Introducción
Lo conceptuado como Arte Africano necesita ser percibido a partir de sus valores míticos, dentro de lo ilógico de un mundo que se vuelve mágico; es la lógica de ver lo invisible del encantamiento, en la creatividad visible.
En ese mundo mágico o fantástico, el portador de la máscara en un ritual no sólo representa a Dios, él es, para sus semejantes, el propio dios. Él trasciende, así, su propia identidad y se transforma en un ser espiritual poderoso.


Artesanía de la región Kongo
Sus campanas o cascabeles de madera llamados Dibu se utilizan para activar los N’kisi; están a su vez asociados a una raza de perros especifica de la región Kongo, de tamaño mediano, hábiles rastreadores que trabajan en realas, y curiosamente mudos, no ladran aunque emiten gruñidos sordos, lo que compensan con un extraordinario olfato y vista. Los Dibu circulares, sin figura arriba, están decorados con motivos geométricos y pretender representar caras.
Todos en sí, muestran representados muy diversos motivos. Forman parte del material utilizado por el curandero tradicional, para su relación y comunicación con el mundo de los ancestros. Utilizados también para la caza, estos instrumentos son atados en el cuello de los perros que rastrean las piezas.
Según la creencia mística de los kongo, vili y yombé un perro nunca pierde su olfato durante el rastreo en el bosque. Se les atribuye también el poder de revelar secretos del más allá, del otro mundo.

campanas monóxilas
Las campanas monóxilas talladas de la región del Bajo Congo, similares a las de los pueblos del Ogooué, son también medio de comunicación con los ancestros o parientes fallecidos antiguos, cuyos restos pasados más de seis años hayan desaparecido, unos diez de su calendario o sistema dikenga. Estas campanas de tañido sordo, se utilizan a modo de queda llamada, bien para movilizar a los hombres a la guerra o bien para convocar a los genios Dzo para el culto a los muertos. En este último caso, se dice que el espíritu del ancestro se refugia en la cabeza de la campana cuando esta suena y se muestra predispuesto de este modo a las solicitudes pretendidas.
La presión, necesitaban referencias, e influencia de los misioneros hizo también que tanto los tallistas como los herreros, hicieran crucifijos en madera y metal, con una temática europea pero al estilo propio de las gentes kongo.



Las tenda nza
Las tenda nza o cruces, recibidas de inicio, o eso parecía, como objetos sagrados de la nueva religión, fueron posteriormente asimiladas a la jefatura, la de orden civil. Fueran de madera o las de metal, ámbas últimas en el Met museum.


Ya hemos hablado del buen hacer de los metalistas kongo, cómo los de toda África, y la calidad de sus obras fundidas a la cera perdida, como vemos en todos los trabajos pero sobre todo en esa bella pieza, tal vez la más antigua, del ‘soldado portugués’ en el Loango, del siglo XVI, depositada en el Museo del Quai Branly.
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Eran también reconocidos los cetros con figuras genuflexas en señal de sumisión, o como vemos en el espantamoscas, con la mujer atada con las manos en la espalda, como hemos explicado antes, bien por haber cometido adulterio o por haber sido la mujer de un rey o jefe vencido.

En esta trompa u oliphante tallada de una pieza en el colmillo de un elefante, vemos los engarces de dónde colgar la cuerda y la boquilla de insuflar el aire, calculada a una altura donde el sonido sea el deseado y previo el vaciado del marfíl macizo; es sin duda un trabajo de una técnica y refinamiento que para nada tiene que envidiar a cualquier trabajo de los marfiles que en la misma época podían verse en oriente o Europa como las del fastuoso Justus Glesker. Pensando además que en él y en lo que a simple vista parecen ornatos, se relata la ascendencia y casi vida del individuo o ente a quien iba dedicada.
Como curiosidad, apuntar que utilizaban cosméticos, como en cualquier otro lugar del mundo; el más empleado era el tool, que utilizaban no sólo para disimular arrugas o dar lustre a la piel, sino que también servía para teñir objetos de madera, marfil, hueso, etc., dando prestancia tanto a las personas como a dichos objetos.

Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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