Introducción
La especialización y complementariedad del trabajo femenino y masculino son una de las características de la actividad textil en esta región de África Occidental, pero lo que vemos en estas cuatro fotografías es más que eso. El número de personas reunidas en el taller al aire libre y la organización involucrada en el proceso indican que se trata de una producción a escala comercial, no de una actividad doméstica.
Ya hemos mencionado que en el Sudán Francés el año 1906 está marcado por el gran éxodo de personas que abandonaron la condición servil, de esclavos, y buscaron nuevas oportunidades de supervivencia. Como muchos de estos antiguos esclavos dominaban las técnicas de procesamiento de la flor del algodón a la tela, es posible que las personas representadas en estas fotografías fueran parte de ese grupo.
Un extracto de ‘Two Worlds of Cotton’ de Richard Roberts se refiere al momento histórico en curso y refuerza esta hipótesis: “
Muchos hombres y mujeres liberados, que cuando eran esclavos habían aprendido a tejer y teñir, se establecieron como artesanos y empresarios autónomos. …Dado que la inversión anterior para el comienzo de esta actividad era relativamente baja y la demanda de telas de fabricación local estaba creciendo, los antiguos esclavos pudieron sobrevivir los primeros años por su cuenta. Para conocer nuevas oportunidades económicas, los tejedores y fideicomisarios aumentaron sus actividades. Los tejedores …dependían de la productividad de las empresas de hilatura. El hilado fue uno de los cuellos de botella en el crecimiento de la producción de telas hechas a mano”.
trabajo de algodón nativo
Es interesante observar que a lo largo del proceso de ‘trabajo de algodón nativo’ registrado por Fortier, solo los cardadores utilizadas por las mujeres no son instrumentos de fabricación locales.
Los cardadores europeas, que facilitaban en gran medida el trabajo y garantizaban el aumento de la productividad, eran entonces un elemento importante de las importaciones del Alto Senegal y Níger.
También vemos los telares simples y eficientes, en uso hasta el día de hoy en la región, que producen las bandas de tela que, juntas, se convierten en telas y prendas. Cuando se retiran de los telares, estas bandas se envuelven formando discos como los que vemos en la cabeza del hombre a la izquierda del grupo.
La fabricación de la manteca de karité
La fabricación de la manteca de karité, requiere, como la transformación de la fibra de algodón en tela, de un trabajo intenso aunque poca inversión previa en materiales, es decir: lo que cuenta es la mano de obra intensiva. El árbol que produce las nueces de karité, de la familia de las sapotáceas e inicialmente llamado Butyrospermum Parkii en honor al explorador escocés Mungo Park, quien lo describió, es endémico en la región geográfica del antiguo Sudán francés, actual Malí. Creciendo en racimos, las nueces a veces son utilizadas aunque de manera más escasa, para conseguir el aceite que era entonces, y sigue siendo, utilizado en la alimentación y el cuidado del cuerpo por millones de personas en África Occidental.
Como observó E. Annet:
“El árbol de karité puede considerarse, en esta parte de África tropical, como el equivalente del olivo en la cuenca mediterránea. La comparación es suficiente para demostrar su importancia… Vive bien en climas con estaciones bien definidas y parece que el período de latencia de la vegetación en el tiempo del harmatãn, el viento del desierto, es fundamental para él”.
Fortier
Los meses pasados por Fortier en Sudán, probablemente entre mediados de mayo y principios de julio, corresponden al período de recolección de karité. Los frutos caen de los árboles cuando están maduros y son recogidos por las mujeres.
El teniente coronel Parfait-Louis Monteil, que viajó de Saint Louis en Senegal a Trípoli en el Mediterráneo, pasó en 1890 por la región de San, cerca de la ciudad de Ségou, en el sur de la actual República de Malí, y observó: “La nuez de karité es muy abundante y en todos los pueblos encontramos depósitos de frutos secos y hornos. La preparación se lleva a cabo de la siguiente manera: en el momento de la cosecha, los nativos consumen la pulpa dulce de la fruta y entierran las nueces en hoyos, que están cubiertos de tierra húmeda.
En esta situación, la nuez se mantiene durante mucho tiempo sin perder su forma; mientras tanto, la grasa interna se concentra, se endurece y se puede separar fácilmente de la corteza. Las nueces se colocan en un mortero para ser trituradas, la cáscara se desecha y la mantequilla se presiona entre piedras planas. Molturada esta mantequilla se vierte en grandes recipientes de arcilla, que a su vez se introducen en un horno grande; se hornea unas horas y luego se moldean piezas que se envuelven en hojas y así la mantequilla se almacena durante muchos meses”.
la producción de manteca de karité
Debido a las características de la producción de manteca de karité, en la que el trabajo es la mayor cantidad invertida, es posible que, como en el caso del procesamiento del algodón, los antiguos esclavos pudieran iniciar empresas autónomas en esta actividad.” >>
Se comprueba que en este contexto, los mercados no solamente servían para trocar o vender los productos agrícolas o algunos de tipo artesanal como abalorios o sandalias, sino que con estos datos, algunos de 1863, comprobamos que el africano estaba ya capacitado suficientemente para acometer producciones industriales, aunque sus especialistas, tristemente, provenían, y no olvidemos incluso en 1908, de la esclavitud.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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