Hoodoo
El Vudú en Haití
Haití, el país
El territorio que actualmente ocupa la República de Haití, era como el resto de la isla a la que llega Colón y que llama La Española, colonia del Reino de Castilla y posteriormente del Reino de España desde 1492 hasta 1696, en que presionada por los barcos corsarios y sus conflictos en Europa, cede esa parte norte del territorio, al Imperio Francés en el tratado de Ryswick
En Haití, el idioma oficial es el francés, que utiliza la élite financiera y política, siendo el créole o criollo el lenguaje en el que se desenvuelve comúnmente el pueblo. Este idioma, deriva del dialecto normando que hablaban los corsarios*1 franceses que desembarcaban al norte de la isla, entre los siglos XVI y XVII, al que fueron anexionando vocablos españoles, ingleses, africanos y autóctonos.
En origen, los habitantes que allá se encontraban eran indios araucanos que habían llegado desde sus asentamientos en las orillas del Orinoco huyendo de pueblos más poderosos y belicosos, y que eran conocidos como tainos o lucayos.
Es tras el domino francés ya en el siglo XVII que para potenciar la producción de cultivos, se empiezan a introducir esclavos negros procedentes de África, ya que los lucayos, aquellos habitantes primitivos habían prácticamente desaparecido en toda la isla, debido a los excesos obligados en el trabajo y las enfermedades que se les contagian, trasmitidas por los europeos. De lo que da cuenta el fraile Bartolomé de las Casas en su ‘Archivos de las Indias’.
Como a muchas otras, la legislación francesa permitía que los colonizadores traficaran con esclavos para incrementar dicha producción y como servidumbre.
Esta situación se mantiene hasta casi el primer tercio del siglo XX.
Entre 1956 y 1971 Haití estuvo bajo el férreo yugo, sustentados por sus temibles “tonton macoute”, de Francoise Duvalier, alias Papa Doc y tras él su hijo Jean Claude Duvalier, Baby Doc, desde 1971 a 1986, en que este es derrocado por una insurrección militar apoyada en la población civil.
. Papa Doc y Baby Duvalier
Tonton Macoute “hombres del saco”
Es por tanto que debido a los continuados golpes de estado, la población está sumida en la más profunda miseria y marginación, consecuencia de esos gobiernos tiránicos, bien vistos desde el poderoso vecino, EEUU, que siempre ha pensado que era la barrera contra el comunismo cubano con quien el país forma frontera al norte.
La endémica corrupción de sus gobernantes, falta de lo esencial que cualquier sociedad mínimamente necesita, coerción para ello de libertades y presión militar, no solo no han abolido ni amortiguado la predisposición al vudú, de los haitianos, sino que si cabe y sin otra salida, el pueblo se ha parapetado y puesto a la sombra de lo único que no le pueden quitar, su personal creencia en que con el Hoodoo puede llegar un tiempo mejor.
La fe, reciba el nombre que reciba, es la última esperanza de los desamparados.
Origen del Vudú en Haití
El origen del vudú en Haití se remonta a la época colonial francesa, trasmitida por los esclavos provenientes de Dahomey la actual Republica de Benin.
Dahomey desde el siglo XVII, fue la principal suministradora y base del comercio de esclavos, que eran capturados de entre las poblaciones vecinas. Hasta 20.000 esclavos al año, salían bien desde Ouidah o de Gran Adra, vendidos a los mercaderes esclavistas blancos. La zona que empezó llamándose Costa de las Especias se trasmutó entonces en Costa de los Esclavos.
Esta religión se enraizó entre las poblaciones negras, tanto por el espíritu de supervivencia de cualquier ser humano, como por el desinterés de los colonizadores ante lo que consideraban simplemente “ganado”.
La pasividad y muchas veces temor, ante las actividades de los esclavos, siempre y cuando cumplieran con sus trabajos, propició que estos se vincularan socialmente, agrupándose en torno a estas practicas sincréticas, “… si ahora viene el amo esto es X santo o virgen y si se va es mi ente protector X”.
Era trasmutar sus recuerdos africanos en aquello que el blanco pretendía y exigía.
Algunos investigadores asertan que el termino vudú, proviene de Vaudoux, que literalmente significa “hechicero negro” y este del vocablo francés vaudois que según la Gran Enciclopedia Mundial, versión de 1978, hace referencia a las “practicas de hechicería”.
Otros sin embargo, afirman que dicho término tiene raíces de una voz africana similar, vodun, que significa “El Onipresente” o lo sobrenatural y que esta figura adopta la representación de una serpiente pitón*2.
Tras la reagrupación de los libertos vueltos a África tras su liberación, se populariza el termino vudú en todo el Golfo de Benin y se designa con el nombre de vaudou non al sacerdote varón y con el termino vaudou si, a la sacerdotisa.
Es sin embargo en América, donde el sacerdote es llamado Hougan y Mambo a la sacerdotisa.
Estos sacerdotes, tienen la facultad de entrar en contacto con los Loa, a través de otorgarles la posesión temporal de los cuerpos de adeptos que entran en un estado catatónico, que les permite realizar los rituales pertinentes.
Como en el resto de creencias aquí también existe la dualidad: vida-muerte; bien-mal; o noche-día, por tanto la antitesis del Hougan es el Bokor que utiliza el rito llamado Petro, que utiliza para contactar con los Loa negativos, que dan pie a la creación de los mal llamados y peor conocidos zombis.
Esta religión, reconocida como tal oficialmente, está basada en las creencias originales provenientes de la antigua Dahomey y de las aportadas por la religión católica romana, dando pie al sincretismo formado por ambas.
Sus cultos litúrgicos más importantes en Haití son:
Rada, de origen africano. Rinde culto a determinados dioses que conforman el panteón africano de Benin y seguidos mayoritariamente.
Petro, de origen criollo, nombre de su creador, Pedro, un esclavo africano que trabajó en las primeras plantaciones de caña de azúcar de Haití.
Ambos cultos resumen la esencia ritual y mística del vudú haitiano que en sí es la suma de las aportaciones de las tres creencias de las que se nutre, la dahomeyana de la que provienen la mayoría y la que más aporta, la yoruba y el catolicismo. En contraposición con los orixás yoruba, los médium o loas dahoameyanos están más asociados al concepto de castigo, y manifiestan un comportamiento austero y grave. Sostienen que cada persona tiene un alma compuesta de dos partes a las que denominan gros bon ange, ‘gran ángel bueno’ y ti bon ange, o ‘pequeño ángel bueno’; esta última puede abandonar el cuerpo durante el sueño o cuando la persona es poseída por un loa durante los rituales, el problema es que ti bon ange puede ser dañada o capturada por un acto de hechicería mientras está alejada del cuerpo. Del catolicismo se apropia de elementos litúrgicos que incorpora a sus ritos, como determinadas oraciones y letanías en latín y francés, y el bautismo como acto de consagración.
La realidad del vudú, y es una opinión personal, persistió y se incrementó, como un elemento de defensa ante las innumerables penalidades infringidas a estos hombres y mujeres, asentados en los recuerdos e identidad de sus raíces africanas tanto geográficas como religiosas.
Los Loa
Aunque prolijamente explicado en otros párrafos, no podemos por menos que hacer de nuevo referencia a los Loa.
Es una palabra de origen congoleño, que significa “espíritu”.
Ante las necesidades que acucian al hombre en el día a día, dicho “espíritu”, tiene la facultad de acomodar o modificar el destino de los humanos, interviniendo en las fuerzas de la naturaleza.
Se les honra con ofrendas como sacrificios de animales, danzas, cánticos y ritos de acuerdo con su personalidad.
No hay un número determinado o concreto, y un Loa puede llegar a una precisa personalización, siendo los más significativos entre la comunidad haitiana:
Agbate y Aclobe. Son los introductores de las enfermedades y por tanto los mismos que las retiran.
Alegda. Malvado y temido. Fuente de males pero también de vida. Azaca. La prosperidad y abundancia en la tierra.
Danhome. Benévola y señora del agua, es divinidad dispensadora de la fortuna.
Erzulie. Diosa de la pasión, su deseo va mas allá, es la lujuria.
Ezili Freda Dahomey. Es la Afrodita negra. Loa de la fertilidad y las cosechas y diosa del amor.
Heviesso. Es el dios del rayo
Legba. Es el introductor y comunicador entre ambos mundos el de los loa y el de los humanos. Es el espíritu de los encantamientos.
Ogou. Es el Loa que conoce y trasmite el conocimiento metalúrgico, como Marte o Vulcano, es el protector de herreros y guerreros el Ogún africano.
Sakapta. Es la viruela.
Terremille. Es el loa protector.
Al frente de todos ellos está como divinidad máxima Bondye. Es el Yhavé, Buda o Cristo de los haitianos, que deriva del francés ‘bon dieu’ o ‘buen dios’.
Concretando tenemos las siguientes premisas:
– Hay un solo dios, Bondye.
– Hay tres categorías de espíritus o Loa. Estos son los espíritus de los miembros de la familia; los de las fuerzas de la naturaleza, el bien y el mal, la fertilidad, la salud; y los que regulan todos los aspectos de la vida cotidiana.
Ellos interactúan con la gente, enviando mensajes y mediante actos o sucesos tanto buenos como malos, tristes o alegres. Son dueños de lo contradictorio.
Se les honra mediante ceremonias tendentes a favorecer a los vivos, con lo mejor que estos poseen, sus muertos.
Las almas de los miembros de la familia difuntos y que no han sido reclamadas por sus allegados, esos muertos ignorados, son peligrosos. Los atendidos, honrados y cuidados son benefactores.
El objetivo primordial del vudú es la sanación. Curar enfermedades alcanza el 50% de las prácticas de vudú. Para ello con la ayuda de los Loa y su fe en ellos, no se desdeñan hierbas o medicinas convencionales.
Sacerdotes, Houngan o sacerdotisas, Mambo, dirigen sus funciones a curar, a presidir y ejecutar los ritos para pacificar o solicitar a los espíritus. Iniciar a los nuevos adeptos. Adivinar o interpretar sueños. Crear pociones con fines como sanar, fecundar, o propiciar el amor, estando autorizados en algunos casos a percibir honorarios.
Otra actividad reside en el servicio a las ceremonias propias de su religión. Generalmente se llevan a cabo en recintos acotados y alrededor del poto mitan o poste ceremonial, siempre dirigido por un houngan o una mambo. Al son de los imprescindibles tambores, los asistentes participan enfervorecidamente en el rito. Es aquí donde los Loa se manifiestan “montando” a las personas, tomando temporalmente sus cuerpos. Cuando el Loa posee el cuerpo, el alma de la persona se va, aunque no queda claro donde. Si el Loa es el de un varón pero toma el cuerpo de una mujer, se le llamara “el” y viceversa. Casi todas las ceremonias conllevan sacrificios de animales pues esto implica la liberación de vida que revitaliza a los Loa que a veces, se extenúan en la ardua labor de hacer funcionar el universo.
Por tanto, más allá de lo entendido como magia negra al servicio de venganzas espúreas o pensamientos que se escuchan sobre esta religión, el vudú es una religión también estructurada como cualquier otra, con su legado histórico y su liturgia propia.
Surgió como mecanismo de defensa ante los dramas que conllevó la esclavitud y ahora es símbolo común de la población negra americana.
Aunque vudú es el nombre genérico con el que es conocido en todos los ámbitos, en Haiti es conocido y así nombrado por sus adeptos como…
HOODOO
Foto Jordi Cohen
Vudú y Libertad, Libertad y Vudú
La rebelión
La ceremonia vudú de Bois Caïman. 14 de agosto de 1791.
Un elevado número de esclavos de las llanuras del norte de Haití, se juramentaron para luchar hasta obtener su libertad de los terratenientes esclavistas franceses.
Tras esta ceremonia, el 22 de agosto, en la llamada ‘noche de fuego’, se inició la rebelión de los esclavos, en la que se quemaron gran cantidad de plantaciones y fueron asesinados cientos de blancos. Este acto es considerado como el punto de inicio de la Revolución Haitiana.
En 1791 se produjo la primera Revolución Independentista triunfante en Sudamérica, en Haití, entonces Saint Domingue o Santo Domingo, la más africana de todas las colonias de aquel entonces y hoy en día la más africana de todas las repúblicas americanas.
Fue una revolución de negros africanos esclavizados y traídos a América, que se habían escapado masivamente hacia las montañas, donde habían construido una sociedad y una cultura autónoma y libre, “de maroons”, los cimarrones.
El líder fue un sacerdote Vudú, llamado Zamba Bouckman. Con él Haití fue el primer país libre de América del Sur.
El vudú tiene sus orígenes más remotos en África, aunque no con ese nombre, que se adoptó tras la llegada de los esclavos libertos que retornaron a África, en principio a Liberia, cerca de las mismas regiones donde más activo había estado el tráfico de esclavos. Los conceptos religiosos que aquellos primeros esclavos tenían en África se trasplantaron a América, donde enraizaron, prosperando con mayor vigor en La Española, luego Saint Domingue, hoy Haití
En Saint Domingue donde ya residían más de medio millón de africanos y sus descendientes, fue donde el vudú germinó en una fe muy poderosa, firmemente arraigada en la conciencia social de esos hombres y mujeres esclavizados. De especial importancia es cómo esa intensa fe, para todos los efectos constituida en una poderosa fuerza material, estaba identificada totalmente con la pasión por la libertad y el odio al amo y a sus crueldades.
El episodio de Mackandal *3 y la revuelta de cimarrones y esclavos alrededor de los años de 1750 ofrece un testimonio dramático de la poderosa fusión de la fe del vudú y la irreversible rebeldía de las poblaciones esclavas y cimarronas de Saint Domingue.
Solo ciertos mulatos, libertos, que se denominaban así mismos como los affranchis, algo así como ‘afrancesados’, se aferraron al más ortodoxo de los catolicismos romanos y no perdían una oportunidad para rechazar el vudú, y de paso, cualquier herencia africana.
Grabado haitiano de finales del XVIII donde se ve a adoradores del Loa Legba, cuyo símbolo es la serpiente pitón.
Ajusticiamiento de Ogé
Vicente Ogé fue un liberto luchador abolicionista que tras interpelar a los diputados franceses en el mismísimo Paris, se trasladó a Haití para propiciar y al final encabezar la rebelión, en la que se unieron negros con cimarrones o mulatos, que a su vez soportaban la crueldad de sus amos. La rebelión fue aplastada por los refuerzos enviados por la metrópoli y por la falta de recursos de los insurrectos. Ogé junto a otros, huyó a la parte española de la isla, pero a pesar del tratado de inmunidad que la corona española exhibía en estos casos, el gobernador, Joaquín García, lo entregó a los franceses.
El gobernador francés Blanchelande, le mandó ajusticiar públicamente, exhibiendo su cadáver junto el de sus compañeros, el 25 de febrero de 1791.
El hecho, pretendía servir de lección para todos los habitantes no blancos de la colonia, pretendiendo dejar a las claras el status que ocupaba cada uno y que ninguna alteración al respecto sería tolerada., le suerte estuvo echada.
El 14 de Agosto de ese mismo 1791, no obstante quedó marcado para siempre en la historia uno de los episodios más dramáticos que jamás fuera escenificado. Los esclavos de Saint Domingue se levantaron, derrotando a los dos ejércitos europeos más poderosos de la época, el británico y el napoleónico, y constituyeron la primera nación libre de América Latina.
Todo comenzó en Bois Caïman, en aquella época un tupido bosque en la región norteña de Morne Rouge, al suroeste de Cap Français.
Un cimarrón, descrito por los contemporáneos como un ser gigantesco, poderoso, grotesco, con un rostro más parecido a una talla de un dios africano que a la de un ser humano, feroz y temible, era un líder inspirador para los esclavos. Su gran influencia sobre los esclavos del Norte se proyectaba también por su profundo dominio de las dimensiones espirituales del vudú, del cual era un reconocido sacerdote. Su nombre era Dutty Boukman, conocido por Zamba Boukman por sus seguidores. Dice la tradición que su nombre se deriva del inglés de sus amos originales en Jamaica, quienes en reconocimiento de su dominio de la lectura le llamaban Bookman.
Esa noche retumbaron los tambores en el Bosque del Caimán. Los esclavos y cimarrones bailaron con frenesí. La Mambo, sacerdotisa vudú, Cécile Fatiman, invocó a todos los espíritus que vinieran en auxilio de sus hijos africanos.
En el momento culminante de la ceremonia, Boukman, esclavo y Houngan o sacerdote vudú, clavó un puñal en la garganta de un jabalí o cerdo negro, como recordaban se hacia en sus tierras de origen africano, sacrificado para conseguir, según su creencia, algún grado de invulnerabilidad en el enfrentamiento con sus enemigos.
Bebió de su sangre caliente, mientras elevaba su demanda en un cántico diciendo:
Eh! Eh! Bomba! Heu! Heu! “Juramos destruir a todos los blancos
Canga, bafio té! y todo lo que poseen.
Canga, mouné de lé! Antes de fracasar
Canga, do ki la! en cumplir este juramento,
Canga, do ki la! mejor morir”.
Canga, li!
Traducido libremente al castellano
Entonces, narran los cronistas que han recopilado la tradición oral, Boukman lanzó esta oración al cielo:
“El dios que creó la tierra; el dios que creó el sol que nos brinda la luz. El dios que sostiene los océanos; que hace tronar al rayo. Nuestro dios, el que tiene oídos para escucharnos. Tú, dios, que te alojas en las nubes; que velas por nosotros desde donde resides. Tú puedes ver cómo el hombre blanco nos inflige grandes sufrimientos. El dios del hombre blanco lo mueve a hacernos daño. Pero tú, nuestro dios, quieres que seamos justos. Nuestro dios es tan bueno, tan justo, que nos ordena vengar el mal que se nos hace; es él, nuestro dios, quien dirige nuestras armas y nos traerá la victoria. Él nos asistirá. Desechemos la imagen del dios blanco que ha sido tan cruel con nosotros. Escuchemos la voz de la libertad que clama en todos nuestros corazones”.
En pleno trance, procedió, a escoger de entre sus ardorosos seguidores a tres “generales” que les dirigirían a la batalla, en la primera ofensiva insurreccional en contra de los amos blancos. Estos tres “generales” eran Georges Biassou, Jean François Papillon y Jeannot Bullet.
La revolución de los esclavos de Saint Domingue había comenzado.
El cine comercial y la mala literatura, han creado una imagen siniestra del vudú, representándolo como una magia malvada que torna los muertos en unas criaturas asesinas y en ocasiones, antropófagas, los notorios zombis. Este estereotipo delata el persistente sesgo racista de la sociedad blanca, respecto a la minusvaloración de las sociedades con un pasado esclavista.
Como todas las religiones, el vudú emplea el ritual y le imprime contenido mágico a la fe. Las religiones que surgen de sociedades que aún se encuentran muy cerca de la naturaleza, le imprimen a sus creencias un contacto muy directo con las fuerzas que ésta encierra, y es capaz de experimentarlas como seres con vida y personalidad propia. Acumulan, además, un amplio, y secreto, conocimiento del poder farmacológico, curativo, narcótico o letal, de substancias provenientes de las plantas, los animales, o la materia inerte. En el vudú, ciertas ceremonias, y el empleo de la música, los tambores, el baile, y substancias que producen esos efectos, pueden inducir catalepsia, trances, visiones, convulsiones y profundas transformaciones psíquicas. Lo que no solo vemos en esta denostada y menospreciada religión sino también en determinadas ceremonias religiosas, exaltadas hasta el paroxismo, mucho más cercanas a nuestro ‘civilizado’ entorno.
La insurrección de los esclavos, sacudió el inhumano sistema de explotación
EL HOODOO
Cuenta la leyenda que el 16 de Julio de 1847 cerca del lugar conocido como Salt DÉau o Salto del Agua, junto a la Ville de Bonheur, en el Departamento de Centro y como a 140 Kms de Puerto Principe, se apareció, encumbrada en un árbol, Erzili Freda Cantor, la divinidad del amor y la belleza. Corriéndose la voz, acudieron miles de devotos, ante lo cual los sacerdotes católicos mandaron cortar el árbol, erigiendo en su lugar una iglesia en honor de la Virgen de los Milagros, más conocida por el pueblo como la Virgen del Monte Carmelo.
Erzili, indignada ante la afrenta y cuando estaba a punto de ser introducida la imagen de la Virgen en el templo, se camufló en su interior, quedando entronizada a la par que la efigie.
Tras este reconocimiento tácito, el Salto del Agua pasó a ser lugar de culto y festejado en esa fecha, donde acuden miles de adeptos, devotos y curiosos a beneficiarse de los poderes curativos que Erzili y o la Virgen, conceden.
Despojados de sus ropas, niños, mujeres y hombres se bañan durante horas, frotándose el cuerpo con el aceite resultante de la presión de las hojas del llamado árbol de Trois Paroles, “las tres palabras”.
Las mujeres embarazadas, con el emblema de Erzili Freda, un corazón y un cuchillo, enarbolado o sobre el pecho, ruegan a esta por su gestación y parto.
Los hounsi, o iniciados, lavan su cuerpo a la par que limpian y preparan su espíritu.
Los tambores, sincopados en cadencias de 13 golpes, abren la puerta de Ginen, la del África ancestral, que les permitirá conectar con Iwa, la divinidad personal sincretizada con alguna Virgen, manchons en creóle, y con la que cada individuo entablará, su personal comunicación.
El Salt D’Eau
Puerto Príncipe
Es la capital de Haití, donde la población se amontona, buscando huir del hambre y la miseria, o las hipotéticas ayudas prometidas e incumplidas por los gobiernos más poderosos, o cuando no, huyendo de terremotos o huracanes devastadores.
Al hilo de esta situación no queda otro refugio que creer. Creer en soluciones aleatorias o al menos las que palien o deriven el pensamiento de la realidad; y nada mejor para abstraerse, que la creencia en la ayuda de los conocidos o entes que moran al otro lado, en el mundo del más allá.
Los Loa familiares, las divinidades como Iwa, a las que se recurre con la ayuda del Houngan o de la Mambo, son propicios para mediante ritos, ceremonias u ofrendas asentar la fe en un futuro mejor.
Ni mejor ni peor ni distinto, a lo que acontece en cualquier otro lugar.
“Vestidos de impoluto blanco para iniciar el rito de Rada, el que nuestros padres africanos nos trasmitieron y con el que solicitamos nos sean concedidos salud, bienestar y estabilidad”
Los benefactores loa haitianos como el Barón Samedí, Maman Brigitte o Samballa o las Iwa como Santa Barbara o la Virgen del Cobre, a los que serán ofrecidos, gallinas, chivos o vacas y con la mediación de los sacerdotes, sus espíritus o los de los familiares difuntos, “montarán” sus cuerpos o el de algún otro, pero de cualquier manera, trasmitirán aquello que les es mas conveniente.
Una ciudad alberga todo tipo de pensamientos, creencias y actitudes, y si licito es recurrir a los benefactores, también y por que no lo es a los del lado oscuro. En ello están los que practican el ceremonial de Don Pedro, el Petro, el antiguo esclavo y Bokor que le dio origen y que reúne a los Loa iracundos o perversos.
Ellos practican el poderoso Vudu Kongo, el que requiere para su consecución resistir agudo dolor, o fuerte carga sexual, pero que nunca falla.
Todo ello es el Hoodoo de Puerto Príncipe.
El sacerdote supremo del Hoodoo en Haiti, Max Beauvier y sus acólitos.
Preparando el terreno. Relegando al mal
La reunión. Iniciación al rito
Limpiando el espíritu. El Bautismo
Llamando a los Loa
La puerta está abierta
El Loa, complacido, “monta” el cuerpo propicio
Presentando el sacrificio
Sacrificios que alimentarán al Loa tras su transito
Objetivo realizado
Ahora toca insuflar el Espíritu
Iniciando a una joven adepta
Una Mambo preparando el sacrificio.
La Mambo Pier Janis de 42 años y con 6 dedos en cada mano, con su pertinente cigarro
San Francisco de Asís
Es una remota región de las montañas, donde se conservan las raíces más puras del movimiento que aunó el Vudú y la Rebelión, cuando se inició el levantamiento, al frente del cual se colocó el Hougan Boukman.
El tiempo parece haberse parado.
Un cuchillo y un corazón, los emblemas de Erzili Freda Cantor La diosa de la fertilidad y el amor. La Afrodita Negra cuya efigie muestra sus escarificaciones tribales. Y ese mismo cuchillo con el que se realiza el sacrificio y cuya sangre aún caliente, no solo rememora un origen, sino que como a los Loa, también a los sacerdotes, humanos al fin, revitaliza cuerpo y sobre todo el espíritu.
La extenuación de la Mambo
En plena introspección
El sacrificio
La firma del Loa
La luz que no solo ilumina
Los poseidos
Son aquellos cuyos cuerpos son “montados” por los Loa. Ellos aceptan o se someten a la voluntad del Loa para temporalmente, ceder su cuerpo para que el espíritu demandado, se apropie de él para servir de trasmisor de las dádivas, consejos o reconvenciones que tenga a bien otorgar, en un caso, o para demandar, castigar o vengar una afrenta, produciendo algún tipo de desdicha.
Son los popularmente llamados Zombis.
Unos, utilizados en películas o documentales buscando más morbo que verdad…
.., y afortunadamente otros, intentando reflejar la realidad.
Cierto o no, la verdad es que consciente o inconscientemente, a estos individuos, a los que se les presupone subyugados por los Loa negativos, se les utilizaba para realizar los más duros trabajos o las mas arduas tareas.
*Nota 1: Corsarios. Marineros piratas con ‘Patente de Corso’, lo que les otorgaba un estatus como protegidos de la corona que se la otorgaba. Asaltaban barcos, puertos o pueblos bajo la bandera de ese país. Expertos marinos, con barcos bien armados y ligeros, causaban estragos a los enemigos. Repartían el botín con el estado que les arropaba.
*Nota 2: Serpiente piton. Emblema del Loa Legba, de origen dahomeyano. Hoy en día existe un templo en Benin City, dedicado a tal Deidad, lleno de estas serpientes.
*Nota 3: Mackendal François Mackandal, muerto en 1758. Líder haitiano cimarrón, que a base de sus conocimientos sobre la fabricación de venenos, consiguió aterrorizar a los colonos esclavistas franceses, tejiendo una red de ayudantes que envenenaban, agua, comida, animales y por tanto a blancos. A su vez organizó la quema nocturna de propiedades, aprovechando la desbandada para asesinar a los amos. Delatado por un esclavo torturado, fue capturado y quemado vivo en público en el lugar llamado Gorro del Francés, en la actualidad el Coronar Haitien
Bibliografía:
– Instituto de estudios del Caribe, Universidad de Puerto Rico: ‘Vudú en el Caribe.
– Agosto de Muñoz, Nélida, 1974: `’El fenómeno de la posesión en la religión del Vudú’ – Rivers Rodríguez, Melania, Dctra.: ‘Influencia de las religiones africanas en el continente americano’. Universidad Autónoma del Estado de México.
– Las Reglas Congas. Universidad de la Habana.
Créditos fotográficos:
Aloisio Milani // Anthoni Karen // Cristina García Rodero // Gany Winogrand // kwekudee // Lizzabathory // PaulBlackmorepier // Patrice Rouge // Sergi Reboredo // Tino Soriano // RTVE.
Redacción y documentación
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