El culto Binu
“El culto a los muertos es un elemento esencial en la cultura dogón. La muerte se sitúa en una perspectiva de resurrección y fecundidad, preocupaciones dominantes de la sociedad dogón”. Calame Griaule 1968
El culto Binu es el dedicado a honrar a un antepasado cuya existencia tuvo lugar en el período mítico, o a un genio Yeban, o Nommo, que son las metamorfosis*1 de los antepasados que vivieron en tiempos lejanos; está formado por un pequeño grupo de personas.
El antepasado expresa, mediante un animal, el jefe del grupo o de una piedra, el Duge, del que ya hablamos, su deseo de ser objeto de un culto, que será el apoyo temporal del alma y fuerza vital Nyama de ese Binu. Algunas aldeas tiene un tótem*2 particular, Los pueblos de Gyendumman, Sodamma y Amtaba, por ejemplo, tienen un tótem, el antepasado mítico Yébéné, una anciana que, en el tiempo en que los dogón vivían todavía en el país Mandé*3 y llego el tiempo de su metamorfosis, se distanció ocultándose tras una mata para tomar la forma de serpiente.
Con el fin de mostrar a sus hijos que quería unirse a ellos, ella regresó al pueblo en la forma de serpiente y escupió el duge, la piedra, en casa de su hijo. Más tarde esa piedra fue llevada al santuario del Binu por el sacerdote encargado del culto, para honrar a la desaparecida.
Notas
*1 Se refiere a los primeros seres que tras las peripecias de la creación y ya en la tierra, no morían sino que se convertían en serpiente desapareciendo en el interior de la tierra.
*2 Tótem es el ser u objeto mitificado y benéfico, protector de las personas que lo eligen o son elegidas por él.
*3 Aquí, para dar idea de la antigüedad más remota, habla del país Mandé, que fue real pero que mitifican puesto que entre esa realidad y el relato, han pasado seis siglos nuestros, unos 750 años en su calendario.
la aldea Diamini
Una figurilla también puede funcionar como un duge, es decir, ser el soporte temporal del alma y Nyama del ancestro. El fundador*1 de la aldea Diamini en el curso de una caza se encontró con una hiena y quiso matarla. La hiena que pertenecía a los genios Yeban, le dijo: “No me mates, voy a pedir a tus antepasados algo que luego te daré”. La siniestra hiena, volvió al rato entregándole una piedra, un duge, y una figura de madera.
El cazador*1 consiguió una caza sorprendente y al volver al pueblo dijo: “Una hiena me dio estas cosas, y mirad, comeremos carne mucho tiempo; vamos a construir un santuario donde las pondremos para obtener nuevos dones y no mataremos más hienas, será para nosotros el signo de nuestro BaBinu”.
Notas
*1 El término fundador remite a un personaje relevante, fundó el pueblo…
*2 …pero si pudo hacerlo era por ser un Donso, un cazador, temidos no sólo por ser poderoso físicamente y tener armas, que también, sino porque se les atribuían poderes mágicos y curativos.
El tesón de la palmera
Había una vez un hombre malvado llamado Ben Sadok. Tenía un carácter tan agrio que le desagradaba y no podía ver nada hermoso, sin estropearlo. Llegó a orillas de un oasis. Crecía vigorosamente allí una joven y cimbreante palmera. La brisa del viento movió las hojas de ésta hiriendo en los ojos a Ben Sadok.
Enervado, este tomó la más pesada piedra y la asentó sobre la corona de la joven palmera, tras lo que continuó su camino. La joven palmera se sacudió y se inclinó intentando deshacerse de la pesada carga. No tuvo éxito. La piedra estaba fuertemente asentada encima de su corona. Por más que intentaba empujar, no tenía fuerzas suficientes para deshacerse de ella.
Entonces la joven palmera arañó el suelo y excavó extendiendo sus raíces consiguiendo agarrase fuertemente a la tierra manteniendose en pie a pesar de la enorme piedra.
Desenlace
Como no podía estirar sus ramas, fue hundiendo y hundiendo sus raíces tan profundamente que encontró las vetas de agua más escondidas del oasis. Esas aguas frescas y profundas la alimentaron y fortalecieron, dándole tanta fuerza que no sólo pudo con la piedra sino que además ningún árbol conseguía ya hacerle sombra a su corona.
El agua de las profundidades y el sol del desierto convirtieron al joven árbol en una palmera reina en Nême. Al cabo de unos años volvió el malvado Ben Sadok, pensando alegrarse la vista contemplando los restos del árbol que él decía le había dañado y que había condenado. Miró y miró. Buscó sin éxito. Entonces la palmera, orgullosa, bajó su corona enseñándole la piedra y dijo:
“Ben Sadok, tengo que darte las gracias porque tu carga me ha hecho fuerte.” Desde entonces se agradece el tesón de Nême con la máscara Sim.
El león sediento
Un león sediento se aproximó hasta un lago para beber y al acercarse vio su rostro reflejado en el agua, entonces se dijo: “¡Vaya! Este lago debe de pertenecer a ese león. Tengo que tener mucho cuidado con él”.
Se alejó de las aguas, pero tenía tanta sed que regresó al cabo de un rato. Allí estaba otra vez ese león. ¿Qué hacer? no había otro lago cercano. Volvió a retroceder. Unos minutos después volvió a intentarlo y, al ver al león, abrió sus fauces de forma amenazadora, pero el otro león hizo lo mismo, sintió terror. Salió corriendo, pero volvió varias veces, aunque siempre huía espantado. Pero como la sed era cada vez más intensa, tomó finalmente la decisión de beber agua del lago sucediera lo que sucediera. Así lo hizo. Y al meter la cabeza en las aguas el otro león desapareció.
Tercero y por mi parte último relato sobre el mito creacional. Espero no lo sea para todos los que hasta aquí habeis llegado.
Leyendas
“De igual modo que en el mundo vegetal una semilla puede subdividirse en siete, sucede en el universo, donde de la estrella primaria provinieron otras siete. Pero desde el momento en que los seres humanos fueron conscientes de sí mismos, de su existencia, y se sintieron capaces, el curso de la creación se desarrolló de manera más compleja. La creación de la humanidad se llevó a cabo en el interior de un huevo, un mundo situado en el espacio infinito que contiene el germen y modelo de la creación, Nommo, el Hijo de Dios, Amma, emanado directamente de Él y prefiguración del ser humano.
Como todas las demás criaturas, esos dos pares de gemelos estaban dotados de dos principios espirituales de sexo opuesto; cada uno de ellos era en sí mismo un par. De una de las placentas uno esos seres gemelos no esperó el período de gestación previsto por Amma, emergiendo prematuramente del huevo y huyendo. Arrancando además en la huida un pedazo de su placenta que fuera del huevo se convirtió en la Tierra. El huido, tenía intención de crear un mundo para sí mismo pero con los mismos objetivos.
Amma
Este irregular proceder alteraba e interrumpía en un principio el orden establecido por Amma para la creación; así, la Tierra fue provista solamente de alma masculina, ya que quien la generó era en sí un ser imperfecto. De tal imperfección surgió la impureza, Tierra y Huido estaban desde el principio solos y sucios. Viendo que esto le impediría completar su trabajo en la Tierra, el Huido regresó al cielo con la idea de buscar su alma gemela que quedaba en la otra parte del huevo, pero no pudo encontrarlo, resultando su búsqueda desde ese momento eterna infructuosa e inútil.
En su vagar, volvió a la tierra donde comenzaban a surgir seres simples, incompletos frutos de incesto; incluso el mismo copuló con su propia placenta, su madre la Tierra. Amma que observaba el desenlace, exilió al ser en la Tierra convirtiéndole en un zorro de pelaje dorado dándole el nombre de Ogo el huidizo y de yurugu, el zorro, para que todo el mundo supiera de él. Tras estó decidió enviar a la Tierra a los seres de la otra mitad del huevo, llamándoles Nommo, constituyendo otra Tierra inmaculada. Los cuatro fueron declarados antepasados y conocidos como Amma Seru, Lebé Seru, Binu Seru y Dyongo Seru.
Para que sus descendientes se establecieran se hizo coincidir el surgimiento de la luz en la Tierra que hasta entonces andaba en tinieblas. El agua, en forma de lluvia purificó y fecundó el suelo del que brotaron las ocho semillas que los antepasados míticos habían traído consigo surgiendo de inmediato seres humanos animales y plantas”. Esquema de la cosmogonía dogón a partir de Marcel Griaule y Germaine Dieterlen 1959. Pag. 141 y 142
Las estatuas figurativas
“Las estatuas figurativas que representan personajes principales en las que los dogón no consideran los autores, como los genios bisexuales Nommo; Yasigi, la mítica esposa incestuosa, el líder religioso u Ogón*1, el ancestral Dyongou Serou, el herrero; los gemelos*2, son representados en momentos diversos de sus metamorfosis mítica o en uno de los numerosos aspectos que los definen.
Dentro de ese universo mítico y simbólico, las actitudes, como el cuerpo en pie o arrodillado, brazos erguidos, manos velando*3 el cuerpo o colocadas sobre el vientre, y los accesorios, vestimenta, asiento, calabazas o instrumentos musicales, aparecen ricos de implicaciones precisas. De la misma manera, los animales sugeridos o representados aluden a los lazos particulares que unen a cada uno de ellos a los hombres”. Delange 1967. Pags. 3 y 4
Notas
*1 Delange no aclara, pues lo escribe tal cual, si se refiere a lo que otros autores franceses escriben Hogón, y hay un error topográfico, o en su conocimiento, Ogo, el Zorro Dorado, es referente de los Hogón y por ello le nomina como ‘líder religioso’. Personalmente no conozco ninguna representación de Ogo, sí de zorro en un asiento de adivino.
*2 Sí da a entender que se refiere a los primeros ancestros que eran bisexuales y pertenecientes a las cuatro parejas primordiales de gemelos.
*3 Esa es una posición donde las manos quedan verticales al cuerpo, rectas siguiendo la línea de los brazos, con las palmas hacia adentro y situadas a la altura del estomago. Ver foto del Hogón.
Le Renard pâle
La versión más completa de la cosmogonía viene relatada en ‘Le Renard pâle’ 1965, obra de Marcel Griaule y Germaine Dieterlen que culmina una vida dedicada al estudio del arte y la cultura dogón.
Símbolo y vehículo de la memoria, el arte dogón se antoja, junto a la palabra hablada, como uno de los principales vehículos de la tradición.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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