Introducción
La vaina, más la especie de estola con que se acompaña, es como un aldabonazo o deslumbrante anuncio, al ser lo primero que los asistentes a las ceremonias perciben por su espectacular colorido, e ir en un primer plano sobre el muslo izquierdo, colgada de los cinturones cruzados que van sobre el pecho. Llena de cuentas de cristal de color que van conformando las múltiples imágenes alusivas, como son las figuras humanas, de monos, cabezas de carneros, pájaros y motivos de nudos entrelazados.
La actitud del carnero es la del incansable y tenaz combatiente de poderosa e inigualable fuerza y agresividad, siendo tenido por su constante estado de alerta como exponente de liderazgo entre los Owo y Yoruba en general, casi a la par que el elefante, asociándosele con la protección de las familias. Los monos son a su vez la astucia y el engaño para lo que se valen de su enorme capacidad de ingenio, lo que a veces debe ejercer aquel que tiene que dirigir.
Estas inclusiones del carnero y del mono en esta funda, hacen clara alusión en un caso, a su tenacidad y dedicación hacia su pueblo, y en el otro, al ingenio y audacia de la que es capaz.
Nigeria
Las cuentas de vidrio, como el marfil, eran un material costoso accesible tan solo a la élite; utilizados en el comercio al más alto nivel, implicaba riqueza y estatus. A diferencia del marfil, sin embargo, los abalorios de vidrio no tuvieron orígen en la zona, sino que procedían al principio de Oriente para posteriormente, a mediados del siglo XVII, empezar a manufacturarse en mayor cantidad en Europa, aunque en Nigeria y otras partes de África, llegaron a producirse en mínima cantidad pero excelente y peculiar cochura, muy bellos ejemplares desde el siglo XV.
Los yoruba, tenían un peculiar gusto por ciertos colores que marcaban su gusto estético, pero que dentro del pantone en que los llegaban a disgregar, sabían utilizar para hacer llegar al observador, aquellas premisas que desvelaban los valores que concurrían y formaban la personalidad de los representados.
A esta peculiar teoría yoruba del color ellos la desglosaban en tres grupos a los que llamaban: pupa, funfun y dudu.
gama cromática
Los colores que definen a estos grupos, respectivamente, son el rojo, blanco y negro. Pero como se ha adelantado, utilizan con habilidad la disgregación del color y sus texturas y matices, consiguiendo una variada gama cromática.
Es de lógica, la asociación de estos colores con la intención para su uso.
Los pupa,rojos como lo es la sangre; cárdenos como la furia que ciega en el fragor de la batalla; y naranjas, la violencia que nubla y se torna agresividad, obviamente evocan a su vez a Ogun, el dios yoruba del hierro y la guerra.
El calor y furor de los pupa se equilibran con el blanco, los nacarados grises y los reflejos plateados del funfun, que se asocian con el más allá y la edad, donde se encuentran el conocimiento y la sabiduría. El enorme campo cromático que queda entre rojo y blanco, necesita matices que aúnen la sabiduría con los ardores sanguíneos, mediando entre ambos y moderándolos, añadiendo tonos que palien o enfríen como los de dudu, que pueden verse nielando en negro las cabezas de los carneros, el verde incorporado en ciertas figuras humanas y la gama de azules en los camaleones.
Especialidades artesanales
Estas dos especialidades, como lo son la talla de marfil y el hilado de las cuentas para formar los dibujos, utilizan talleres distintos como distintos son su mecánica y herramientas. Mientras que para el vidrio se necesita que cooperen hombres fundiendo y formando las cuentas para cada hilada, las mujeres repasan y moldean estas hiladas puliendo y ensartando las cuentas.
Los talleres de marfil son de larga tradición, donde quedaron en manos de una élite que los patrocinaba. Pues había que proveer del material de base y de herramientas precisas encargadas a los más hábiles herreros. Así, podían producirse, espadas, pulseras, tallas de figuras diversas o los imprescindibles objetos necesarios para la adivinación.
Incluso actualmente, los jefes de la sociedad Owo siguen usando espadas de marfil, que se pasan de padres a hijos junto con el título.
87 88 89 Adenla, la ‘corona’ utilizada por los reyes yoruba |
Estos tres tocados Yoruba de cuentas blancas, son ‘coronas’ yoruba que aluden a Olabufon y que solo sus descendientes usan de este color. Si recordamos la simbología de los pájaros y la del color blanco, ambas cosas tienen que ver con la sabiduría. Pertenecen a colecciones privadas norteamericanas.
Observemos las hiladas de cuentas que penden sueltas, en las tres se han perdido algunas, que permitirían ver y hablar al rey pero que en la distancia el observador difícilmente llegaría a distinguir las facciones del gobernante.
Israel Museum Jerusalem
90 91 92De lo que he investigado, el ‘Israel Museum, Jerusalem’, donde se exhiben estas adenla que vemos, es el que más tocados yoruba o coronas tiene y con un discurso didáctico más amplio. En estas tres adenlas, podemos ver ciertas pautas iconográficas recurrentes, como son la sabiduría otorgada al pájaro, la fertilidad que la mujer aporta, y las caras, con marcas verticales, que retrotraen a individuos posiblemente reconocibles para ellos. Pero a eso debemos unir el que son fotos en color, que nos permiten descifrar otros atributos; hay muchos tonos fríos, pero no se prescinde del color, todas tienen pupa, funfun y dudu.
En la 90, de la que cuelgan los hilos que ‘velan’, vemos que además se ha tamizado algo más la parte de los ojos, y del todo la boca. Los pechos de las mujeres están rodeados de carnal rojo, pero su leche es blanca. Los ojos del rey miran de soslayo y en cárdeno.
La concreta abstracción de la 91 muestra ojos diversos pero alerta y cómo el pájaro de la cúspide aconseja o alecciona a los de más abajo.
En la 92 la cópula de los pájaros y la agresiva cara, aclaran la personalidad del individuo.
Medidas de los tocados Yoruba
Las medidas corresponden tan solo al tocado, no están incluidos ‘los velos’. Los ojos y la nariz son rasgos faciales a tener en cuenta, por la impronta que les dan los yoruba. Sus proverbios ayudan a comprender por qué, según Moyo O, 2004:
“Los ojos son las lámparas que alumbran y dan seguridad a la cabeza, como dice su proverbio: Ojú lálàkan fi I só ori ‘El cangrejo mira su cabeza con sus ojos’. Los ojos también dirigen: Ojú latókùn ara, bójú bà fó, ókúnkún lò kú, cuyo significado es: ‘Los ojos son los conductores del cuerpo y si los ojos son ciegos todo se vuelve oscuro’ ”.
El derecho a usar corona lo tienen no más de cincuenta personas reconocidas como reyes. Se supone que solo los descendientes de los dieciséis hijo de Oduduwa primer rey del pueblo Yoruba, deificado como Orisha, pueden usarlas. Para los yoruba, las cuentas de vidrio fueron uno de los medios con que Oduduwa bendijo a su pueblo, por lo que su uso se limita a quienes transitan por los lindes donde dioses y hombres pueden relacionarse. Esos personajes capaces de aunar lo secular con lo sagrado.
La adenla en sí ya es sagrada y merecedora de adoración por tanto. El respeto obliga a que cuando se deba colocar sobre la cabeza del rey, sea su esposa de mayor rango quien lo haga situada por detrás.
el rey y la adenla
Esto se debe a dos premisas, a que el rey y la adenla estén siempre de frente al pueblo, y a que no mire el pájaro que suele estar en la cima, que guarda poderosas medicinas con las que debe velar por él y su destino y podría perturbarse al mirarlo.
Como sabemos, el velo es para que nadie vea la cara del rey, preservando su individualidad pero también para que visualizando la indumentaria y sobre todo la adenla, la gente perciba la parte divina del rey. Las adenla tienen rango de orisha, deidad, y se pone a su servicio a una de las mujeres de la corte que la honre a diario.
Si Oduduwa utilizó las cuentas para preservar a su pueblo, fueron otros dos orishas, Olokun, dios del mar que propició su creación, y Obalufon que las promocionó y distribuyó, los que las donaron a los humanos. En ‘Cuerdas de los Yoruba’ W. B. Fagg nos dice:
“En casi todos los casos del arte ritual yoruba, las aves son referencias al poder místico de las mujeres, conocidas como awon iya wa, ‘nuestras madres’, o abusivamente como aje, ‘brujas’. Así como hay valencias positivas y negativas para los poderes místicos de las mujeres y dioses, espíritus y antepasados, así también las sustancias protegidas por las aves hembras con polluelos, aves madres, pueden proteger o destruir a la persona que lleva la corona. Dado el papel central que desempeñan las mujeres en el control, colocación, protección, y sacrificio a la corona, los pájaros significan que el rey mismo gobierna solo con el apoyo y la cooperación de awon iya wa. “
Según el Orangun Ila:
“Sin las madres no podría gobernar. No podría tener poder sobre la brujería en la ciudad”.
Bata ileke
Estos zapatos que creo no necesitan de más explicación, ponen fin, aquí, para los interesados hay innumerables objetos e información, a lo referente al orígen de la realeza y sus atribuciones entre los Yoruba. Pasemos pues a otros capítulos.
Deslindar arte de uso, vemos que es prácticamente imposible en el mundo africano.
Los yoruba, si cabe, aún lo hacen con más dedicación. Para ellos en uno de entre otros muchos mitos, Obatala es en muchas ocasiones un dios escultor, responsable de dar forma al cuerpo de los humanos, siendo Olorun, el que da la capacidad de respirar, de dar la vida.
Orishas
Y si esto es una génesis, hay innumerables orishas copando el resto de opciones vitales por lo que cualquier manifestación o reacción humana queda supeditada a la decisión o intermediación del dios adscrito. Si Olorun es el dios supremo, Obatala gobierna sobre el resto de orishas.
Esto lo aprovecharon los misioneros cristianos explicando a los yoruba que su Dios era Olorun, Jesús Obatala, y los santos, el resto de dioses, pero que utilizando sus nombres harían más caso. Las características de Olorun como omnipotente y creador, pero carente de culto, ha hecho pensar a algunos que tal vez se creara al modo y manera del dios cristiano y musulmán y por tanto a la llegada o al poco de la implantación de estas religiones en su territorio, con la intención tal vez de sincretizar sus mitos con ellas.
Algunas leyendas yoruba hablan de una pareja de dioses, Orishala, Obatala u Orisa nla, y su esposa Odudua, como deidades creadoras supremas, independientes del omnipotente Olorun o precediéndolo. En cambio, otra leyenda presenta a Olorun creando el mundo y dejando a Obatala y Odudua para terminar los detalles; otros intérpretes han considerado que Olorun y Obatala son uno y el mismo.
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