Metalurgia
Hay, primero, que saber que en África se pasó directamente de la edad de piedra a la del hierro sin transición previa por la del bronce, sino que este material se utilizó allí a posteriori. Conocer también que el hierro requería de técnicas y condiciones donde se aunaban el conocimiento de su proceso de búsqueda, al igual que el de la extracción y fundido.
Este último proceso el del fundido, hace que sea visto en África como material sagrado pues a un medio como el fuego se le atribuye el carácter, sobre todo en tiempos remotos, de mágico y esotérico, pero que le permite al varón la posibilidad de crear, dar vida, en definitiva lo más parecido a parir.
Esa pieza realizada en hierro es material sagrado, como lo es un exvoto para nosotros, como por ejemplo la petición de un buen tránsito y resultado en el viaje previsto a través de los enormes ríos que les circundan.
En un acto multitudinario realizado en 1995 once grandes maestros herreros dogón, conocedores y guardianes de esta actividad ancestral, se reunieron invocando a los espíritus, acordando realizar un último fundir. Este evento se convirtió a la postre en una película-documental titulada ‘Inagina, la última casa de hierro’ ‘Inagina, the last house of iron’, que se puede ver sin costo en Internet.
En vista de la movilidad de estos, en el tiempo y el espacio, uno puede preguntarse si en efecto fue verdadero su impacto en la evolución de la cultura dogón. El lugar de trabajo del herrero puede tener un aspecto modesto y sobrio, pero las creaciones artísticas que se han producido allí son algunas de las manifestaciones más deslumbrantes del sistema de culto dogón.
La fragua Dogón
La fragua dogón o herrería es un habitáculo austero consistente en una pared de piedras apiladas, orientada de este a oeste, una manera de protegerse del ardiente sol, y una serie de pilares enfrente, al sur, sobre los que instalan un entramado de maderas y ramas que a su vez sustentan, apoyado, un techo de paja. La instalación de este recinto se ubica fuera del poblado, pero en las cercanías.
El horno en sí, se instala en el interior de la herrería. Como en toda África se construye haciendo previamente un vaciado, a modo de lecho, un poco por debajo del nivel del terreno. Sobre él se construye un poyete apilando piedras y sobre este se fabrica con barro el horno en sí. Este sistema de los dogón no varía en lo básico de las del resto del continente. Es un recinto sagrado.
Es un lugar de gestación, siendo el herrero el esposo de la fragua.
El herrero
Los herreros componen una casta esencial, se dividen en clanes endogámicos y viven al margen de la sociedad dogón. Ellos no se casarían con personas que no fueran de su hermandad. Hay dos agrupaciones distintas, el Jèmè na y el Irine.
El de Jèmè Na es tan antiguo que se hunden sus raíces en un pasado tan lejano que alcanza el mito. En el que se cuenta que Amma doto a Dyongu Serou el primer hombre, a través de koro Na el arca de los dones divinos, entre otras de la facultad de fundir y ‘parir’ el hierro. Vivían principalmente en las llanuras de SenoGondo. Ellos fueron muy expertos en técnicas de extracción y fundiciones de metales.
La época colonial trajo consigo acceso a otras fuentes de suministro y de ahí al comercio de hierro procesado y otros metales, posteriormente ellos tal vez por esto, lo dejaron a finales de los años 40 del pasado siglo. Aún hoy en día se pueden ver restos de antiguos hornos de barro en muchas partes del país.
la provincia de Yatenga
Pero ¿quiénes eran estos herreros y de dónde habían venido? Es difícil responder a esta pregunta. Sin embargo, el hecho es que los herreros dogón se han conocido desde la antigüedad por su dominio del medio. Entre los siglos X al XV, la provincia de Yatenga ya fue testigo de una intensa actividad metalúrgica que siempre se ha atribuido a los Kibse Dogón.
En el momento de las conquistas Songhay y Mossi, era habitual obligar a abandonar a los herreros y otros artesanos sus pueblos de origen y ubicarlos en otros territorios conquistados. Su conocimiento técnico sobre la fabricación de armas y herramientas agrícolas era vital para cualquier poder que buscara el control sobre la tierra y las gentes.
Como sociedad agrícola, los dogón de la meseta y la falla de Bandiagara carecían de artesanos. Con toda lógica, se dirigieron a los herreros establecidos en las llanuras bajo la meseta, para aprender el oficio. .
Los Irine
Los Irine eran originalmente agricultores dogón que aprendieron el oficio de herrería de los Jèmè Na, a los que en principio compraban e hierro fundido que utilizaban. Básicamente fabricaban herramientas agrícolas. Los Irine también aprendieron y trabajaron la madera.
Es uno de entre los grandes grupos de escultores dogón. Aparte de su artesanía en hierro y madera, los herreros estaban acreditados como poseedores de poderes curativos por lo que realizaban las operaciones de circuncisión y ablación. También intervienen como mediadores en los conflictos que surgen entre los aldeanos. Esta es una responsabilidad que tienen en común con el Hogón.
Ellos apenas viven habitualmente en su pueblo natal. Se instalarán en un pueblo donde sea necesaria y valorada su habilidad. Por eso los Irine suelen llevar el apellido patronímico de su pueblo de adopción. Se dice que un Jèmè Na es libre de hacerse cargo de un trabajo realizado por un Irine cada vez que esto le satisfaga. Una decisión que a un Irine no le queda más remedio que aceptar.
evolución de la cultura dogón
Comprobada la movilidad de los herreros en el tiempo y el espacio, uno puede preguntarse cuál fue su impacto real en la evolución de la cultura dogón. Sea como fuere el lugar de trabajo del herrero puede tener un aspecto modesto y sobrio, pero las creaciones artísticas que se han producido allí están entre las manifestaciones más deslumbrantes del sistema de culto dogón.
Marcel Griaule y sus colaboradores han publicado lo recibido de sus informantes, sobre el mito de Dyongo Seru, el Primer Herrero. Se recoja cualquiera de los distintos relatos, lo cierto es que La profesión de herrero es muy valorada y sus herramientas ocupan un lugar importante en el culto, ya que unos u otros relatan que recibió de Amma, las simientes de los principales granos cultivables, y que suspendiéndole luego del extremo de una cadena de metal, un mito mandé, Dios le hizo descender sobre la tierra.
Según otra variante, los herreros vivían primitivamente en el cielo y trabajaban para Amma, pero como uno de ellos hubiese robado el mijo al dios, Amma le hizo descender a la tierra; al tocar el suelo se hizo impuro y, por consiguiente, incapaz de volver a subir al cielo.
Según una tercera variante, la más completa, el Herrero Antepasado construyó en el cielo un granero dividido en ocho departamentos que representaban los órganos principales del hombre: en cada departamento depositó uno de los ocho granos cultivables. Este granero, construido de tierra celeste, fue llevado después a la Tierra por el Primer Herrero y allí, al dispersarse, se convirtió en el campo primordial puro, en torno al cual se organizó más tarde la Humanidad.
Maestros Iniciados
Fue igualmente el Primer Herrero celeste quien inventó el fuego, enseñó a los hombres la agricultura, así como a domesticar los animales.
Según otros mitos, el Héroe Civilizador Dogón, se metamorfoseó en Herrero y descendió a la tierra para revelar a los humanos la civilización, acción que se manifiesta haciéndose visible en el cielo durante las tormentas.
Los herreros en cuanto Maestros Iniciados, son los grandes depositarios de la palabra, principal agente activo de la vida humana y de las mentes. Son los herederos de las palabras sagradas y mágicas transmitidas por la cadena de los antepasados y cuyo origen se sitúa en las primeras vibraciones sagradas emitidas por Dyongo Seru, el primer hombre enterrado.
El primer herrero fue uno de los ocho ancestros humanos que del cielo bajaron a la tierra. Llegó en, Koro Na, el arca donada por Amma que contenía todo lo necesario para que la gente pudiera sobrevivir. Él enseñó a la gente cómo hacer las herramientas y plantar las semillas para el cultivo de alimentos.
el hierro meteórico
Es conocido que los ‘primitivos’ trabajaron el hierro meteórico mucho tiempo antes de aprender a utilizar los minerales férricos terrestres. No insistiré sobre la sacralidad que otorgan al hierro, sus creaciones, ámbito y su oficiante. Provenga de la bóveda celeste, o extraído de las entrañas de la tierra, está cargado de potencia sagrada.
El herrero, y antes que él el alfarero, es un ‘señor del fuego’, pues mediante el fuego es como se produce el milagro de intervenir sobre una materia para sustanciar otra. El primer herrero que consiguió gracias a brasas transformar y endurecer considerablemente una ‘piedra del trueno’ debió sentirse embriagado.
El fuego se tornaba en el medio de conseguir hacer algo distinto de lo que existía en la Naturaleza, y adecuado a lo imaginado o pretendido, era, por tanto, la consecución del permiso para regular una fuerza misticoreligiosa, por tanto, sobrenatural. Otorgaba así al herrero el carácter de ser privilegiado. Las herramientas del herrero participan asimismo de ese carácter sagrado.
el duro mineral negro
En tiempos remotos cuentan que el duro mineral negro, se encontraba casi paseando, sobresaliendo en la superficie de la tierra, era el hierro macho, mientras que el mineral hembra, blando y rojizo, se encontraba escarbando, en oquedades; la mezcla de ambos era indispensable para conseguir una fusión fructífera.
Eso cuentan pero lo que sí parece importaba era la visión global de la realidad, pues era lo que justificaba el rito, es decir, el alquímico matrimonio de los minerales, y que éste hiciese factible un nacimiento.
Es comentado el caso de un ‘Maestro del Cuchillo’ dogón, del la región de Pignari, el entorno del Bandiagara, que un día mintió para salvar la vida de una mujer perseguida a la que compadecido había escondido en su casa.
Tras quedar la mujer a salvo y consciente de la mentira, dimitió espontáneamente de su cargo, considerando que no reunía las condiciones rituales para ejercerlo de una manera válida. Si a quien promulga la tradición, conocedor de ella, se le respeta tanto en África es porque él, primero, se respeta a sí mismo. Si interiormente la persona mantiene el criterio, que le impide mentir, él es un hombre cabal, dueño de las fuerzas que en él habitan. En torno suyo reina el orden y la tranquilidad.
Esto muestra la idea de la importancia que se le da en la educación tradicional africana al dominio de uno mismo. Hablar poco es señal de buena educación y de nobleza. El muchacho aprenderá muy pronto a dominar la expresión de sus emociones, incluso su sufrimiento, y contener las fuerzas que le afloran, siguiendo el ejemplo del ancestro primordial que contenía en sí mismo, las fuerzas del universo.
la metalurgia entre los dogón
No hay que confundir a los relatores de los orígenes, que saben enseñar en función de quien les escucha, con los trovadores, narradores y animadores públicos, que en general son de la casta de los Dieli o griots y sólo entretienen. La metalurgia de estos pueblos me ha llamado siempre la atención y he procurado buscar la de cada una de los pueblos sobre los que he trabajado y algunos conocéis.
Pero hay innumerables trabajos técnicos, ilustrativos, didácticos o simplemente relacionados, sobre la metalurgia entre los dogón, tan impresionante como el número en cuanto a otros pueblos de África. Aquí he preferido relatar lo que de atractivo entiendo pueda resultarle a un neófito.
Me limitaré a exponer en articulo a parte el que creo puede interesar a los entendidos o expertos. También la referencia de alguno que me ha parecido especialmente interesante. Entre otras cuestiones interpretar el término o concepto Inagina.
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