Los clanes Igbo
Northcote Thomas aquí duda y advierte que:
“Pueden ser los componentes de su consejo de estado o Nzemabua del Eze o rey; al lado del Eze Nri está de pie un joven Adama, que son llamados ‘esposas’ por el Eze Nri”, según el propio Northcote Thomas, que añade que: “Estos dejan el servicio al Eze Nri tras la pubertad. El edificio a su espalda es un templo y casa de reuniones que una vez salpicaron Nri, el epicentro de la vida religiosa del norte del País Igbo”.
Este Eze Nri Obalike hace el nº 14 registrado, o 15º si se incluye a Eri, y dirigió Nri, el reino más antiguo de la zona, desde 1889 hasta 1935. Eze Nri Obalike fue nombrado jefe de la Corte Nativa de Awka por los británicos en la década de 1900, pero poco después renunció al cargo; el estatus de Eze Nri no es simplemente el de un rey, sino que es la cabeza, y origen, de todos los líderes, incluidos sacerdotes, en la zona.
Nri
Si tuviera que precisar un punto de partida o inicio de la integración como pueblo de los Igbo, creo que el fundamental fue el de Nri.
Tanto por la época como por la importancia que adquirió sobre todo por sus fundamentos como sociedad integradora. Se dice que fue el primer reino, aunque no la primera cultura de Nigeria que se otorga a los yoruba, y que se creó como tal en el 948 de la eC.
La arqueología y estudios derivados de los restos de enterramientos reales encontrados, se remontan al siglo IX y se datan en el X, y confirman que el Reino de Nri u Ọ̀ràézè Ǹrì era efectivamente un enclave en que sobre su influencia política primaba la religiosa, puede decirse que era un estado teocrático que regía una especie de papa medieval, un sacerdote rey, que recibía el título de Eze Nri, que establecía las normas de gestión del reino en lo relativo al comercio y la diplomacia, pero con autoridad divina en cuanto a lo religioso. Entre el mito, todo mito tiene una base, y lo encontrado, alguien hubo llamado Eri, que origina el clan Umu Eri que engendró o nombró a dos personajes reales, Nri y Aguleri, que le sucedieron y fundan sus ciudades.
Hoy en pie, tras ellos comienza el reinado que acaba con la abolición obligada por la administración británica en 1911 dejando una línea hereditaria con diecinueve nombres difíciles de datar, pues una de las normas era que a la muerte de un Eze, se debían dejar transcurrir 7 años durante los cuales había que estudiar ‘las señas’ que el difunto enviaba señalando a su sucesor, lo que podía sobrepasar decenios los siete años establecidos.
Primeras ciudades
Alrededor de esas dos primeras ciudades se adosan o suman otras existentes bajo unas reglas socio morales, Ikénga, una religión en sí, que sobresalen por su nivel de compromiso humano dando lugar al estado de Anambra, su fama traspasa fronteras difundiéndose por todo el territorio circundante.
No es fácil fijar nombres y datos y por ejemplo, expertos como Angulu, 1981, nos dice que según la tradición oral, Eri aparece en el 1043 eC., mientras que Chambers 2005, nos dice que su sucesor Ìfikuánim el tenido oficialmente como primer rey o Eze de Nri lo hace en 1225 eC., aunque otros muchos retrasan todo esto al 1500.
Su población se nutría de todo desheredado de la tierra, aquel que no era admitido en su comunidad, el esclavo que había huido o el que perdido decidía encontrarse. No se conoce que impusieran nada por la fuerza y tal vez por eso llegó a ocupar tres cuartas partes del territorio del País Igbo.
Si su mayor preeminencia parece que se dio durante los siglos XII al XVI, es en este que empieza a declinar al establecerse las ciudades estado de Benín e Igala, aunque no es hasta 1911 por la imposición británica, que se abole la titularidad Eze establecida, dando paso, sin cambiar de nombre, a la de ‘Jefes de Ordenes’ designados Eze impulsada por Frederick Lugard.
los Mbùríchi
Más que una expansión era una pacífica conquista, rubricada a través de los Mbùríchi o ‘embajadores’, adeptos convencidos enviados a los asentamientos que conocedores de sus reglas y modos lo habían solicitado, pues sabían que a la mejora social se unían los beneficios que la paz conllevaba, por lo que juraban lealtad al Eze Nri, que dejaba al mando al sacerdote de más rango de ese mismo pueblo que optaba por asociarse.
Los Mbùríchi se encargaban también de visitar periódicamente estas ciudades y pueblos verificando el cumplimiento de lo jurado. Se sabe que incluso durante el apogeo del Reino de Benin,s. XVI, era tal el respeto que se les tenía, que a veces poblaciones de este Reino o de los Igala como Idah se sumaron al control de Nri.
Estas alianzas ganan impulso durante el cuarto reinado el del Eze Nri Buifè de 1159 a 1259*1 que van in crescendo hasta la novena del Eze Nri Fenenu de 1512 a 1582*1.
*1 Nota: Datos del historiador M. Angulu Onwuejeogwu de su ‘Civilización Igbo. Reino Nri y hegemonía’. Publicado en 1981.
Elección de un Eze Nri
Elegir a un Eze Nri pasaba por ser ‘designado’ por su antecesor Nzemabua, pero debía ser aceptado por el pueblo y su padre no podía estar vivo. A esto él debía demostrar que su elección se debía a un propósito de Chineke, su Dios y de Eri, el fundador, y avalada por los antepasados, Ndiichie, y los espíritus, Alusi, que se habían manifestado en revelaciones y visiones confirmadas por los adivinos.
Tras pasar estos ‘tribunales’ debía desplazarse a Aguleri y extraer una pella de arcilla del fondo de Omambala, el río Anambra, con la que debía hacer la olla ritual Odudu, para el santuario de Nri MèNri. Se cerraba la ceremonia tras celebrar dos ritos más: en uno hacer que madure una palma frutal recién plantada y en otro morir y resucitar virtualmente. Tras esto el Eze Nri era proclamado y renombrado como Igwe, ‘celestial’.
Tras el noveno Eze, la de Eze Nri Agu la décima, de 1583 a 1676 y hasta la decimocuarta de Eze Nri Ènweleána I de 1795 a 1886 en plena época de esclavización, donde este comercio va trastocando y pervirtiendo los valores, más la persistente animadversión de los colonizadores, la influencia del Reino de Nri va perdiendo apoyos sobreviviendo hasta 1911.
Como se ha adelantado, en que las tropas británicas obligan al último, Nze Nri Òbalike, 1889 a 1936 a renunciar a su advocación como sacerdote principal de la religión que promueve, Ikénga, y perdida esa base a dimitir en 1911 a su función política, cediendo a estos el poder y que sean ellos quienes instituyan el nuevo orden y sus nombramientos Eze como ya hemos comentado.
Disgregación y autonomía
La disgregación y autonomía de los distintos grupos Igbo de la que hablábamos al principio, no era óbice para reconocerse como grupo, aunque entre sus muchas y notables discrepancias y diferencias, algunos prefirieron organizarse políticamente en sistemas jerárquicos institucionalizados como reinos.
Sobre todo en el margen izquierdo del Níger, con estados como Aboh, Oguta y Onitsha, con un gobernante llamado Obi, literalmente ‘corazón’, alusivo al órgano principal de su organigrama político, y que nada tiene que ver con los Oba de sus vecinos Yoruba o Edo de Benin City ni sus atribuciones. Atribuciones que veremos en el apartado sobre ‘Religión’.
Abstraerse de los conceptos vitales Igbo para adentrarse en cualquier otra materia, es complicado pues no dan pasos sin antes sopesar qué consecuencias tiene abstraerse de sus compromisos socio morales. Fundamento principal de esos principios es el respeto que obligaba a contar con el otro para decidir o dar esos pasos en cualquier dirección, era el grupo el que decidía y aún decide.
Es por eso que la organización política precolonial de los Igbo, sus varios grupos, era el resultado de un plebiscito popular, rayano en lo democrático, que allá por el siglo XV, sorprendió a los primeros europeos portugueses, que como el resto de europeos estaban sometidos a sistemas feudales.
Era Precolonial
Se sabe y hemos visto antes, que había regímenes organizados bajo un servidor público de carácter sacro, institucionalizado por el pueblo y que los blancos llamaron reyes y ellos en el caso de Nri o Arochokwe, Nze; y en Onitsha, Obi, elegidos, de verdad, como ‘primus inter pares’ y bien fiscalizados antes, durante y después. Pero al margen de estos casos concretos, el mayoritario pueblo Igbo se gobernaba mediante asambleas consultivas en que participaba todo el pueblo consensuando el resultado por la mayoría.
Sí es cierto que a quien se reconocía como capacitado para alguna cuestión, se le encargaba, por la asamblea, ocuparse de solucionarlo, para lo que se le adjetivaba con un título, pero nunca ni como reyes ni con ningún otro término jerárquico. Podía ser agrimensor, ingeniero de puentes, maestro o enterrador, lo que esto último como veremos era función importante.
Esto era inusual en casi toda África Occidental, aunque algo parecido tenían los Ewe en Ghana.
Nsibidi es una peculiaridad a la que se le sumaba lo que yo llamo hermandades y los demás ‘sociedades secretas’ al provenir de relatos ingleses que me retrotraen a aspectos mercantiles, y que se basaba en un ceremonial y criptogramas que llamaban y llaman así, Nsibidi, que veremos adelante, tenía una importante influencia primero en la era precolonial y posteriormente en la colonial.
Nsibidi
Ògụ́àfọ̀ eray mantienen, un calendario propio de semanas o Izu, de cuatro días; siete semanas por mes u Onwa; y trece meses al año o Afo; añadiendo un Ubochi o día, extra, a la última semana del último mes. Este sistema sigue funcionando por la importancia que para ellos tienen los 4 días de mercado que son Eke, Orie, Afor y Nkwo lo que tradicionalmente quedó fijado desde los albores del tiempo.
Mkpisi era un sistema matemático que les permitía medir espacios y volúmenes y establecer comparaciones para calcular porcentajes entre qué se vendía y cuánto importaba en función de las cantidades, por lo que también obviamente lo utilizaban para contar, le llamaban Mkpisi u Okwe; los administradores coloniales reacios a aprenderlo les obligaron a trasladarlo al sistema decimal imperante, so pena de admitir lo que ellos quisieran, y lo aprendieron.
Okwe, también hace referencia a un antiguo y complejo juego de estrategia similar al más conocido como Mancala y que aun no pareciéndose estéticamente pude ser tan complejo como el Mahjong chino y como este durar años una partida; Basden 1926, pg. 134, es el primer europeo que lo documenta; el actual Gobierno Nigeriano pretende revitalizarlo para que no se pierda el idioma Igbo.
Isusu era también un sistema similar a las ‘tontinas’ o prestamos ‘no agraviantes’, que se practican en muchas partes de África; pero tal vez sea más antiguo el sistema de ahorro y préstamo de los Igbo que llaman Isusu, y que cuando esclavizados, extendieron por las islas del Caribe, Estados Unidos y Brasil entre otros países, y que aún se sigue practicando.
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