Anansi fabulas y cuentos
Los kongo no son ajenos a anansi, la araña, tan presente en las fábulas del mundo africano y que hemos contado en varios trabajos anteriores de otros pueblos, por eso extraigo y presento en este caso, alguna de las recopiladas exclusivamente de entre los pueblos del Reino Kongo. Son como sinopsis de la vida, mimetizadas sobre lomos de animales que a fin de cuentas entendemos mejor que si se hablara de nosotros mismos.
Cosas corrientes como ir al mercado, buscar compañero, o querer ser rico a toda costa en un desmesurado alarde de codicia al que se da cumplido castigo. No solo entrañan enseñanzas morales, son lecciones de crítica social disfrazadas en cuentos donde no hay hadas, personajes irreales, sino seres reales aunque dotados de dones inexistentes, el habla, pero haciendo gala de otros muchos que sí les adornan, astucia, inteligencia, compromiso, o a veces avaricia, mentira, engaño, ira, soberbia…
Ntsesi
En ellos casi siempre están presentes Ntsesi, la gacela, avispado animal y Ngo, el leopardo, tan fuerte como feroz. Son cuentos reunidos en 1916 por Karl E. Laman y los catequistas suecos de la misión evangélica del Congo y reeditados en 2015 por Olivier Bidounga etnólogo y ex curador del Museo Kinkala del Congo Brazzaville.
A pesar de la evolución que nos ha llevado de lo mecánico, a lo analógico y de este al digital, no hace mucho, o sí, como dos milenios en dos decenios; pues eso, dónde no se reunían en esos calurosos atardeceres en que la luz, cansada ya, se va escondiendo buscando el límite del mundo, justo en ese momento en que también cansados pero no tanto como para cerrar los ojos antes de que la abuela, o el abuelo si ha conseguido terminar o llegar a tiempo, en el tiempo de recordar aquellos sucesos que ocurrían entre los árboles de lo más profundo del bosque.
Transmisión oral
Historias que nacieron en un tiempo, antes de Disney, cuando los animales eran y hablaban de verdad, y sobre todo la gacela y el leopardo que siempre estaban cerca, jugando al escondite, persiguiéndose, discutiendo, o abrevando juntos aunque ambos siempre alerta por si al otro se le ocurría alguna trastada. Historias aún de los abuelos, y que no sabían en mundos donde ni había leopardos ni gacelas y que cuando las conocieron, no tuvieron mejor idea que cambiarlos por la liebre y el zorro. Y puede que con gracia los contaran, pero no con el gracejo que esos pueblos repiten palabras gustosas, como esperando se incrusten en la memoria.
Como nos recuerda Bidounga que contaba Laman y que repetía su abuela visualizando, y haciéndoles visualizar, al mono que mascullando, ‘nzala nzala’ subía al árbol; o el ave de la noche rezando su ‘carara’; la rana llamando a su chico ‘sosolo sosolo’ contestándole este‘te e, te e’; o el herrero que quiere dejar las ascuas ardientes hasta el día siguiente empujando su fuelle que agotado chirría y resopla ‘kutubulu kutubulu’. A fin de cuentas se espera que los adormilados pero extasiados niños, sueñen versiones que les recuerden como sí y no, se debe vivir.
Cuentos del pueblo Sundi
La gacela y el leopardo – mi tchétché é ma ngo
En el bosque, el leopardo sigue siendo el cazador, la gacela, Ntsesi o Ma Tchétché el antílope más pequeño su presa. Cansada de correr o encontrarse en el plato del leopardo, reflexiona y rumia su venganza. Lo primero que hace es ir a un campo de maíz donde hace un buen acopio. Cuando Ma Ngo, el leopardo, llega, ve a su amigo sentado en su patio cocinando magníficas espigas de grano dorado…
“¿Qué estás comiendo, Ma Tchétché?
– Me como los dientes de mi madre.
– Se ve suculento…
– Pues sí. ¡Qué gusto!
– Mmm, esta bien! Haré lo mismo con los dientes de mi madre”.
Ma Ngo
El leopardo regresa a su casa, busca a su madre, la golpea y le arranca los dientes cocinándolos después en una olla. Pero Ma Ngo no consigue ablandar los dientes y no puede comerlos. Al rato, su madre muere y entonces se da cuenta de que la gacela le ha engañado. Clama al cielo venganza contra él pero se ve obligado a organizar el funeral primero, al que invita a todos los animales del bosque.
Mientras la furia del leopardo crece, Mi Tchétché trama como librarse y se dispone a preparar una nueva estrategia. Se acerca al mercado, nkampa, haciéndose con mantas rojas que simbolizan la riqueza, biléko, y cuestan una fortuna.
Cuando el leopardo llega a la casa de Ma Tchétché, lo encuentra sentado en un trono rodeado de sus tesoros y, asombrado por tanta riqueza inmediatamente se olvida de todo, incluso de su resentimiento.
– “¿Cómo hiciste para tener esta riqueza?
– ¿Cómo alguien tan grande como tú me puede hacer semejante pregunta?
– ¿Pero cómo lo hiciste?
– Esta riqueza, llevaba tiempo buscándola en el río, en el fondo del agua…
– En el agua, pero ¿cómo hiciste para atraparla?
– Pues me tiraron al fondo del agua tras atarme las cuatro patas y una gran piedra al cuello. Así es como conseguí sacar del agua todos estos tesoros”.
El leopardo ruega a la gacela que lo acompañe al río y encuentre a quienes lo ataron y arrojaron al río. Y que le ayude a que hagan lo mismo con él, que le aten las patas, coloquen la piedra en el cuello y arrojen al agua. A mitad de camino Mi Tchétché lo tranquiliza, pero luego, caminando detrás del leopardo, comienza a cantar:
“Nzila te kwenda yi fwa muntu. Tras este camino que estamos andando, ¡alguien morirá!”
El leopardo canta a su vez:
“Diambu nge mbeni ku fwa kwaku. ¡Debes ser tú el que está a punto de morir!”.
Cuando llegan a su destino, el leopardo y la gacela encuentran a los barqueros que atan a Ma Ngo, le colocan una gran piedra y lo llevan hasta el medio del río. Allí, a petición suya, lo tiran al agua, donde obviamente se hunde y se ahoga. La noticia causa un gran revuelo en el bosque. Como los animales no cuentan con otro líder, se encuentran tan expectantes como asustados. Como último recurso, recurren al perro al que proponen el trono, pues él es el que se encuentra más cercano a los hombres. Pero pronto se sienten decepcionados al descubrir que el perro no tiene talla de líder y que ni tan siquiera se respeta a sí mismo.
Proverbios
Como dicen dos de nuestros proverbios:
“Mbwa ku ba losa bi yishi ku na kè.
El perro siempre va al lado donde se arrojan los huesos”. “Mbwa wa tsiamuka kulu mu samu nteela.
El perro se rompió la pata a las primeras de cambio en un ‘pis pas’ visto y no visto”.
Pero otro proverbio explica que si el perro se ha puesto del lado de los hombres para cazar, es para castigar a los animales que no han confiado en él:
“Bwa wa lwata dibu mu binga mbizi mu ba vumissa.
Es el perro quien avisa dónde está el animal a cazar, por eso debe tenérsele respeto”.
Olivier Bidounga
Olivier Bidounga nos da unas claves para interpretar la fábula:
“Este cuento nos permite evocar la base del poder en el Kongo. Ya se sabe que en idioma kikongo sirve el mismo nombre para el leopardo o la pantera, y Kongo proviene de la expresión ku ngò, ‘país de la pantera’. En cualquier caso, este felino juega un papel clave en toda la cultura Kongo porque simboliza poder, fuerza y valor. Como tótem kongo que es, está estrictamente prohibido perseguirlo, matarlo o comer su carne…
Mi Tchétché
Mi Tchétché se refiere al Griker duiker o Duiker, en neerlandés gacela macho. Es un cephálophe, venado, de la familia de los ungulados, que simboliza la inteligencia y la astucia, un poco como la liebre en otras partes de África y resto del mundo.
Mi Tchetché no es el más fuerte, ciertamente, pero es el más inteligente y siempre es el que gana”.
Y Bidounga sigue contándonos:
“El duiker, la gacela, tiene en la frente dos pequeños cuernos rectos, usados por el nganga para llamar a los espíritus bajo el nombre de nsiba, pronúnciese silbando como sobre la tapa de la pluma. En mi artículo anterior sobre Kinguizila (Bidounga 2001), mencioné la existencia de un nkisi muy poderoso e intangible llamado mpu, como el tocado y parece que dotado de los mismos poderes, destinado a curar la enfermedad de un jefe o mfumu que no es necesariamente un rey, sino que puede ser un jefe de familia simplemente.
Propiedad de los antepasados, el mpu es solicitado por las oraciones de la familia y el nganga para que descienda sobre la persona del mfumu enfermo. Los atributos del mpu con los que se acompaña, llamados luyaalu que tomará el mfumu consisten primero en el collar luunga o sompola realizado por el nganga con pelos de la cola de un elefante o búfalo que simboliza la fuerza, dientes de leopardo que simbolizan el poder y cuernos de duikers que simbolizan el espíritu y la inteligencia; luego está tipoye, una silla con soporte, unas andas, cuya parte inferior siempre está forrada con la piel de un leopardo, sin la cual un mfumu no puede desplazarse. Finalmente, su casa, consagrada por el mpu, se convierte en vuéla, o ‘casa sagrada’, que ofrece la particularidad de tener su puerta, todas las paredes interiores y su cama kiandu o mfulu cubierta con pieles de leopardo. Una vez curado, el mfumu mantendrá el mpu y sus accesorios durante toda su vida.
el leopardo
Vuelvo a nuestro tótem, el leopardo: en los bunzonzi22 que estudiamos en otros lugares (Bidounga 2007), al final de las arduas negociaciones entre los nzonzi23 de un futuro yerno y su suegro sobre la eterna cuestión de la dote, el joven que intentó bajar la cantidad y finalmente cedió, esos nzonzi encargados de defender al futuro marido, a menudo cantan esta vieja canción que evoca a los leopardos: Me lu bakishi lushiinga E yayé tcho ni ngula ngo. Me lu bakishi lushiinga E yayé tcho ni ngula ngo. Me comparas con un pequeño gato salvaje, pero soy un leopardo real”.
*Nota 22: Bunzonzi es aquel lugar donde el jefe dirime litigios acuerdos o conflictos, también donde agasaja a sus invitados. *Nota 23: Nzonzi son los acólitos o testigos que acompañan o son delegados y atestiguan y defienden los intereses y lo dicho por su interesado.
la gacela
“Para la gacela, también tenemos esta canción:
Cambotchétché
Ka mbijiko yalungwénya
Ka boutounta kouri.
Ka boutounta kouri
Mis pequeñas gacelas, mis hijos que no me oyen, repito y repito porque parece que mis hijos no me oyen, parece que no me oyen”.
“¿Es una animal el duiker?, se pregunta lungwénya, el camaleón, pero ¿por qué se deja atrapar?”
“El cazador, que es realmente quien guía a los perros, es un gran observador de la naturaleza, sabe de las artimañas de la gacela y que esta es quien más consigue engañar a sus perseguidores, leopardo, perros u hombres”.
Y como dice el aserto:
“Mi Tchéché wa nuina mamba mu koria.
El duiker movió con su casco el agua antes de beber”. Lo que implica descubrir al cocodrilo”.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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