Lever Brothers o Hermanos Lever
Sí, esta es una multinacional de consumibles de todo tipo, cuya matríz fue Lever Brothers o Hermanos Lever. Y qué pinta en un texto sobre los Pende os preguntareis. Pues lo mismo que los blancos en África, honrosas excepciones aparte.
En mayo de 1931, según documentos oficiales belgas del momento, los pende se sublevan en Kwilu contra la potencia colonizadora, Bélgica.
De inmediato la revuleta se reprime. La sublevación de los Pende fue tal vez la más sagrante sucedida en el Congo en entreguerras.
Una subsidiaría local de la Unilever de ese tiempo:
‘Huileries du Congo Belga’, necesitaba de mano de obra para abastecer de fruta sus fabricas de zumos y refrescos y de aceite de palma para otros derivados. Para lo que insta a su delegado en la zona Edouard Burnotte, que junto al reclutador Alphonse Vanhombeek, que acompañados de alguna fuerza, vayan a conseguir solucionar el problema.
en Kilamba
El 14 de mayo emprenden el camino, pero advertidos, los hombres se esconden en el bosque. Presionado por una parte pues sabe lo que se juega, y quemado por no haber encontrado a los hombres, decide pasar a la acción y manda capturar a las mujeres y encerrarlas en uno de los vacios almacenes.
Con intención de escarmentar y hacer ver su autoridad, ese mismo 14 de mayo, ordena él, saltándose todas las reglas, arrestar y azotar en Kilamba a 47 hombres, braceros, pues aunque en el terreno de sus antepasados, dicho terreno era propiedad del Estado Belga, por no haber entregado la cuota establecida de fruto de palmera al molino de aceite de la Compagnie du Kasai en Bangi. Bangi estaba en la circunscripción de Kwkwit a pocos kilometros de Kilamba.
Ya por la tarde de ese mismo día, Burnotte y Vanhombeek, creyendo que sus estratagemas habían dado resultado lo celebran emborrándose y en ese estado ordenan trerles algunas de las mujeres del almacen. A las que obligan a participar en una orgía en la que parece que además de un buen número de mujeres estaban algunos de los mercenarios que habían llevado. Uno de ellos, conocido como Collignon, que había participado en la orgía, fue más tarde a Kilamba.
Kafushi
Donde enterados los africanos de lo sucedido le recriminan los hechos y exigen, siguiendo lo impuesto, a que se indemnice a una de las mujeres, Kafushi, a quien además de violar había robado los pollos con que habían comido todos. El marido de esta mujer, Matemu a Kenenia, le reclama el pago de todo el daño, como regía en la zona, pero Collignon le abofetea y menosprecia haciendo que su cohorte y los hombres de la almazara le escarmienten y expulsen.
Colignon, encima, presenta una demanda contra Matemu, por la que el administrador territorial, Leonard Vaninthout, ordena al agente territorial Maximilien Balot que investigue el suceso. El 8 de junio Balot, acompañado por un soldado y cuatro mercenarios, se desplaza al lugar donde se encuentra a Matemu al que acompaña una multitud hostil que le exije justicia.
Balot, con la idea de dispersar a la multitud, efectúa varios disparos al aire, pero esto produce el efecto contrario y decide disparar con un rifle y contra la multitud, hiriendo a un hombre en el brazo. Esto enervó los ánimos haciendo que saltaran contra Balot; estando Matemu cerca, consigue golpearle saliendo Balot corriendo perseguido por Matemu que le alcanza junto a un arbusto matándole con un cuchillo.
Gustave Weekx
Retrotrayéndonos en el tiempo y precisando que lo anterior tan solo era un agravio más, a finales de mayo Gustave Weekx, administrador colonal en Pukusu, remite una carta expresando:
“Es un levantamiento abiertamente antieuropeo que se caracteriza por un cese total de toda actividad económica. Hace ya varios días, que no se ha podido entregar ni una sola caja de fruta a los portugueses”.
E insiste narrando lo que posteriormente le sucede en Kisenzele, el día anterior, en un conflicto armado:
“Acudí acompañado por cuatro soldados y el conductor, pero nada más llegar observamos que un gran grupo de más de doscientos hombres se encontraba reunido intentando amedrentarnos con gritos de pelea. Acercandonos a algo más de cincuenta metros, fuimos atacados con flechas y lanzas, por lo que ordené abrir fuego, tras lo que cayendo heridos algunos rebeldes salió huyendo el resto”.
Weekx, tras esto, recomendó una ocupación militar suficiente con toque de queda en la circunscripción sur de Lutshima.
El 3 de junio, Vanderhallen, Comisionado de Distrito, envía dos pelotones con 75 hombres para llevar a cabo lo ocupación que Weeck recomendaba.
Constan Wauters
El 6 de junio, Constan Wauters, Comisionado General, envió un telegrama a Vandehallen, diciéndole que cambiara los términos de esa ocupación pasandola de militar a policial. Intentando suavizar las críticas que se producían tanto en Europa como en EEUU, respecto a lo que se llevaba a cabo por Belgica en el Congo. Wauters, con el ánimo de que la revuelta no se expandiera, pidió al Comisionado del distrito de Kasai, que impidiera que los rebeldes, salieran de su distrito.
El 9 de junio, Vaninthout, administrador de Kandale manifiesta en carta que:
“Desde la zona de Kobo hacia arriba, basta que nos acercamos para que todos los negros salgan huyendo; y si se ven presionados por cualquiera que intente obligarles o hacerles ver la necesidad de que vuelvan al trabajo y la normalidad, se sienten acosados y como tienen sus arcos responden a flechazos”…/…, por lo que solicita por ello la ocupación militar de las distintas jefaturas de Kandale.
el períodico belga Le Soir
El 14 de julio de 1931, el períodico belga Le Soir, insertó una publicación en la que contaba cómo las tropas belgas se habían visto obligadas a abrir fuego de ametralladora contra los rebeldes, causandoles bajas estimadas en cien muertos, habiendo dos heridos por parte de las tropas belgas.
Respecto a este suceso, en 1932, en comparecencia ante la Cámara, el Ministro de Colonias, reconoció el uso de ametralladoras defendiendo su necesidad y que debido a ello se habían producido numerosas víctimas.
El 2 y el 4 de septiembre, los jefes de Yongo y Bangi, ante la presión el gran número de víctimas y su indefensión, plantean su rendición que no les es aceptada, alegando Vanderhallen, bajo ordenes de Wauters, que no se aceptaría hasta que no aparecieran todos los restos de Balot, cuya cabeza y alguna extremidad aún no habían aparecido con sus otros restos.
en Indele
El 6 de septiembre se ordena y lleva a cabo la detención de unos cuatrocientos hombres en Kilamba.
El 9 de septiembre, aparecen los cuerpos de catorce de estos aldeanos asesinados en Indele. Ese mismo día aparece la cabeza de Balot en Kilamba, un pie en Kisandale y un dedo en Kasandji.
El 16 de septiembre se recuperan más restos de Balot.
Omer Dewilliamort, a quien se solicita un informe que explique las causas de la revuelta, apunta que la suma del ‘impuesto principal’ más la del ‘impuesto complementario’, impuestos que ‘legalizaban’ el ‘trabajo forzoso’ en el Congo, se habían incrementado ‘tal vez’, qué eufemismo, con desmesura.
Y explica qué tenía que hacer un congoleño para poder pagar dichos impuestos: para poder pagar el ‘impuesto principal’, debía recolectar cada día 30 kilos del fruto de la palma, pero si antes aquello se tasaba en 2,5 francos, se había pasado a solo 1 franco. Para pagar el ‘impuesto complementario’, mensual, un hombre que tuviera dos esposas debería suministrar ‘dos toneladas y media’ de fruta.
la jefatura de Yongo
Añadiendo además, que aunque ellos debían cumplir estrictamente de cara a los recaudadores, no sucedía lo mismo con quienes debían pagarles a ellos que dilataban todo lo que podían los pagos. Los administradores de las distintas empresas con convenios con la metrópoli, abusaban y escatimaban los pagos, manipulando los pesos y desechando fruta, que siempre se quedaban, aduciendo que no tenía calidad suficiente.
Incluso habían suprimido los pagos acordados con los distintos jefes, que regulaban que se cumpliera lo establecido, sobre todo en la jefatura de Yongo, donde se exigía a los braceros el cultivo de los alimentos de primera necesidad.
Los defensores de por qué había sido necesario el desmedido uso de la fuerza, achacaban a que esta se debía a conflictos religiosos, basándose en que los negros habían realizado determinadas ceremonias y ritos. Pero Jacquemotte, al igual que Dewilliamort, se rafirmaron en que había sido por la presión económica. Jacquemotte incluso precisó que:
“Dado que había caído el precio de las nueces de palma, los negros se vieron obligados a trabajar durante varios meses para pagar sus impuestos. Y que la opresión que pesa sobre las tribus del Congo aumenta cada día más y la explotación de los negros es cada día más intensa e inhumana. La revuelta es simplemente la consecuencia lógica e inevitable de esta opresión. Es el resultado por el que todos ellos prefieren cualquier cosa, incluso la muerte misma, a continuar su existencia en las condiciones actuales, por eso ahora huyen voluntariamente”.
Continuará…
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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