Introducción a la Madera en el arte Yoruba
Tallas madera arte Yoruba. Actualmente las herramientas han mejorado y hay un cierto acceso a gubias variadas y formones de acero y temple japonés, que me temo ellos no tienen. Se han adaptado a herramientas fabricadas también artesanalmente y en nada se parecen a los chinos o indonesios, habilísimos con sus ‘lápices de dentista’ eléctricos.
Aremu 2001, p. 16, nos adelanta:
“Casi todos los talladores yoruba remontan su ascendencia a Are Lagbayi, a veces llamado Abogunde o Ajibogunde, que vivía en el Antiguo Oyo. Lagbayi fue un legendario tallador de madera de un alafin de Oyo. Se decía que venía de Ojowo, una ciudad subsidiaria del Antiguo Oyo. Por lo tanto, es posible suponer que muchos talladores de madera yoruba pueden haber descendido ancestralmente del Antiguo Oyo”.
Old Oyo
Old Oyo es también el centro del que salió Ifa propagando su cultura entre todo el pueblo Yoruba. Mientras que sobre todo en Oyo y en gran parte del territorio yoruba la talla en madera es muy popular, no lo es en Ifé, donde prefieren otros materiales como terracota o bronce.
Estas anteriores puntualizaciones, de algún modo, definen el porqué todas las obras de los yorubas tiene una impronta similar que las identifica a pesar de encontrar detalles puntuales que tienen que ver más con la peculiaridad real de cada pueblo, que con el gusto particular del artista. Por lo demás y tal como los expertos apuntan, parece haber pocas dudas en que el origen de la estética yoruba surgió de Old Oyo.
Parece que de madera es difícil encontrar algo que sea anterior al siglo XIX y casi todo corresponde a finales de este o principios del XX. Lo que sí es ya reseñable, es un buen número de artistas reconocidos por su talento y habilidad que aunque nacidos en el XIX su produción es casi toda del XX, como por ejemplo: Onabanjo de la ciudad de Itu Meko – Ologunde que fue jefe de Efon Alaye – Ojerinde y Oniyide Adugbologe de Abeokuta – Bamidele y Dada Areogun de Osi Ilorun, Ekiti – Olowe de Ise – Bangboye o Bangboshe de Osi Ilorin – Ajere Elewe de Epa Ekiti – Eshubiyi Akinyode de Abeokuta – Thomás Ona Odulate de Ijebu Ode y en Lagos.
Tallas en madera en el arte Yoruba
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221 Para calificar de extraordinaría esta obra, no hace falta ser entendido, solo evaluar el trabajo que entraña y el gusto estético que encierra. No está, repito, no está en ningún museo, de momento, y apareció hace años eso sí, pero rápidamente fue objeto de codicia hasta que acabó en manos de Sotheby´s que la subastó el 18 de junio del año pasado con una base de salida de un millón de euros. No sé por cuanto se cerró porque tras mirar mis fondos me di cuenta que tenía los seis ceros pero me faltaba el uno. En el catálogo se decía: “
Copa Real, Agere ifa, Yoruba, Nigeria, siglo XVIII. Tallada por un maestro de la región de Egba al suroeste del Territorio Yoruba, probablemente en el área de Abeokuta, ca. Antes de 1960. Foto www.sothebys.com.”.
Reconozco que en esta reseña me sorprendió, que apuntaran al siglo XVIII, para al final puntualizar que hecha antes de 1960.
Representación de un alto sacerdote de Shango
222 Esta pieza, monóxila, y de 162 cm de alto, pertenece a una colección privada austríaca. Se expuso temporalmente en el Museo de los Pueblos, Schwaz, de Suiza. Representa a un alto sacerdote de Shango con su séquito.
No se dan datos que apunten época ni zona de creación, pero para mi, por lo que visualmente aporta se acerca mucho a las proximidades de Benín, porque vemos que la figura del sacerdote principal está bajo el palio o paraguas típico, con que gustan destacar y cubrirse los gobernantes Fon, también el tocado doblado y las características físicas de los personages retratados, que hemos visto en otras piezas, apuntan a los Anago o Nago o estar bajo sus influencias.
En su cartela decía: “
No todos los objetos de los santuarios yoruba se refieren directamente a un culto en particular y, por lo tanto, solo pueden asignarse con dificultad fuera de su entorno original. Muestra una personalidad de alto rango, Shango-Priestetrin, con séquito. Exposición temporal 1,62 m. Museo de los Pueblos, Schwaz”
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Nada falta en este trono, lo primero que se aprecia es la influencia europea para un trono que en orígen nunca habrían hecho así; los pájaros picoteando en la cumbre como hemos visto en las adenla, símbolo de la conexión del Oba con los dioses; las mujeres soportando su peso, tanto de brazos, herramienta vital para llevar a cabo su cometido, como de todo él, recordemos que es su esposa principal acompañada de otra quien le corona; junto a estas y bajo sus brazos los personajes de corte con sus atributos en las manos, los de la izquierda sacerdotes, mujeres y hombres, véanse los rombos que muestran en sus peinados y los de la derecha técnicos o administrativos; así como músicos que se entrevén a su espalda y seguro que vigilantes, que al no tener foto de la espalda no puedo confirmar, aunque nunca parientes, que eviten la ‘puñalada por la espalda’.
Olowede Ise
Sobre esta pieza el profesor Rowland Abiodun del Amherst College, de Massachusetts, en su libro de Estética Yoruba en el capítulo 8, hace una descrpción y referencia que al estar publicado en la ‘Editorial: Cambridge University Press’, que para poder acceder a esa referencia te obliga a dar todos los datos, permitir que contacte contigo todos los días, y, sobre todo, cobrar por poder saber, lo que no me entra en la cabeza porque el conocimiento está ahí o debe estarlo pues alguien nos lo ha dado si no no existiría.
En mi caso, yo, me niego a entrar en esa dínamica. Acabaran cobrando el aire por respirar, pues más invisible es el conocimiento y como el aire, debe estar a disposición de quien se interese o necesita respirar. Sé que se atribuye a Olowede Ise y que parece se realizó sobre 1920 y mide 160 cms de altura. Parece que se guarda en una colección privada, aunque como todas estas obras, pertenece al patrimonio de su pueblo.
224 Pequeño baúl que guarda el Instituo Smithsoniano como del taller de Oniyide Adugbologe, vivo entre 1875 y 1949, en Abeokuta, Nigeria. La caja se fecha a finales de su vida. Es de madera tiene espejos, piezas metálicas y pigmentos. Mide 68,3 x 57,2 x 39,6 cms. Lo donó Lawrence Gussman. Se registró con el número 72-4-4.
Se describe como: Caja rectangular con tapa y patas, figuras talladas por separado de un hombre de pie flanqueado por 2 asistentes arrodillados y 2 pájaros blancos en la tapa. Los lados de la caja están cubiertos en un patrón entrelazado tallado con un espejo centrado en cada lado. Alrededor de cada espejo hay representaciones en relieve de emblemas edan ogboni, con una cadena de enlace que se extiende hacia la tapa. La caja está pintada en rojo, amarillo, negro y marrón. En su cartela indica:
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sociedad Ogboni Ogboni
“Esta caja presenta símbolos y objetos asociados con el poder divino de los reyes y la autoridad ancestral de la sociedad Ogboni. Ogboni se usa entre el grupo Egba de los pueblos Yoruba, en preferencia a Oshugbo, usado en el este entre la región Ijebu Yoruba. El pájaro en la cima de la corona y las figuras de los pájaros que flanquean se refieren al control real de los poderes espirituales. A los lados de la caja hay representaciones de emblemas vinculados, de aleación de cobre. Estos objetos, edan ogboni o edan oshugbo, son emblemas de la membresía y poderes judiciales de Ogboni y evocan a la pareja de hombre y mujer.
Actúan como cerraduras simbólicas que aseguran la caja. La tela, aso olona, tallada sobre el hombro de la figura central también está asociada con dicha membresía. El motivo entrelazado a los lados de la caja es un diseño tradicional asociado con gobernantes y objetos de autoridad y rituales.
la cultura tradicional
La caja también es un legado, al aceptar cambios dentro de la cultura tradicional, como el uso de espejos, pintura comercial y clavos en su factura, en lugar de estar tallada en una sola pieza. Oluwo, escrito en el frente de la caja, junto con una palabra o nombre ahora ilegible, se refiere al título más alto de Ogboni.
El uso de las palabras escritas y la corona de estilo europeo sobre el ala del sombrero son nuevas incorporaciones a la iconografía del poder y el estatus. Basado en el estilo de la caja y la comparación con otras obras de la misma mano en varias colecciones esta caja puede atribuirse al taller de Adugbologe, posiblemente a sus hijos. Ojerinde murió alrededor de 1914 o antes de la Primera Guerra Mundial. Oniyide vivió entre 1875 a 1949. “Adugbologe quien brilla como la luna nueva. No hay lugar donde no se le conozca en la tierra”.
agere
Este agere, un importante recipiente con tapa tallado en un solo bloque de madera, fue hecho por el famoso escultor yoruba Olowe de Ise. Los agere se utilizaban para presentar dádivas a otros personajes relevantes. Lo representado, lógicamente, hace referencia a quien lo encargó, un adivino y desde luego importante.
Muestra su poder para controlar las actuaciones de la brujería y contrarrestarlas, através de la cabeza encerrada entre las figuras que sustentan la copa que aunque independiente, queda enclaustrada imposibilitada de actuar sin control. A su vez y como soporte principal del vaso, se ven dos caras cuyos ojos están picoteados por sendos pájaros, nada queda libre de la noche, la oscuridad en que se mueven las brujas, si no te refugias en quien puede ayudarte. Que no es otro que el que sostienen solícitos los seis personajes de la base, tres mujeres a la izquierda y tres varones a la derecha.
En la tapa, figuran mujeres que llevan a su espalda lo que parecen bebes pero con rasgos de adultos, sin duda una referencia a las ‘madres de todos’, aquellas mujeres menopáusicas, madres de las madres, que guardan la sabiduría de las experiencias vividas durante sus muchos años, sabiduría que les sirve para sustentar en pie, el emblema del adivino. Esta iconografía, muestra, a quien lo sabe ver, los enormes poderes que el adivino propietario atesora, pero también su alto rango, solo por debajo del rey.
Diferencia de un agere y un oluumeye
Antes de nada explicar qué son y qué diferencia un agere de un olumeye; ambos tienen la misma utilidad, servir como una caja de bombones, en este caso un recipiente donde ofrecer a los invitados ilustres nueces de cola o delicia similar. Les diferencian la zonas pues olumeye se llaman en Ekiti e Igbomina y sus zonas de influencia y agere en el resto. Olumeye significa ‘quien trae y sabe respetar’, Agere ‘recipiente para honrar’. Mientras que los de Ekiti e Igbomila, representan casi siempre una mujer genuflexa que ofrece la copa que por tapa tiene un gallo o ave, el resto goza de plena libertad de interpretación mientras sea imagen del cliente que lo encargó.
Los encargos en cada zona son iconograficmente respetados como lo es la interpretación del artista. Esta pieza muestra ambas cosas, pues nos muestra, al contraio de la figura anterior del mismo autor, una mujer geneflexa, es muy raro verlas de pie, tallada de un único bloque de madera. La mujer se muestra desnuda y con las tres marcas tribales en las mejillas. El cabello se muestra alto y plano, como debe ser, pero con la impronta estilizada que gusta dar Olowe, este peinado se conoce como irun agogo y hace referencia a que la mujer se ha comprometido hace poco o que acaba de convertirse en sacerdotisa, se ha casado con su Orixa.
Orixa
El cuello es largo y delgado, como lo son las yorubas. Muestra los senos puntiagudos que señalen, virtualmente, a su Orixa. En este caso, muestra el tirah, o amuleto personal, tallado alrededor de la cintura simulando vueltas de cuentas de vidrio, indicando que es virgen; otras veces puede llevarlo entre los senos o sobre la espalda.
El vaso, como en el caso anterior, figuras de mujeres, dos, en el lado izquierdo de la mujer principal y dos varones a su derecha. Y como en el ejemplar anterior y como muestra de su virtuosísmo, una cabeza masculina con barba que libremente rueda y se mueve debajo del cuenco, pero enjaulada entre los cuerpos brazos y piernas de las figuras que la rodean. Cabeza que simboliza igualmente el poder de control del adivino poseedor de esta pieza, sobre las fuerzas negativas de la brujería, lo mismo que las figuras.
La idílica apariencia de la tapa, dotada de sutilieza y elegancia, encierra el símbolo que aterra y aconseja alas fuerzas del mal que se alejen, pues los pájaros no picotean migajas o semillas, sino los ojos de esas brujasque emergen del suelo para impedir su visión, negarles la luz.
Ọpọ́n ayò
Entre la documentación aparece un texto que dice
“Este majestuoso tablero de juego de Ayò, ỌPỌ́N AYÒ, fue creado para la casa de Agbongbon Aramak de Ekiti, un famoso sacerdote Ifa en la década de 1920. El tablero del juego se fue heredando por la familia, hasta que pudo ser adquirido a través del jefe Adeleke Ifatogi del municipio de Aramako, en el área oeste del gobierno local de Ekiti”.
Es más conocido como Mancala , palabra de origen árabe que significa ‘transferir’, pues las fichas del juego pasan de un hueco del tablero a otro en el transcurso del mismo, este es uno de entre los muchos tipos de tableros, incluso haciendo agujeros en el suelo, que se utilizan en este antigüo juego.
Este juego de mesa recibe distinto nombre según la región del mundo donde se juegue. Entre los yoruba de Nigeria, al juego se le llama Ayò, y al tablero de juego Ọpọ́n ayò; en el este africano, como en los Congos, Kenia, Tanzania, Malawi y Comores, es conocido como Bao; y en la zona del sur de Asia, desde las Maldivas hasta Filipinas, como Congkak; existen tantas variaciones de tableros como nombres para el juego.
Juego…
Es un juego en el que se precisa más velocidad de repentización que de estrategia, pues se basa en simples operaciones matemáticas. Esta espectacular pieza está atribuida al maestro Olowe de Ise.
Estas ostentosas piezas eran normalmente hechas por encargo de personajes de la corte, incluso al máximo nivel, o potentados ciudadanos a los que este tipo de arte dotaba de más estatus.
Y a mi me sugestiona el porqué cada uno de los personajes, dos parejas por cada lado, reciben, adrede obviamente, distinto tono en su piel a sabiendas de que no es un error, pues las caras que adornan el tablero en sí, todas de hombres, ofrecen el mismo aspecto. También me hacen reflexionar los peinados de las dos mujeres preferentes, que parecen enfrentarse no solo en el juego, si no también en la concepción de sus mundos.
Ọpọ́n ayò
De este ayò, o mancala, ya hemos hablado más arriba. Veamos cómo está compuesta esa últil caja. Olowe, parece reivindicar sus ideales, plasmando en sus obras su pensamiento crítico. Eso, personalmente, me gusta doblemente. Empezando por abajo, vemos un buen numero de personajes, hasta diez creo, que hablan entre sí, e incluso parecen hacerlo con los ‘mirones’. Vuelve a representar individuos de distintas regiones, que nos hace ver por sus peinados y vestimentas: el adivino con su bolso de la derecha con el clásico tupé de la zona de … que sigue a uno de…
Encabezan la comitiva dos músicos llevando entre todos unas andas donde va una mujer, sentada, que al ser un momento lúdico entiendo que puede permitirse ir sentada que no genuflexa y con lo que parece un agere, u otro recipiente pues puede llevar, porqué no, cerveza de palma. Las andas van unidas al bloque por los largueros que sujetarían el toldo, que forma la caja, y el personaje que va por delante y el que va por detrás.
No puedo saber como son los que van por el otro lado. La caja en si nos muestra lo que siempre se ha atribuido a caras de Eshu, en las que vuleve a imbuirse de su control o conocimiento como viajero del mundo y los colores de las gentes que lo pueblan. Incide en la tapa en el mismo ideal.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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