Escaras faciales
Esta foto cabría sin duda en otros apartados, como en inserciones, ved el lóbulo de la oreja;
en el pelo, o por los collares en abalorios; pero destacan sus escaras. Por eso la traemos a esta ‘portada’ donde de lo que hablaremos es de escarificaciones faciales. Como las escaras faciales de esta mujer Datoga, que veremos cómo hay muchos pueblos que se las hacen similares, pero en esta, fijaros por favor en unas escaras diminutas, en comparación con las oculares, que salen una bajo la sien y otra del lóbulo de la oreja para unirse en el mentón, lo que la ubica y diferencia.
En el apartado anterior de ‘Escarificaciones del torso’, hemos visto distintos tipos de escarificación con la referencia de una foto para visualizar lo escrito, pero entre lo escrito hemos visto los vecinos junto a los que conviven, y esto era para ampliar esa visualización entendiendo que los vecinos realizan a su vez escarificaciones similares a las fotografiadas.
Y si con la mujer Datoga, ya en la cara vemos personalización en sus escarificaciones, luego existen las peculiaridades de cada uno, donde los Turkana por ejemplo gustan de utilizar multitud de collares de brillantes y variadas cuentas de colores, o los Daasanech de colocarse chapas, sí chapas de cervezas o colas insertadas en el pelo, pareciendo que lo que recubre la cabeza son ristras metálicas rizadas, ahí nacidas, más que ensortijado cabello.
los Tiv
Permitidme alguna puntualización más. Muchos pueblos se hacen escaras con clara inteción erótica, y aunque se atribuyan a los Tiv no son solo ellos, y parece algo científicamente comprobado:
“Determinadas incisiones bien practicadas, causan una gran sensibilidad durante muchos años por lo que acariciarlas llega a producir una sensación erótica tanto en hombres como en mujeres que puede inducir incluso a un estado de euforia. Parece que afectan a las endorfinas, palabra derivada de morfina endógena, compuesta según estos estudios de neuropéptidos opioides endógenos y hormonas peptídicas en humanos y otros animales que se producen y almacenan en la glándula pituitaria”.
Y creen también que: “Una escara en las sienes alivia los dolores de cabeza, y una estrella de cuatro puntas bajo el esternón en el lado derecho previene los dolores y accesos de vómito amargos”, referencia obvia a cólicos hepáticos y arcadas de bilis.
Propiedades terapéuticas
Otra posibilidad parece que es terapéutica y tendría una función curativa. La investigación antropológica sugiere que la escara, ayudaría a la persona a superar determinada receptividad a ciertas enfermedades, sobre todo a las de carácter sexual.
Parece que en el estudio se comprobó que algunas personas, de ambos sexos, desarrollaban con las escaras determinada inmunidad a ciertos patógenos, haciendo proliferar esas escaras concretas al ser sus portadores mejor aceptados por los del sexo contrario. Las mujeres preferían ser marcadas en los senos y el estómago, porque además la tersura de la piel ya delimitaba no solo esa especie de vacuna sino también mostraba lozanía siendo promesa de fertilidad.
Los hombres sin embargo al haber sido marcados de niños en algún ritual de paso, si enfermaban o se accidentaban las recibían en ritos para su curación y se situaban allá donde cupieran. A eso se sumaba el que una cicatriz, para los esclavistas, suponía ya que el individuo era susceptible de contagiar su mal, por lo que en cierta media suponía un salvoconducto.
África Occidental
En determinadas zonas de África Occidental, de Nigeria a Costa de Marfil, donde las ansias de conquista y preeminencia desde mediados del siglo XVI hasta mediados del XIX derivaban en multitud de conflictos y ante la idea de pasar inadvertido, llevó a que las que identificaban, cual árbol genealógico, proliferaran para hacer reconocible al guerrero muerto en combate y así poderle honrar debidamente y que accediera a la reencarnación.
Otras se hacían en agradecimiento a los dioses por un don o favor concedido. Era recurrente por esto, que las mujeres que habían perdido hijos por abortos o muertes prematuras y volvían a quedar en cinta, sus niños fueran Abikou o ‘nacidos tras un muerto’, tras la petición a entes superiores de que su hijo naciera sano y sin problemas, se prometiera hacer al niño una incisión horizontal en la mejilla izquierda por cada aborto o hermano muerto.
Si en vez de a un espíritu se había recurrido a una bruja, se le haría la Yoombo, la del ‘niño comprado’ en la derecha. Hay que precisar que un niño mientras no tuviera incisivos, por ejemplo, era tan solo un recipiente para agua. Y si antes vimos muchos cuerpos, veamos caras:
Senegal
No lo sé, pero si nos fijamos en el hombre de más arriba, en una foto por cierto que creo es de Jimmy Nelson, parece una incisión que al estar, posiblemente, hecha en su niñez se ha ‘movido’ y de estar en la mejilla, sobre el pómulo, se haya ido hacia el surco labial.
Tal vez sea un hombre nacido tras un hermano muerto prematuramente, al que la madre en prevención marcó como abikou.
A su vez, y es una interpretación por mi parte, la mujer Fulah que vemos más abajo en foto de UNICEF y también de Senegal, presenta una extraña escara en su lado derecho que ‘pudiera ser’ una doble Yoombo.
Estas escaras faciales se realizaban en toda la llamada África Occidental, y el hecho que presentemos a dos personas Fulah es por que son mayoritarios en Senegal, pero veremos más adelante esas marcas en otros pueblos y mejor verificadas.
Creo que es importante incidir en que un corte hecho en la niñez, el transcurso de la vida, el crecimiento y los años, hagan que esa ‘marca’, con vida propia, adquiera relieves o formas un tanto distintas no solo a las realizadas en su inicio sino también a lo previsto.
los Fulah
Senegal es el páis de donde arrancamos estos recorridos, pero me surgió un dilema que me hizo dudar de cómo iniciar este apartado, si seguir, como en el apartado anterior, un orden viajero de exploradores a pie, o, y ahí el dilema, cómo colocar o clasificar en este trabajo a los Fulah.
Todos habréis oído hablar de los Fula, Fulani, Peul, Pula, Tucolor, Woodabe o Mbororo, escritas con o sin hs ms u otras letras varias añadidas, según afrancesamientos o anglicanismos, aquí siempre estará en español.
Los estudios dicen que los Fulah, como a ellos gusta, son el pueblo más disperso de África y posiblemente del mundo y se distinguen sobre todo por sus famosos festivales sobre todo el de Weerebol en Niger. No hay terruño africano donde no se encuentren, desde San Luis en Senegal a Djibuti en el Mar Rojo, y de Sudán a Madagascar.
Pero creo que para no unificarlos como una sola etnia, que lo son, creo que las distintas ubicaciones donde se asientan, les aportan determinadas peculiaridades que mejor es verlas dentro del contexto de los vecinos que en ellas tienen. Tal vez algúno hayais visto nuestros trabajos sobre este pueblo y sus ramas más importantes, y si no es así pues os animo a hacerlo.
Senegal y Gambia
Aunque no se aprecie sin agrandar las fotos, sus escaras no están dibujadas, entendiendolo como si fueran realizadas con un ‘lápiz’; no, la piel está rasgada de modo similar a como hemos visto antes, aunque con suma precisión y delicadeza y siempre con esa impronta que estén donde estén les identifica.
No lo son, pero sí han dependido mucho tiempo de ellos y por eso el mundo árabe les ha dejado ese refinamiento en sus escaras y gusto por aparentes vestimentas y abalorios.
henna
Son incisiones con dibujos decorativos negros que hacen con una pasta de hojas de lawsonia secas pulverizadas, a las que añaden aceite y que al mezclarse con la sangre al secarse queda negra. No es así en los labios, que no los hieren, sino que los irritan frontándolos hasta que casi aflore la sangre y a continuación aplican henna, lo que repetido un par de veces hace que se quede fijo y negro aunque no indefinidamente.
También a veces utilizan ese sistema en otro tipo de marcas. Como vemos no solo son las típicas marcas tribales, se hacen las cejas y esa línea longitudinal que divide los hemisferios de la cara.
No pueden prescindir del copal, ámbar antes de la cristalización, o del acetato realizado a inicios del siglo XX y que tanto les apasiona. A lo que suman monedas de plata y si se puede de oro.
…con desvaídas marcas repintadas de henna .
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