Terracotas Ori
Respecto a las cabezas 25 y 26, podríamos decir que son terracotas Ori, cuyo significado es ‘el que ocupa el cargo’. Parece que cuando el rey no podía estar físicamente en un acto público, un funcionario de la corte llamado Osiefa era el especialista encargado de substituirle a todos los efectos, utilizando la corona y recibiendo los mismos honores que el rey.
Si bien no hay evidencias de que hubiera un funcionario concreto con estas características o se hiciera alguna vez alguien pasar por el rey en la antigua Ifè, sí parece que uno de los primeros reyes, el Oòni Giesi, encontrándose ya anciano y enfermo como para acudir a determinadas ceremonias, era sustituido en algunas de ellas por su hija, Debooye, que le representaba.
Y aquí es donde numerosos especialistas se plantean la duda: ¿Es posible que algunas de estas cabezas de Ifè de tamaño natural que hemos visto, se hubieran realizado a la entronización de un nuevo rey con esta idea predeterminada?
Frank Willet
A lo que ellos mismos se responden diciendo que esta idea es posible, pero necesita de más investigación.
No obstante, dada la singular y sutil manera en que el africano se expresa visualmente, conociendo el protagonismo que se otorga a los objetos de la regalía real, y recordando esos retratos de tamaño inferior a lo real en el corpus ifè, se puede entrever que el arte de la corte se preocupaba por dar igual relevancia a la apariencia personal de los vivos, como a la memoria colectiva de los muertos.
Frank Willet, tras estudiar todas estas obras a la par que otros académicos durante más de cuatro décadas, ha observado que muchas de las cabezas de tamaño natural de Ife comparten ciertas ‘semejanzas familiares’ tanto en forma como en estilo. No obstante no han conseguido establecer si son producto de un mismo artista, de un taller con artesanos diferentes pero un mismo estilo, o producto de una manera de hacer generalizada mantenida en ‘el tiempo y el espacio’, tenido este como el ámbito de implantación del pueblo yoruba.
La conclusión sobre la semejanza de estas cabezas, podría estar en que tal vez los artistas no realizaban estas obras con el personaje reflejado delante, e incluso lo hicieran posiblemente tras su muerte y solo por referencias de otros o su propio recuerdo, a lo que podríamos llamar también un estilo adquirido tradicionalmente para representar el rostro humano.
Omo Odùdùwa
Y Willet dice:
“Téngase en cuenta que una buena parte de las cabezas tienen un aspecto digno, con los músculos del rostro relajados; hay poco o ningún intento de expresar emoción. Esta idealización recuerda el premio otorgado por los yoruba a la compostura, lo que sugiere, al mismo tiempo, que los artistas podrían haber estado trabajando dentro de un lenguaje estilístico presumiblemente destinado a relacionar a todos los individuos retratados como Omo Odùdùwa o miembros con la misma ‘semblanza familiar’ ”.
Queriendo reflejar el concepto de familia extendida o clan familiar.
Jean Borgatti ha observado una tendencia semejante en otras partes de África, en las que al primar la colectividad frente al ‘individuo’, este se difumina en función de reseñar la ‘identidad social’.
Y explica:
“Esto sucede cuando un artista simplifica la cara para conformar los arquetipos asimilados desde tiempos atrás del pasado, no estando suficientemente habilitado para invenciones artísticas dentro de una determinada convención estilística”.
las figuras naturalistas de Ife y Òwò
Aunque habituados a un primer sepelio con las honras y parafernalia a que en cada caso, estatus o disponibilidad, se pueda y, otro posterior donde definitivamente se depositen los restos del difunto, el alma se supone que ya ha hecho su tránsito, en el lugar escogido con aquellas cosas que le pertenecieron o que le honran, no todas las figuras naturalistas de Ife y Òwò habrían funcionado en el contexto de esa segunda sepultura.
Esto se confirma por el hecho de que algunas no son de tamaño natural, mientras que otras tienen la boca amordazada, como veremos en los bronces, recordando la costumbre Èdì, y los rituales y sortilegios consiguientes,de amordazar a las víctimas de sacrificio humano y así evitar que maldigan al jefe.
En la llamativa terracota de la foto 26 encontrada en la excavación de Obalárá zona de Ife, datada entre los siglos XIII y XIV, podemos observar un colgante alrededor del cuello con un cráneo y la cara fruncida ostensiblemente, con la boca abierta mostrando la lengua.
Fotos nº 27. Obalárá. Ife. Terracotas. Siglo XIII a XIV. Malformaciones y gesticulación. Museos Nacionales, Lagos. Nigeria. Foto Frank Willet. |
Art and Risk in Ancient Yoruba
En el libro de Preston Blier, de obligada lectura para cualquiera pero sobre todo los interesados, ‘Art and Risk in Ancient Yoruba: Ife History, Power, and Identity, c. 1300’ vemos estas y otras cabezas recogidas en el mismo sitio de Obalárá con caras igualmente distorsionadas.
Estas contraídas representaciones, recordemos que llamadas Ori, encontradas junto a vasijas rituales y algunos cráneos y huesos humanos conduce a la hipótesis de que el lugar debe guardar algúna trascendencia implicada directamente con la muerte de las personas y que por lo mismo, las terracotas posiblemente desempeñaran algún papel en los rituales postmortem.
Es revelador que el sitio pertenezca a la familia Obalárá. Pues el cabeza de familia es el sacerdote del culto a Owinni, un ancestro deificado cuyo santuario se dedicó y es recordado como sanatorio para los enfermos de viruela.
De hecho, como Peter Garlake señala:
“Las terracotas podrían estar vinculadas a los rituales dedicados a prevenir la recurrencia de enfermedades infecciosas en la comunidad”.
Museos Nacionales, Lagos
Foto 28 Museos Nacionales, Lagos. Nigeria. Foto Frank Willet. |
Vemos en la foto 28, una terracota igualmente intrigante del siglo XV que se encontró en Òwò, a unos 120 km al sureste de Ife, que muestra una canasta llena de cabezas y caras cortadas. De acuerdo con el jefe Obadio, el alto sacerdote de Odudùwà en Ifè, “…en el pasado se hacían sacrificios humanos ofrecidos a la deidad y, los lugares de culto y ritos estaban adornados con cabezas humanas de terracota”.
En ese caso, ¿podemos considerar esta canasta de cabezas de Òwò como una variación de la práctica en Ifè? ¿O eran las cabezas de terracota sustitutas de las reales en los grandes sacrificios? Las pruebas arqueológicas de momento son insuficientes y esto hace imposible responder cualquier pregunta de estas con confianza.
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