Griots Minianka
Aunque clasificados como Griots por el General Edmundo Fortier, autor de la foto, y sin ponerlo en duda, estos Griots Minianka, portadores de bastones, ciertos objetos de poder y campanas como se puede observar, sin afirmar, también puede ser que participaran no solo en el Koré, al que estaban adscritos, sino también en otras hermandades como el Kómó o el Nama y con ellos el Nya.
De hecho, en la explicación que desde el archivo oficial del G. Edmundo Fortier se dice:
“Entre las Miniankas, los Korduba desempeñan el mismo papel que los bufones sagrados en los ritos de iniciación socio religiosa. Vemos en la fotografía a un hombre, probablemente el maestro, que lleva sobre su cabeza el cráneo con pico de un cálao, ave símbolo de los bufones.
Sopla un cuerno real. Sobre su hombro derecho descansa lo que parece ser un instrumento para cultivar la tierra. Su túnica está hecha de fibras vegetales y los cinco neófitos están vestidos con el mismo material, que también sirve para formar los pelos falsos que llevan colmillos y una especie de corona. Esta, está hecho con conchas de caracol, están adornados con un pico de pájaro de imitación.
Los chicos llevan un sonajero de metal en una mano y en la otra sostienen un palo de madera en cuya parte superior está tallada una figura femenina, reconocible por los pechos y el peinado. Cuelgan de la corona, tres largas filas de cuentas hechas con semillas de dos colores diferentes, probablemente rojo y blanco. A cuestas tienen lo que parece ser una pequeña bolsa. Uno de ellos hace sonar la pulsera con cascabeles de los tobillos”.
Ritual de sacrificio
Transferencia de Yapɛrɛ al primer y segundo recipiente sacrificial
Tras haber depositado los ‘poseídos’ las tres bolsas en el Nya tun, pasa el Mufo o ‘maestro del cuchillo’ a disponerse para el sacrificio.
La primera parte de este rito, con mucho, la más compleja, consiste en transferir a los recipientes las bolsas con los Yapɛrɛ contenido en las bolsas. Lo que de entrada requiere un movimiento del Yapɛrɛ de este a oeste. Esto, como se ha explicado se debe a que para los Minianka, el cosmos está orientado a lo largo de un eje que va de este a oeste.
Mirando hacia el oeste, el sacerdote, puesto en cuclillas frente al recipiente y aparentemente dando la espalda a la ‘bolsa madre’, introduce su mano izquierda*9 en la ‘boca de la bolsa’, para extraer un primer Yapɛrɛ.
*9 Nota: La izquierda es un símbolo de masculinidad y virilidad entre los Minianka.
el Yapɛrɛ
Después de una breve manipulación reconociendo táctilmente el Yapɛrɛ contenido en la bolsa, saca uno con forma de una gran bola marrón y lo deposita en el suelo mientras susurra la siguiente fórmula:
Sefɛlɛ ye kafali ye koolo, “perdonadnos primeros ancestros, como hicisteis en los origenes”
Esta oración debe ser pronunciada en voz muy queda para no divulgar los nombres de los ‘primeros antepasados’, pues para el iniciado, el Yapɛrɛ en verdad son los dichos Sefɛlɛ, ‘los primeros antepasados’.
El tácito veto a pronunciar, dando a conocer, el nombre de los antepasados, entra dentro de las normas rituales, no escritas, de muchas hermandades de iniciación Mandé. De hecho, de manera similar funciona durante los sacrificios anuales en los altares del Kómó.
Dieterlen y Cissé 1972:80 lo reafirman y amplían:
“El sacerdote, trazando señales en el suelo, recita sus nombres en voz alta mientras los miembros “se tapan los oídos y cierran los ojos para al no oír ni ver, abstraerse, y así acceder mejor a comprender la génesis del universo”.
la creación divina
El rito tiene un significado relacionado con la creación divina. Al sacar el Sefɛlɛ de la ‘bolsa madre’, el sacerdote de la Nya ritualiza el gesto creativo de los primeros antepasados, en el que Klɛ los trajo al mundo envueltos en una gran bolsa transparente. La placenta celestial.
El Yapɛrɛ llamado Sefɛlɛ, espíritus ancestrales, como se ha dicho, consiste en un colmillo de jabalí y uno o dos granos de oro, que representan Nyɔlɛrɛ, litt. ‘antiguo pequeño comienzo’ y una raíz de ‘cailcédrat’ que representa a Tyɛlɛrɛ litt. ‘anciana mujercita’. Ambos elementos están envueltos en una bola de algodón rojo fuertemente atada.
Este Yapɛrɛ corresponde al primer signo de la tablilla, del que se deriva. El signo es una cruz griega que representa la unión de los ‘primeros antepasados’, Tyɛlɛrɛ, la Madre Tierra, orientada de norte a sur, y Nyɔlɛrɛ, el Padre Cielo orientado de este a oeste. Las líneas se cruzan en un punto que se llama Tyɛrɛ tipile,’tronco de personas pequeñas’, o Tyɛrɛ Klɛ ni ningɛ, ‘tronco, o nexo común, del cielo y la tierra’, el punto de intersección aquí expresa una interrelación fundamental, la proveniente de la estructura del mundo, ‘Cielo Tierra’, y de la estructura de la humanidad, ‘los antepasados’*10.
*10 Nota: En muchos relatos míticos, los primeros antepasados de la humanidad se identifican con la pareja ‘cielo tierra’.
el signo de Sefɛlɛ
“Las criaturas celestiales descendieron a la tierra después de una pelea en el cielo, los Sefɛlɛ tienen una relación privilegiada con las almas, Mипа, en el cielo. Por lo tanto, no es sorprendente que el signo de Sefɛlɛ se use en muchos rituales relacionados con la fertilidad.
Se traza varias veces en el pequeño cuerpo de los recién nacidos, con ungüento de mijo en la espalda, la frente, el pecho, las manos y la boca, el día de su consagración al Nya, o a cualquier otro poder. Porque se dice que los Nya favorecieron su nacimiento. Una de las funciones del Yapɛrɛ del Sefɛlɛ es de hecho cooperar a lo largo de los ‘símbolos de la tablilla’ en el descenso de las almas, Mипа, inicialmente concebidas en el cielo“
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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