El KómóKun
KómóKun o WaraKun es usado por herreros varones adultos. El KómóKun es la cara visible del Kómó y refleja los conocimientos y filosofía vital que guarda, sirviendo para dar forma a las tradiciones sociales, espirituales y religiosas.
Los jefes Kómó tienen mucho poder a la hora de dirigir sus fuerzas hacia el bien o el mal e inician a sus miembros en los estados superiores de la tradición Kómó.
Supervisan el Jaturu, ‘gran espíritu de divina hiena vieja’ que alude a cualidades de la razón y sentido común, capacidad intelectual y razón de ser. Los miembros adscritos a esta hermandad, con tales valores, debían cuidarse de hacer cumplir las normas comunitarias, tomar las decisiones judiciales pertinentes; ofreciendo sus conocimientos contra las enfermedades cuidando no se propagaran; atacar las fuerzas negativas o malévolas, prever desgracias y castigar a los provocadores, debiendo ocuparse de regir la cotidianidad del pueblo y hacer valer los valores morales y reglas sociales.
Los herreros Bamana
Dado el prestigio que les precede por su trabajo y el poder atribuido al Kómó y KómóKun sus cimeras, poseedoras del poder o Nyama, se les otorga a los herreros, junto a algún otro mago o adivino, dirigir la actividad comunitaria, supervisando los eventos clave de la vida, el nacimiento, la circuncisión, el matrimonio y el entierro, desempeñando un papel importante en el culto a los antepasados y en los ritos agrícolas.
A la cimera se le atribuyen conocimientos secretos y el poder que su hermandad encierra para obtenerlos y aplicarlos, por lo que su aspecto intimidante es de prevención contra aquellos que no estando capacitados, intenten usarlo. Está asociada a la noche y sus máscaras se guardan en lugar secreto. No está permitida su vista a la mujeres y niños dado su gran poder.
El traje del KómóKun
El traje del KómóKun, llamado el ‘enlace de Kómó’, consiste en un vestido de algodón suelto, recogido y cosido en pliegues como en un acordeón.
Esta tela se colocaba habitualmente sobre un marco de madera similar a un barril que constaba de siete aros.
Al exterior de la bata de tela, aparentemente a veces atravesada y fijada al marco de madera, se adosaban las grandes plumas del buitre o, en algunas áreas, especialmente alrededor de Segou, de las de gallinas de Guinea, de pollos o de cálaos.
Se decía que el vestido de tela, en sí mismo, en el caso de algunos de los tocados Kómó más sagrados, había sido cosido junto con veintidós bandas de tela tejida a tiras. Además, los disfraces a menudo se cubrían con amuletos, para aumentar el poder espiritual. T
los Minianka
an importantes son estos apegos, que uno de los nombres que los Bamana le dan al traje es el ‘del más grande amuleto’ o Seben den kunbab. Cuando los tocados eran sacados del santuario para bailar, los Minianka decían que ‘se levantan’, y uno se dirige a ellos en este punto como ‘tú y la conversación’.
Esto se refiere a su relación ahora con el cielo y la fuente del habla profética. Antes de ponerse el tocado, el bailarín lo sostenía en su mano, diciendo: “No puedo llevar la fuerza del mundo”, refiriéndose a los elementos compuestos del tocado y al complejo de signos sagrados simbolizados por su traje de plumas.
Tomando el tocado y el traje, se dice que el bailarín está ‘penetrado’ por el conocimiento sagrado. Tiembla, entra en trance y deja de ser de este mundo. Esta posesión de trance dura varias horas, después de lo cual el bailarín da, con una voz apagada e ininteligible, las ‘noticias del universo’. Los disfrazados danzantes llegan a la entrada del pueblo avanzando con paso quedo, volteándose ocasionalmente, para ir descendiendo al pueblo con ‘gran majestad’.
Kómó Nkoro Kun
Es un tipo específico de ‘mascaras’ asociadas a esta etapa o ciclo.
Kómó es la hermandad a la que estas máscaras están adscritas; Nkoro es su utilidad, en este caso ‘guardar la palabra’; Kun es máscara, no en el sentido que nosotros le damos pues para ellos es el imprescindible instrumento de conexión con el más allá. No es una máscara pues no se puede sobreponer sobre la cara, esta es de las conocidas como altar, por lo que se saca en ritual pero sostenidas entre las manos, es imposible ponerlas sobre la cara o usarlas como cimeras.
Suelen llevarse horizontalmente. El material sacrificial que se ve en la incrustación en las superficies de estos tocados son una indicación de su conexión con una de las tres principales sociedades de poder de los Bamana: Kómó, Kono y Nama. Estos ‘altares’ son usuales en la fraternidad Kómó, que funciona como custodio de la tradición y se ocupa de todos los aspectos de la vida comunitaria: la agricultura, los procesos judiciales y los ritos de paso, donde cada palabra es sagrada, por tanto meditada y medida siendo su contravalor mayor que el oro o cualquier bien material.
la sociedad Kómó Bamana
El Kómó es una hermandad, similar a las congregaciones cristianas, de sacerdotes, ancianos conocedores y herreros que forman la principal institución social de los Bamana. Los miembros del clan herrero nacen en la sociedad Kómó debido a su capacidad para emplear en exclusiva el poder del fuego para transformar la materia de una forma en otra.
Los herreros de la sociedad Kómó usaban estos tocados de la hermandad o Kómó Kun durante una danza para invocar Nyama, la fuerza que activa el universo.
Veamos un extracto de nuestro texto sobre las ‘fraternidades’:
“Según la tradición africana, la Palabra o Kuma, al extraer de lo sagrado su poder creador y operativo, se relaciona directamente, bien con el mantenimiento, bien con la ruptura de la armonía, tanto en el hombre como en el mundo que le rodea. De ahí que la mayoría de las sociedades orales tradicionales consideren la mentira como un verdadero cáncer moral.
En el África tradicional, aquel que falta a su palabra mata su personalidad civil, religiosa y oculta, se separa de sí mismo y de la sociedad. En tales condiciones, tanto para él como para los suyos, mejor es que se muera. El cantor del Kómó Dibi, de Kulikoro en Malí, canta en uno de sus poemas rituales: “La palabra se nos dio por lo divino, de manera que siéndolo, era cabal, por lo que conviene ser exacto con ella. La lengua que falsea la palabra vicia la sangre del que miente”.
Simbolismo Bamana
La sangre simboliza aquí la fuerza vital interior cuya armonía es perturbada por la mentira.
“El que malogra su palabra se malogra a sí mismo”, dice un proverbio”.
Cuando alguien piensa una cosa y dice otra, se aparta y aísla de sí mismo. Rompe la unidad sagrada, reflejo de la unidad cósmica, creando de tal modo la inarmonía tanto en sí mismo como en torno a sí. Por eso este guardián de la Palabra no amenaza, pues quien engaña se engaña y esa ineptitud es su mayor castigo, Kómó Nkoro Bara tan solo lo recuerda.
Pero la verdad es que es difícil, o no debería hacerse, el deslindar las concomitancias existentes entre pueblos que aparentemente distintos o tenidos por ello, en realidad comparten ideas y conceptos aunque les den nombres distintos. Si vemos la cimera de más arriba, en el pie de la foto textualmente se lee: “Africa | Komo society Bamana initiation helmet mask from the Senufo people of the Ivory Coast | Wood | ca. 1975 or earlier”
Sotheby’s
Vendida por Sotheby’s y sin leer su enunciado, podríamos decir en este apartado en el que estamos, que es una cimera Kómó. Y claro que lo es como también un casco Kponyugo de los Senufo, como así se asegura en el catálogo y dicen los expertos al respecto:
<< “Más que cualquier otro ‘fetiche’, como estatuas antropomórficas cargadas de sustancias medicinales o plagadas de cuchillas y clavos, el Kponyugo despierta miedo y fascinación.
Nacida de la acumulación de imágenes invocando las fuerzas circundantes, su estética escapa a nuestros modos de clasificación. Evolucionando en secreto y resumido en las colecciones a un corpus muy limitado, incluyendo esta máscara de poder elocuente, sin embargo da testimonio de una institución que, en diferentes formas, se ha impuesto en toda la sabana de África Occidental.
la sociedad de iniciación Bamana
Conocida en particular por los escritos dedicados a la sociedad de iniciación Bamana de Kòmò, esta asociación de poder “cubre muchos secretos, prácticas y conocimientos esotéricos sobre las relaciones entre el hombre y el mundo. Actúa como una fuerza policial para combatir el crimen, pero también como un órgano judicial para resolver los casos que surgen en la comunidad.
También ofrece protección contra la enfermedad, la desgracia, las acciones de genios malévolos y hechiceros antisociales” según nos dicen McNaughton en Colleyn, Bamana, ‘Un art et un savoir-vivre au Mali’, 2002, p. 175, Patrick McNaughton en ‘Is There History in Horizontal Masks’, African Arts, abril de 1991, o como Susan Elizabeth Gagliardi demostró magníficamente en el catálogo de la exposición ‘Senufo: Dynamics of Art and Identity in West Africa’ Museo de Arte de Cleveland, 22 de febrero a 31 de mayo de 2015: “…
esta institución trascendió las fronteras creadas por la partición colonial y se estableció tanto en las sociedades Bamana de Malí, como en las tradicionalmente conocidas como Poro en el país Senufo en Costa de Marfil.
Como Leo Frobenius expresó prodigiosamente en el dibujo de una “máscara del Komma, probablemente Komo, de los Senufo”, de la máscara conservada en el Museo de Arte de Dallas.
Las máscaras casco Bamana
Gagliardi, ibíd, p. 258, dice:
“Las máscaras casco presentadas aquí son todas ilustraciones maravillosas de la descripción de McNaughton de ‘Máscaras casco magníficamente horribles…’ que, acumulan motivos animales y materia orgánica en una composición dramática que es parte pájaro, parte hiena, parte cocodrilo, parte antílope y muchas otras criaturas. Su fuerza, se construye a través de una serie de sacrificios regulares, cuyos residuos, formando una costra en la superficie de la máscara, los hace cada vez más aterradores de contemplar” .
McNaughton, idem, pp. 179-180, dice:
“Nuestra máscara también se distingue por la presencia, en la parte superior, de una figura emblemática, que parece liderar las formidables fuerzas contra las que lucha”.
Matta, en su ‘Tótems’ y Lam en su ‘Selvas’, dieron una interpretación llamativa de este universo singular: “Nacido de una tradición ancestral ya ‘firmemente establecida cuando se construyó el Imperio de Malí’ y que, en su expansión, habría dado a luz a estas asociaciones que se convirtieron, en la actual Costa de Marfil, en lo que hoy conocemos bajo el nombre de Poro” ibíd., p. 182 .
El ‘Dallas Museum of Art’
El ‘Dallas Museum of Art’ nos dice: “A pesar de la presencia de una pequeña pero elegante figura femenina, los cuernos afilados y colmillos de antílopes y jabalíes que apuntan en todas direcciones, los prominentes dientes en zigzag, los ojos de vidrio que se proyectan y los espejos reflectantes, y la por lo general costrosa superficie, le dan a esta máscara una apariencia amenazante. Se originó entre los pueblos Senufo que viven muy cerca de los Bamana, que usan cimeras imaginando horribles animales.
Entre los Bamana, los miembros de alto rango de la asociación masculina Kómó, que tradicionalmente es responsable de mantener la armonía social, espiritual y económica en las comunidades Bamana, usan cimeras costrosas horizontales de largos hocicos.
Entre la hermandad de los herreros, sus miembros de más alto rango practican la adivinación y están facultados para funcionar como jueces. La máscara de madera del Kómó, está cubierta con todo tipo de materia animal y vegetal que la hacen poderosa.
los Senufo
Los cascos Kponyungo de los Senufo son propiedad de los miembros más antiguos de la hermandad masculina del Poro, que funciona como un sistema de gobierno, educación y control económico. Al igual que el Kómó de los Bamana, Poro tiene una función espiritual para servir como medio de contacto entre el reino de las deidades y los antepasados.
Estos cascos asociadas presentan perturbadoras y agresivas formas, concentradas en imágenes de animales, de largos hocicos horizontales con dientes desnudos, cuernos de antílope, colmillos de jabalí y camaleones y aves completamente realizados. La superficie de Kponyungo está pintada en lugar de incrustada con material de sacrificio. En lugar de una figura humana coronando la máscara, hay una taza para ofrendar potentes ingredientes mágicos.
Esta cimera de Kómó combina rasgos de los cascos Senufo y Bamana y deriva su poder de las ofrendas sacrificiales acumuladas que crearon la costrosa superficie en lugar de los ingredientes mágicos que se depositaban en la taza. Los espejos importados y la base de una copa de vino que forman los ojos confirman la pieza como un objeto contemporáneo”.
A este tipo de cimeras o cascos, podríamos sumar las evoluciones creadas para los Bauléde Costa de Marfil, con sus Bo Nun Amwin, adaptadas a sus gustos y para otros conceptos de protección, pero ‘copias similares’ hechas para ellos, sobre todo por artesanos Guro.
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