Introducción
Peculiaridades que observando sus modos y formas de vivir y desenvolverse nos llaman la atención.
Vemos a la izquierda un abstraído personaje, no he llegado a discernir si mujer u hombre, tal vez de cierta alcurnia pues lleva tocado de plumas… y al que traigo invitado porque es peculiar el personaje con esa mirada que no sé si perdida o ella él perdido, y con unos espectaculares torques tubulares huecos no se si vegetales o de metal, aunque esto me cuesta pensarlo pues sería un muy extraordinario trabajo de fundido los que lleva, que más que adorno parecen marca de estatus tal vez indicando poder, el del búfalo o de la fertilidad que una curcubitacea pudiera sugerir y que no había visto en ningún otro documento, hasta ver la foto de esta muchacha en la foto del Dr. Émile Muller, efectuada entre 1925 al 38 tiempo que estuvo por la zona y cortesía ahora de Pierre Loos, y muchacha como digo que luce también el peinado estilo guhota sanga y el mismo digamos adorno, que me recuerda al peciolo que une la calabaza a su tronco y que luce como torque o pendientes, al igual que el personaje de la foto contigua, y que tanto me gustaría saber de qué y por qué.
el kibulu
Y continuando con lo que la sociedad pende o las llamadas sociedades primitivas, donde de cualquier recurso, veamos de nuevo las fotos de arriba con lo que cada vez más creo son peciolos, son capaces de sacar utilidad que nos deja estupefactos, mostrar un kibulu el del jefe Komba Kabato en 1955 en foto de León de Sousberghe perteneciente al Archivo Eliot Elisofon del Instituto Smithsoniano.
Sus esculturas, como vemos en la foto, se hacen alrededor del kibulu, que vemos coronado a su vez por la talla protectora, como si tuvieran una dependencia necesaria para insuflarles los conceptos de representación de poder atribuidos a su ascendencia sobrenatural. Como Pierre Clastres defiende en sus textos sobre las sociedades primitivas:
“La movilidad o actividad alrededor del jefe, evitan que este transforme su prestigio en poder”.
La casa del jefe
La casa del jefe, el kibulu, que además de residencia enclaustra el ‘santuario’ o ‘casa de los muertos’, realizada con materias vegetales, lo usual entre todas estas sociedades allá donde estén, como recurso a mano pero también de intemporalidad por su fácil restauración y por tanto pervivencia si fuera necesario.
Erradicando esa idea colonial de falta de conocimiento o tecnología, como si las necesidades que el blanco se había creado, el negro debiera adquirir, y nunca plantearse el blanco suprimir lo que de superfluo se había dotado, en contraposición a la libertad que la menor carga otorgaba al negro.
Pero todo está diseñado como si de un ejercicio táctico se tratara, el trabajo escultórico con el ir y venir de quien trae la madera y el entorno de la ubicación del kibulu, armonizan el dialogo entre lo político y lo ritual; por un lado el jefe que considera como propio ese espacio, incluso erigiendo las figuras que él determina, y por otro los miembros de su propia comunidad que le exigen e impelen a que ejerce su función sacerdotal por encima de lo coercitivo que resulte su autoridad.
Clastres
Retomando a Clastres y extrayendo de su libro ‘Investigaciones de antropología política’ de 1981, divesos planteamientos sobre el comportamiento de estas ‘sociedades primitivas’ que él pone en valor acentuándolo como su: “Lógica centrífuga, refractaria a cualquier tipo de división social y de acumulación de poder”.
Y su crítica a que se considere a las sociedades evolucionadas, dotadas de estado y jerarquizadas, como superiores, frente a las consideradas primitivas que de entrada rechazan los órganos de poder que no estén integrados en su sociedad, aquellas en las que prevalece la armonía “…al carecer de Estado, fe, ley ni rey”.
Intentando demostrar que todos las sociedades han evolucionando partiendo de premisas o sistemas tribales desde donde lo igualitario lleva a la jerarquización y de esta a la creación del Estado, considerado este como sistema regulador político por encima de lo económico. Y poniendo en valor una clave que él denomina ‘deuda’, esa permanente deuda que en las sociedades primitivas mantiene el líder o jefe con su pueblo, de manera que: “Al líder o jefe, le es imposible transformar su prestigio en poder separado de la sociedad”.
mecanismos culturales
Mientras que cuando emerge el Estado se invierte este valor, pasando a ser el pueblo, ya sociedad estatal, deudor permanente de quien ejerza ese control estatal del poder. E interesándome en sus investigaciones, no puedo estar más de acuerdo en que:
“Estas sociedades poseen mecanismos culturales que impiden activamente la aparición de figuras de poder, bien aislando a los posibles candidatos a la jefatura o descartando por completo el mando, pero yuxtaponiendo a esto a individuos concretos y para cada caso, encargados unos de establecer acuerdos, dirigir y ejercer las ceremonias o rituales otros y capacitar al más preparado para recordar y enumerar las inalterables leyes ancestrales”.
Y aunque sus trabajos los realizó en el continente sudamericano, se pueden perfectamente extrapolar, él lo hizo, a cualquier sociedad ‘primitiva’ en cualquier lugar que se encuentre. No hay evolución que conduzca a la creación del Estado sino sistemas de vida igualitarios y total desapego y desinteres por jerarquías, centralizaciones y menos aún la estatalización. Y contraviniendo las preestablecidas ‘leyes de la historia’ Clastres escribió:
“La historia de los pueblos que tienen una Historia es la historia de la lucha de clases. La historia de los pueblos sin Historia es, diremos con la misma verdad, la historia de su lucha contra el Estado”.
La autoridad tradicional
Y dejando a Clastres aparte pero extrayendo un aserto africano: “La razón principal de que las cosas sean así es que siempre han sido así”. Algo elemenal pues para qué cambiar algo que funciona. La autoridad tradicional de liderazgo o cualquier forma de gobierno, hasta la llegada del blanco, siguió ligada en gran medida a la tradición o la costumbre.
Hemos visto al principio de este texto, en el apartado de Historia, lo recogido por diversos expertos y sobre todo un documento conservado en el Tervuren donde se recoge lo narrado por dos historiadores Pende, León Kasanji y Kioko Mukunza.
antepasados de Loanda
Reivindicando sus orígenes, el más anciano y hermano de un rey, León Kasanji, al final de su relato dicta lo siguiente: “El antiguo líder de Ndeke Ngola de Tshikapa se encuentra a sí mismo, soñando con sus antepasados de Loanda.
El deseo que encierra su pensamiento lo aplaza, a lo largo de cinco siglos, soñando con la Gran Ngola, la de Kiloanji Kisama. u viejo hermano Kasanji recoge y toma nota de la tradición, para lo que dejo un documento*13 escrito en Tshiluba para que pueda ser entendido”.
‘Esta tradición fue contada en Kipende y Tshiluba y se repetió traducida y anotada en francés, volviendo a traducirse al Tshiluba para corregir si hiciera falta. Lo que verificó Kioko Mukumzu, frente al funcionario Lusamba’. Informa el Tervuren.
* Nota 13: Recordemos, documento original, escrito como dice en Tshiluba, que se encuentra depositado en el: ‘Musée Royal du l’Afrique Centrale’, à Tervuren.
Tanto León Kasanji como Kioko Mukunza, aportan sus propios datos recogidos pacientemente con miedo unas veces, ingenuidad y sorpresa otras y las más con el interés y deseo de dar a conocer a su pueblo. Textos, que similares al anterior en los datos, aportan ese miedo, ingenuidad, sorpresa y sobre todo devoción, por todo lo que atañe a sus gentes y tradiciones.
Conclusión
No pretendo dar por sentado que lo que se está leyendo sea la verdad absoluta de ningún hecho. Para nada. Ni siquiera los muchos expertos tienen clara esa posibilidad. Sí me he volcado en dejar hablar y leer a todos los que he encontrado de ayer y hoy e intentar aclarar interpretaciones, más o menos interesadas en función de quien lo escriba.
Los relatos más antiguos tal vez de los que más datos estraigo, sí en ocasiones plantean determinadas y precisas cuestiones que no he conseguido desvelar o las diversas traduciones han llegado a ahogar en un mar de confusas letras, espero que alguien que sepa más aporte más acertadas y fiables conclusiones.
No voy a repetir los datos genéricos que ya figuran antes, sí voy a complementar aquellos con pasajes sobre hechos puntuales que evidencian, tal vez con más claridad, cómo era este variopinto grupo de personas.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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