Capacidades
Los Igbo tienen fama de ser muy buenos comerciantes, ocupándose en ello toda la familia, primando el esfuerzo pero sobre todo la honradez; al más capacitado no solo se le elogiaba si no que a veces se le recompensaba con alguna jefatura. Eran estrictos sin embargo con los que actuaban con agobio o presión, lo que no se toleraba.
Prevalecía en las sociedades Igbo precoloniales la solidaridad, que incluso sobrepasaba a los componentes de la familia extendida y el ‘uno para todos’ se practicaba con orgullo, de modo que quien conseguía un capital o logro económico, se veía más valorado por compartir que por el logro en sí.
La riqueza, pobreza, honor o vergüenza, beneficio o pérdida se reflejaba en toda la familia extendida pues, ‘lo que afecta a uno, positivo o negativo, afecta a todos’. Tienen un dicho al efecto: “Cuando el ojo llora, también llora la nariz”, su unión es inseparable pues todos son uno.
Se dan ayuda mutua bien alimenticia o agrícola, entregando alimentos o simiente sin que el donante requiera la devolución. La razón es preservar la unidad familiar y procurar que el perjudicado no se vea abocado a cometer algún acto inadecuado perjudicando el buen nombre de la unidad familiar.
Todo esto que habla de solidaridad honradez y decencia sucedía, como se ha adelantado, en época precolonial; la influencia europea, con la educación y valores que se implantaron y me piden que sin olvidar el cristianismo, ha trastocado aquello en una sociedad más egoísta que ha abortado aquello que fue, transformando estas sociedades en arrabales de la metrópoli.
Filosofía de Vida Igbo
Antes del contacto de los Igbo con la civilización y cultura occidentales, el ‘sistema familiar extendido’ garantizaba el mantenimiento de los principios ético morales de su sociedad. Sus conceptos sobre el amor, justicia, honestidad, decencia o esfuerzo, establecidos en la tradición y preconizados por los mayores, afianzaban un sistema social equilibrado y garante del bien común, la comunidad.
La sociedad Igbo asentaba su eficacia en base a ese concepto comunitario sobre el individual. En los orígenes un Igbo formaba parte de un todo, la comunidad, para la que trabajaba integrado en su equipo, trabajo que necesitaba de esfuerzo que unas veces alcanzaba éxitos y otras fracasos, compartiendo lo que fuera, siempre, en colectividad. Era un deber en aquellos tiempos pertenecer e identificarse con la comunidad.
Los vínculos de parentesco definían el estatus y las funciones de cada persona en su sociedad y determinaban los comportamientos de los miembros hacia sí mismos y hacia el mundo exterior. La sociedad Igbo se caracterizaba por un profundo espíritu de cooperación, que les abocaba a sentirse implicados en los problemas concernientes a los demás, compartiendo y asumiendo todos los problemas y obligaciones que acucieran a cualquiera. Consecuencia de esto los igbo aplican el dicho: “Un árbol no hace un bosque”´.
Dando a entender que lo que un individuo no consigue solo, sí puede conseguirse cooperando con otros. El esfuerzo común es el factor clave para los más grandes logros.
colonialismo
La llegada del colonialismo y sus planteamientos vitales que no deja de ser la llamada ‘civilización occidental’, a la que pertenezco, cambió modos y maneras en toda parte por la que pasaron, y los sistemas sociales, comunales y familiares de los Igbo, no salieron indemnes. Un ejemplo, si en un poblado ‘occidental’, alguien tiene una parcela y para llegar donde está el agua, hay que atravesar por el medio de esa parcela, el ‘derecho romano’ base de nuestro sistema jurídico, dice con acierto que el camino que atraviesa la parcela para llegar al agua es de paso abierto para cualquiera que necesite ‘llegar al agua’, agua que también es un bien común, se llama ‘derecho de paso’.
La parcela tiene dueño y lo que haga en ella o coseche es de su propiedad y eso se respeta, pero ir por agua por el camino abierto es de ‘derecho común’.
derecho bantú
Bien, qué pasa en África? todo lo contrario, la tierra ‘era de todos’ y se parcelaba y entregaba por estricto orden en función de las necesidades y aunque lo que produjera era mayoritariamente para aquel que la había cultivado, este tenía que entregar una cantidad estipulada para quien nada tuviera o una emergencia, e importante, aunque se respetaba esa circunstancial cesión y no se permitia transitar por medio de los cultivos, por los lindes podía transitar cualquiera para llegar donde fuere.
Es la diferencia entre la ‘propiedad individual’ de la ‘civilización occidental’ descrita en el ‘derecho romano’ y la ‘propiedad comunal’ interpretada aunque nunca escrita en el ‘derecho bantú’.
Explicado qué se encuentra el blanco al llegar y opta por cambiar los modos que encuentra por los suyos, hace que el residente se vea obligado a adaptarse a lo que el ocupante impone.
Esto lleva a que todo cambie y no en sucesivas generaciones, sino prácticamente de inmediato, mejor en media que en una o como mucho en una que no en dos.
los sistemas de solidaridad
De manera que los sistemas de solidaridad que albergaban las familias extendidas Igbo, se fueron viendo truncados por esa idea de individualidad impuesta, donde las familias pasaron a ser nucleares. Si antes cualquiera podía hacerse cargo del niño del hermano hermana de sangre, ahora es exclusivo papel de los padres viéndose abocados a no poder trabajar si es que hubieran tenido los dos semejante posibilidad, socavando la posibilidad de controlar a esos niños, lo que ha ido provocando que la moralidad de esas generaciones deje qué desear.
Los mecanismos de que se dotaban con la observancia de los valores tradicionales como los del sistema familiar extendido, han ido dando paso a un creciente individualismo donde una persona puede creerse moralmente libre y exento de resposabilidades ante nadie que no sea el mismo, dando paso a individuos antisociales, moralmente anárquicos e indisciplinados.
No todo fue negativo no obstante, los propios eruditos africanos no reniegan del contacto con los blancos, admitiendo que ciertas cosas fueron y son positivas, aunque también apuntan que África fue demasiado ingenua y benevolente renunciando a sus propias convicciones.
Tradiciones
Entre estas convicciones tradicionales, era fundamental el compromiso de cada miembro de la familia extendida, ante cualquiera del grupo que necesitara ayuda o asistencia moral o económica, pero siempre en pos de conseguir una sociedad equilibrada, respetuosa y diligente.
Estos valores, entre otros, que son fundamentales para cualquier sociedad, no están ni mucho menos reñidos con los aportados por la cultura occidental, pero si la mejor manera de preservarlos fueron los sistemas tradicionales, estos no se deben dejar perder, aunque convivan con las influencias aportadas por otras culturas que aunadas preserven la paz, el orden, la ética y los valores que ya antaño prevalecían y se mantuvieron en la evolución histórica del pueblo Igbo.
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