N’Kisi N’Kondi
Particulares o familiares, N’Kisi; o comunales N’Kisi N’Kondi, se adjetivan dependiendo de su función o utilidad:
N’khonde, con o sin h, es el adjetivo más conocidopara este fetiche y Pakala que significa algo así como el jefe, el capitán, el primero, el que acepta el desafío; es el adjetivo que reciben los fetiches que presentan el brazo levantado entre grupos como los bwenda, sundi y vili, amenazando con un arma que a esta sí todos, llaman Akimbo; reprime el mal absoluto persiguiendo al espíritu malévolo Ndoki o a cualquier otro al servicio de este.
Es ‘el cazador’, infunde temor por ello, dedicándose a dar caza a los transgresores de los preceptos morales y sociales. Su sola visión es un lamento por la brujería, por ser esta la causante de los males que acarrea el transgredir los fundamentos de la vida en común, imposibilitándola. Achacado a esto, actúan por lo mismo como arbitraje entre discusiones, poniendo fin a las disputas y las guerras; así mismo se utilizan para curar las heridas infligidas por un enemigo y destruirle. Como fetiche negativo, muestra facciones agresivas.
Cierra los acuerdos de lindes, bien mediante el pago estipulado o por decisión de algún administrador superior. Transita en el límite del bosque y el pueblo, entre lo impúdico o incivil y lo civilizado, entre los espíritus negativos y los positivos. Individuales o comunales siempre albergan espíritus extremadamente peligrosos.
Npezu o Npezo es un fetiche de carácter judicial en el que destacan los tonos con los que se muestra, representando el blanco la clarividencia hacia el mundo de los muertos; el rojo refleja la comunicación y trasmisión con los poderes ocultos; mientras que el negro advierte coarta o propicia la violencia, él la articula en función del dictamen. Con las revelaciones que le proporciona esa comunicación sobrenatural, es utilizado contra la maldad, protegiendo contra sus efectos y su función primordial es posibilitar, por esa misma conexión, el buen funcionamiento y administración de la justicia. A pesar de su expresión amenazadora, suele apreciarse en su rostro una mueca sardónica, entre irónica y crítica. Vemos que al igual que el anterior ‘está desconsagrado’ se les ha vaciado del bilongo.
A este tipo de figura se le identifica con mangaaka, la fuerza primordial de la jurisprudencia; Los diversos metales clavados en su amplio torso dan fe de su función como testigo y guardián de asuntos de vital importancia para la comunidad, en el caso de este los BaTeke.
Na moganga o Moganza
Na moganga o Moganza es un fetiche benévolo de sanación, dedicado por ello a prevenir la enfermedad y actuar contra los malos espíritus. Arbitra el acuerdo cerrado entre enfermo y curandero y que este utiliza para expulsar los espíritus malignos que hayan propiciado la enfermedad. Se observa en su tallamás detalle y delicadeza de ejecución, aunque a veces no presenten brazos.
Sí pueden verse clavos, aunque estos sirven como medio de sujeción de envoltorios de relicarios que pueden guardar elementos orgánicos de enfermos o medicinales. Alguna vez pueden observarse clavos sueltos aunque una más profunda revisión permite comprobar que en algún momento sujetaban dichos paquetes o relicarios.
Nbula o Mbula
Nbula o Mbula es otro fetiche benévolo exclusivo del jefe, al que protege de los brujos enemigos, actuando contra los efectos de los encantamientos y los actos de brujería e invocaciones.
Para su activación se le provocaba insultándolo y gritándolo o provocando explosiones a sus pies, por lo que era conocido como el fetiche del fuego, y esto se debía a que en origen llevaban sujetos una o varias cañas, o tubos de hierro, en los que se introducía pólvora y piezas de metal que a la más mínima estallaban provocando su explosión, cuando el fetiche era manipulado indebidamente por un intruso. Hasta mediados del siglo XX se documentó la muerte de numerosas personas al manipular estas ‘granadas tribales’.
También reafirma los acuerdos de trueque o intercambio de bienes materiales. Observamos en este dos cabezas, algo típico en cualquier tipo de n’kisi, pero aleatorio en cualquier caso. Según la especialista Nanette Jacomijn en el Musée du quai Branly, las dos cabezas sugieren la capacidad del espíritu ndungu que se alberga en el fetiche, para observar una el mundo de los muertos y la otra el de los vivos y con su autoridad, identificar y castigar a las personas que hubieran infringido las reglas en la sociedad Kongo..
MaKonda y Simbu
MaKonda y Simbu son n’kisi de pequeño tamaño y propiedad del curandero nganga que los deposita tras un ritual en la choza familiar, sonutilizados exclusivamente por las mujeres.
Makonda se presenta cuando la mujer confirma que está embarazada, con él pretende proteger a su futuro hijo desde el momento que nazca hasta que efectúe el rito de paso y se muestre ya como adulto. Vemos que esta figura lleva el bilongo propiciatorio sobre el ombligo, recubierto de resina o kundu. Advertir que si no fuera efectivo no sería utilizado y más bien sería desconsagrado y desechado, que no es el caso.
Simbu denomina al receptáculo de Simbi, el espíritu de los ríos; en este caso es un plato donde se puede ver a la madre con su hijo y el bilongo, realizado para ellos en concreto, depositado en dos envoltorios; además de otra serie de objetos, se puede ver arriba a la derecha el consiguiente trocito de espejo, junto a materia orgánica indefinida; su función exclusiva es propiciar el buen parto y un feliz alumbramiento.
Mbumba
Mbumba es tambiénun N’Kisi aunqueamorfo,nunca es antropomorfo. Reducen su morfología, sin definirla, a una cesta que sirve como cavidad al bilongo sellada por un cráneo de primate, normalmente de un mono aullador; teniendo una utilidad indefinida cuya funcionalidad parece estar en clara relación con la morfología.
La deriva que hemos visto en que cae el Reino Kongo, con continuas batallas por el poder, arrastrando al orden social y la religión, y disgregando a los pueblos, contribuye a tener que refugiarse en antiguas tradiciones, interpretando el concepto n’kisi cada cual para su propio beneficio y propósito, aunque guardando todos los cánones que lo validan.
Por eso se crean n’kisi de menos de 40 ctms., a los que se les insertaba un tocado de plumas una vez que los había consagrado el hechicero, se les rociaba con túkula y que debían trasmitir a su portador la fuerza vital de la que eran portadores y conservarle o dotarle de salud; se les podían a su vez hacer ofrendas para salir de una situación difícil; protegían al individuo o su familia entre la que preservaban el orden social, garantizaban la fertilidad, la buena jornada de caza y prevenir enfermedades.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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