkyira fueron finalmente derrotados, en la feroz batalla de Feyiase, en la que los guerreros de Kumasi fueron trascendentalmente más valerosos en sus ofensivas. Debido a esto el rey y los numerosos jefes Denkyira tuvieron que reconocer y prestar obediencia al rey de los Kumase, su anterior esclavo Osei Tutu. Quedó a partir de ese momento, creado el estado Asante y Osei Tutu consigue aumentar el comercio de oro e intenta reducir la dependencia de las importaciones europeas, creando destilerías e industrias de tejido. Después de su muerte, hacia el año 1750, el reino estaba reforzado y extendido hasta el interior de la Costa del Oro y la sabana del norte de Ghana. Contaban en ese momento con un reino de 160.000 km. cuadrados y con una población de casi tres millones de personas. Con su percepción habitual, Rattray 1929. 1956:64, observa: “… tenemos aquí un problema de considerable interés para los estudiosos de la historia de Gold Coast”. Y presenta dos hipótesis: O bien los Bron, Fanti y Asante son del mismo origen, y es después de su partida hacia el sur que los dos últimos grupos habrían adoptado el sistema de matríclanes, posiblemente en contacto con otra cultura; o los Asante son invasores, extranjeros y los mitos de origen tendrían como objetivo legitimar una apropiación del territorio y consecuentemente del poder político, un dilema como vemos.
Sí es patente que internamente el reino Asante también tuvo sus desarrollos, las estructuras administrativas asimilan los organizados sistemas de los denkyra; los gobernantes y jefes de los pueblos metropolitanos y el Concejo de Herederos del Trono de la corona eran pertenecientes al clan Oyoko y como pago de la consolidación tenían una gran autonomía. En cuanto a las regiones periféricas, estaban subordinadas, y obligadas a pagar tributo a los gobernantes Asante. Los distritos que estaban más distantes del reinado, poblados por etnias que no eran akan estaban obligados a enviar miles de esclavos anualmente a Kumase.
El rey controlaba todo el comercio, dirigido por agentes estatales, que formaban una verdadera y compleja burocracia, gobernando los más remotos territorios y recaudando los impuestos. Fue creado un ejército regular y una guardia de palacio, cuyos comandantes eran escogidos por el consejero del rey. Estaba, ya sí, formado un gran imperio estatal, de regimen monárquico.
No obstante, en el reinado siempre hubo rivalidades contrarias a la forma de gobierno, uno de estos eran los comerciantes, Opoku, que se oponían a la centralización del comercio. Estos, pensando que podían cambiar las cosas, levantan una revolución en 1748, teniendo que ser sometidos por los militares.
Algunos de los pueblos de alrededor de Kumase resistieron a la interferencia burocrática real.

El apogeo del imperio Asante no duró mucho tiempo, la ambición de pueblos externos que codiciaban el tesoro del reino aparecieron en el siglo XVIII.
Pero sobre todo eran los comerciantes británicos, que no querían estar sujetos a las propuestas comerciales del Asantehene o Rey y con ellos los hacendados y colonos que también deseaban acabar con el reinado Asante. Ellos planeaban controlar los pueblos de la costa y las rutas comerciales.
Pero el Asantehene, Osei Bonsu, no se entregó fácilmente, respondiendo a las hostilidades inglesas. Desde 1801 hasta 1824 el reinado permaneció en pie, con una sólida defensa ante los invasores. También Kumasi resistió el ataque inglés de 1824. Sin embargo el poderío del reino Asante no consiguió aguantar por mucho más tiempo y con la constante presión de los ingleses el reinado sucumbe en 1874. Gran parte de los tesoros artísticos, como su riqueza, fueron saqueados.
Hoy en día, su vida está y sigue motivada en sus antiguos proverbios que les aportan enseñanzas sobre cómo encarar la vida y cómo actuar con dignidad. Uno referente a los niños dice: “Si un niño no sale a su madre, sale a su padre”. Dando a entender lo importante que es para su sociedad, el que crezcan siendo educados por historias y leyendas que les son contadas en la medida que crecen. No están escritas en ninguno libro, pero los padres los tienen guardados en sus mentes porque sus padres hicieron lo mismo cuando apenas eran ellos una criatura. Viven por medio de sus tradiciones orales que dejan viva su cultura con la gran gama de sus historias y leyendas.
REGLAS SOCIALES Dentro de sus innumerables cuentos tomamos este que también tiene como protagonista al señor araña Kwaku Ananse. Ambicioso este por conseguir toda la sabiduría del mundo para sí, el señor Kwaku Ananse va en su busca por todos los rincones de la tierra para encontrarla. Como va encontrando retazos de ella, la va depositando en una olla para tenerla a buen recaudo y poder usarla después. Cuando finalmente piensa tener conseguida toda la sabiduría del mundo, decide colgar la olla en el alto de un frondoso árbol para ocultarla y que nadie más tenga acceso a tanta sabiduría. Dispuesto, se ata fuertemente la olla bajo su panza, luchando para poder llegar a lo alto del árbol. Con tanta dificultad como tenía, se ve de repente paralizado cuando su hijo primogénito, Ntikuma que llegaba por allí y le había visto esforzarse tanto, le grita bien alto para que escuche: “¡Pero padre! ¿A quién se le ocurre trepar a un árbol con una olla atada a la barriga? ¿Por qué no te la sujetas a la espalda y así podrás subir mejor?” Enojado por el razonamiento de su hijo, Ananse mira abajo y le contesta: “¿Cómo te atreves a enseñarme?”. Airado, pues se da cuenta que tanta sabiduría acumulada no le había servido de nada y que todavía le faltaba mucho por aprender y guardar en la olla, Ananse, ofuscado, se suelta la olla lanzándola indignado al suelo, donde se hace añicos, desparramando la sabiduría y permitiendo que los primeros que llegaron bajo el árbol fueran los que se hicieran más sabios. Moraleja de la historia, “nadie tiene el monopolio de la sabiduría”. Razonando, los akan concluyen con este proverbio: “Una sola cabeza no constituye una asamblea”.
En su aprendizaje además de los asertos morales y los modales, los jóvenes aprenden de sus padres el oficio de la agricultura para que en su futuro puedan ser autosuficientes y capaces de alimentar su propia casa. Entre otros conocimientos básicos, de aquella época, que se inculcaban a estos muchachos, estaban la caza, el sangrado de ciertas palmeras para la producción de vino de palma, la cestería y otras necesarias artesanías. También se contemplaban el proceso de tallar madera, así como reconocer hierbas y saber elaborar ungüentos medicinales con ellas.
En cuanto a las niñas y además de aprender también las reglas socio morales, aprendían las labores domésticas, como elaborar jabón, la alfarería, el hilado de algodón, la extracción de aceite vegetal y alguna otra cosa más por el estilo. Pero no se olvidaban de enseñarles a todos a contar con los dedos, y a ello sumar cantidades mayores ayudándose con piedras y trozos de palos.
En un funeral importante, vestidos todos para la ocasión, el Asantehene con sus consejeros y en el centro el portador de la espada, la akrafena con otro símbolo del poder real, el leopardo; luciendo el portador el característico tocado de oro y plumas.
Los funerales eran la ocasión propicia para que los jóvenes aprendieran poesía, que era recitada en homenaje del difunto. Eran cantadas durante las endechas, las luctuosas alabanzas relatadas musicalmente, junto a algunas de las historias tradicionales. Donde se podía también escuchar el lamento de los tambores parlantes, mientras otros danzaban.
Los niños desde bien pequeños aprenden a ser parte de la comunidad, no se les mantiene aislados, y cuando ya tienen la edad apropiada se les predispone a que participen con la comunidad.
La indisciplina de un niño no es solo deber de los padres el reprenderlo o castigarlo, sino de toda la comunidad. Para los akan es un deber de todos los adultos enseñar y reprender a los niños que se portan mal.
Los niños están atentos a su disciplina porque ya desde temprano son enseñados a respetar a los adultos y por esto entre otros, usan este proverbio: “Una señora mayor no es abuela solamente de una persona”. Y si por casualidad el niño se resistiera aceptar la disciplina de un adulto, se informa de inmediato a los padres para que la apliquen.
MISTICISMO ALEGORÍAS Nyame, engloba el concepto dios, pero recibe como en todas partes otras acepciones. En el panteón religioso de la comunidad uno es el dios todopoderoso. El nombre de ese dios omniscente es Onyankopɔn que significa ‘El Único que es Sublime’. Esta acepción de dios viene de la palabra onyame, dios a secas.
Todos los akan creen que Onyankopɔn es el dios todopoderoso, y para llegar hasta él ha dispuesto otros dioses, abosom, en singular oboson, encargados de solucionar conflictos en la tierra y que son como jefes inferiores. Tienen un proverbio para mostrar porqué los niños creen en dios: “Nadie le enseña a un niño a creer en Dios”. Pues para ellos es obvia su existencia. Muchos piensan en pasar a Dios por alto, pero los akan enseñan con otro proverbio lo errado de esto: “Por más que te ocultes, Dios siempre te ve”.
Como vemos, la vida de los asante, akan a fin de cuentas, esta regida por una serie de proverbios y uno, muy usado por los que viven en Ghana es: “Al hombre sabio no se le habla en prosa, sino con proverbios”. Refiriéndose a que el refrán adecuado nos hace pensar y razonar de la manera debida y nos ayuda actuar de la manera que corresponda.
Los refranes son usados en varias ocasiones en la vida de los akan, en las bodas, en los funerales, en la música folclórica o en las relaciones diplomáticas. Es la manera que usan para enseñar a los inexperimentados. En cualquier sociedad no es adecuado utilizar palabras malsonantes o gestos inadecuados y por esto los akan dicen: “Un traspié al hablar es peor que un traspié al caminar”. O sea, la lengua mal usada puede hacer mucho daño a una persona.
Pero las palabras también puede ser usada con fines conciliadores: “En presencia de la lengua, los dientes no discuten”. Aplicado en referencia a los desacuerdos que pueda haber entre una persona y otra, como en el matrimonio que puede arreglarse tranquilamente, y si no resuelve por completo, el buen uso de las palabras puede calmar los ánimos.
Para prevenir a las personas insensatas que acometen las cosas sin pensar primero: “Antes de provocar a una cobra, piensa en cómo escaparás de ella”.
Cuando los padres perciben una mala actitud de sus hijos son aconsejados de esta manera: “Si ves que un brote te puede sacar un ojo, arráncalo, no lo aguces”. Enseñando que los efectos de las malas tendencias deben ser cortadas desde las raíces, antes que se conviertan en un verdadero problema.
Hay algunos otros proverbios que para una persona que no forme parte de su comunidad quizá no pueda entenderlo y por eso hay que tener en cuenta un poco de su cultura. Por ejemplo, para los asante es de mala educación que una persona haga ademanes con la mano izquierda delante de otros, sobre todo si la persona es mayor que quien lo hace, de manera que, para disciplinar a tales personas que usan la mano izquierda, alguien mayor puede regañarle con este proverbio: “No señales con la izquierda el camino a tu pueblo”. En otras palabras valora lo que tienes, como tu origen, pueblo y comunidad. Otro refrán que se dice a los niños es: “El niño que aprende a lavarse las manos come con los mayores”. Dando referencia a una de sus costumbres, la de poner la comida de acuerdo con la edad, pero si un niño tiene buenos modales de higiene, educación y se comporta bien, puede comer en la mesa junto con los mayores, al lado de su padre y otros adultos. En cuanto a los jóvenes que llegan a la edad del matrimonio, pueden escuchar de uno de los ancianos: “El matrimonio no es como el vino de palma, que puede probarse”. Esto es porque los vendedores de esta especie de vino ofrecen normalmente a sus clientes un trago para que pueda decidir cuánto va a comprar. Ahora en cuanto al matrimonio según sus tradiciones no se puede probar, debe estar seguro de esto y no tiene vuelta.
Los asante son óptimos observadores de lo que les rodea en la naturaleza, de las cosas, de las personas y de su cultura y crean sus dichos basado en esto. Por ejemplo es posible que un akan observara el comportamiento de las gallinas hacia sus polluelos y por esto dijo: “El pollito que permanece cerca de su madre se queda con la pata del saltamontes”. Queriendo enseñar que a la hora de compartir algo bueno se olvida fácilmente a quien se aísla.
Y al ver una rana muerta alguien puede decir: “No se sabe cuán larga es la rana hasta que muere”. Esto se le dice a aquel que no valora a un amigo, un pariente o esa persona que siempre está dispuesta a ayudar. Y quien escucha ese proverbio, sabe que aunque no esté presente, alguien se percata de su valía.

Es cierto que la implantación de todas las iglesias cristianas, anglicanas y católicas particularmente, y dada la capacidad de sus recursos, ver la foto, están transformando mucho de la impronta social y moral de este pueblo, llevándoles a conceptos globalizadores, pero no obstante, lo coherente de sus normas no choca, sino que suma; y de esta manera ese respeto que mantienen por los suyos y lo suyo, es palpable aún estando en occidente, al ver como estos muchachos en los colegios de su nueva diáspora, muestran un respeto inusual entre los demás, y admirable el ahínco que ponen en aprender y su entusiasmo, pero sin olvidar sus orígenes y socialización.
Son tan representativos los proverbios en la vida de la comunidad akan que esto se torna un arte por medio de los simbolismos que han creado. Muchos de los akan transforman sus dichos en símbolos que incorporan en tallas de madera, bastones, pesas de oro y tejidos tradicionales y en los modernos estampados de algunas telas.
Por ejemplo en Ghana podemos ver un símbolo tallado de “un hombre trepando a un árbol mientras otro le ayuda”. Este símbolo personifica el dicho: “Trata de subirte a un buen árbol y verás cómo alguien te echa una mano”. Porque si perseguimos objetivos que merezcan la pena, probablemente habrá quien nos apoye.
Para consolar en los funerales colocan en un textil el símbolo de una escalera, queriendo decir que: “Por la escalera de la muerte no sube sólo un hombre”. Enseñando que todos debemos ser humildes y no vivir la vida como si nunca se fuese a morir.
Los jefes tribales de los akan siempre tienen un bastón en su mano, principalmente en momentos que tiene que dar un gran mensaje para la comunidad. En estos bastones siempre tiene sujeto un símbolo, por ejemplo de un ave que sujete entre sus garras la cabeza de una serpiente. Esto representa el proverbio: “Si tomas a la serpiente por la cabeza, el resto no es más que cuerda”. Pasando el mensaje de que es mejor ser valiente y afrontar los problemas con decisión, directamente.
Lo mismo pasa con el hecho de su religiosidad en la que por medio de símbolos reflejan su creencia en Dios, sus actitudes hacia Él y su Creación, así como la relación entre el pueblo akan con su Dios Creador. Es parte de sus creencias reconocer a las personas como influyentes positiva o negativamente en el universo. Creen que ese universo es una creación natural a la que el Creador, dotó de caracter social. Manifestandose la parte social en las cosas hechas por los hombres. Creen que el universo humano se desarrolla y evoluciona mediante tres estadios, por los que están muertos, los que viven y los que nacerán. Su dios es un dios que creó la vida y con ella la muerte y para mantener esa dualidad activa, en la que de por medio está la evolución del ser, cuenta con un antídoto contra el veneno de la muerte, de manera que quien cuente con él vuelve una y otra vez como un ser inmortal y mejorado. Para ellos el Ser Supremo pone en la parte espiritual de las personas un alma y con ella es posible tener vida. Esta alma que es puesta en los cuerpos humanos nunca perece, pues su destino es reencarnarse.
Ejemplo de ello es el concepto del okra, que desde nuestra percepción puede verse exagerado, ese niño pequeño que se sienta a los pies del rey, es su Okra, es decir, su alma.
Protegido por fetiches, el Okra juega un papel decisivo como escudo humano, defiende al rey de los espíritus del mal, la enfermedad y la muerte. El rey es la Nación y como tal nunca debe ser herido ni caer enfermo, de lo contrario la Nación lo sufrirá. El Okra es el encargado de desviar todo lo malévolo sobre si mismo y si su señor muere el lo hará con y por su señor. Durante las batallas, el Okra hacía sonar unas campanas pequeñas suspendidas de su cuello, para advertir de la presencia del rey y de estimular la valentía de los guerreros. Si el rey no quería atraer la atención del enemigo que iba tras él, y mandaba acallar las campanas, corría el riesgo de que sus soldados interpretaran esto como una deserción y abandonaran la batalla.
Cada alma de difunto aparece en un día de semana diferente, todos los niños nacidos en lunes reciben el nombre de Kojo y cuando es niña de Adjoa porque este es el nombre del alma que aparece en este día de la semana.
Son tantos los proverbios existentes en la vida de los akan, que con ellos se enseña y educa de la mejor manera posible. Y es tan importante en la vida de los akan que la persona que lo emplea erróneamente en un momento no propicio, puede causar una impresión desfavorable en sus oyentes. En Ghana los ancianos son considerados como portadores de la sabiduria de los proverbios y por esto antes de usarlo en cada momento se dice: “Y como nos dicen nuestros mayores…”. Y cuando el interlocutor es menor que la persona con quien habla dice: “Como dicen ustedes, los ancianos…”; no dando la sensación de que enseña a las personas mayores, por constituir una falta de respeto en las sociedades akan. Son tantos los proverbios guardados en las mentes del pueblo que es difícil no decir uno, de manera que una persona humilde y dócil puede decir: “Si fuera solo por el caracol y la tortuga, no habría disparos en el monte”. Esto porque en su cultura el caracol y la tortuga son vistos como animales mansos y lentos. Pero si al encontrarnos con un akan le pedimos que nos diga algunos refranes, posiblemente nos conteste: “Para soñar hay que dormir”. Queriendo decir que no se puede usar los proverbios en cualquier momento, lo mismo que para soñar es necesario estar durmiendo. Afirmando de esta manera que los proverbios son efectivos en la circunstancia propicia para educar a la persona en el camino correcto.
Altar o sakawa
La filosofía de los akan está basada en tres fundamentos, okra, sunsum y honam. – El okra es traducido en nuestro idioma como alma, porque constituye parte del Ser Supremo; es anterior a la existencia del cuerpo de la persona y vive después de su muerte Esta es perceptible gracias al honhom, la respiración. – El sunsum es como el espíritu de la persona, diferente del okra. El sunsum puede salir de los cuerpos durante los sueños y entrar en contacto con otros sunsum. El okra no puede dejar a la persona cuando esta duerme, pues se demuestra con su honhon – El honam es el cuerpo físico de cada ser viviente.
En momentos en que una persona se pone enferma, los motivos pueden tener causas físicas que afectan al honam o causas espirituales que afectan al sunsum y se manifiesta físicamente en el honam. En el caso que este enfermo por causas que afecten al sunsum no habrá como acabar con la enfermedad física si no cura primero sus causas espirituales.
UBICACIÓN

Algunas teorías mantienen que los asante descienden de los abisinios, y que fueron empujados hacia el sur por las fuerzas egipcias. Pero esto parece más una teoría que una realidad.
Ya hemos visto que Kumasi se fundó sobre 1680 siendo ya antes un enclave de caminos; el eje de comunicación donde confluían las rutas comerciales transaharianas. Una encrucijada estratégica que contribuyó significativamente a su creciente riqueza. Su existencia concitó la llegada de todo tipo de viajeros, como comerciantes, aventureros, maestros en busca de conocimiento y o de alumnos, ávidos de poseerla, así como guerreros perdidos buscando donde perderse. Originariamente y allá por el siglo XV, era lo que nosotros diríamos una casa de postas o más propio una fonda. Parece ser que dicha fonda y casa de postas derivo en mercado y cierre de tratos, donde se fueron adosando otras estancias para albergar a la cada vez más nutrida turba que llegaba.
Esto más o menos parece ser que se encontró Osei Kofi Tutu y que convirtió en su capital. Él, y hablamos del siglo XVI, controló y convenció a todos aquellos que residían en un radio de 80 kilómetros a la redonda, cinco a seis días a caballo tan solo para ir de punta a punta, dándoles un carácter e identidad y creando el germen del Imperio Asante. Los límites territoriales de lo conocido como Reino Asante se hayan entre el lago Bosumtwi, primer asentamiento humano de la zona según los trabajos arqueológicos y único lago natural de Ghana formado en el cráter de un antiguo volcán y limitan al este con el Lago Volta, en la parte central de la actual Ghana. El territorio es densamente boscoso, con enclaves de media montaña y todo él mayoritariamente fértil. Para explicar, cómo los asante concebían sus pueblos y ciudades y por encima de todas Kumase, retomemos a Rattray y su metáfora sobre los círculos concéntricos de lealtad, al observar el sistema piramidal en que la familia o fie, constituye el núcleo o círculo central y en cada siguiente escalón se encuentran los mismos principios de organizacion y funcionalidad que en la regla asante, Ratttray dice: « El Asantehene ocupa una posición similar al de jefe de familia, convirtiendose este en el prototipo de los primeros ». Lo que se corresponde con esa equivalencia de círculos concéntricos de autoridad que van de la unidad más pequeña, la fie o familia, hasta el Estado u Omán, a la cabeza del cual está situado el Asantehene. Rattray incide en esto y escribe : «El jefe de familia, el fie wura, controla los activos de su unidad doméstica, en lugar del abusuahene que controla las propiedades de todo el grupo de parentesco o abusua.
La tendencia era que el jefe de ese grupo, el jefe de la familia, ejerciera su autoridad cada vez más sobre una base territorial que de parentesco. Esta clase de individuo siempre tiende a fusionarse, en el sentido moderno, con el jefe de clan. Parecía imposible que estos fie wura, jefes de familia, pudieran funcionar como jefes de clanes ».
En opinión de Rattray, el cabeza de familia podría convertirse en líder político si tan solo acentuara sus prerrogativas sobre la tierra, en detrimento de aquellos que ejerce sobre los miembros de su familia. Si los componentes de su familia no están satisfechos, pueden irse a otro lado ; pero la tierra es un poder estable, quien tiene el control sobre ella y por tanto es responsable de su distribución, puede establecer y fortalecer su autoridad.
Para Rattray, es precisamente esta situación la que habría dado origen a la jefatura y, lógicamente, considera que el líder, en el sentido de ser el titular de la autoridad política, ya no puede ser el líder del clan. Él saca las siguientes conclusiones: « El pequeño estado siempre se ha enfrentado a la naturaleza de la organización que siempre ha socavado insidiosamente su autoridad, al colocar a alguien fuera de su jurisdicción. Por lo tanto, solo podría defenderse lanzando un círculo cada vez más amplio para abrazar las lealtades que se le perdieron en el funcionamiento de la antigua organización tribal, que había sobrevivido en todas partes … ». Rattray señala aquí las contradicciones engendradas por las demandas de parentesco y las de territorialidad. La regla de residencia virilocal hace vivir en el mismo hogar a individuos que tienen diferentes lealtades según los clanes a los que pertenecen. Por lo tanto, sólo los deberes y obligaciones de pertenecer a un clan, pueden trascender los límites territoriales de los estados, mientras que todos los demás, se ejercen precisamente dentro de estos límites. Si la familia proporciona el modelo que estructurará la organización posterior del Reino Asante, la coexistencia de un sistema matrilineal dominante con virilocalidad, régimen disarmónico, introduce una contradicción que el poder central tratará de resolver ubicando en el corazón de su dispositivo, más control de territorialidad y ya no de parentesco. En otras palabras, la Confederación Asante, heredera de una ideología y un orden familiar, se habría erigido tanto a favor como en contra de ella.
Recordar de todo lo anterior, primero la antigüedad del asentamiento en la región y la presencia de ciudades en los alrededores del año 1000 dC,, cuya población parece excedía con creces a las de los estados o reinos de los siglos XVII al XIX.
Como segundo punto la existencia de un modelo de barrios o calles, anterior al de los asante, que parece responder a otra lógica y cuya memoria permanece, pero de la que casi nada se sabe. Además de todo esto las disquisiciones sobre el control y la organización del territorio y la ciudad; el modelo urbano y su orígen, son abordados por la mayoría de autores, e incluso por los mismos asante, al relacionarlos u oponerlos a la esfera del parentesco. Finalmente, la idea del círculo como un modelo descriptivo o explicativo de la organización territorial y del sistema de parentesco, despierta un interés particular, pero esto lo veremos al examinar a continuación, en otro apartado exprofeso, las consideraciones asante al respecto.
Los ingresos económicos actuales del estado se derivan principalmente del comercio de lingotes de oro, cacao, nueces de cola y agricultura; gran parte del bosque también ha sido talado para plantar mandioca, maíz y ñames.
Hay dos estaciones: la temporada de lluvias, de abril a noviembre y la estación seca, de diciembre a marzo, esta es extremada. La temperatura es calurosa durante todo el año.
A fecha de hoy, mediados del 2014, la población dentro de la Región Asante se apróxima a los cuatro, 4 millones de habitantes. La población total de los Asante actualmente supera los once, 11 millones de personas. La mayoría habla su idioma, el asante, comúnmente conocido como Asante Twi, integrante de los idiomas Tano Central, de las lenguas Kwa.
El lago Bosumtwi, como hemos dicho, es el lago natural más grande de Ghana, se encuentra a unos 32 kilómetros al sureste de Kumasi. Los Asante creen que las almas de sus muertos vienen al lago para despedirse de un dios que habita en él llamado Twi, palabra que da nombre a su idioma y que también significa lo interior o profundo. Una teoría dice que un gran meteorito formó el lago. Otra, que es el cráter de un volcán extinto. No es teoría sino certeza, que en sus alrededores surgieron los primeros asentamientos humanos en la zona.
Los asante están básicamente ubicados en las regiones de Ashanti y Brong Ahafo en Ghana. La metrópoli de Kumasi, capital asante, también ha sido como estamos viendo, la capital histórica del Reino Asante.
Los Asante casi siempre se definen como gente del bosque. Son los conquistadores del bosque, el reino del bosque, el oro de las minas del bosque. Podemos reflexionar sobre la noción gente del bosque y qué implica. Pero desde luego ellos, los akan en general, no rehuyen respuestas al respecto. Los del bosque no viven en lo mas intrincado sino en zonas despejadas, puesto que son conscientes de que el bosque encierra un ambiente hostil pero que se debe proteger. Y proteger algo es atribuirle neutralidad. Visto desde fuera, el bosque parece un muro impenetrable, y si se penetra, la visibilidad se reduce a unos pocos metros. Ciertamente es una gran despensa pero no el lugar más apropiado para crear ciudades.
No fue una empresa fácil adaptarse a este ambiente, e Ivor Wilks comenta que para despejar una hectárea de bosque virgen en el siglo XVIII, en las que calcula 1.250 toneladas de vegetación, se necesitaban no menos de 500 hombres cada día. No sólo era talar árboles, sino también desbrozarlos, cortarlos y evacuar todo residuo, lo que en ese ambiente y los medios con que se contaba propiciaba numerosos accidentes. Y la fuerza de la naturaleza necesita de un control permanente que obliga a un sobreesfuerzo que mantenga a raya al bosque y no devore a las frágiles granjas. Es sin embargo en este contexto, gentes del bosque y urbanas que se aúnan, creando el poderoso Reino Asante.
El bosque y el essart, tierra despejada y explotada, forman un ente de contrastes opuestos y a la vez complementarios. Un pueblo es akuraa en singular y nkuraa plural; su tamaño e historia lo distinguen de una ciudad, kuro, plural nkuro. Akuraa por tanto designa una aldea, pueblo o granja compuesta de una familia y sus dependientes como los cónyuges de los hijos y sus descendientes y que tomaba el nombre del jefe de familia o maestro. Establecido y reconocido legalmente el Akuraa, atraía a otras personas que se sumaban sin mayor dificultad, y el varón de más edad por línea materna se convertía en líder o jefe de aldea, odekuro u odriko, en plural adekurofoo, siendo estos personajes los responsables ante los jefes de superiores administraciones, jefes que entre otras cosas se ocupaban de confirmar la elección, o de designar a otro, aunque respetando siempre las reglas de matrilinealidad. La diferencia fundamental entre un akuraa y un kuro, pueblo y ciudad, radica en que en un kuro, la autoridad recae en una serie de gobernantes oficiales designados, pero nunca en un odekuro. Los aldeanos son nkuraasefoo, término peyorativo que referencia a un hombre de campo que no conoce la ciudad.
Los kumasefoo o habitantes de Kumase, consideran al nkuraasefoo despectivamente, denominando también con ese término y como normal, a los desastrados o andrajosos o cualquiera que no sea residente de la capital asante; el nkuraasefoo es para ellos, gente del bosque, patanes, vulgares.
En Kumase radica el Palacio de Manhyia, la sede del Rey de los Asante y los miembros de la familia real se encuentra en la parte norte de la ciudad. El Palacio tiene un patio y un tribunal donde los asuntos relacionados con la constitución y las costumbres se deliberan con el Consejo Tradicional. Los visitantes pueden obtener un a buena idea de la democracia tradicional africana, que todavía está muy presente en las costumbres de las personas cuando visitan el patio. Las reuniones están abiertas al público
Palacio de Manhyia
Una de las exhibiciones más interesantes del lugar, es en la que cómicamente muestran el suceso del falso taburete dorado, utilizado para engañar a los británicos, quienes habían oído que el verdadero taburete dorado contenía la fuerza del Imperio Ashanti y por ello exigían que se les llevara. Ellos les llevaron uno con gran apariencia pero falso. Pasaron décadas antes de que descubrieran el ardid. El taburete real se guarda en el palacio de Manhyia, en la foto de más ariiba, y se saca solo en ocasiones especiales. Es tan sagrado que ni siquiera el rey puede sentarse sobre él, y no está permitido que toque el suelo. Hay una foto en el museo.
Medio kilómetro hacia el oeste, la Espada de Anokye sobresale del suelo exactamente donde, según la leyenda, el Taburete de Oro descendió de los cielos para marcar el comienzo del pueblo Asante.
La leyenda dice que si la espada alguna vez se saca, el reino Asante desaparecerá.
Espada de Anokye
El Palacio de Manhyia, más conocido como el Palacio del Asantehene, es la residencia del más alto gobernante Asante. Los reyes Asante nunca han vivido en el lujo, y los visitantes a menudo se sorprenden de lo escaso y modesto que es el palacio. El actual rey vive en un palacio de reciente construcción directamente detrás del anterior, y si se lleva un detalle y se pregunta cortésmente, es posible conocerle. También si se acude al Festival de Adae, que se realiza cada 42 días, se le puede saludar directamente, pues es cuando sus súbditos acuden a rendirle homenaje.
En las aldeas alrededor de Kumasi, los artesanos se especializan en diversos oficios como la orfebrería, el tallado en madera, tejer y la impresión de telas.
Bonwire es una de esas aldeas y el lugar idóneo para observar como se realiza un kente, Pankrono es la mejor para la alfarería, Ahwiaa para el tallado en madera y Ntonso para el tejido adincra.
Un santuario o Abosamfie. La UNESCO los considera Patrimonio de la Humanidad y un recorrido en busca de algunos de ellos es una inmersión en una cultura singular.
Abosomfie, son los santuarios tradicionales en los que habitan los espíritus que sirven de intermediarios entre los hombres y Nyame, el dios supremo. Estos templos son construcciones modestas levantadas en su mayoría en el siglo XIX, pero mantienen su importancia espiritual y son los escasos ejemplos que se conservan de la arquitectura tradicional asante. Los abosonfie, santuarios, en singular obosonfie, son la residencia de un obosom o espíritu que se manifiesta a través del sacerdote, al que ha poseído.
El de Ejisu es de los más venerados y por tanto conocido; en él, como en los demás, el sacerdote realiza sesiones periódicas a las que acuden los vecinos para consultarle todas sus tribulaciones, dudas y zozobras.
Casi todos los santuarios se construyen bajo un mismo patrón arquitectónico: sobre un recinto rectangular abierto a modo de patio, se adosan cuatro estancias; tres de ellas están abiertas a dicho patio y están dedicadas cada una a una actividad diferente: la cocina, la música y el canto. La cuarta está cerrada y es el lugar sagrado y solo accesible al sacerdote o quien él indique. En el centro del patio se sitúa el altar y suelen colocarse fetiches en cualquier lado sustentados sobre montículos de tierra para estabilizarlos.
Además de la propia arquitectura precolonial de los santuarios, lo más interesante es la decoración de los muros, que está realizada en relieve. Uno de las más caracteristicos es el de Atia Kusia Kwame, que se encuentra en la aldea de Edwenase, a pocos kilómetros de Ejisu, y en la que aparece un gran cocodrilo sobre dos figuras humanas. Todos estos abosomfie son verdaderos templos y no lugares turísticos. Aunque la masificación y falta de tacto, se suple con la bonhomía de los lugareños que a veces permiten el acceso si no hay una ceremonia especifica de duelo o similar, eso sí previa ofrenda de una botella de licor, de las que, te cuentan, utiliza el sacerdote en sus ceremonias. En el dialecto Twi de los asante, los sacerdotes son los Asantefo; el masculino singular Asantenibarima; el femenino singular Asantenibaa.
En una leyenda de los tambores parlantes, los fontomfron, se cuenta que Okomfoo Anokye era además de omán, sumo sacerdote y uno de los principales fundadores de la Confederación Asante, e hizo que el escabel o taburete descendiera del cielo y se depositara en brazos de Osei Tutu, el primer rey asante.
El santuariode la aldea de Edwenase es el único que está restaurado y, aunque sigue funcionando como santuario, tiene también mucho de museo. Lo importante es que permite hacerse a la idea del tipo de construcción tradicional de la zona en los tiempos que precedieron a la llegada de los ingleses. Las descripciones que se conservan de los viajeros del XVIII y XIX refieren que Kumasi era una ciudad construida enteramente en ese estilo arquitectónico, con paredes de adobe pintadas de dos colores, ocre en un friso inferior que muestra bajo relieves y enlucido en blanco en la parte superior, con una cubierta muy inclinada, formada por un entramado de ramas sobre la que se adosaban capas de hojas de palmera. La tradición dice que Kumasi se fundó a finales del siglo XVII por Nana Osei Tutu, el primer asanthene, como se ha dicho, y que durante el siglo XVIII creció al controlar la principal ruta del tráfico de esclavos que abastecía los puestos comerciales europeos instalados en la costa.
Nada se conserva de esa época ya que los ingleses arrasaron completamente la ciudad en 1873 durante la guerra que mantuvieron por el control de esta región.
Allí se encuentra el Barril Real, que se remonta a los tiempos del primer asanthene y cuyo contenido nadie conoce ya que la tradición afirma que su apertura significará la desaparición de los asante.
A poca distancia se encuentra la espada de Okomfoo Anokye que está clavada en el suelo desde hace más de 300 años y marca el lugar en el que el Sika dwa Kofi o Escabel Dorado descendió de los cielos. Este escabel o taburete, es la versión modesta y local de un trono europeo que, en cuanto asiento del rey, también representa a la monarquía.
Todos estos elementos, el barril, la espada, y el escabel, son importantes símbolos de la unidad asante, el orgullo de uno de los escasos pueblos africanos que hizo frente a la invasión británica.
En el centro de Kumasi, en los alrededores de la estación del ferrocarril y del fuerte, aun se mantienen en pie algunos edificios levantados durante el periodo colonial inglés, que añaden un poco de personalidad a la ciudad. El fuerte es el edificio más antiguo de la ciudad, construido después del gran incendio de 1873 y su ocupación definitiva en 1896, y el centro de uno de los episodios más famosos de la llamada guerra de Yaa Asantewaa de 1900, cuando los rebeldes asante sitiaron la fortaleza con la guarnición de ingleses en el interior, que resistieron el asedio durante semanas.
Yaa Asantewwa
Esta foto de Yaa Asantewaa idealizada como una gran guerrera, era en ese tiempo una ya anciana reina madre de Ejisu que quiso, con esa revuelta, recuperar la autonomía perdida del antiguo reino asante, que sólo cien años antes se extendía por un territorio mayor que el de la Ghana actual e incluía zonas de los países vecinos. Pero el siglo XIX vio el fin del comercio masivo de esclavos desde África Occidental a América, lo que acabó con la principal fuente de riqueza del reino. Yaa Asantewaa instigó la revuelta desde su residencia en Ejisu, que en el año 2000 fue convertida en museo. Se conmemoraba así el centenario de la guerra, pero para el visitante es otra oportunidad más de conocer algunos rasgos de esta cultura.
Mas abajo, retomando este tema, incorporaremos unas antiguas fotos de ella más ceñidas a la realidad.
REGLAS SOCIOMORALES Como sucedía antiguamente, en la actualidad los asante siguen siendo los máximos contribuyentes a la economía ghanesa. Precisar que los asante son el 57% de la población de Ghana, el 98% de los de la Región Asante y el 70% de los Akan. El país Asante encierra una gran riqueza minera y su fértil territorio produce una gran parte de las necesidades alimentarias de Ghana y aporta divisas que obtiene del cacao, variados productos agrícolas, oro, bauxita, manganeso, otros minerales industriales y madera. La zona metropolitana de Kumasi y la región Asante producen el 96% de las exportaciones de Ghana. Los asante son una sociedad matrilineal dado que la línea de descendencia se traza a través de la mujer. Históricamente, esta relación de progenie materna determinó los derechos sobre la tierra, la herencia de la propiedad, los negocios y los títulos. Aunque también heredan del lado paterno de la familia, esta propiedad se define como algo heredado del padre, de ahí el nombre agyapade, que significa herencia de un buen padre. El papel del padre era ayudar a la concepción y proporcionar el ɔkra o alma del niño; es decir, el niño recibía su fuerza vital, carácter y rasgos de personalidad del padre. Aunque no se considera tan importante como la madre, la interacción masculina continúa en el lugar de nacimiento después del matrimonio.
Tradicionalmente, las niñas asante quedaban comprometidas en la infancia o como muy tarde tras los rituales de paso a la pubertad, con la entrega de un anillo de oro al que se conocía como “petia”, literalmente, te amo. El matrimonio “esperado”o awade, no estaba considerado como un acontecimiento ritual importante, sino como un cambio de estado que sucede tras el ritual de la pubertad. El rito de la pubertad fue y es importante ya que significa el paso de la niñez a la edad adulta durante el que se fomenta la castidad antes del matrimonio. Para los asante el compromiso exigía que la familia del muchacho entregara varios bienes a la de la niña, no como un ‘precio de la novia’, sino como señal del acuerdo entre ambas familias.
Dado lo puntilloso o minucioso de la legislación inglesa de la época, era imprescindible controlar con un cariz de legalidad absoluta, lo que propició el que todo quedara refrendado en época colonial según un tratado escrito por Robert Sutherland Rattray durante la década de 1920, en la que los británicos catalogaron la religión ashanti, y sus sistemas familiares y legales en obras como la del citado Rattray de Ley Ashanti y la Constitución. Según este tratado, el artículo principal de la la ley Ashanti especifica que las relaciones sexuales entre un hombre y ciertas mujeres están prohibidas, aunque no estén relacionadas por la sangre. El castigo por la ofensa era la muerte, aunque no conllevara el mismo estigma para un clan Ashanti que el incesto.
Según la Ley Ashanti y su sistema legal, las relaciones sexuales entre un hombre y cualquiera de las siguientes mujeres estaban prohibidas: 1º Entre una hermanastra de padre, aunque de madre de diferente clan. 2º La hija de un tío paterno. 3º Cualquier esposa del padre. 4º Cualquier esposa de un hermano. 5º Cualquier esposa de un hijo. 6º La madre de una esposa. 7º La esposa de un tío. 8º La esposa de cualquier hombre del clan. 9º La esposa de un hombre que comparta gremio o comercio. 10º La esposa de un esclavo propio. 11º La esposa de un padre de otro clan. De alguna manera, Robert S. Rattray, indiscutiblemente con inteligencia y sumo tacto, se sirvió para adecuar las normas asante a la legislación inglesa.
Akwa mma muñeca fetiche asante
Asase Yaa es la esposa de Nyame, el creador que habita el cielo y creó el universo, según el relato mítico de Ya Asase también llamada Asase Yaa, Asaase Yaa, Asaase Afua; pronunciado: yah ah say suh,la Tierra, como diosa de la fertilidad, que también aunque con otra acepción se la conoce como Aberewaa o Madre Tierra. Asase Yaa dio a luz a dos hijos, Bea o Bia el mayor y Tano, el menor, que protege a la gente, y es dios de la guerra y del río Tano, su sede. Asase Yaa es también la madre de Anansi, sinónimo de la araña, el embaucador, y madrastra divina de los altos jefes sagrados. Se la considera muy poderosa a pesar de no contar con templos adscritos a su advocación, aunque es por ser la Madre Tierra y ser por tanto el campo su templo, donde sus adoradores le realizan continuas ofrendas. Estos adoradores son básicamente los agricultores y singularmente los de la región de la Ciudad Estado, para los que no solamente es la Madre Tierra y diosa de la fertilidad, sino también la defensora de la verdad y la diosa procreadora que baja a buscar las almas de los muertos asante para trasladarlos al otro mundo, simbolizado para ellos en Júpiter. Es venerada por su probada actitud fecundadora que propicia alimento para todos, animales, bestias y humanos.
Cuando algún asante, él o ella, pretende probar su credibilidad, se arrodilla en el suelo y lo besa, recitando la plegaria de Asase Yaa: “Vieja mujer o Tierra, que cediste los derechos de cultivo a los vivos, sea mi oración de agradecimiento dedicada a ti. Oh Tierra, cuando estoy a punto de morir, me apoyo en ti mientras estoy vivo. Pues yo dependo de ti. Lilas pondré en tu pelo, oh Madre, siempre presente. En cada grano de arena esta tú historia. Donadora de Nikwagye, la salvación de la vida. Y de Nkwa para que la vida no sea tan dura. Gloria eterna a ti. Donde el hombre se controla en tu presencia. Preservando las leyes y ética que nos has dado. En el más alto peldaño de justicia. Con quien en cada campo, donde contigo estoy esperando que la muerte me llame reclamándome, me convierto en alguien bajo tu mano, proporcionando vida a la tierra. Campos fértiles y mujeres fecundas. Todos han sentido tu mano. Alabad y agradeced a la Gran Madre pues es gracias a su labor por lo que nos mantenemos. Defensora de la Verdad, nuestra Señora. Besad el polvo que su esfuerzo genera pues es una prueba de ello. Salve, Gran Madre. Cuyos dones recibimos de la tierra Que regalas a tus hijos siendo fuente inagotable de alegría. Sonrisa llevo en los labios y cantando el corazón. Te alabmos los que cantamos comienza la plantación. Salve portadora de vida de ley y orden Salve Madre Tierra tus hijos cruzaron frontera, las tierras donde se cultiva dulzura en el corazón Asase Yaa, Aberewa, Asase Efua. Tus nombres sin fin bendecimos. Bendita Asase Yaa. Seas por siempre alabada”.
Otra tradición sostiene que debido a que el jueves es el día reservado para dar gracias a Asase Yaa, los asante en general se abstienen de labrar la tierra de la Ciudad Estado Asante en ese día.
Asase Ye Duru es el símbolo adrinka de Asase Yaa, la diosa Asante. Asase ye Duru significa, La Tierra tiene peso, lo que habla de la providencia y la divinidad de la Madre Tierra; este símbolo representa la importancia de la Tierra para mantener la vida. Es el todo: Divinidad de la Tierra. Providencia, Poder, Autoridad, Riqueza.
En asante twi: Tumi nyina ne asase “Todo el poder emana de la tierra”. Asase ye duru sen epo “La tierra es mas pesada que el mar”
El pueblo Asante es cada vez menos creyente, aunque entre los que siguen una religión, la más común sigue siendo la tradicional que es practicada en alguna medida por todos, sobre todo cuando llegan las festividades o fechas señaladas o durante las ceremonias como funerales bodas o nacimientos; ello no es óbice para declararse como cristianos mayoritariamente, siendo los católicos los que cuentan con mas adeptos, seguidos de cerca por anglicanos y protestantes, y con pequeñas zonas islamizadas.
La adoración a la diosa Asase Yaa incluso llegó al Nuevo Continente, a través de la trata de esclavos y se documentó que había sido implantada por los esclavos Akan o Coromantee que vivían en Jamaica.
Los dueños de esclavos jamaiquinos no creían, ni querían, que el cristianismo aportara o sirviera de algo a los Coromantee, los esclavos akan, y les dejaron practicar sus propias creencias. Por lo que el sistema espiritual Asante predominó en la plantación.
Según el historiador jamaiquino y propietario de esclavos Edward Long, los descendientes criollos de los Asante junto con otros Coromantee recién llegados, se unieron en la observación y adoración de la diosa Asante, Asase Yaa, a la que los ingleses nombraban erróneamente como “Assarci”. Observando su culto al verter libaciones y ofrecer alimentos cosechados. También era manifiesta su adoración a los Abosom.
“Debido al proporcionalmente numeroso grupo de esclavos akan, los Coromantee, en Jamaica, este fue el único culto espiritual y de creencia en la isla, ya que las otras deidades de origen africano, en el siglo XVIII fueron desechadas debido a la gran población de esclavos Coromantee en Jamaica”, según Edward Long y otros historiadores que observaron a sus esclavos.

Curiosa foto estroboscópica, se supome que se veía en movimiento con el aparato adecuado, de una madre asante con su hijo en un zoo humano con el eufemístico nombre de ‘Jardín de aclimatación de Paris’. Los esclavos, como esta madre y su hijo, eran obligados tanto a tareas que con llevaran esfuerzo o servidumbre, como a servir de diversión en espectáculos de tan dudosa humanidad como estos, que se prodigaron por el civilizado occidente. El caso era rentabilizar el desenvolso hecho.
La esclavitud históricamente era una tradición en el Imperio Asante, que habitualmente provenían de los enemigos cautivos tras una batalla, aunque los ladrones o indeseables también podían surtir las bodegas de los barcos esclavistas.
La consideración de esclavo era un término que sorpendía y aún sorprende al europeo, cuando conoce el sistema legal que regía al respecto sobre ellos en esos ‘países primitivos’: de hecho, los portugueses primero y daneses e ingleses al poco, se asombran de la consideración de humanos que se les da, en contraposición a la de ‘bestias’ con las que los consideraban los occidentales.
Un esclavo de los akan en general y recordemos que los asante lo son, podía ser enterrado vivo o muerto, tras el funeral de su amo, un rey, jefe, o persona influyente, y sobre o bajo el cadáver, en función de la consideración y honra a la que se avenía u obligaba, que de todo había, pues no hay que olvidar su creencia en la reencarnación; los asante creían que los esclavos seguirían a sus amos hasta la otra vida y que retornaban con ellos en su reencarnación.
Pero ese mismo esclavo podía votar como un habitante más, en cualquiera de las ocasiones que se presentaran o emitir una opinión y ser escuchado. Un esclavo podía percibir una parte de lo que generaba con su trabajo, lo que le permitía conseguir riquezas e incluso comprar su libertad. Le era permitido optar a casarse con un componente de la familia del amo, al que se llamaba maestro. Los esclavos a veces podían poseer otros esclavos, y también podían solicitar un nuevo amo si el esclavo creía que estaba siendo maltratado con severidad.
Los asante hoy, aseguran que los esclavos rara vez eran maltratados, y que una persona que abusaba de un esclavo era objeto de gran desprecio por parte de la sociedad. Ellos defienden la ‘humanidad’ de la esclavitud Asante al señalar que a esos esclavos se les permitía casarse, y que sus hijos nacieran libres. Si un maestro encontraba deseable a una esclava, podía casarse con ella en un matrimonio convencional, pues además era preferible que hacerlo con una mujer libre, porque el matrimonio con una mujer esclava les permitía a los hijos heredar parte de la propiedad y el estatus del padre.
Esto venia al caso por la relación del sistema matrilinial imperante y que primaba también en la reglamentación de los derechos hereditarios. Bajo este sistema de parentesco, se consideraba que los niños habían nacido en el clan de la madre y por tanto se habían separado de su familia. De tal manera que el hermano mayor de la madre era el mentor de sus hijos, especialmente de los niños.
Ella estaba amparada por su familia. Por eso, algunos hombres asante se sentían más cómodos tomando a una esclava en matrimonio, entre otras cosas y no menos importante, porque ella no tendría abusua, abuelo, padre, tío o hermano, que pudiera interceder en su nombre cuando la pareja discutía.
Con una esposa esclavizada, el amo y esposo tenían el control total de sus hijos, ya que ella no tendría ningún pariente en el entorno.
PUBERTAD Los Asante instruyen en privado a sus hijos; pues para un asante determinadas cuestiones deben de quedar en el ámbito familiar, lo que entre ellos es muy respetado.
Solo hay ritos de pubertad para las mujeres. A medida que se acerca la menstruación o bara, la niña se recoge en casa de su madre. Cuando le llega la menstruación, la madre anuncia la buena noticia en el pueblo golpeando el hierro de una azada con una piedra. Las ancianas salen y entonan canciones tradicionales con letras adecuadas al efecto, felicitándose por la noticia que es provisora de nueva fertilidad.
Siendo una noticia recogida con gran alegría, los hombres asante, como muchos otros del África Occidental, ven el periodo menstrual como algo impuro.
Las mujeres, durante ese estado quedaban relegadas socialmente, pasando esos días en casas especiales de menstruación, ya que pisar o pasar cualquier umbral de otra casa, donde viviera o que frecuentara un hombre estaba estrictamente prohibido. No podían cocinar para los hombres, ni comer ningún alimento que un hombre hubiera cocinado. Si una mujer entraba en la casa del taburete ancestral menstruando, era arrestada, pudiendo imponérsele como castigo la muerte, lo que era prácticamente seguro pues dentro de las creencias asante, ese ultraje se decía que traía como consecuencia el que uno de los antepasados o su fantasma, dzemawon, se corporizara pudiendo estrangular al jefe. No podían hacer ningún tipo de juramento, visitar lugar sagrado, ni participar en ninguna ceremonia.
LA SANACIÓN La sanación, como tantas otras cosas en común, es un concepto empírico para casi todos los africanos. La enfermedad y la fatalidad, nuestra mala suerte, es algo antinatural para un asante. Lo atribuyen a haber causado algún tipo de acto inapropiado o doloso contra algúna deidad o espíritu y es pués mediante el sacerdote adecuado y en su santuario que se sale de ella. No siempre hay un santuario con el okonfo, sacerdote curandero, mujer u hombre, a mano, pues estos suelen estar en ubicaciones que ya en sí se consideraron con anterioridad lugares especiales.
Ciertamente conocen medios con lo que ante lo que consideraríamos males menores, poner algún tipo de remedio. Si la cosa fuera mas grave o requisiera de algún especialista, sabían y saben donde acudir.
Rattray 1923, nos cuenta: “De acuerdo con las creencias de los Ashanti, dios, conocido como Onyame, se ha retirado del mundo y ahora no tiene contacto directo con los humanos. Justo debajo de Onyame, hay un gran grupo de dioses menores que interceden entre Onyame y el hombre. Estos dioses, conocidos como abosom, son similares a los humanos ya que tienen como estos, una variedad de intereses y personalidades. Sin embargo, a diferencia de los humanos, los abosom tienen un conocimiento y poder especiales en el ámbito espiritual, donde viven, que les permiten interactuar en el mundo de los vivos”
Rattray ya en 1927 sigue comentando: “El mediador humano que tiene conexión con el mundo físico es el okomfo, el sanador tradicional Ashanti”
Twumasi 1972, agrega: “Un okomfo típico vive en o cerca de un santuario dedicado a un obosom particular, o grupo de abosom, varios. Las ceremonias se llevan a cabo regularmente en estos santuarios, donde un okomfo queda poseído por un obosom y por tanto actúa como él respondiendo de su parte a las personas que consultan sobre cómo resolver los problemas a los que se enfrentan”. Twumasi mismo pero en 1975: “Tradicionalmente, los ashanti creen que muchos problemas, ya sean espirituales, sociales o físicos, tienen raíces espirituales. Por ejemplo, si una persona ashanti enferma inesperadamente, probablemente no atribuiría la enfermedad a ningún tipo de problema biomédico. Más bien, él o ella probablemente sentirían que la enfermedad tenía una causa espiritual, como una maldición de un pariente o un castigo de los dioses por mala conducta. Debido a esta creencia, los Ashanti a menudo acuden al abosom, en lugar de a un psicólogo o médico, para encontrar soluciones a sus problemas”.
Okomfo
Bannerman Richter 1982, nos dice: “Al igual que las personas de las religiones occidentales, los Ashanti creen en un dios todopoderoso y omnisciente que creó todas las cosas”.
“Junto con su hogar en el mundo espiritual, el abosom generalmente se asocia con un lugar físico u objeto, como un pueblo o un río, que podría considerarse su vivienda terrenal. Los santuarios a menudo se construyen en lugares cercanos a estas viviendas, para facilitar la forma en que los humanos entren en contacto con el abosom”.
Y el mismos Bannerman Richter en 1985, nos relata: “Para los Ashanti, incluso los problemas financieros, como la mala suerte en los negocios, a menudo tienen causas espirituales”.
Como vemos no solo en la antigüedad sino que relatos de antropólgos renombrados a finales del siglo XX, confirman que siguen actuando del mismo modo.
LA MUERTE Otra creencia arraigada entre los asante era, y es, la consecuencia de la enfermedad y el por qué de la muerte, recurrente también en todo el África Occidental.
La enfermedad y la muerte eran tenidas como grandes acontecimientos en el reino.
El Akradwarefo, literalmente ‘aquel que lava almas’, adivino, que además solía ejercer de sacerdote y a veces también de akonfo o curandero, era el encargado de discernir a qué causa sobrenatural se debía la enfermedad, y aplicar en cada caso la adecuada hierba medicinal. Ante un fallecimiento, familiares, vecinos y gente en general, detestaban estar pendientes de que llegara el akradwarefo disponible para realizar el ritual antes de que los enfermos colapsasen. Hay que pensar en las distancias de los santuarios hasta los poblados y las varias incidencias que podían suceder a la vez. Previamente, la familia ya tenía vestido al difunto con sus mejores ropas, y bien provisto, en función de las posibilidades, de paquetes de polvo de oro, que era el ‘dinero para la vida futura’; se le depositaban encima sus más preciados objetos personales y comida para el viaje ‘colina arriba’.
Un batakari o fetichero de conflictos
. El Akradwarefo de Abetifi desde 1888 a 1908.
El cuerpo normalmente era enterrado dentro de las 24 horas. Hasta ese momento, la fiesta funeraria consistía en bailar, tañer tambores y campanas, disparos con fusiles de chispa y todo acompañado por las alabanzas de los familiares y las plañideras contratadas. Tal manera de celebrar el acontecimiento era habitual, y para ellos fundamentado en que la muerte no es más que algo que forma parte de la vida y por tanto aceptado con normalidad y para nada algo por lo se deba mostrar o tener tristeza.
Como los Asante creían en una vida después de la muerte, las familias sentían que se reunirían con sus antepasados al morir. Los ritos funerarios por la muerte de un rey involucraban a todo el reino y eran un asunto mucho más elaborado.
Field, el conocido antropólogo resume con acierto: “En ningún momento de su vida, una persona es tan sociable, como en la muerte” (1948:138)
Los Asante celebran la transición del alma del difunto al mundo ancestral, donde se convierte en un espíritu protector, siendo recordado y venerado en sucesivos funerales.

Familia, amigos y conocidos, multitudinarios a veces, se unen en los rituales.
La indumentaria tradicional marcaba y aun hoy, la relacion con el difunto, los familiares vestirán de rojo, mientras que los demás usarán el negro, pero ámbos ostentarán todo aquello de oro que les sea posible.
Los rituales son múltiples: en unos se ofrenda a los espíritus de los ancestros comida y bebidas entre danzas tradicionales para que lo acompañen al mundo de los antepasados entre estridente sonido de tambores y frenéticos bailes. Para los Asante, el funeral es como una especie de festival, uno de los escasos pero tal vez después del del Asantehene de Odwira el más importante. Es la oportunidad de socializarse con la familia y amigos, distantes en espacio o tiempo. El profesor Kwabena Nketia, escribió en 1950 sobre la exhibición inmutable en los funerales Akan: “La celebración del funeral se considera como un deber y no se escatiman esfuerzos para que sea memorable evento”.
“¿Fue bien atendido?” Ayie no nkrofuo bae? “¿Fue emocionante?” Ayie no soe? Esas son las preguntas que pueden formularse como una prueba de un funeral exitoso.- Nketia, 1954: 48.
Años más tarde, Field.-1960: 48, enfatizó el mismo punto: “Un funeral siempre debe ser grandioso y costoso”.
Pero el Dr. J Danquah, el famoso “Decano de Gold Coast Politics”, el primer africano en obtener el doctorado de la Universidad Británica y uno de los primeros eruditos ghaneses educados en Occidente, puso una nota crítica describiendo las costumbres funerarias Akan, en su escrito de 1927, añadió una nota al pie para disculparse con el lector:
“No hay en lo que aquí presento, nada que quede oculto y que tan siquiera parezca repulsivo, quizás sí objetable para el simpatizante que estudie las costumbres Akan, mientras que para los más sofisticados, ese hombre civilizado, esto puede parecerle simplemente entretenido”.
“Al leer este capítulo en 1927, me siento fuertemente inclinado a omitirlo de este libro…”
Este profesor Asante opina que en su sociedad las personas son muy sensibles a lo que se hace cuando hay una muerte en la familia, pues marca la separación física del fallecido con los otros seres humanos. Los ritos funerarios están destinados a llamar la atención sobre esa separación permanente. Es por ello que se pone sumo cuidado en realizarlos con total corrección para evitar ofender a los difuntos. Esto implica una atención permanenete sobre el enfermo cuando se aprecia su cercana muerte. Tradicionalmente, cuando todo apuntaba a la muerte inminente de una persona, siempre había algunos familiares alrededor y cuando empeoraba su condición, le daban un último sorbo de agua para saciar la sed que previene a la muerte.
En el caso de la muerte de un esposo, la viuda proveía y tenía dispuesto todo lo necesario, pañales, jabón, toalla, vestido, manta, almohadón y un pedazo largo de tela tejida a mano llamada danta que se usaba como ropa interior. Al morir, el cadáver suele lavarse, cubrirse, arreglarlo y tenderlo en el suelo o en un estrado, con objetos rituales o articulos funerarios cerca de él.
Se predispone el cuerpo con aquello que él uilizaba en vida, sus amuletos y pertenencias preferidas, armas y comida, a veces acompañados de los objetos religiosos relacionados con el funeral.
El arte funerario impregna todo lo relacionado con la muerte en la cultura asante, el modo de deshacerse del cuerpo, generalmente está dictado por diferencias o factores culturales, religiosos, económicos, políticos o sociales.
Butt Thompson, 1929, también afirma que: “En algunos casos pueden ser determinados por la pertenencia a un grupo social particular, asociación de clanes, grado de iniciación en una sociedad secreta o ritual, rango o estatus, sexo, edad, logros, estado ético social como criminal, héroe, villano o la forma de su muerte, como suicidio o accidente”.
En la Ghana de hoy en dia, los funerales todavía causan controversia. Su alto costo y extravagancia son frecuentemente criticados en artículos y cartas en los periódicos y en los últimos tiempos en los nuevos medios, los discursos de los políticos y en sermones de pastores. De hecho, algunos gobernantes tradicionales lo han condenado.
Un breve aviso en el periódico estatal ghanés Daily Graphic del 3 de junio de 1994 habla de “costosos ataúdes, funerales psicodélicos, banquetes elaborados y exhibición de extravagancia” Tales funerales “…no están destinados a expresar dolor, sino más bien a alardear”.
Una crítica relacionada es que la familia a menudo gasta más dinero en funerales que en el cuidado de los ancianos. En otras palabras, cuidan mejor a los muertos que a los vivos. Parecen interesados más en la atención post mortem que en la atención pre moterm.
Como dice el proverbio Akan: “Los ritos que intentan ayudar al difunto en su vida, después de la muerte a menudo implican la intención generalmente concebida de deshacerse de él y evitar su regreso, ya sea en cuerpo o como un fantasma”
Con respecto a los ritos funerarios Asante, autores como Rattray -1927, Forde y Jones -1950, Mbiti -1975, escribieron coincidiendo que: “No es contradictorio que los factores anteriores también determinen la medida en que se utiliza el arte”.
Durante las celebraciones del funeral público, los grupos tradicionales de canto y percusión proporcionan entretenimiento a los presentes.
Los más populares conjuntos de danza tradicional son adowa, nwonkoro, kete, adenkum, asaadua y bosoe, en la mayoría de los cuales las mujeres son las cantantes principales.
Algunos de los instrumentos musicales que lo acompañan, son el firikyiwa o nnawuruta, campanas, y donno, gong.

Ante la congoja del momento, es normal que alguien se emocione ante una cancion o frase o simplemente reviva determinados sucesos, uniendose al grupo de canto o baile y participando de sus lamentos.
En el caso de las endechas, esas estrofas que rememoran los valores del difunto, los cantantes principales previamente indagan y recopilan sucesos e historias, para acceder a lo más emocional de las personas presentes, recurriendo a vivencias directas e indirectas de las personas implicadas y apelar a su sensibilidad con alguna anécdota que compartiera con el difunto. Cantantes, musicos y bailarines, establecen una relación de apoyo mutuo en estos momentos para que el efecto sea el adecuado. Antiguamente, y no hace mucho, los conjuntos tradicionales rara vez eran pagados por su actuación en los funerales.
Selección de endechas, estrofas laudatorias generalmente cantadas en alabanza del difunto, recopiladas por Nketia -1969, y McCaskie -1989:
1ª Expresiones de dolor por la pérdida
– Ahunu mu nni me dua bi na maso mu “No hay rama por encima de la cual no pueda saltar”.
– Asuo ayisi me oo, na Otwafoo ne hwan? “Estoy en aguas inundadas. ¿Quién me rescatará?”
– Agycl hehu mefi na onhu me yie bi “Cuando mi padre se encuente conmigo, apenas me reconocerá”.
– Obehu mí, na meso ketego ne nwansena “Porque me encontrará llevando todo lo que tengo: una estera de dormir y una horda de moscas”.
– Mene womma bewe unsese oo “Tus hijos y yo nos alimentaremos como la araña”.
– Na akura dee, obopou “Muchos pasos da el ratón”. – Praa e, mene wo mma oo “¡Qué será de nosotros!”
– Wo mma rehwe w’ano “Tus hijos te están buscando”
– Onwunu redwo oo} dee awisiaa afe ne nca “Cae la noche sobre el huerfano cuando no ve ya a su madre”. Nketia 1969: 47-48.
2ª Expresiónes de deseo de continuar la relacion perdida. – Obi reba a, mane me, mane me na mene wo di mane “Envíame algo cuando alguien venga e intercambiemos obsequios”
– Eye a, mane me denkyemmoo na, mannya gya a, mawe no “Envíame maíz seco para que pueda comerlo crudo, pues soy mono incapaz de hacer fuego para cocinarlo”.
Nketia 1969: 49
3ª Para una Madre o Padre Difunto
– Eno, nko nnya me akyire oo “Madre, no me dejes atrás”
– Eno, nko nnya me akyire oo. Osiantan 0 “Madre, no me dejes atrás. Por favor”
– Ena awu agya yo oo: Na mene hwan na ewo ha yi? “Madre ha muerto y me ha dejado solo: ¿Con quién estoy ahora?”
– Agya e, aka me nko. Mene wo beko. Agya e, befa me ko “Padre, estoy aquí solo. Iré contigo. Padre, ven y llévame lejos”. – Ojo a, ma yenko yen dee mu. Na enye yen tenabere ne ha “Regresemos juntos a el lugar del que venimos No pertenecemos aquí” Nketia 1969: 45-46
4ª A un sacerdote difunto
– Obosomfoo Kosekose oo: Ohene ni, nkumankuma breare “Adiós, sacerdote: Te aprecia bien la madre del rey”
– Woko a, duom oo, ohene ba Prince Gye due na duom oo! “Cuando comience, no se detenga, reciba las condolencias y prosiga”.
– Wo duru kurotia a, ho wodin ma ahrane mma wo so nu wodi amantire un “Cuando llegue a las afueras del pueblo mencione su nombre para que los hombres fuertes lo lleven en hombros y concilie dos mundos”. Nketia 1969: 44-45
5ª A un asantehene fallecido
– Nana atu ne kyinie. Nana Awia na ebeku yen “La Asantehene ha perdido su parasol. Nos quemará la vida el sol”.
– Womim dee wo gyaa me “Mira la condición en la que me has dejado”.
– Ya ma nsuo nto na ma so bi anom “Procura llover sobre mí para que pueda recoger algo y beber de ti”.
– Se womane me a mane me denkyembrebo, mannya gya a mawe no mono “Si me estás enviando un paquete, envíame un hígado de cocodrilo, que pueda comer crudo sin necesitar fuego para cocinar”. McCaskie 1989: 424-25.
“Entonar un canto fúnebre en el pasado, señalaba el comienzo de la ceremonia de sepelio y fue el elemento imprescindible durante mucho tiempo, hasta que la musica y danza se fue introduciendo paulatinamente, terminando por eclipsarlo”. Nketia 1969: 17.
Como se ha adelantado, casi todos estos espectáculos, eran y siguen siendo, dirigidos e interpretados por las mujeres, lo que da idea de la involucración y tambien talento artistico de las mujeres asante y akan en general.
. Foto del funeral del Asantehene Prempeh II en Kumasi.
EL ATAUD La tradición oral recuerda que en la antigüedad, eran los troncos ahuecados o las cortezas de árboles, los materiales más comunes usados como receptáculos, dentro de los cuales se colocaban los cuerpos de los asante muertos, que previamente al entierro se envolvian en algodón. Actualmente, para hacer gala de la importancia y riqueza de la familia o la generosidad de sus deudos o amigos, dado que al difunto ya poco le puede interesar, se ha introducido la moda de encargar hacer o importar, ataúdes hechos de plata, latón o incluso vidrio. Cuanto mas caro o estrambotico, a nuestros ojos, mejor.
Osei, – 2002, afirma que: “Los ataúdes son bastante comunes en la cultura asante”.
Parece que en origen se fabricaban a partir de láminas sacadas de las grandes raices de la onyina o árbol de la seda, que proorcionaban finos contrafuertes planos.
Rattray, – 1927, afirma que: “Cuando se usaba un ataúd, se depositaba el cuerpo simplemente envuelto en esteras”.
Para no reducir la controversia sobre este tema sólo a los asante, es prudente comprobar lo común de esta práctica, en casi todos los rincones.
“El cuerpo no solo se representa en el arte. Se usa para hacer arte, o se transforma para convertirlo en arte. El cuerpo humano es un material más, susceptible de creación artística. Puede ser pintado o esculpido, o puede ser parte de una actuación o espectáculo”. Lazzari y Schlesier.- 2002.
Los asante son unos de los mejore valedores y ejemplo de lo anterior.
Han adoptado el cuerpo humano, muerto o vivo, incorporandolo en sus artes funerarias como transmisor de ideas y creencias a expensas de las palabras. Como resultado, tienen un repertorio de arte corporal funerario que va desde pintar la piel, a la elaboración de tipos de peinado o vestuario, incluido el calzado, el uso de amuletos, pulseras, collares, tobilleras y adornos corporales diversos para preservar ciertas creencias relacionadas con la muerte.
También, como tantos otros, incorporan todo tipo de objetos, personales, de los seres queridos o con conceptos para proporcionar un buen tránsito y o estancia, como sucede en gran parte de África y medio mundo.
Es claro y comprobado que en los enterramientos se introducían objetos, tenidos ahora como obras de arte, que comprendían útiles como lanzas, arcos y flechas, taburetes, herramientas, adornos e incluso tabaco y aquellos otros artículos que el difunto utilizaba en su día a día como los recipientes donde comía o bebía.
Los objetos más importantes encontrados en un enterramiento, fueron los del rey Tutankamón de Egipto que murió en 1352 aC. Estos fueron descubiertos en su tumba en el Alto Egipto casi 3.300 años después, en 1922. Comprenden joyas, muebles, altares y máscaras recubiertas de oro.
Para los asante, es imprescindible acreditar la posición o estatus del fallecido, para lo que se presenta el cadáver y su túmulo adecuadamente.
Estos están dictados por factores tales como las circunstancias de la muerte, la edad, la posición social y la jerarquia del fallecido. Utilizan unas pulseras, monedas, que simbolizan el ‘espectro’ y el ‘alma’, Saman Sika o Kra Sika, adornos con un diseño concreto, que se adaptan a las muñecas del cadáver. A ello se le añade polvo de oro sobre sus oídos y en las mejillas sobre el arco cigomático, conocidos como sikagubea, lugar para verter el polvo de oro.
Tambien se coloca y sujeta en el costado, un atillo de tela con polvo de oro, a efectos de moneda para el tránsito; parte de su cabello a veces se coloca en la boca.
Rattray, -1927, justifica esto aseverando que el cabello es una forma de dinero o tiene algún valor en el mundo de los fantasmas.
Rattray 1929, p.152. y otros especialistas, de antes y ahora, atestiguan y documentan, que la cabeza del cadáver del jefe es afeitada y que sobre ella se le aplican lineas alternativas, rojas hechas con tinte de sono, blancas de arcilla y negras de bidie u hollin.
Sobre esto hay una texis comentada de Benenneh, 1999, que da una peculiar interpretación sobre estos colores de la siguiente manera: “Invariablemente, el rojo representaba la sangre de los parientes vivos, el negro la muerte y el blanco a los antepasados. El motivo del por que esto, era reconocer fácilmente a la persona muerta si de repente aparecia caminando como un saman, fantasma o espectro”.
También se sabe que a veces, se sujetaba la cabeza del cadáver con un cazo de metal con mango, en el que se insertaba la cabeza por la nuca con el mango tras el cuerpo, para que la cabeza quedara siempre firme; y que en lugar de colocar las manos sobre su seno, a veces se le introducian los dedos en un kuduo o recipiente metalico relleno de polvo de oro.
La conclusión sigue siendo que el cadáver estaba vestido y adornado con mucha más opulencia de lo que nunco estubo en vida.
Los catafalcos eran como camas de latón nuy trabajadas y brillantes y de uso común. Se recubrian con varias mantas y multicolores kente que debían ser de buena calidad. En general, el cuerpo se colocaba en posición de cúbito supino con las manos dobladas sobre el pecho o paralelas al tronco, con las peculiaridades que ya se han dicho. Estaba cubierto con un untunoma o sudario, que generalmente era un kente, lógicamente el mejor disponible, adornado con todas las formas posibles de ‘moneda espectral o alma’ Saman Sika o Kra Sika, en forma de adornos dorados o plateados de varias formas, tamaños y diseños, colocados en el brazo, antebrazo, muñeca o tobillos. Esto también lo confirmaba Benneh -1999.
Curiosamente y como resultado del uso de algodón para prácticas funerarias, empezo a escasear y fue un producto que se adquiría en cuanto se podía por el alto valor que alcanzaba. Esto produjo un efecto adverso, pues a menos algodón, más se quería utilizar en el sepelio. Los familiares comenzaron a experimentar dificultades para obtener la cantidad requerida y debido a esto se llamaba a familiares, amigos y simpatizantes, para ver si donaban algo de algodón para envolver el cadáver. La escasez por el acopio, produjo tal demanda que se empezaron a utilizar determinadas mezclas o productos sustitutivos, como el nsaabodes, un subproducto o mezcla del asaawa o algodón y aborde, cualquier otra fibra.
Esto influyó en el asuede, los bienes fúnebres. Esta es una práctica en la que una viuda o viudo, así como sus seres queridos, entregan artículos como esteras, almohadones, retales de tela o pañuelos y anillos. Muchos otros asante divergen de lo anterior y opinan que el término nsaabodeε, escrito tal cual, se ha derivado de la práctica de ofrecer pequeñas cantidades de nsafufuo, vino de palma, como otro tipo de donacion que ayudara a la familia al ofrecer bebida a los allegados durante el funeral. Y que por lo tanto, nsaaboadeε, literalmente significa vino de asistencia. Cualquiera que sea la etimología de los nsaabodes, todas las contribuciones al respecto, ya sea directamente a la familia afligida o indirectamente al difunto, se denominaron así.
Curiosamente, varios de estos primeros comentarios sobre los funerales de los Akan podrían servir hoy para describir aspectos de las actividades funerarias actuales. Lo que confirman sucesivamente deMarees 1604, Bosman 1705, Atkins 1735, Bowdich 1819, Cruickshank 1853, MacDonald 1898.
Las típicas coronas occidentales, también se han convertido en recurrentes. La penetrante occidentalización ha acabado con determinadas tradiciones, suprimido el uso de ciertos requisitos tradicionales sobre el dinero y de los otros numerosos artículos que solían acompañar a los muertos al mundo de los espíritus. El código de vestimenta del cadáver, además de las reglas tradicionales, también está cediendo a dicha presión. Esto se atribuye en parte al desprecio con que el cristianismo, el islam y la cultura occidental consideran esta práctica, ya que se considera adoración de ídolos.
Antiguamente, la tradición requeria que las ceremonias fúnebres se celebraran los lunes o jueves, excepto si esos días coincidian o estaban reservados para nnabone, los días en que las deidades bajan entre los hombres y se inmiscuyen en sus asuntos. El término tiene una traducción similar a ‘días malos’. En la actualidad esto ya casi ni se recuerda.
Casi todo esto, queda relegado y gran parte es atribuible a la creciente occidentalización pero tambien a los expoliadores de tumbas, que dada la gran parafernalia y alarde con que se siguen realizando los enterramientos, no dudan en realizar saqueos masivos, sin respeto por los restos de los difuntos ni por ninguna otra cosa que no sea hacerse con lo que de oro pueda haber o por cualquier objeto susceptible de ser vendido en el mercado ‘negro’.
En esta foto de Anthony Pappone, se observa la comitiva de un asantehene con todo el ritual, alarde de ostentación y vestimenta tipica de un funeral.
Es curioso observar en la actualidad que procesiones como la de Adoa, dedicada a las ceremonias de enterramiento se mantengan, contrariamente a lo que los nuevos gustos imperantes quisieran; esto se debe al gusto aun mantenido, y aumentado, por el gusto por la ostentación que prevalece entre los akan, siendo estas ceremonias un escaparate excepcional. Los funerales akan demandan del boquiabierto espectador una atración manifiesta. Similar al interes que levantan entre los espectadores, el derroche y extravagancia de nuestras procesiones de Semana Santa.
Especialmente en los de personas relevantes, se puede observar a mujeres y niñas procesionando, vestidas con llamativos trajes dansinkran bajo capataces que ostentan pulidos cuencos de metal, en un brillante cortejo.
Nketia, -JHK 1955, comenta que: “Las niñas, que no se espera que ayunen, se desplazan al principio de la comitiva, sembrando el suelo con petalos de flores y cantando: ¡Nana awuoo!, ¡Ymmuuuuuuuu!. “Se dice que al hacerlo, estaban demandando dinero para comprar comida, incidiendo en que si no se cumplía con la demanda, interrumpirían las ceremonias funerarias”. Todo esto último fueron retazos finales y ya desaparecidos que en la actualidad no se dan.
La viudedad, conlleva ritos que aun se mantienen entre los asante.
Contrariamente a determinados criterios religiosos extranjeros, estos ritos nada tienen que ver con creencias o manifestaciones de idolatría.
La viuda contribuye a los adesiedi, aquellos suministros de los que ya hemos hablado, que se utilizan para lavar y preparar el cadáver. Los asante creen imprescindible que el cuerpo quede limpio, para que cualquier materia no contamine su espiritu, en el tránsito hacia el mundo donde se albergan solo otros espíritus.
Los adesiedi, que son objetos cotidianos, pero que quedaran ya como exclusivamente, y por ultima vez, utilizados en el ritual del lavado y preparación del cadáver, incluyen un balde, jabones surtidos, esponja, tela, perfume, una sábana, almohadón, manta, alfombra, el danta un paño similar a ropa interior y las ahenema o sandalias tradicionales.
A la viuda se le impregnaba cara y busto con ntwima, arcilla roja, el día del entierro, aunque esto ya no se suele practicar excepto en ocasiones en que la tradición lo exija, como en el caso de que lo sea de un alto mandatario. Las viudas, en sus vestimentas, utilizaban siempre el negro, el kuntunkuni y el rojo, o k’bene. Ahora no obstante se entremezclan remarcando el rojo sobre el negro.
Sackey, – 2001, confirma que, incluso ahora, una viuda mantedra luto durante un año al menos, sin lucir ningun tipo de joya u otra ostentación similar. Rattray nos vuelve a relatar, que además del afeitado del cabello, de aplicarse arcilla blanca sobre el cuerpo como respeto hacia el muerto, lo más singular en los funerales asante son los distintos colores con que se muestran y visten los distintos allegados, y que: “Los que tienen relaciones de sangre, muestran tres líneas de arcilla roja ntwuma u odame, situadas en la frente de izquierda a derecha llamadas kotobirigya. Unas similares llamadas ntwomampaemu tambien de arcilla roja, que parten de la nuca y llegan a la frente y que ese mismo patrón que se conoce como ‘seguro’ se lo hacen en la parte superior de los brazos”.
Ameyaw Benneh, 1994, observa que estos patrones describen al doliente particular como muy cercano o querido por el difunto.
Esta foto de Michelle Gilbert muestra los grandes discos pectorales o Kra puruw y las tres rayas, en blanco pues son jefes que representan a los antepasados, que denotan el duelo en este caso por una asantehemaa o reina.
Estas tres líneas probablemente están relacionadas con los tres principios que predominan en la cultura akan: a saber Onyame, Dios, que otorga la vida o quingombó, y a quien regresa después de la muerte; AsaseYaa, la Madre Tierra para que acepte y guarde el cuerpo y los ancestros, que recibiran al tercero, el Saman, espectro o fantasma del difunto con beneplacito o rechazo según ellos hayan evaluado su comportamiento.
Se sujetaban unas cintas de luto, abotiri, alrededor de la cabeza, donde a veces insertaban los pimientos rojos; esos abatori, ahora, quien puede, en un alarde manifiesto por mostrar la relevancia del deudo, se exhiben cuajadas o recamadas de oro que más parecen festivas que de duelo.
Su vestimenta son los paños de luto marrón rojizo donde se aprecian los diseños estampados adinkra, de luto.
Clay, -1929, p.150, explica los símbolos que utilizaban el viudo o viuda y los mas directos allegados de sangre, al sentir el peso de la muerte y su deseo de desecharla. Los hijos del difunto usan tocados de red que sujetan unas diminutas escaleras, los pimientos rojos y cáscaras de huevo. – La red simboliza la impotencia del usuario: Nsuoayiri me, na hwan-naͻbε para atenaayi yo? “Me estoy ahogando en las aguas de la inundación, ¿quién echara una red para rescatarme?.
– El pimiento rojo indica la seriedad de la ocasión: M’ania bere sεmako “Rojos como la pimienta estan mis ojos”. La pimienta es roja y caliente, por lo tanto, simboliza el dolor, la calamidad repentina, el dolor violento e incluso un acto de guerra.
– Las cáscaras de huevo representan el dicho: Atome ne nkosuahono “Ya solo poseo cáscaras de huevo”. En claro simbolismo de que si el padre o la madre hubieran estado vivos, no habría solo cáscaras de huevo, sino hermosas aves.
– La escalera en miniatura hace referencia al proverbio: Owuoatwedeε, baako mforo “Por la escalera de la muerte no sólo sube una sola persona”.
Los dolientes que no son parientes de sangre como por ejemplo los provenientes de relaciones no matrilineales, amigos personales o vecinos, visten de negro. Por lo tanto, en este nivel, el negro y el rojo se refieren a categorías y relaciones opuestas.
Clay en 1929, p.175, dice: “Todos los signos externos y visibles del luto, el ocre rojo y las ropas fúnebres que comparten los dolientes ordinarios, son tabú para un sacerdote”.
Viene esto a interpretarse cómo que si un sacerdote o sacerdotisa perdiera a un allegado o incluso a la madre; o muriera alguno de ellos incluso si fuera el Sumo Sacerdote; Clay 1929, p.175. nos cuenta: “Debe vestirse de blanco y espolvorear con arcilla blanca, hyere, como si por lo que a él respecta, la muerte, el luto y la tristeza no existieran. El cadáver de un sacerdote muerto estará cubierto de blanco y rociado con arcilla blanca, que simboliza la antítesis de las costumbres funerarias ordinarias, lo que sucede al resto de la gente que se sume en un estado de tristeza o impureza”.
FUNCIÓN PSICOLÓGICA DEL COLOR EN LA MUERTE Hasta donde hemos visto, queda patente la importancia del color, rojo, negro y blanco, y de cómo aplicarlo. Sobre todo así se muestra un sentido de solidaridad; todos aquellos que llevan el ocre rojizo se aúnan mostrando el dolor por la perdida, el negro se asocia al grupo de los que aunque no les duela la pérdida en sí, sienten el dolor de los aún vivos y dispuestos a mostrarlo, consideraciones de porqué al margen; el blanco es la exención ante las circunstancias de la vida. Hasta aquí, no hay diferencia con ninguna otra cultura, religión o sociedad en cualquier lugar del mundo. Tal vez consiga desvelar a partir de aquí, qué connotan otras maneras de desenvolverse de este pueblo y que desconociendo otras culturas de otros continentes, pero sí de lo que en mi entorno europeo sé, son notables diferencias.
Se pueden ver otros colores en el ritual de los akan que pone punto final al duelo, despidiendose definitivamente de un cónyuge, el ritual Kunaye. Según Kofi Antubam -1963, p.85: “… después de un año de usar ropa negra, la persona casada que ha perdido a su pareja cierra los ritos de Kunaye al final del año, y en la mañana del primer día del segundo año ella o él, se desprenden del negro y se ponen el Kobene o paño rojo para la ceremonia, llorando en memoria de los muertos. Pero hacia el mediodía de ese mismo día, él, también se despoja del rojo y se pone un paño blanco teñido de verde”
En la descripción de Rattray sobre los paños o vestidos funerarios, se precisa que los distintos colores diferencian a los participantes en el sepelio, en su relación con el muerto. El rojo señala a los parientes del muerto por via matrilinial, el negro al resto de parientes y allegados, como amigos, socios o compañeros de actividad. Queda exenta como se ha dicho la clase sacerdotal, que no usa ninguna de estas etiquetas. Los dedicados a ejercer como sacerdotes sólo pueden usar el color blanco.
En la utilización de colores para resaltar las agrupaciones concretas y el papel de cada individuo en el ritual funerario, se emplean dos niveles o categorías distintas: En la primera, con el rojo, se hace notorio quién pertenece al abusua, el clan o familia del muerto y quien no. En este segundo grupo, es donde quedan aquellos parientes por otra linea, amigos etc, que usan el negro.
Tal vez esos ‘círculos de lealtad’ dictaminados por la cecanía parental vuelvan a tener la relevancia que hemos percibido desde el incicio, pero donde no? Pregunto.

Sacerdote y amigos en el funeral de la Asantehemaa Nana de Kwaku Bonsam
Esto ellos lo tiene claro, al igual que nosotros lo apreciamos en nuestro entorno observando el luto de los deudos, de negro, en contraposición al ropaje discreto aunque mas informal de otros allegados o amigos.
Pero tan patente es para ellos el rol que sus sacerdotes, bien reconocibles, tienen, como el que tienen los nuestros con sus sotanas o casullas.
Para ellos, esta distinción descansa en un nivel más profundo de clasificación, en la dicotomía entre lo sagrado y lo profano. Y este nivel de análisis prevalece sobre el primero, de ahí el hecho de que un sacerdote, ya sea un pariente materno o no, debe usar el blanco, el color de la pureza y el carácter sagrado.
Abundando en esto, la disfunción entre lo sagrado y lo profano la siguen teniendo bien definida, de manera que la cabeza de un muerto laico puede marcarse: “…con rayas alternas, rojas, blancas y negras; pero el cadáver de un sacerdote estará siempre cubierto de blanco y salpicado de arcilla blanca”, pues un sacerdote nunca estará contaminado, ni incluso por la muerte.
Existen varias opiniones sobre el orígen y el por qué de esta seleción de colores, aunque en mi opinión creo que prevalece, como casi siempre la lógica. Sabemos que se utilizan el rojo, el blanco y el negro. Primero, son entre sí de tremendo contraste. Segundo y tal vez más importante, los que se encuentran con mayor facilidad, algo que además lo faculta la naturaleza. El rojo lo sacan en todo África de varias maneras pero hay una común que es la arcilla roja, la más habitual. El blanco de terrenos alcalinos, arcillosos o no, pero sumamente abundantes. Y el negro, simplemente del hollín desde que se conoce el fuego. A eso hay que sumarle el por qué de sus significados, lo que se apuntó algo anteriormente Esta tricotomía se aplica también en la abusua kuruwa, que es una vasija cerámica donde se guardan restos de determinados miembros importantes de un clan y que se reconoce, precisamente, por presentar rayas rojas, blancas y negras en la tapa, representando así a los fallecidos, y también cocida.
Rattray, -1929, 169, 165, dice: “A todos los difuntos con relaciones de sangre se les afeita la cabeza, este pelo es lo que se deposita en la olla”. Las mujeres ligadas por línea materna a los muertos llevan y dejan las ollas en el esenso, o cementerio, donde su relación queda enterrada.
Me gustaría sugerir que este simbolismo del rojo, blanco y negro es el mismo en todos los casos que los pintados en la cabeza de los muertos; bajo la idea de que los colores deberían permitir que los muertos sean identificados en el otro mundo y que se fundamenta en el hecho de que cada individuo, puede identificarse con tres referentes, a saber: sus relaciones con sus parientes maternos, el rojo; sus conexiones con parientes no maternos, el negro; finalmente, su relación con el mundo espiritual, el blanco. Es por creer que los muertos deben ser identificados en el otro mundo, por lo que se vinculan estas actuaciones con el estatus social derivado de sus acciones en vida, lo cual es significativo a la luz de la creencia Akan de que el lugar donde está el espíritu y queda patente, es en sus relaciones vitales. Kofi Antubam escribe que: “E l ritual con que finalizan las celebraciones fúnebres, sirve para que el cónyuge en duelo sepa discernir y pasar de lo profano a lo espiritual o sagrado”.
Simbolizando para esa persona en el proceso de esa transición, que el negro, es el símbolo de la muerte; el rojo, un signo de que está en esa transición de lo profano a lo sagrado; y el blanco, señal de que se ha purificado. El verde es una clara indicación de la asunción y predisposición a una nueva vida.
En los contextos anteriores, las emociones que expresan los colores son suficientemente explícitas. Aquellos que se untan con ocre rojo indicando que son parientes consanguíneos del difunto, están en un estado traumático extremo y hacen todos los esfuerzos para mostrar su dolor. Los que se ponen de negro porque no están relacionados con los muertos por sangre, solo comparten la tristeza de los parientes de los muertos; su dolor no se asemeja al de esos parientes. La tercera categoría es la de los sacerdotes, quienes, ya sea como parientes consanguíneos o no, expresan, como se debe a su oficio, su completo desasociamiento de la muerte, del sufrimiento y la tristeza. En medio de la pena, el oficio de un sacerdote representa la alegría espiritual de la que los vivos pueden disfrutar.
Se sabe que el ritual que terminaba con el Kunaye o rito de viudez, era un ritual que preparaba para el reinicio de un nuevo ciclo concluyendo con el luctuoso dolor. Esto conllevaba una serie de pasos: El primero era el que del desasosiego y perturbación llevaba a realizarse en una nueva vision social, el segundo es el que de estar instalado en lo sagrado conducía a lo profano, un tercero trasmutaba del dolor a la alegria. Tal vez por esos conceptos, en el fondo tan humanos, sea por lo que en la actualidad sigue practicandose.
El color negro que la viuda viste para mostrar que ha perdido a un ser querido, da paso al rojo, manifestando así el paso del dolor extremo causado por el recuerdo de la muerte, a la incertidumbre que se siente en la crisis de transición.
Cuando ella se quita el rojo y se pone de blanco, aleja la pena. Es el punto de partida en el que ella pasa de ese incierto período de transición, al de la clara posibilidad vital de poder volver a ser feliz. Interesante es pensar en que como humanos, los estados emocionales por los que pasan durante estas ceremonias y rituales, que se enmarcan en el color que se usa en cada ocasión, pueden chocar y no corresponderse con el estado emocional real en que está instalada la persona. Y lo que impresiona como un aspecto importante de este conflicto entre las emociones reales y el afecto prescrito, es que este último podría usarse como un medio para controlar al primero y provocar el ajuste emocional que uno tiene que hacer en situaciones de crisis.
Esto es lo que podría estar en la base de otra práctica tradicional: cuando ocurre una muerte súbita, por accidente, parto o causa inusual, Atofowu, es cuando los parientes no se ponen negro o rojo, deben, como el propio muerto, mostrarse en blanco. En tales ocasiones, los akan tienen prohibido llorar. Mediante esta estratagema, los impulsos que genera la emoción se reprimen y controlado el sufrimiento es más fácil hacerlo también con deseos de venganza o poder controlar de igual manera comportamientos inadecuados.
Abundando en ese concepto de que el tránsito va en función de quien lo realiza, cuando muere alguien muy anciano, lo usual es utilizar el blanco, pues esta claro que deja de mal vivir y eso es algo a celebrar, por lo que hay que reprimir emociones de nuevo y mostrarse alegres. Pues en sus ceencias en tales circunstancias la muerte de alguien muy longevo es premonición de que muchos niños del linaje seran bendecidos con su sabiduria y buen sentido común.
Con esta esperanza, el dolor se desvanece.
Todas las familias y clanes rememoran a sus recientes fallecidos a los ocho días de su muerte, es el día de nawotwe da, van vestidos con sus trajes fúnebres y los bailes consecuentes. Así mismo cuarenta días más tarde con el adaduanan, repitiéndolo a los ochenta, adadutwe. Un año después, el día de afehyia da, con una más importante ceremonia, se cierra el duelo.
Pero no se olvidan de todos los muertos u owofo, conmemorandolos con regularidad. Estas celebraciones se efcetuan cada cuarenta días regularmente, es el dia de adae o kwasidae y anualmente, a nivel nacional y con un ceremonial más importante aún el de odwira.
Con posterioridad, se prescriben funerales y ceremonias de recuerdo o ayie pa, siguiendo los protocolos establecidos de conducta a fin de asegurar su éxito como rito de iniciación y ‘evento social’. Los funerales entre los akan tienen un prestigio comunitario considerable, de modo que no solo se miden como un proceso ritual sino también como una exhibición pública. El buen desarrollo de un funeral reconoce los protocolos sociales y rituales establecidos y debe reflejar las inquietudes artísticas y estéticas apropiadas para que las ceremonias no solo se midan por su contenido, sino que también podrían verse comprometidas por no estar bien realizadas. Rattray 1916 No.452, y en Kumasi 1988, recoge como dicho en un funeral: Se fun nya asoayia a, nna ototo no kon “Una procesión fúnebre decente es en sí misma un tributo al éxito del funeral del difunto”.
Expertos como deMarees 1600: 343; Bosman 1705: 364; Atkins 1735: 105; Bowdich 1819: 284 y otros, reiteran que: “Los funerales son públicamente activos y vividos en comunidad; continúan desde el anuncio de la muerte a través del entierro, detie yie y durante las ceremonias posteriores de conmemoración. Es un período complejo de actividad que puede parecer tumultuoso y desorganizado para los ojos europeos”.

Las artes funerarias o Sempón de los akan son bien conocidas; incluyen cerámica ritual, o abusua kuruwa, cabezas de terracota nsodia, las tradicionales pipas ebua y los diversos paños de los que ya se ha hablado, usados durante este tiempo.
Los objetos personales de uso cotidiano, taburetes, artículos de tocador, reliquias familiares y pertenencias del difunto, también pueden incluirse como bienes funerarios y presentarse en el momento del entierro.
Durante la recitación de proverbios ebe o mmebusem y aforismos apropiados a las ideas akan con respecto a la vida, en el momento del funeral o las ceremonias que con este motivo promueve el estado, a menudo se ve a las personas, con las manos juntas sobre la cabeza, declamando: Ahia me o, o menko o!, literalmente: “Me quedé sólo”.
Hay una conexión directa entre el proverbio y el gesto en estos dos casos. Componiendo el cadáver también con otros símbolos tal vez más genéricos; por ejemplo, el gesto de los brazos cruzados sobre el pecho con las manos apoyadas en los hombros puede tener cualquiera de las siguientes asociaciones proverbiales: Mafo ma awo ade me “Estoy mojado y con frío”. Osu kese bi ato aboro me “Ha llovido copiosamente y me he empapado”. Mennya gya na m’ato bio “No recuperaré nunca el fuego que me calentó”.
Hay una serie de gestos simbólicos de uso común, que también se encuentran en terracotas en figuras individuales o vasijas funerarias como las ya nombradas abusua kuruwa.
Estas terracotas, a menudo están adornadas con motivos simbólicos, similares a los motivos estampados que se encuentran en las diversas telas funerarias.



Abusua Kuruwa recipiente y dos Nsodia, cabezas funerarias de terracota.
Tradicionalmente, el uso de telas funerarias, de colores precisos, conocidas como ayitoma, tela fúnebre o akonini ntoma ‘tela para un corazón fuerte’, guardaban el codigo del ciclo funerario e indicaba la relación del doliente con el difunto y su posición dentro del linaje familiar o abusua.
Estos diversos paños se describen de la siguiente manera: – Kuntunkuni, paño marrón rojizo usado por el hombre mas anciano del linaje, el abusua panyin y los familiares cercanos el primer día después de la muerte y a menudo durante el resto del entierro. Tradicionalmente, los paños kuntunkuni son los paños más antiguos y, a menudo se muestran deshilachados, e incluso pueden haber sido reteñidos y estampados de nuevo. En tiempos era habitual en Kumasi el dicho de: ‘Cuanto más vieja y gastada sea la tela, más indicará el dolor y aflicción por la pérdida’. Curiosamente los más viejos sacos de fibra de cocoa, eran los preferidos para sacar de ellos el tejido para los paños funerarios kuntunkuni, pues tenian mucho parecido con los antiguos tejidos de cortezas o kyenkyen destinados a estos ritos. Se decía que eran fiel reflejo del empobrecimiento por la pérdida del miembro de la familia. – Kobene, paño de color bermellón o rojo oscuro, usado por familiares, amigos y vecinos durante los funerales y con frecuencia por todos los dolientes durante las ceremonias conmemorativas posteriores. El kobene en la actualidad es la tela más usada en los funerales. – Birisi. En algunas áreas del centro de Ghana, la viuda y su familia inmediata usarán un paño azul oscuro conocido como birisi durante el funeral y las ceremonias conmemorativas siguientes que se celebran cuarenta días después del entierro. Para las mujeres esto incluirá el uso de una prenda superior roja, la dansekra, con una falda negra u oscura. El birisi puede llevarse con dos motivaciones, durante los funerales como una simple tela oscura, o en las ceremonias conmemorativas posteriores, ayie, que puede aparecer estampado con motivos simbólicos. – Adinkra. Son tanto la tela que presenta estampados los motivos adinkra, como dichos motivos o símbolos en si mismos. – Fututum o tutum, son los paños blancos con que se celebra la muerte de los más longevos ancianos.
. Símbolos adinkra recopilados por Robert Sutherland Rattray en 1927.
LOS ADINKRA Adinkra en lenguaje twi, el de los asante, significa despedida. Y aunque pueda parecer ese su origen, no parece ser más que un paralelismo adecuando el término al producto. Hablaremos más abajo sobre el hipotético orígen Gyaman de los símbolos adinkra, que dan genéricamente nombre al tejido, aunque como hemos visto cada tejido tiene nombre concreto.
Los símbolos en sí hacen visual lo verbal, y ya conocemos el dicho de que ‘una imagen, vale más que mil palabras’.
Tradicionalmente, siempre se estampan los símbolos adinkra en tonos oscuros sobre tejidos oscuros, como el kuntunkuni o el birisi. Esta peculiaridad da idea de la sutiliza con que los akan establecen su manera de entender la muerte y que los demás no percibimos y se nos escapa, ya que los sellos adinkra con sus identidades específicas se llevan en una tela de color con amplias asociaciones colectivas.
Los símbolos adinkra se encuentran profundamente arraigados en toda la cultura akan y los muestran en todas sus artes, permanentes y transitorias. Los símbolos adinkra son un tan simple como complejo e impactante sistema visual de recordar proverbios, máximas morales y dichos populares. Algunos de ellos evidencian con más o menos inmediatez su significado, encaminando adecuadamente a visulizar su parábola o analogía verbal asociada, mientras que otros, más abstractos, requieren de un profundo conocimiento previo.
Las imágenes adinkra representan los principios de la conducta y reflejan máximas que caracterizan las relaciones del hombre frente a lo breve e imprevisible de la vida. Comentan sobre la familia, la estructura de la sociedad o referencian hechos históricos. Algunos de ellos estan preservados al uso real como regalía y estan considerados por tanto como arte de estado. El proverbio en que se basan está por tanto asociado a la monarquía.
En las estampaciones se observa que algunas son recurrentes mientras que otras han caido en desuso y se añaden nuevas con diseños propios enlazados a proverbios establecidos.
Ciertas estampaciones antiguas no son de uso público hoy en día, pero no caen en el olvido y se valoran tanto como las más nuevas. Muchos motivos adinkra representan objetos comunes que se han asociado simbólicamente al día a día. Algunos recientes comentan eventos políticos pasados o presentes, mientras que otros se crean para el comercio actual con un creciente uso social, no funerario, de telas de adinkra conocidas como de kwasidae o vestido de domingo.
Los tejidos estampados Adinkra son algunos de los primeros ejemplos de arte textil documentados de toda África Occidental.
Thomas Edward Bowdich, el enviado británico al rey de los Asante en 1817, ya hizo incampié y referenció el uso de telas fetiche o adinkra mientras residía en Kumasi. En algún momento del año 1817, él encargó una tela adinkra cuyos patrones se imprimieron usando sellos tallados en calabaza y con tintes vegetales. La tela presenta 15 simbolos como nsroma o estrellas, dono ntoasuo o tambores dono y diamantes. Fue fabricada especialmente para la colección del Museo Británico en Londres, donde se encuentra; ref.- Museo Británico nº WA-22, ver Bowdich 1819: 310.
Colección de sellos adinkra tallados en calabaza en la población de Ntonso
Unos años más tarde, en 1825, el holandes F. Last al que habían nombrado comandante temporal de la Costa del Oro holandesa, encargó una tela adinkra para regalar al Rey holandes, que fue enviada desde el castillo de Elmina. La tela probablemente se hizo para Guillermo I para el ‘gabinete real de curiosidades de la Haya’ y se estampó como tradicionalmente; sin embargo, se añadió en el centro el Escudo de los Paises Bajos, el de la Casa Real, que quedó bastante tosco, a ojos occidentales, pues se añadieron alrededor motivos akan tradicionales. Se exhibe en el Museo Nacional de Etnología en Leiden.
Adinkra de Bowdich 1817 Adinkra de Last 1825
La fecha de 1825 refuerza la creencia de que el adinkra ya era usado asiduamente, e incluía una serie de motivos documentados que aún se usan en la actualidad. La fecha de 1817, sin embargo, entra en contradicción con el orígen de la llegada y uso de este tejido entre los asante.
Las historias orales locales afirman que el uso del adinkra se instauró entre los Asante como resultado de una guerra entre los reinos Asante y Gyman, cuyo rey se decía que vestía una tela de este tipo cuando fue derrotado y posteriormente asesinado en algún momento entre 1818 al 20. De hecho, el nombre del rey derrotado era Kofi Adinkra y se dice que uno de los símbolos adinkra más famosos, el conocido simplemente como adinkra, era el usado por él. Por lo que, según las tradiciones locales, el Adinkra no se conoció entre los asante hasta después de la guerra de 1818-20; sin embargo, la tela recolectada por Bowdich data de 1817, por lo tanto, anterior a la fecha tradicional de su aparición. Los recientes trabajos de campo sugieren que esta historia oral tradicional se toma más como una explicación de cómo llegaron los asante a conocer la tecnica de confeccion y estampación, que no el uso en sí de la tela con sus símbolos. Se dice que esas técnicas de estampado de telas llegaron a los asante a través del del hijo del rey Kofi Adinkra, que también fue capturado durante esta lucha y que hoy tiene un sello que reza: Adinkra ba apau, “Hijo de Adinkra”, según relatos recopilados de historias orales en el Palacio de Manhyia en Kumasi que discuten el uso del tejido adinkra en la corte durante el siglo XVIII. Por mi parte solo una apreciación, siendo los Gyman un potente estado situado al este de lo hoy conocdo como Costa de Marfil, vecinos por tanto de los Akan y en el límite del territorio de los Asante, excelentes comerciantes, entiendo que esos tejidos podían haberse introducido paulatinamente, primero en intercambios comerciales, despues extendiéndose entre la población por lo sencillo de su confección y lo peculiar y llamativo de sus diseños, conservando el nombre del clan que regía entre los productores originales.
Un ejemplo de referencia directa es la conocida escalera de la muerte: Owuo atwedee baako mmforo, obiara bewu “Todos los hombres subirán por la escalera de la muerte”. Esta representación de la escalera también se encuentra en vasijas funerarias de arcilla, así como en los contenedores de bronce para polvo de oro y en los pesos de bronce utilizados para el pesaje de ese oro. Hay un sello adinkra moderno que tiene la representación de una calavera en él con la declaración asociada: Owuo begya hwan “A nadie le faltará la muerte”.
Los símbolos estampados adinkra abordarán las inseguridades y tensiones de la vida con mandatos tales como: Daben na me nsorama bepue “¿Cuándo cambiará mi estrella?” o Atamfo atwa me ho ahyia “ Mis enemigos me rodean”. Los símbolos establecerán preceptos para el comportamiento y también reconocerán la responsabilidad individual: Obra tese ahwehwe “La vida es como un espejo”. No solo es frágil sino que refleja nuestro carácter.
La bien conocida imagen de Sankofa, “del pájaro mirando por encima de su espalda”, es un mandato para un comportamiento equilibrado y responsable.
La admonición proverbial establece simbólicamente el equilibrio y la intención pacífica a través de formas conocidas en otros usos como motivos para los bastones de los lingüistas o los remates, kosua: Ekaa akyekyedee nko a nka etuo nto kwae mu da. “Esta es la mano que sostiene el huevo”.
Hay evidencias que indican que el uso de telas adinkra fue alguna vez una prerrogativa real y que a través de un proceso aún no aclarado del todo, el pueblo accedió a dicho tejido a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, incorporándose como un elemento general de uso funerario entre los akan. El rey usa tocados estampados de adinkra durante las sesiones semanales en la corte en el consejo de estado, el Asanteman, se reúne los lunes y jueves y cuando celebra sesiones públicas, los sábados. Cuando las reuniones del consejo de estado están en sesión en el Palacio de Manhyia, los miembros del Asanteman visten birisi, telas oscuras que a menudo se sellan. Esto refleja la seriedad de las reuniones y la responsabilidad de los asistentes. La procedencia real se refleja en un protocolo de la Corte en Kumasi que prohíbe usar el mismo símbolo adinkra que el Asantehene cuando está sentado en el estrado. Hacerlo parecería ser un desafío para el Rey y llevaría a una situación incómoda, aunque no intolerable.
Dependiendo del cariz de la reunion, en vez de la usual adinkra, el Rey puede que utilice telas con inscripciones de suras o versos del Corán: Nsumankwahene Nana Domfeh Gyeabor. Esta tela protectora también se conoce como un símbolo adinkra: Hyewo a enhye “Ardo pero no me quemo”; queriendo deir que es ignífugo, en el sentido de inmúne contra la magia de los demás.
Dupuis en 1824: 142, cuando visitaba Kumasi en 1820, asevera el uso temprano de telas islámicas cuando registra que el Rey vestía “una gran tela de algodón blanco que cubría parcialmente su hombro izquierdo, que estaba tachonada con escrituras árabes en varias tintas de colores, y de un color bien brillante y bien formado”.
Si se trataba de una reunión de extrema gravedad para discutir, por ejemplo, la posibilidad de una guerra, el Rey usaría un paño kuntunkuni marrón oscuro conocido como pese Ntowma, con ramas del árbol pese estampado sobre él. El Sumo Sacerdote de los Asante, el Nsumankwahene, declaró que tenía telas caligráfiadas con suras, para usar como protección cuando se reunía con otros sacerdotes. También tenía un gran parasol o kyini estampado con los símbolos adinkra de un etuo o rifle y una afena o espada, cruzados sobre él como símbolo de protección cuando asistía a sus actividades estatales. Otro paño, usado por el rey Nana Kwaku Dua II de Tewobaabi, tiene como patrón a un puerco espín erizado sobre un paño oscuro, usado cuando se habla de cosas serias en el tribunal local. También encargó telas inscritas con caligrafía islámica conocida como Nsebeon Ntowma a un clérigo musulmán local de Ntonso. De hecho, este instaló una tienda en el mercado local, para vender adinkras, telas con suras y amuletos islámicos, suman o nsebe.
Los paños, de hecho, son elegidos para que los use el Rey poniendo especial énfasis en el símbolo más apropiado para una ocasión o ceremonia específica como un aspecto de la política y el arte de gobernar. Esta selección es hecha por el Abanasehene. Estas imágenes proclamarían la fuerza o el poder del rey y por lo tanto del reino, siendo vistas y entendidas por los concurrentes y especialmente por quienes visitan la corte real en misiones diplomáticas. Los símbolos adinkra usados por el Rey sirven como validación visual de su autoridad y reclamo de poder. El símbolo Aban, La casa del Rey, que se usaba en la Corte se refiere a la casa de piedra construida por Osei Bonsu I 1802 al 23, y simboliza el poder real, la autoridad y la riqueza. El Aban fue la primera casa de piedra de dos pisos en Kumasi y se convirtió en el depósito de objetos, regalos, y ropa del Rey bajo la dirección del Abanasehene Nana Asafo Agyi II.
Varias estampillas argumentan la intención pacífica del Rey, pero también la capacidad de enfrentar cualquier amenaza. La alusión a la naturaleza es a menudo un juego metonímico en el uso de símbolos en la tela del rey cuando, por ejemplo, se estampa el símbolo adinkra conocido como Okoto, el Cangrejo. Dando a enteder que es difícil sacar un cangrejo de su agujero, pero una vez que sale lucha con total compromiso y ferocidad. El símbolo estampado “Obi nka bi”, – No ofendas a nadie que no te provoque –, argumenta la paz inherente del Rey. Una vez excitado, sin embargo, el Rey será muy temido al proyectarse a través de la imagen de Odenkyam, el Cocodrilo, que se usó durante tiempos de guerra y conflictos. El sello adinkra de armas cruzadas, Afena, o del rifle del rey, Ohene Tuo, o de ámbos, son referencias directas a su fuerza. Varios símbolos tienen referencias específicas a las victorias obtenidas por el Rey, el más conocido es el adinkrahene, tomado de la tela usada por el derrotado Gymanhene Kofi y el sello adinkra que llevaba, por lo que también es conocido como el ‘rey de los sellos adinkra’.
A continuación, algunos símbolos tan nuevos como antiguos, pues aunque varíen sus términos, su intención sigue siendo la misma.
Sesa Wo Suban. Estrella de la mañana, lo que imprime carácter. El cambio.
Boa me na me Mmoa Wo. Independecncia, cooperacion. Ayudame, deja que te ayude.
Nkonsonkonson. El eslabón, la cadena humana común.
Samkofa. Aprender del pasado. El pájaro que para iniciar el vuelo, prepara sus alas.
Adinkrahene. Es el emblema maximo, el lider, el carisma. Simbolo primordial.
Nkyinkyim. El coraje, sacar de donde no queda.
Tradicionalmente ciertos símbolos se reservaban al Rey. Estos en el pasado incluyeron el adinkrahene, el rey de los sellos y a Osono, el Elefante, entre otros. Un nuevo sello tallado en 1992 se sigue utilizando en la representación directa de la realeza, es Ohene Kyini, El parasol del rey. Este sigue el uso de la espada de estado, la Afena, como un símbolo primordial que está en uso desde hace ya tiempo.
Asokwa 1992, habla de haber recopilado datos recogidos en Kumasi, que registran que cada rey ostentaba un sello que debía representar en forma gráfica aquellos atributos o características por los que deseaba conocido y que se identificaran con su reinado. Estos sellos rara vez se usan públicamente. Uno de estos sellos indica: Osono tia afidie as que enhwan “La fuerza, el poder y la astucia del Rey”.
Las anécdotas históricas o determinadas situaciones relevantes quedaban sujetas a símbolos y metáforas. Por ejemplo, extraido de un hecho historico que relata que el Rey fue informado de que Gyau Atiko, lider en la batalla de Bantama entre los Gyman y los Asante, había corrido tan rápido a la batalla que todo lo que se veía era la parte de atrás de su cabeza. Más tarde, Gyau Atiko usó este patrón de corte de pelo durante una ceremonia adae. Esto no solo indicaba su valentía, sino también su iniciativa. Por tanto el de Gyau Atiko describe un estilo particular de cabello utilizado como patrón en un sello adinkra. Otro sello popular que se ve a menudo es el de Nkotimsefuopua, “Las garras del águila”. Representaba un tipo de peinado de las jóvenes que servían a la Reina Madre, la Ahemaa en su corte. Hay un corolario para este sello relacionado con las sirvientes de la Reina, que debían ejercer sus deberes ‘sin replicar’. El símbolo no solo es una insignia real, sino también una orden para llevar a cabo sus deberes sin cuestionar. Esto se extiende a la población general, de modo que cuando un superior le dice a alguien que haga algo, debe hacerlo sin preguntas ni argumentos. Las diversas personas del centro de Ghana hoy en día tienen un sistema perfectamente desarrollado de comunicación visual simbólica asociada con una rica tradición oral. No obstante, muchos expertos se preguntan, a sabiendas de la facilidad de plabra de estos pueblos y por tanto de su trasmisión sea esta la que sea, de cómo, siendo en el pasado una sociedad sin lenguaje escrito, se desarrollaron e incorporaron las imágenes gráficas estampadas no escritas entre los Akan. Ante esto y la sigiente respuesta encontrada, me pregunto si no habrá algún interés reivindicativo, en vez de aceptar hechos concretos que se dan en todos los rincones de África sin tener que recurrir a algo que aunque cierto, seria un complemento que no un todo.
Retomando lo de más arriba y manteniéndolo in mente, dicen que la fuente de escritura más comúnmente utilizada o el uso de imágenes gráficas en la tela han partido de los musulmanes de la parte norte de Ghana. Puede ser, en lo de la escritura, sin duda, aunque lo de la esgrafía y estampanción, creo pudo producirse por pura explicación oral y luego ser copiada.
El comercio con el norte islamizado, antes y después de la consolidación del estado Asante, trajo consigo cultura, conocimiento, ideas y productos islámicos. Aunque no penetraron en el sur, donde las tradicciones muy arraigadas ya empezaban a chocar con los primeros europeos, según Wilks 1971: 381, “las rutas comerciales hacia el norte, que se habían recorrido ya en el siglo XIV, se convirtieron en una compleja red de intercambio en el momento de la consolidación del reino Asante”. Los principales centros comerciales del norte, se convirtieron en fuentes no solo de bienes, sino también de la civilización islámica, ya que los musulmanes eran tan feroces y preparados guerreros, como proselitistas activos de su fe y divulgadores de su cultura.
Wilks, 1961, 1971 nos dice que: “En el siglo XVIII, los musulmanes se encontraban en la corte real del rey en Kumasi como asesores y guardianes de registros y estaban involucrados en el comercio y la política de la nación Asante”. Hay que redundar en que al igual que en casi todo el resto de los por entonces incipientes estados africanos y hasta la fecha, donde los Peul por un lado y por otro los aristocráticos Hausa, ambos pueblos de origen bereber y como antes he comentado formidables guerreros, asumieron y mantienen el control de ejercitos al modo de guardias pretorianas.
Wilks, 1961, 1971, nos dice que: “Bajo los musulmanes, las ciudades del norte se convirtieron en centros principales para la producción de telas, trayendo de fuera a su vez telas a la corte real en Kumasi”.
Silverman 1985 tambien comenta que: “Hubo también en Kumasi y en otras partes, obras de cobre del norte de África con escritura árabe ‘cúfica’ trabajadas en las superficies en patrones casi abstractos. Algunos de cuyos diseños se pueden observar entre los sellos adinkra”.
Es clara, la atracción de las formas elegantes de la caligrafía islámica, que son de apreciar por su delicada pureza gráfica. Literalmente, las “palabras de Dios” del Corán escrito a mano, son apreciadas tanto por su religiosidad como por su exquisito sentido del diseño. Los akan no musulmanes incorporaron versos, suras, del Corán, ya sea como fórmulas mágicas o protectoras, que se escribían en pequeños trozos de papel que a menudo envolvían en cuero para llevarlos como amuletos, o sujetos a la ropa de un hombre. Resulta claro que lo que era importante por lo atractivo para un inculto espectador era la imagen gráfica, que sabía era islámica, pero a la que aplicaría un significado coherente con las creencias y principios akan. Por lo tanto, esta creencia en la ‘magia de la marca’ tanto como su significado textual, tal vez condujo al desarrollo del uso de la imagen gráfica estampada como si de un texto akan se tratara.
McLeod 1981:150, nos dice: “Las telas adinkra parecen originalmente haber sido importadas del norte y los patrones sobre ellas pueden, en última estancia, derivar de la escritura islámica”. Lo que aunque en condicional, reafirma la posición de varios escritores con respecto al orígen y la influencia sobre la historia y uso de los Adinkra.
Hemos visto en otros pueblos africanos, que la expansión islamista condicionó sus modos de vida y creencias, tambien el cristianismo, aunque nunca consiguieron eliminar lo enraizado ancestralmente, sin dejar de valorar las aportaciones culturales y técnicas de estas otras maneras de pensar.
Muchas tesis avalan la llamada conexión del norte con la cultura islámica mediante el uso de sellos adinkra cuyos proverbios o dichos asociados están directamente relacionados con las fuentes musulmanas. Estos incluyen el Nyansoa po o Nudo Musulmán de la Sabiduría; el Nkrado o Bloqueo del Musulmán; Nsaa o Patrón textil del Norte. Hay una serie de sellos cuyo diseño se basa en fuentes islámicas a los que se han asimilado proverbios akan.
Los paños cubiertos con escritura musulmana fueron usados en el pasado y continúan siendo usados hoy por sacerdotes y miembros de la realeza como protección y poder y para proclamar su fe en ese poder de manera pública. Los clérigos musulmanes continúan escribiendo amuletos para los Asantehene hoy bajo la dirección del Gran Sacerdote de los Asante, el Abanasehene Nana Asafo Agyi II, 16 de julio de 1992.
Bravmann 1983:19, describe el equilibrio entre el mensaje y su soporte visual: “La sensibilidad estética africana se funde en todas partes con el potencial literario y gráfico del Islam, aportando una estabilidad y una forma particulares a las palabras de Dios”.
Es esta capacidad para dar a la declaración verbal una forma visual, lo que los adinkra comparten en principio con las formas islámicas.
Sin embargo, es importante mantener un equilibrio de las imágenes gráficas musulmanas asimiladas con elementos akan, porque las formas musulmanas importadas se aplicaron a los proverbios akan ya establecidos. Por lo tanto, se puede argumentar que los motivos adinkra equilibran la afirmación verbal y la imagen visual para caracterizar los pensamientos complejos a través de formas visuales simples. Es un ejemplo de la capacidad del Akan Asante para asimilar influencias externas y producir un híbrido que es más que la mera suma de los elementos constituyentes.
La creciente popularidad de los Adinkra ha pasado de ser una tela de uso exclusivo en funerales a ser un elemento fundamental en la celebración de fiestas o reuniones sociales, o acudir a la iglesia en domingo, luciéndolas como símbolo de estatus o mera presunción. A estos nuevos usos en que estos tejidos se destinan a eventos sociales, se los llama kwasidae o ‘tela del domingo’.
Esto ha propiciado el que la mayoría de las telas estampadas que se ven en la actualidad tengan ahora un orígen de producción industrial. Replican motivos y símbolos adinkra tradicionales, pero están impresos con tinte comercial para que no se desvanezcan y puedan lavarse sin perder la imagen. Este uso social de los adinkra ha llevado a otros cambios, por lo que hoy en día no es raro ver verde, amarillo y otros coloridos no tradicionales e incluso telas escocesas estampadas. La moda también parece desempeñar un nuevo papel cada vez más importante en el uso de la tela adinkra.
Mientras que las telas funerarias estampadas siguen siendo de uso común entre los hombres en los funerales, las mujeres usan el dansekra y la falda, roja o negra sin estampar. En los últimos años ha aumentado la tendencia de las mujeres a usar vestidos hechos a medida con adinkra estampado manual o de fábrica, pero retomando nuevamente la idea de la unidad o identidad del abusua, o linaje matrilinial, transmitido un símbolo o motivo común. La exhibición simbólica, la alianza familiar y la moda se fusionan a través de nuevos sentidos de vestimenta y diseño.
Hay una observación adicional interesante y un tanto inquietante en cuanto a que el uso de telas adinkra se vuelve más popular; aquellos que las usan no están familiarizados con la mayoría de los símbolos, ni conocen casi ningún proverbio o refrán asociado. Además, a medida que la fabricación industrial estampa más tela para uso puramente lúdico, menos jóvenes conocen ni se interesan por los proverbios asociados, por lo que para obtener información es realmente complicado encontrar algún anciano que lo pueda contar.
Otra moda ha venido a establecerse, es de carácter occidental, prescinde de simbología aunque no de imágenes ni textos, pero estos están directamente escritos mostrando el proverbio. En estos “nuevos sellos textuales de los nuevos adinkra” se puede leer: Owuo begya hwan “¿Quién moriría en nuestro lugar?” Omipa bewu sika te ase “La gente muere mientras el dinero vive”. Asem pa asa “La bondad no tiene recompensa”. Nseu adgere yen “Estamos inundados en lágrimas”.
El uso de un texto escrito en lugar de la imagen, refleja la creciente alfabetización y la buena acojida de la escritura por la gente, entendiendolo como un válido complemento a las imágenes abstractas del uso tradicional. Hay un simbolo en sello adinkra el de Ekaa nsee nkoa cuyo proverbio refleja esta transferencia: “Si se le dejara en paz, el árbol moriría” refiriéndose a que el pájaro carpintero o nsee, solo puede vivir en el árbol muerto de onyina, donde ahueca su nido. Tanto símbolo como texto, tienen el mismo significado, pero la característica del proverbio ha cambiado.
Estudios de empresas textiles en Ghana, realizados entre 1988 a 1992, reflejan la pérdida de lo que se puede describir como una alfabetización simbólica akan. Expertos autóctonos en las telas mayores, observaron que: “El uso del texto occidental en sellos de los adinkra, data al menos de la década de 1940 si no antes, cuando una tela de fábrica estaba marcada con las letras ABCD”. No solo le resultaba familiar al comprador alfabétizado, sino que, comprado en cantidad, todas las mujeres lo vestían llevándolo a los funerales, indicando así que eran miembros de la misma familia. El uso de texto en los adinkra refleja una dinámica interactiva que permite que los talladores de sellos y estampadores de tela agudicen su imaginación artística, y así de paso, responder a la demanda del mercado que requiere constantemente de imágenes nuevas y destacadas para hacer más vendibles las telas.
La política moderna con partidos, plataformas y emblemas también encuentra un lugar en el desarrollo de los símbolos adinkra. Durante el primer gobierno independiente en 1957, bajo Kwame Nkrumah, un sello adinkra basado en un conocido proverbio se convirtió en el símbolo del Partido Popular de la Convención. El símbolo era un gallo, Akokonini, y el proverbio asociado decía: Akokoberee nim adekye na ohwe onini ano “La gallina conoce las horas del día, pero vigila el canto del gallo que lo anuncie” ¡Qué mejor metáfora para el líder de un partido político y la nación! Cuando en 1969 un nuevo gobierno llegó al poder, se talló un nuevo símbolo adinkra para hacer ver los nuevos pensamientos y modos diciendo: Owia apue esunu “El sol finalmente aparece”. Pero tal vez las experiencias de las últimas décadas hayan moderado ambiciones y las creencias en promesas, ya que el mismo símbolo adinkra ha cambiado a: Ebi te yie “Algunos se sientan mejor”. Durante el período previo a la elección de 1992, cuando se formaban los partidos políticos, se utilizaron numerosos símbolos del corpus de motivos adinkra. Símbolos conocidos como el parasol, el elefante, el águila y la gallina con sus pollitos sirvieron para dar una identidad visual y gráfica a los nuevos partidos políticos. Sirvieron para identificar fácilmente a unos y otros, mediante el uso de símbolos bien conocidos y proverbios asociados y para dirigir a los analfabetos en su apoyo y, en última instancia, su voto.
Cuando el 4 de agosto de 1974, Ghana pasó a conducir por el lado derecho de la carretera en lugar del sistema británico de conducción por la izquierda, se produjo un dilatado período donde la confusión trajo a su vez un aumento sustancial de accidentes. Esto condujo a un popular nuevo sello adinkra conocido como: Steer, na, bekum driver “Fue el volante el que mató al conductor”. La tasa de accidentes hoy en día es solo un poco menor, pero el sello todavía está en uso con un nuevo título creado por las mujeres del mercado para hacer que la tela sea más vendible. Ahora es elegantemente conocido como ‘Mercedes’ o simplemente ‘Benz’.
Hace ya tiempo, había un gran letrero luminoso en Kumasi de United Africa Company, convertido en un popular lugar donde la gente se reunía por las noches. A finales de la década de 1950, un tallador de sellos en Asokwa, ante la creciente popularidad del lugar, creo un sello al que llamó “UAC Kanea”, en inglés UAC Light, algo entendido como: “Reunete bajo la luz de UAC”. Que aunque no era estrictamente un proverbio akan, si era algo muy popular.
Es numeroso y cambiante lo que se incluye ya como símbolos de moda, desde logos como Benz o Nike a motivos tan estrafalarios y recurrentes como los que ya se pueden ver en cualquier boutique de Londres o Nueva York, eso si, estampados. Dejando atrás las botellas, banderas, mapas, logotipos publicitarios, portadas de libros y el símbolo del Programa Mundial de Alimentos que fue extraído de una lata de atún donada por Japón, que fueron otros de los sellos adinkra adoptados a finales del siglo pasado.
No hay que pensar que esto sea negativo, si acaso un componente de rápida evolución, donde cabe todo lo anterior y el que aún determinadas personas busquen usar paños que forman parte de su herencia y mantener la tradición activa, aunque aparentemente presenten elementos nuevos. Esto atestigua el dinamismo de la sociedad Akan a medida que incorporan activamente artes del pasado al presente, cambiando la apariencia y el uso para producir una forma de arte adecuada a cada tiempo.
Ya hemos visto que los adinkra los usan todos los Akan pero sobre todos los del Reino Asante y los Baulé tanto en Ghana como en Costa de Marfil. Los exponen en telas, cerámica, pesos de oro, taburetes o utiles domesticos; todo soporte es válido si se adecua a la consecución del fin.
El turismo ha llevado a nuevas salidas en el uso de los símbolos en artículos como camisetas y joyas.
Kwame Anthony Appiah, el filosofo anglo ganés comenta que: “Estos símbolos fueron uno de los medios de una sociedad prealfabetizada para mejorar la trasmisón de conceptos complejos, matizados por la práctica”
Ya hemos dicho que la tradición oral asegura que los adinkra son de orígen Gyaman, un pueblo de orígen Abrón limítrofe al territorio del país asante. El centro de producion tradicional de este tejido en la actualidad está en la villa de Ntonso a 20 km al noroeste de Kumasi.
El oscuro pigmento, aduro, con el que se hacen los estampados, se prepara remojando, pulverizando e hirviendo la parte interna de la corteza de badie, la bridelia ferruginea, en grandes recipientes sobre fuego de leña. Una vez que se libera el color oscuro, la mezcla se cuela, y luego se hierve durante varias horas más hasta que se espese. Los sellos están tallados en un trozo del fondo de una calabaza de entre cinco y ocho centímetros cuadrados.Tienen un mango en la parte posterior, y el sello en sí mismo es ligeramente curvo, de modo que el tinte se recoge con un movimiento de balanceo.
Robert Sutherland Rattray en su libro: ‘Religion and Art Ashanti’ Oxford, 1927; dibujó una muestra de 53 símbolos adinkra explicando sus significados y que hemos visto más arriba.
1º Gyawu Atiko “La nuca de Gyawu”. 2º Akoma Noso “Corazones unidos”. 3º Epa “La esposa”. – ver tambien nº 16 -. 4º Nkyimkyim “El patrón retorcido”. 5º Nsirewa “Caracoles”. 6º Nsa Sello desconocido encontrado en un tejido con ese mismo nombre. 7º Mpuannum “Cinco mechones”. – de cabello -. 8º Duafe “Peine de madera”. 9º Dame Dame “Inteligencia e ingenio”. – juego de mesa -. 10º Aya “El helecho o No te temo. No dependo de ti”. 11º Aban “Castillo o Casa de dos pisos”. – privativo del Rey -. 12º Nkotimsefuopua “Asistente de la Reina” – debido al corte de pelo -. Realmente una variación de la esvástica. 13º Sankofa “Vuelve atrás y tráelo”. – ver nº 27 -. 14º Kuntinkantan “No te jactes o No seas arrogante”. 15º Epa “La esposa”. – como el nº 3 – 16º Nkonsonkonson “Eslabón”. – como nº 44 – 17º Nyame dua “Altar de Dios”. 18º Agyndawuru “Gong de agyin”. – un árbol -. Jugo del fruto de ese árbol que se exprime dentro de un gong que se dice resulta muy agradable a los espíritus. 19º Sepow “Cuchillo de juicio”. Se dice que un hombre a punto de ser ejecutado intentó maldecir al rey y el cuhillo le atraveso las mejillas y la lengua. 20º Adinkra hene “Rey Adinkra. Jefe de todos los Adinkra”. – ver nº34 -. 21º Fihankra “La casa circular”. 22º Papani amma yenhu Kramo “La cantidad de personas que hacen el bien, nos impide saber quienes son musulmanes”. Este proverbio hace ver que aunque los musulmanes están obligados ha hacer caridad, hay muchos otros que también lo hacen, por lo que es complicado distinguir a unos de otros. Por suerte. 23º Mmrafo ani ase “Cicatries del hausa”. 24º Musuyidie “Lo que elimina el mal”. Una tela con este diseño estampado yacía junto al lecho del rey Asante y todas las mañanas, cuando se levantaba, posaba sobre ella gtres veces su pie izquierdo. 25º Nyame, biribi wo soro, ma no me ka me nsa “Oh Dios, permite que mi mano toque todo lo que está arriba”. Este patrón estaba estampado sobre papel y colgaba sobre el dintél de una puerta del palacio. El Rey Asante solía tocar el dintel, luego su frente, luego su pecho, repitiendo cada vez, tres, estas palabras. 26º – igual que nº 1 3- 27º Akan “Ñame” – Se cree que se refiere a un tipo de planta comestible sin identificar – 28º Se die fofoo pe, ne se gyinantwi abo bedie “ Lo que quiere la planta gyinantwi de flor amarilla, es que sus semillas se vuelvan negras. Es un popular proverbio. El fofoo, o Bidens pilosa, es una planta de flor amarilla pequeña, tras la que aparece la semilla de punta negra. Es un dicho contra los celosos. 29º Mimra Krado “Cerrojo Hausa”. 30º Dwenini aben “Cuerna de carnero”. 31º Masie “Compañero”. -He escuchado-, -Lo he esondido-. Esto ensalza la virtud de la confianza 32º Dono ntoasuo “Tambor doble Dono”. 33º – igual que nº 10 – 34º Adinkra hene – como nº 2 1-. 35º Nyame mwu na ma wu “Que Nyame muera antes de morir”. 36º Hye wo nhye “Que no te queme aquel que quiere quemarte”. – ver nº 49 – 37º Gye Nyame “Excepto Dios o Solo Dios”. 38º – como nº 26 -. 39º Ohene niwa “En los pequeños ojos del Rey”. – es decir, a su favor -. 40º Akoben “El cuerno de guerra”. 41º Kwatakye atiko “Nuca de Kwatakye”. Kwatakye era un capitan del Rey. Durante la ceremonia de Odwira se dice que se rasuró de esa manera. 42º Akoma “Corazón, con una cruz en el centro”. 43º Ohen ‘tuo “El alma del Rey”. 44º – igual al nº 17 – 45º Obi nka obie “No ofenderé a nadie sin causa”. 46º Bin ka bi “Nadie debe morder al otro”. 47º Akoma “El corazón”. 48º Nsoroma “Un niño en el cielo”. Una estrella, en referencia al dicho: Oba Nyankon soroma te Nyame tan naonte ne ho so. “Como la estrella, el hijo del Ser Supremo, descanso con Dios y no dependo de mí”. 49º Nsoromma “Niño de los cielos”. Este patrón se encontraba en la almohada del Rey Asante. Parece que era un diseño copiado a los europeos. 50º Kodie mmowerewa “Las garras del águila”. 51º Dono “El tambor de Dono”. 52º Akoko nan tia `ba, na nkum’ ba “Una gallina pisa pollos pero no los mata.
Tradiciones tan arraigadas es dificl que perezcan, basta ver nuestras fiestas patronales, manifestaciones de navidad o semana santa; por eso aún hoy en día, algunas personas akan mantienen en la actualidad estas costumbres y aunque con antiguas reminiscencias, utilizan estos colores con la siguiente simbología: – Negro: representa la fuerza de los antepasados. Es el color de África y de los pueblos negros. – Blanco: es la esperanza y la paz. Está asociado al luto, “descanse en paz”. – Rojo: es la sangre, la vida, la salud, vitalidad y creatividad. Sinónimo de fortaleza y espíritu guerrero. Símbolo de la sangre vertida por los antepasados. – Amarillo: suele representar la riqueza, el oro. Es el poder de África. Para los rastafaris representa al León de Judá, el buen Gobierno de África unida. – Verde: fertilidad tanto de la tierra como de la mujer. Es la fértil madre África.
Adrinka del siglo XVIII depositado en el Smithsonian
. Asantehene Osei Tutu II con su Consejo en el festival de Akwasidae
Adae, encierra las dilatadas y frecuentes ceremonias más importantes de los Asante, se fundan en rememorar y honrar a los espíritus de los antiguos reyes, Asantehene, con ofrendas de comida y bebida, solicitando su favor para el bien común. El día previo al Adae, los tambores akan anuncian la llegada de estas ceremonias. El guardian del Taburete acopia corderos y cabritos y el licor que será ofrecido. El Sumo Sacerdote oficia el Adae en la Casa de Taburetes, donde se encuentran reunidos los espíritus de esos antepasados, ofrecindo las viandas y licores. La ceremonia pública ocurre al aire libre, donde todas las personas se pueden unir a los actos. Los trovadores cantan frases rituales; los tambores parlantes ensalzan al jefe y a los antepasados con antiguos refranes. Odwera, está dentro de dichas celebraciones y es la gran ceremonia; se celebra en septiembre y con una duracción de entre diez o quine días. Es el momento de asumir y limpiar los agravios de la sociedad, la contaminación y purificar santuarios de dioses y antepasados. Después del sacrificio de una gallina negra y la fiesta consiguiente, que comparten tanto vivos como muertos, comienza un nuevo año en el que todos están limpios, fuertes y sanos. La costumbre de celebrar este festival cobró importancia entre 1697 y 1699 cuando se logró la condición de Estado para los Asante después de la guerra de independencia, la Batalla de Feyiase, contra los Denkyra.
Es con la consecución del Taburete de Oro en 1700 como trono, que, nunca mejor dicho, se asienta esta festividad. El festival era un tiempo para consagrar los restos de los reyes muertos; esos restos habían sido guardados en un mausoleo en el cementerio sagrado de Bantama, un departamento real de Kumasi. Adae Kese selló el vínculo de confianza y solidaridad entre los espíritus ancestrales y los vivos. En sus inic