Ahia Njoku
En la mitología igbo, se suele asumir a ambos hermanos en una sola nominación, venerando a Ahia Njoku como diosa reproductora del ñame. Es difícil encontrar un granero, donde la efigie de Njoku no esté presente en un pequeño santuario.
El hecho de que un espíritu o deidad, depende la época, un Alusi en definitiva, no tengan género o se idealicen como dos personajes, hombre y mujer es recurrente y por eso se le visualiza y reparten roles donde en santuarios u Oba Ji o en las celebraciones tanto se solacen mujeres como hombres.
AhiaNjoku es para los igbo la deidad guardiana del ñame. En ciertas partes del país todavía hay rituales anuales en honor a Ifejioku como también se llama a la deidad del ñame, a los niños que se dedicaban al servicio de la deidad les llamaban Njoku. Se esperaba que aprendieran a cultivarlo, y se hicieran tan hábiles como prósperos agricultores, lo que les haría nobles.
En época precolonial
En época precolonial:
El Emeume iri ji Ohuru o ‘Nuevo Festival del ñame’ era la fiesta a AhiaNjoku que celebraba la recolección de la primera cosecha y en la que se comía el nuevo ñame reciente y fresco. Los sacrificios de la fiesta de AhiaNjoku incluían el de un ave, con cuya sangre se rociaba el árbol Uha, o el Abosi, Ogiri Isi u Okoroko que señalaba la ubicación del santuario de la deidad de AhiaNjoku en el granero. El Festival de AhiaNjoku también se llamaba Mgbajiri onye Aka Oku y lo utilizaban aquellos productores de ñame exitosos, para festejar, entretener y recompensar a quienes les ayudaron durante la temporada de siembra.
El título de Ezeji era una marca de gran distinción entre las comunidades pre coloniales de Mbaise. Se otorgaba a aquellos miembros que lo desearan pero fueran merecedores de ello, por haber alcanzado un nivel que les distinguiera como consumados productores de ñame. El individuo debía tener no menos de cinco especies diferentes de tubérculos de ñame en su granero.
la Sociedad Otu Ezeji
El proceso de iniciación en la Sociedad Otu Ezeji se conoce como Ikwa Ji. Una vez admitido tras el cumplimiento de todas las condiciones necesarias, el agricultor se convertía en un Ezeji o Rey de los ñames. Hay dos formas de convertirse en Ezeji:
- 1. Por iniciación. Aprendiendo de niño como ayudante de un agricultor no familiar.
- 2. Por Isa Mbazu, que es el proceso a través del cual los Nde Ezeji admitidos por iniciación lo hacen después con sus propios hijos iniciándoles ellos en la Sociedad Ezeji. La Asociación Ezeji o Nde Nde Ezeji es el corpus o agrupación de los Nde Ezeji. En Nguru, las Asociaciones Ezeji se organizaron en Áreas de Mercado hasta la formación de la Asociación Ezeji Mbaise, que es la agrupación de todos los Nde Ezeji Mbaise. La Asociación Ezeji Mbaise no es solo un club de agricultores; de hecho, es un instituto dedicado a la excelencia y los logros agrícolas.
Njoku Ji era la persona que la deidad del ñame AhiaNjoku había elegido para servirle como su ministro. Njoku Ji era tanto un título como un nombre. El cargo de Njoku Ji lo normal era que fuera elegido al azar. Njoku Ji tenía derechos y privilegios especiales. El Njoku Ji, cuando moría, era enterrado de una manera especial para que su cabeza no tocara el suelo, y después de que la cabeza se desprendiera del cuerpo, se recogía y exhibía en el santuario de AhiaNjoku.
MmaJi
MmaJi era el título dado a la esposa de Njoku Ji. Solía ser hija de otro Njoku Ji. Se creía que cualquier Njoku Ji que se casaba con cualquier otra mujer, excepto MmaJi, encontraba en su vida multitud de dificultades. Cuando un Njoku Ji se casaba con muchas esposas, al menos una de sus esposas debía ser una MmaJi. El papel de MmaJi era ayudar a su esposo, Njoku Ji, en el cultivo del ñame, las fiestas y aquellos otros asuntos que necesitaban de la ayuda de una bien amada esposa.
Los ministros o sacerdotes Njoku Ji realizaban ceremonias como la Ihu Ji na Ama, donde el sacerdote dirigía el consejo de ancianos del pueblo, con ñames asados en la plaza del pueblo. El festival Ihu Ji na Ama se realizaba antes de la temporada de siembra del ñame, y de hecho, no se permitía plantar ñame antes de que se hubiera realizado esta ceremonia, con las advertencias o consecuencias de que si se plantaba el ñame antes, recaería sobre el infractor además de la reprobación moral una maldición de mala suerte sobre él y su hogar.
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