El misterio Dogón
Si bien la ‘sabiduría secreta’ de los Dogón sobre Sirio y el sistema solar era conocida por los antropólogos, y sobre todo comentada por otros muchos amantes del misterio desde finales de los años cuarenta, no fue sino hasta 1975 cuando fue objeto de una amplia divulgación y sorprendentemente a la par, de un enfebrecido seguimiento y secretismo por parte de los incondicionales de la hipótesis de los ‘antiguos astronautas’.
Ese año vieron la luz, de forma independiente, dos hipótesis que conectaban los conocimientos astronómicos de los Dogón con presuntos viajeros espaciales que habrían visitado la Tierra en un pasado remoto.
Los padres de las mismas fueron el arquitecto francés Eric Guerrier y el orientalista norteamericano, asentado en Inglaterra, Robert K. G. Temple, quien es definido en una entrevista reciente como: “…a highly respected classical scholar and Fellow of the Royal Astronomical Society”.
Guerrier dejó registradas sus elucubraciones en un libro titulado ‘Essai sur la cosmogonie des Dogon: L’arche du Nommo’ editado en 1975 en París, en tanto que el mucho más afortunado Robert Temple proclamó las suyas en ‘The Sirius Mystery’ Londres, 1975.
Guerrier y Temple
Pero mientras Eric Guerrier está hoy virtualmente olvidado, las mil y una páginas de Internet sobre el misterio de Sirio lo ignoran de forma casi unánime. No ha ocurrido otro tanto con Temple, quien en 1998 publicó una nueva versión de su obra, revisada y ampliada, actualizada con nada menos que “…140 páginas de nueva evidencia científica que le da solidez a una hipótesis que la KGB, la CIA y la NASA intentaron suprimir” -SIC-.
En líneas generales, Guerrier y Temple coinciden en postular que:
“El saber secreto de los Dogón procede de una tradición oculta milenaria, rastreable en última instancia hasta las antiguas civilizaciones de Egipto y Sumeria. Los sumerios, en particular, habrían sido los beneficiarios originales de ese conocimiento misterioso, recibido directamente de seres extraterrestres procedentes de un planeta del sistema estelar de Sirio. Esto quedaría demostrado por el mito sumerio de Oannes, que se refiere a unos seres anfibios, con rasgos mezclados de pez y hombre, relatan y plasman personajes que parecen llevar escafandra, que surgieron del mar para actuar como héroes civilizadores”.
la leyenda de Oannes
Sin embargo, es de hacer notar que la idea de que pudiera haber alguna relación entre el mito de Oannes y seres provenientes del espacio exterior no es en modo alguno original de nuestros dos autores, pues ya había sido enunciada en 1966 nada menos que por Carl Sagan y Iosif S. Shklovskiy, en su libro “Intelligent Life in the Universe”.
Por otra parte, también debe tomarse en cuenta un hecho que suele olvidarse con excesiva frecuencia, conocemos la leyenda de Oannes no a partir de fuentes sumerias, sino a través del historiador y sacerdote caldeo Beroso, quien vivió en una época tan tardía como el siglo III a.C. donde dedica al rey helenístico Antioco I Soter su historia sobre Babilonia.
Aunque la mayor parte de su obra se ha perdido, y sólo nos han llegado fragmentos preservados por historiadores y escritores griegos como Alejandro Polyhistor, Abideno y Apolodoro. No existe igual unanimidad entre Guerrier y Temple respecto a la vía por la cual las informaciones impartidas por los Oannes a los sumerios habrían llegado hasta los Dogón.
Babilonia
Eric Guerrier, el menos original de los dos, las hace pasar de los sumerios a los babilonios. En Babilonia, la información sería conocida por una de las Diez Tribus Perdidas de Israel, que al final del exilio en lugar de regresar a Palestina optó por realizar un incómodo viaje de varios miles de kilómetros hasta el África Occidental. Idea que en perspectiva resulta muy poco innovadora, pues a las famosas Tribus Perdidas se les ha hecho colonizar desde la América Precolombina hasta la Francia merovingia, por no hablar de Inglaterra, de modo que no tiene nada de extraordinario que alguna haya ido a parar a las riberas del Níger; otros apuntan incluso a Benín y Ghana.
Robert Temple, por su parte, resulta bastante más creativo. De Sumer el conocimiento secreto habría pasado a Egipto, en donde fue asimilado por los griegos de Lemnos, descendientes de los Argonautas.
Posteriormente, estos griegos emigrarían a Libia, y al penetrar hacia el oeste se transformaron en los famosos Garamantes. Siglos más tarde se dirigirían hacia el sur, hacia las riberas del Níger, donde acabarían mezclándose con la población local de raza negra.
los Danaos
Para Temple, los Dogón vendrían a ser, ‘cultural y quizás físicamente, descendientes de los griegos de Lemnos’. Estos Dogón helénicos habrían preservado por siglos las sagradas tradiciones llevadas desde el Egipto predinástico a Grecia por los ‘Danaos’.
Quizás no sea ocioso recordar aquí que dentro de la bibliografía de este ilustre polígrafo, no hay que olvidar que es: ‘Fellow of the Royal Astronomical Society, the Society for the Promotion of Hellenic Studies, the Egyptian Exploration Society, the Royal Historical Society, the Institute of Classical Studies, and the Institute of Historical Research’.
A lo que habría que añadir también una edición, realizada junto con su esposa, de las fábulas completas de Esopo. Un eminente e ilustre ilustrado.
misterio de Sirio
En cualquier caso, la leyenda moderna acerca del ‘misterio de Sirio’ le debe mucho a Temple, y muy poco, o nada, a Guerrier, al punto que el primero puede ser considerado virtualmente como la fuente principal o única de la gran mayoría de las historias que circulan al respecto.
A esto sin duda ha contribuido decisivamente su aura de erudición, de investigador serio, que lo distancia, por ejemplo, de un von Daeniken, y también la polémica alrededor de su libro, en la que jugaron un papel importante de controversia Carl Sagan, y Ian Ridpath, entre otros.
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